El escudo nacional que en 1954 definió el país cambió su nombre oficial, de «Estados Unidos de Venezuela» a «República de Venezuela». El caballo también cambió de dirección, con la modificación decidida por el presidente Hugo Chávez en 2006
Texto: Humberto Márquez / IPS
Imagen: Composición IPS
CARACAS – El caballo blanco que representa la libertad en el escudo de Venezuela corría hacia la derecha, con la cabeza volteada mirando a invisibles perseguidores. Pero ahora galopa en sentido contrario, liderando cambios en la simbología del país que pueden impulsar una reescritura de su historia.
A la bandera de tres franjas iguales, amarillo, azul y rojo, se le agregó una estrella blanca a las siete que ya tenía en su centro a partir del 12 de marzo, cuando se cumplieron 200 años desde que fue izada por primera vez por el precursor de la independencia, Francisco de Miranda, a bordo del buque expedicionario Leander.
Los cambios en los símbolos patrios pedidos por el presidente de Venezuela, Hugo Chávez, fueron acogidos sin discusión por la Asamblea Nacional (parlamento).
Los 167 diputados que integran el Congreso son oficialistas, debido a que los principales partidos de oposición no participaron de las últimas elecciones parlamentarias de diciembre, en protesta por considerar que las reglas del juego y la autoridad electoral daban ventajas a los seguidores de Chávez.
También el campo del escudo dedicado a las armas de la República sufrió su transformación. A la lanza y la espada entrelazadas con una bandera, que lucía hasta ahora, se les agregó una flecha, un carcaj para portarlas y un machete, elementos de reconocimiento a las luchas de las comunidades indígenas y afrodescendientes.
Es que, como en otros países americanos, himno, escudo y bandera recogen el furor guerrero de la gesta independentista.
Sin embargo, las últimas modificaciones tuvieron un punto de partida mucho más «doméstico», según explicó el propio Chávez: fue un diálogo que mantuvo con su hija de ocho años, Rosinés, cuando la ayudaba, como cualquier padre, con sus deberes escolares.
La pequeña preguntó «¿por qué el caballo del escudo tuerce la cabeza hacia atrás?», narró el mandatario en su programa semanal transmitido por radio y televisión «Aló presidente».
«Me puse a estudiar el tema y encontré que ese caballo no siempre fue hacia la derecha, (sino que) varias veces a lo largo de nuestra historia fue hacia la izquierda, como debe ser», añadió.
Ante los parlamentarios, Chávez utilizó el humor al decirles que estaba «convencido de que ese caballo es un infiltrado de la derecha, de la oligarquía. Debe ir libremente hacia la izquierda».
En realidad, el caballo de la libertad corrió hacia la izquierda en los escudos de algunos de los gobiernos liberales de mediados del siglo XIX en Venezuela, y Chávez se identifica políticamente con uno de los principales guerreros de ese tiempo, el caudillo agrarista Ezequiel Zamora.
Además de amar los símbolos y tener formación militar, el mandatario en sus discursos asocia la política actual con la del siglo XIX y, por añadidura, dibuja, hizo pintura ingenua y gusta de acompañar sus exposiciones con trazos sobre papel.
Por eso es creíble la versión, nunca confirmada, según la cual supervisó y corrigió hasta en sus mínimos detalles los cambios realizados: «En dorado, las letras con la inscripción República Bolivariana de Venezuela. La cabeza del caballo está muy baja, debe levantarse más», fueron algunas de las puntualizaciones.
En el caso de la bandera, la octava estrella es un histórico pedido del libertador Simón Bolívar.
Las siete estrellas representaron siempre a la misma cantidad de provincias venezolanas que se independizaron de España en 1811, decisión en la que no participaron las de Coro, Maracaibo, en el noroeste, y Guayana, en el sudeste. Sólo tras la batalla de 1817 en San Félix, Guayana, es que Bolívar consideró que había méritos para agregar una estrella a la bandera.
