15 julio, 2024
La criminalización a los estudiantes que exigen la desarticulación de los porros en la UNAM revivió viejos fantasmas de un fenómeno alimentado por la necesidad de las autoridades para eliminar la disidencia
Texto y foto: Camilo Ocampo
CIUDAD DE MÉXICO. – A raíz del ataque porril en el Colegio de Ciencias y Humanidades (CCH) plantel Naucalpan, en el que un joven murió mientras intentaba huír, estudiantes de diversos bachilleres de la UNAM tomaron las instalaciones de la dirección General de CCHs para exigir que la institución implemente estrategias contra el porrismo. Sin embargo, en lugar de tener una mesa de diálogo abierta, denuncian que se les busca criminalizar.
Esto, después de que el 1 de julio la máxima casa de estudios presentara una denuncia “contra quien resulte responsable por la retención ilegal de las instalaciones referidas, así como por los daños que pudieran haberse causado al patrimonio universitario».
¿Por qué pasa esto? ¿Qué tan enquistados están los porros en la Máxima Casa de Estudios? En entrevista con Pie de Página, Francisco Cerezo, integrante del Comité Cerezo, reflexiona algunas respuestas.
Francisco Cerezo explica qué son, cómo actúan y cuál es la orientación política de los grupos porriles.
«Los grupos porriles, como tal, provienen de una palabra que evoluciona de porra, es decir, de las organizaciones de familiares y estudiantes que apoyaban a equipos de fútbol».
Cerezo explica que a estas organizaciones las copto el PRI, y los institucionalizó. El partido, dice el defensor de Derechos Humanos, comenzó «a utilizar a estos grupos como grupos de choque de las autoridades y sobre todo, en contra del movimiento organizado».
Sin embargo, explica, es en la época de los 70 “donde van a ser utilizados como una forma para intentar desarticular y destruir el movimiento organizado en el Politécnico, en la UNAM, pero también van a estar presentes en muchas universidades públicas del país».
El colectivo que se mantiene al interior de las oficinas asegura que la toma del inmueble es una respuesta legítima. Esto, ante el asedio de grupos porriles contra la comunidad estudiantil, además de operar como movimientos de contrainsurgencia al interior de la institución.
Como parte de las exigencias del estudiantado, hacen un llamado a las autoridades para que realicen mesas de diálogo, pero abiertas a toda la comunidad. El objetivo, plantean, es que se implementen estrategias para erradicar a los grupos que acechan en los planteles.
La manera en la que estos grupos pagados por las autoridades buscan desarticular movimientos estudiantiles es por medio de la violencia física. Y también por medio del miedo.
El objetivo, dice Cerezo, es para evitar que los estudiantes se organicen, «y no tengan una fuerza suficiente para, por ejemplo, democratizar las instituciones, que es una de las viejas demandas de los movimientos estudiantiles en México».
Estos grupos son captados por medio de incentivos como boletos para partidos de futból, fiestas, alcohol y promesas relacionadas con las calificaciones.
Sin embargo, también, por afinidades políticas. Cerezo explica:
“Son grupos de corte paramilitar, es decir, son particulares que, mandatados por una autoridad, cometen violaciones a derechos humanos».
Y agrega que, si bien hay algunos que tienen una vertiente filonazista, «realmente lo importante no es eso, sino que obedezcan a la estrategia del Estado de destruir el movimiento estudiantil».
«Entonces puede haber, efectivamente, grupos que tengan una tendencia más de ultraderecha, pero no es necesario que lo ventilen, o que sea algo importante, sino que cumplan con el cometido de la autoridad.”
Ante la presión estudiantil, la dirección de CCH Naucalpan conformó mesas de trabajo, las cuales, acusan los estudiantes, son una simulación. Esto, debido a la participación del Frente de Estudiantes Naucalpan, una organización acusada de ser parte de los 40 grupos identificados como porros al interior de la UNAM.
En un video compartido en redes sociales, se puede observar a varios integrantes del FEN, junto con integrantes de seguridad UNAM, llegar con cizallas a las instalaciones de CCH Naucalpan para desalojar a quienes mantenían tomadas las instalaciones como acto de protesta. Todo, después de una votación simulada con estudiantes que están ligados con directivos.
