Atletas trans en las Olimpiadas de París 2024

3 agosto, 2024

No hay ninguna atleta trans en París 2024. ¿Por qué ni una sola?, me pregunto. No es que no las haya, es que no se les permite competir. El sistema deportivo con frecuencia pone toda la burocracia en su contra para impedirles competir

Por Évolet Aceves / @EvoletAceves

Ya desde la inauguración de las Olimpiadas de París 2024 pudo notarse la propuesta de diversidad sexogenérica, así como de edad y cuerpos, que París quería representar, a través de las coreografías presentadas, pasarelas y videos transmitidos durante la serie de eventos que se llevó ese día, mismos que hicieron cimbrar a grupos conservadores de todo el mundo, ofendidos, por ejemplo, por la representación de La Última Cena con personas cuir y drags, quienes alegaban estar presenciando un adoctrinamiento de la ideología de género, una falta de respeto a la religión, etcétera.

¿Y qué hay de los atletas, personas trans y no binarias, en las Olimpiadas?

El Comité Olímpico Internacional en París 2024 no tiene reglas específicas relacionadas con personas intersex (persona cuya constitución cromosomática y/o de genitalia cuenta con variaciones que no se ajustan al sistema binario hombre o mujer, o que pueden tener rasgos de uno y de otro en su anatomía) ni trans, así como tampoco un límite de testosterona puntualizado.

El vocero del Comité Olímpico Internacional, Mark Adams, explicó a los medios que las mujeres en las Olimpiadas 2024 cumplen con todos los requisitos necesarios para las justas olímpicas en cuanto a sexo y edad. El sexo en los pasaportes, para el Comité Olímpico, es su género, esto lo indicó con otras palabras (“Son mujeres en sus pasaportes”) luego de la controversia que causó la fugaz pelea entre las boxeadoras cisgénero Angela Carini (Italia) y Imane Khelif (Argelia), a quien se le acusó y ofendió en redes bajo la excusa de ser una mujer trans que no debería estar peleando con una mujer cis. Hecho que, por supuesto, es falso.

Imane Khelif es una mujer cis, simplemente tiene altos niveles de testosterona y, como ella misma lo ha expresado, ha sufrido de señalamientos ofensivos por su aspecto “poco femenino” y por sus músculos. La controversia llegó a oídos de Elon Musk —dueño de X— y de J. K. Rowling —autora de la saga de Harry Potter—, quienes son abiertamente transfóbicos y no tardaron en lanzar ofensas dirigidas contra la argelina, refiriéndose a ella como un hombre y además violento.

Este discurso del hombre violento empatado a la mujer trans, mientras del lado opuesto se coloca a la mujer cis como un ente débil e indefenso, contribuye a una estereotipia reduccionista, en la que se quiere ver a la mujer como dependiente y sumisa; al hombre, violento, agresivo y con más fuerza, narrativa a menudo fundamentada falsamente bajo fundamentos biologicistas que en el fondo buscan reforzar los prejuicios en contra, sobre todo, de las mujeres trans.

Cabe resaltar que la primera persona trans en competir en la historia de las Olimpiadas, fue en Tokio 2020: la neozelandesa Laurel Hubbard en levantamiento de pesas en la liga femenil —la cual perdió—, en esas mismas olimpiadas se encontraba Alana Smith (no binarie, Estados Unidos, patinaje en equipo femenil), Chelsea Wolfe (mujer trans, Estados Unidos, BMX freestyle, en las reservas femeniles) y desde entonces estuvo quien hoy también participa en París 2024: Quinn (no binarie y a quien se le asignó el género femenino al nacer, Canadá, jugadore de fútbol en equipo femenil).

Actualmente, junto a Quinn, las personas trans y no binarias que participan en París 2024, son: Hergie Bacyadan (hombre trans [el primer hombre trans en la historia de las Olimpiadas], Filipinas, jugador de boxeo en liga femenil) y Nikki Hiltz (hombre trans, Estados Unidos, corredor en liga femenil); sin embargo, no hay ninguna mujer atleta trans en París 2024. ¿Por qué ni una sola?, me pregunto. No es que no las haya, es que no se les permite competir. El sistema deportivo con frecuencia pone toda la burocracia en su contra para impedirles competir. Aunado a ello, el discurso de grupos conservadores, religiosos y feministas radicales tranexcluyentes que atacan a mujeres trans en particular —grupos que terminan pareciéndose mucho.

Si bien, ha habido cambios notorios en las últimas dos olimpiadas, también es evidente que hace falta una mayor presencia de personas trans también en el deporte y en la administración del Comité, al menos una mayor consideración hacia personas trans, no binarias e intersexuales. En muchos países el cambio de género no está permitido en documentos oficiales, por lo que seguirán teniendo el género asignado al nacer, por lo tanto continuarán compitiendo con ese mismo género asignado al nacer.

Y como última reflexión, continúo creyendo en la necesidad tan grande de desapegar el género de las hormonas. El género es un constructo social, el género se mama de la sociedad y del psiquismo, no se nace con él, se va construyendo y reconstruyendo.

Instagram: @evolet.aceves

everaceves5@gmail.com

Évolet Aceves escribe poesía, cuento, novela, ensayo, crónica y entrevistas a personajes del mundo cultural. Además de escritora, es psicóloga, periodista cultural y fotógrafa. Estudió en México y Polonia. Autora de Tapizado corazón de orquídeas negras (Tusquets, 2023), forma parte de la antología Monstrua (UNAM, 2022). Desde 2022 escribe su columna Jardín de Espejos en Pie de Página. Ha colaborado en revistas, semanarios y suplementos culturales, como: Pie de Página, Nexos, Replicante, La Lengua de Sor Juana, Praxis, El Cultural (La Razón), Este País, entre otros. Fue galardonada en el Certamen de ensayo Jesús Reyes Heroles (Universidad Veracruzana y Revista Praxis, 2021). Ha realizado dos exposiciones fotográficas individuales. Trabajó en Capgemini, Amazon y Microsoft. Actualmente estudia un posgrado en la Universidad de Nuevo México (Albuquerque, Estados Unidos), donde radica. Esteta y transfeminista.