Elías Pino, de la Academia de la Historia y opositor a Chávez, no ahorró ironía al señalar que los cambios de símbolos, comenzando por el del caballo, «son una necedad». «Para la heráldica de Cataluña es esencial la figura de San Jorge matando a un dragón, a pesar de que en el catálogo de la zoología nadie ha topado con ese reptil que arroja fuego», dijo a IPS.
Tampoco, agregó, «se han encontrado noticias de una loba amamantando a dos niños o las águilas bicéfalas de los escudos austríaco, ruso o español. Pero lo que más preocupa es que nadie en la Asamblea Nacional se opusiera a los cambios, lo que testimonia la existencia de un parlamento postrado».
«Los cambios en la papelería traerán costos para la república, pero como Chávez está nadando en dólares eso no le importa, para distraer a la opinión del debate central, sobre su fracaso en siete años de gobierno», dijo el ex líder socialista Pompeyo Márquez, en fuerte cuestionamiento sobre los destinos de los recursos procedentes de la bonanza petrolera.
Pero el presidente del parlamento, Nicolás Maduro, restó importancia a esa crítica: «No habrá inversiones extraordinarias ni especiales. Papelería, billetes y monedas se imprimirán con los símbolos modificados sólo cuando se agoten las existencias».
En Guayana, historiadores como Leopoldo Villalobos apoyaron la modificación de los símbolos y en particular la octava estrella de la bandera, «que satisface una reivindicación histórica, pues se reconoce nuestro papel en la independencia».
En Santa Mónica, barrio de clase media en el sur de Caracas, Néstor Pineda, un vendedor de banderas y gorras se frotó las manos: «Ha sido un buen negocio, vendí todas las banderas viejas como souvenirs», relató a IPS.
Tras pasar por el parlamento, el Ministerio de Cultura decidió unificar en uno los muchos logotipos de museos y organismos culturales del Estado, e implantó un dibujo de los panare, una comunidad indígena del sudeste del país que tiene unos 2.000 integrantes.
Con la medida dejan de divulgarse logotipos creados por artistas plásticos galardonados a lo largo de décadas en el país y en el exterior.
Jacinto Salcedo, profesor de diseño, lamentó la medida, pues «museos y editoriales son templos de la memoria cultural y por lo tanto de identidad». «Como emblema de las instituciones, representan su deber ser. No se fortalecen si se usa una aplanadora para desdibujar sus límites, funciones y jerarquías», añadió.
El ministro de Cultura, Francisco Sesto, salió al paso de las críticas. «No hay nada parecido al intento de un pensamiento único. Tomé la decisión tras consultar opiniones a favor y en contra», explicó. «Hacer un referendo para cambiar el logotipo del teatro Teresa Carreño, por ejemplo, no tiene sentido. Había que romper la cultura del feudo», agregó.
Defendió el grafismo panare adoptado como logotipo único y el cual parece representar a una rana y un perro: «Tiene un valor estético indiscutible, es anónimo, no resalta un valor gráfico por encima de cualquier otro y permanece en el tiempo», comentó.
En el pasado cercano, seguidores de Chávez han propuesto revisar la fecha hasta ahora sostenida para la fundación de Caracas, el 25 de julio de 1567, y el lugar donde nació Bolívar, que podría no ser una casa en el centro de la capital, como indican algunos historiadores, sino la hacienda de su familia labrada por esclavos negros y ubicada en un valle 40 kilómetros al este de la ciudad.
El 12 de octubre de 2004, partidarios del presidente derribaron una estatua de Cristóbal Colón, en el céntrico paseo que lleva su nombre. Algunos de los exaltados fueron aprehendidos y procesados, sin que se conozca la culminación del juicio, pero el pedestal permanece desde esa fecha sin estatua alguna.
Este texto fue publicado en IPSNoticias en abril de 2006. Aquí puedes consultar la publicación original
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