Para reforzar dichas afirmaciones, colectivos difundieron un video en el que se observa al director de CCH Naucalpan, Keshava Quintanar Kano, festejando en los baños del plantel en compañía de integrantes del FEN.
Uno de los casos más recordados de ataques porriles fue, justamente, en la huelga del 99. En ese momento, estos grupos intentaron abrir la universidad agrediendo a los estudiantes que tomaron la escuela. Todo esto fue bajo la orden de la autoridad universitaria, en ese entonces bajo la dirección de Juan Ramón de la Fuente, quien permitió la entrada de la policía federal preventiva a la UNAM.
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Después de este momento, los grupos porriles comenzaron a crecer, y su objetivo fue el mismo: desarticular lo que quedó del movimiento.
De acuerdo a Francisco Cerezo, no existe ninguna intención por parte del gobierno para frenar a estos grupos que acechan a las instituciones públicas. Su auge, explica, «va a depender de las características sociales y políticas, o de las coyunturas que estamos viviendo”.
“En la Ciudad de México, mientras gobernó el PRI, estaban al servicio del PRI. Cuando gana el PRD, pues estuvieron al servicio del PRD», detalla.
Y luego explica:
«Son grupos que, si bien actualmente están disminuidos porque no son tan necesarios, no quiere decir que no existan, o que no puedan ser reactivados dependiendo de la necesidad que tienen las autoridades universitarias y gubernamentales de aplastar, disuadir o eliminar la protesta social de los estudiantes universitarios».
Como forma de medida contra los grupos porriles, la UNAM, en conjunto con el IPN y Colegio de Bachilleres, dieron a conocer la creación de un grupo de Coordinación Interinstitucional, con el fin de combatir “grupos violentos, que acechan principalmente los planteles de los bachilleratos”
Esta medida la adoptaron diversas organizaciones como un ataque directo en contra de colectivos al interior de los planteles, debido a que en el comunicado no se especifica a qué grupos violentos se refiere.
En diversos comunicados la UNAM ha llamado grupos violentos a integrantes de diversas organizaciones que protestan en Ciudad Universitaria.
Por ejemplo, en un comunicado oficial de noviembre del 2023, después de una protesta frente a la rectoría, la UNAM dijo: “El grupo de violentos partió alrededor de las 14:00 horas desde la escultura conocida como “Los Bigotes” hacia Rectoría. En el camino realizó diversas agresiones, y despojó de una motocicleta al personal de la Dirección General de Servicios Generales y Movilidad”.
Ante la escalada de violencia, la comunidad estudiantil hizo un llamado a las autoridades a debilitar a los grupos que acechan a estudiantes. También, afirmaron querer un diálogo real en el que se escuchen a todas las voces.
Respecto al ataque porril más reciente, en CCH Naucalpan, Cerezo afirma que “ahí hay un gobierno panista (Naucalpan) que también es una característica, que refleja el contubernio entre las autoridades universitarias y las autoridades civiles para proteger o no castigar a quienes están perpetrando todos estos actos violentos».
La organización estudiantil juega un papel fundamental para detener el avance de dichos grupos. Sin embargo, es un problema que no solo ocurre en la UNAM o el Poli, eñ Colegio de Bachilleres, Conaleps, Cetis y demás bachilleratos públicos, sino también en la sociedad civil.
“Trasciende más en la UNAM, porque es la Universidad Nacional Autónoma de México, que es una de las universidades más importantes, y porque todavía en la universidad hay algunos grupos organizados que pueden dar la voz de alarma o pueden difundir un poco la situación que está pasando, pero ha sido muy difícil realmente poder acceder a instituciones como el CONALEP, los bachilleres, donde sabemos que también existe por ritmo, pero que la organización estudiantil es mucho menor o en algunos planteles ni siquiera existe», detalla Francisco Cerezo.
Y concluye que, “mientras las autoridades tengan un plan general para eliminar el movimiento estudiantil, pues siempre van a utilizar la herramienta del porrismo».
«Cada que hay alguna situación grave en la UNAM, nuevamente se trata de articular el movimiento que está para intentar por lo menos que baje la intensidad de los ataques porriles y aspirar a eliminar el porrismo, pero es difícil poder eliminar algo que tú no puedes controlar y que además tiene el apoyo de las autoridades».
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