En su propuesta de gobierno Claudia Sheinbaum se comprometió a crear centros públicos de educación inicial para la primera infancia, priorizando a hijxs de jornaleras agrícolas y a las trabajadoras de la maquila del país. Además de un programa especial para los jornaleros agrícolas, que incluya seguridad social, laboral, nutrición, salud y educación
Por Arelhí Galicia
—¿Tienes contrato firmado?
— ¿Qué es?
—Cuando uno entra a trabajar a veces te dan a firmar un documento que dice cuánto vas a ganar, tu horario de trabajo, ¿firmaste?
— No.
—¿Trabajas todo el año o por temporadas?
— Pues por temporadas… pues todos los años hay trabajo.
—¿Cuáles son los meses que descansas?
—Casi nunca. Trabajo los seis días, entro a las siete, salimos a las cuatro
(Rocío de Jesús Martínez)*.
Este testimonio es recopilado a partir del levantamiento que en 2015 hubo en el Valle de San Quintín, Baja California. En ese año hubo un paro de trabajadores jornaleros que protestaron por las condiciones laborales en las que eran explotados. Su pliego petitorio incluía mejoras en las condiciones de pago, contratos, reducción de horarios laborales, y que terminara el acoso sexual en contra de las trabajadoras. Una vez que se sentaron a negociar con el gremio patronal y las autoridades del Estado, el único punto que desapareció de las exigencias, fue el relativo al acoso sexual.
Durante este sexenio poco se hizo para que las condiciones de esta población mejoraran en términos reales. El Programa de Apoyo a Jornaleros Agrícolas (PAJA) único programa específico que había para esta población, desapareció en esta administración y los apoyos sociales, (al no contar con enfoques adecuados como el de las necesidades de migración o el no contar con documentos de identidad) no llegaban a esta población.
A principios de este año es que salieron publicadas reformas a la Ley Federal del Trabajo en las que se estipula mejoras a las condiciones laborales de la población jornalera. Siete años llevó que se estipularan esas mejoras en la Ley General, aunque haya habido avances previos como la aprobación del salario mínimo profesional para jornaleras y jornaleros.
El sexenio está casi por llegar a su final y comienza una nueva etapa, esta vez a cargo de una mujer. Ahora que Claudia Sheinbaum llegará a la silla presidencial ha puesto en sus últimos discursos al centro a las mujeres, mencionando de manera específica a las mujeres jornaleras y de la maquila.
En el documento “100 pasos para la transformación” las mujeres jornaleras y de la maquila aparecen en estrategias como la número 52: Vamos a crear centros públicos de educación inicial para la primera infancia, y vamos a dar prioridad a las hijas y los hijos de las jornaleras agrícolas y a las trabajadoras de la maquila del país.
En el punto 60 menciona: vamos a establecer un programa especial para los jornaleros agrícolas, que son los más pobres del país. Para ellas y ellos, sus hijas e hijos, debe haber seguridad social, laboral, nutrición, salud y educación.
Es de resaltar la inclusión de las mujeres campesinas, impulsando leyes para que sean ellas quienes accedan a la posesión de la tierra y de esta forma poder atender la problemática de pobreza y desigualdad desde sus lugares de origen para que no tengan que migrar. De hacerse realidad esta propuesta, se fortalecería la soberanía alimentaria, sin embargo, aquellas familias que no tienen tierra, es muy probable que sigan migrando y vendiendo su mano de obra, que es lo único que poseen, exponiéndose a sufrir todos los abusos posibles por parte de las empresas que los emplean.
De concretarse las propuestas de Claudia Sheinbaum, se daría un reconocimiento a una población que históricamente ha estado fuera del radar de los gobiernos pasados, especialmente el que está llegando a su fin. Claudia Sheinbaum está impulsando el segundo piso de la Cuarta Transformación y, al menos en lo que respecta a la población jornalera y las mujeres jornaleras está poniendo cimientos para apenas construir el primer piso. Se ha planteado como meta que la población jornalera presente un avance en los indicadores de bienestar relativos a la seguridad social, seguridad laboral, nutrición, salud, educación y vivienda.
Es importante que este trabajo sea realizado en compañía de las mismas trabajadoras jornaleras y de la maquila, así como de las organizaciones que han acompañado a esas poblaciones y que tienen la experiencia para compartir con el gobierno que ahora llega.
Para que la pregunta de Rocío no quede sin respuesta y la población jornalera haga valer sus derechos, es necesario trabajar para una correcta implementación de las leyes con las que ya contamos. Que los contratos, la seguridad social y otros derechos sean una realidad para ellas y ellos y que el Estado cuente con los mecanismos correctos para exigir a las empresas el cumplimiento de la ley.
* Vivir para el surco. Trabajo y Derechos en el Valle de San Quintín. 2017
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