A 9 meses de que iniciara el genocidio en Palestina, el Estado de Israel ha asesinado a casi 38 mil palestinos, y desplazado a 9 de cada 10 gazatíes, mientras continúan perpetrando crímenes de guerra
Texto: IPS
Foto: Unrwa
NACIONES UNIDAS – Los habitantes de la Franja de Gaza forzados a desplazarse por la ofensiva militar israelí consiguen cada vez menos refugios seguros, y a menudo deben regresar al sitio de donde salieron, indicó un nuevo reporte de la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina (Unrwa).
Las condiciones de vida son “más que insoportables” bajo la amenaza de bombardeos, y empeoran con las montañas de desechos y basura amontonadas a lo largo de las carreteras y cerca de los refugios improvisados, indicó el reporte.
Los bombardeos israelíes continuaron la noche de este jueves 4 en distintos puntos de Gaza, y decenas de miles de personas desarraigadas a causa de las órdenes de evacuación emitidas por Israel debieron regresar al sitio de donde habían salido, por no haber encontrado ningún lugar donde refugiarse, agregó la agencia.
Miles de personas se están refugiando en campamentos improvisados en la costa o en escuelas bajo el manto de la Unrwa, sin quedar a salvo: durante la jornada al menos cinco perecieron en dos escuelas señaladas por las fuerzas israelíes como escondites de la milicia Hamás.
Esa milicia atacó el sur de Israel el pasado 7 de octubre, con saldo de mil 200 muertos, numerosos heridos y 250 personas tomadas como rehenes. La ofensiva militar israelí en respuesta ha dejado en nueve meses 38 mil muertos y 87 mil 400 heridos.
Viviendas e instalaciones de servicios han sido destruidas en toda la Franja, de 365 kilómetros cuadrados y 2.3 millones de habitantes, asediados por las bombas, el hambre, la falta de agua, electricidad, saneamiento, combustible y servicios de salud.
Además, a medida que las fuerzas israelíes se despliegan por el territorio, la población civil se ve forzada a desplazarse. La Unrwa estima que nueve de cada 10 gazatíes han debido desplazarse de donde viven o se refugian una o varias veces.
Unrwa informó que durante la última semana unas 85 mil personas abandonaron el distrito de Shujaiyah en el este de la ciudad de Gaza, en el norte de la Franja, y al menos 66 mil 700 fueron desplazados del este de Jan Yunis y Rafah, ambas en el sur, tras nuevas órdenes de evacuación emitidas, incluso a veces de noche.
Además de albergarse en las instalaciones de la ONU convertidas en refugios, miles de familias viven ahora “en los esqueletos de edificios bombardeados o entre montones de basura”, destacó la Unrwa.
Reforzó así las advertencias de la Organización Mundial de la Salud (OMS) sobre un aumento de enfermedades transmisibles, incluidas diarrea y hepatitis, especialmente entre niños desnutridos con sistemas inmunológicos debilitados.
La agencia expuso que “la acción militar en la zona de Jan Yunis podría obstaculizar aún más el acceso al agua potable, en un momento en el que la falta de saneamiento está contribuyendo significativamente a la propagación de enfermedades”.
La Oficina de Asuntos Humanitarios de las Naciones Unidas (Ocha) resaltó que además del alto riesgo de morir a causa de los bombardeos israelíes nocturnos continuos, los habitantes de Gaza enfrentan el peligro de las armas sin explotar.
El 29 de junio una niña de nueve años murió y otras tres resultaron heridas cuando un dispositivo estalló en Jan Yunis. Los expertos de la ONU alertaron previamente de que 10 % de las municiones disparadas en el conflicto no habrían explotado.
“Las municiones sin detonar representan una enorme amenaza para la gente, ya que las familias se ven obligadas a trasladarse a zonas que han sido bombardeadas o fueron escenario de intensos combates”, indicó un reporte de Ocha.
En particular “es un peligro letal para los numerosos niños que se pasan de seis a ocho horas al día recogiendo agua y alimentos, a menudo cargando pesos pesados y caminando largas distancias”, indicó la Unrwa.
La agencia destacó que sigue proporcionando ayuda –que logra ingresar por pasos fronterizos que Israel controla-, como paquetes de alimentos, agua, harina, pañales, colchones, lonas y atención médica a las familias en constante desplazamiento.
“Pero se está volviendo casi imposible brindar esa respuesta debido al asedio impuesto por Israel, la falta de combustible, de suministros de ayuda, de seguridad, fallas en la ley y el orden, aumento de la criminalidad y, ahora, más órdenes de desplazamiento”, deploró la Unrwa en su informe.
Numerosos llamados internacionales –incluido el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas- claman por un alto al fuego que conduzca a un cese de las hostilidades y facilite el ingreso masivo de ayuda humanitaria a la Franja.
Este jueves 4 se informó que el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, anunció el envío de una delegación que de nuevo negociará con Hamás un alto el fuego que permita liberar rehenes.
Pero también que, en una conversación con el presidente estadounidense Joe Biden, reiteró que “la guerra no terminará hasta que se logren todos los objetivos”, es decir, la destrucción de la milicia Hamás.
Este trabajo fue publicado inicialmente en IPS. Aquí puedes consultar la versión original.
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