El atentado contra el Donald Trump desató el ánimo patriotero y supremacista de sus seguidores, que empujan cada día a Estados Unidos –y el resto del mundo- a un camino sin retorno
Por Alberto Nájar / X: @anajarnajar
En términos de propaganda política, la imagen es impecable:
Donald Trump aparece con el puño en alto, rodeado de agentes del servicio secreto, con sangre en el rostro y detrás una bandera de Estados Unidos.
La fotografía se tomó en Butler, Pensilvania, minutos después que un joven de 20 años disparó contra el candidato cuando pronunciaba un discurso de su campaña por la reelección.
En poco tiempo cientos de seguidores de Trump esparcieron la imagen en redes sociales. La mayoría presentó al expresidente como un héroe, el personaje que estaba dispuesto a ofrendar su vida por salvar a Estados Unidos.
El patrioterismo de los republicanos opacó la magnitud del intento de magnicidio, en un país donde existen más armas que personas y que en los últimos años se ha acercado peligrosamente al límite de la confrontación política armada.
De hecho, eso fue lo que pidió evitar Joe Biden en un discurso desde la Casa Blanca: es necesario “bajar” la temperatura del ambiente político, dijo.
El llamado parece tardío. Un estudio del Chicago Project on Security Threads revela que al menos 26 millones de adultos estadounidenses –el diez por ciento de la población total- estarían dispuestos a usar la violencia para impedir el regreso de Trump a la Casa Blanca.
En contraste más de 18 millones de personas advierten que usarían la fuerza –inclusive armada- para reinstalar al magnate en la presidencia.
El estudio, a cargo del sociólogo Robert Pape, fue hecho a finales de junio pasado. Es muy probable que los números hayan cambiado tras el ataque contra Trump, sobre todo por la maquinaria de propaganda que desató.
La fotografía icónica de Butler fue comparada con otra, tomada en 1945 en donde aparece un grupo de marines estadounidenses en el momento de izar una bandera en Iwo Jima, Japón.
La batalla por esa isla representó el fin de la II Guerra Mundial, y para Estados Unidos la foto es el símbolo de victoria y poderío de sus fuerzas armadas.
La fotografía apela al patrioterismo y es justo lo que seguidores de Trump reivindican desde el 13 julio: construir la imagen del magnate como un héroe, el símbolo de fuerza y resiliencia que –según ellos- es Estados Unidos.
Se reflejó en redes sociales. El expresidente, publicó alguien, “es el hombre más fuerte de América”. O como escribió otro, a propósito de la icónica foto de Pensilvania: “Representa el Iwo Jima de esta generación”.
Así, la ecuación es simple: para los grupos supremacistas, conservadores y clasemedieros, Donald Trump simboliza a Estados Unidos, y en la defensa del país se vale todo, hasta la violencia armada.
Quedó claro el 6 de enero de 2021 cuando hordas de seguidores del magnate tomaron por asalto al Capitolio, en Washington, en protesta por un supuesto fraude electoral en su contra.
Son los mismos grupos que ahora, tras el atentado, sostienen la hipótesis de un ataque orquestado desde el gobierno.
Alimentan la tesis con la torpe actuación del Servicio Secreto y su reacción tardía en Butler, además de los procesos judiciales que enfrenta el expresidente por fraude y sustracción de documentos confidenciales.
Su hijo mayor, Donald Trump Jr. lo definió claramente: el sistema político estadounidense quiere encarcelar a su padre porque le tiene miedo.
En este escenario el riesgo de una mayor violencia política en la contienda electoral está en aumento.
El 14 de julio, menos de 24 horas después del atentado, el fundador en Pensilvania de un grupo paramilitar llamado American Patriots Three Percenters, Scot Seddon, publicó este mensaje en TikTok:
“Un ataque contra el presidente Trump fue un ataque contra nosotros, contra gente como nosotros, como patriotas estadounidenses”.
“Llega el momento en que los miembros de este grupo deben empezar a rendir cuentas de lo que hacen para contribuir al crecimiento de la organización y crear una red de personas con ideas afines en su zona. Porque vienen por nosotros”.
Algunos medios como WIRED detectaron que otros grupos paramilitares empezaron una campaña de reclutamiento en redes sociales, como Facebook.
El portal cita al líder de una milicia de Kentucky que hizo una predicción: “Les dije que las cosas se iban a calentar en julio. En septiembre ¡caerán muchos! Esto no ha hecho más que empezar”.
Con los antecedentes del ataque al Capitolio y la propaganda patriotera de Trump al explotar la sangre en su rostro, Estados Unidos se acerca a un camino de no retorno.
Algunas encuestas indican que desde el 13 de julio la ventaja del magnate sobre el presidente Joe Biden aumentó hasta ocho puntos.
Si el Partido Demócrata no es capaz de definir una candidatura presidencial ganadora, el polémico personaje volverá a la Casa Blanca.
Con él llegarán los grupos supremacistas y conservadores que revivieron durante su primer mandato, y que ahora están trepados en la locomotora del patrioterismo.
Por el contrario, si eventualmente los demócratas ganan las elecciones de noviembre Trump no aceptará su derrota, y aumentará la polarización social en las calles estadounidenses.
En ambos casos, el escenario es difícil para el resto del planeta y especialmente para México.
Lo más conveniente es prepararse, desde ahora, para enfrentar al Donald Trump reloaded.
Productor para México y Centroamérica de la cadena británica BBC World Service.
Periodista especializado en cobertura de temas sociales como narcotráfico, migración y trata de personas. Editor de En el Camino y presidente de la Red de Periodistas de a Pie.
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