12 junio, 2024
Iván Díaz Marín falleció en una clínica del IMSS por lesiones graves que le fueron causadas cuando se encontraba detenido bajo custodia del Municipio de Aguascalientes. Familia denuncia y autoridad calla
Texto. Mónica Cerbón / PopLab
Ilustraciones: PopLab
AGUASCALIENTES.- A las 21:10 horas del domingo 2 de junio, Iván Atzael Díaz Marín, de 30 años de edad, fue detenido por un policía vial en la intersección de la calle J. Pani y la Expoplaza, en el primer cuadro de la capital, dice un reporte policiaco que su papá, que prefiere omitir su nombre, muestra en la pantalla de su celular. La razón, dice el documento, es por disturbios en la vía pública. Veinte horas después, a las 5:15 del lunes 3 de junio, el joven falleció en el Hospital General de Zona No. 2 del IMSS, a causa de lesiones graves en todo su cuerpo, tras haber sido sometido a golpes.
Su familia aún no puede creerlo. Desde las 11 de la mañana del lunes, cuando su madre recibió una llamada del Complejo de Seguridad Municipal C4 en la que le pidieron que fuera por su hijo porque sería canalizado al Hospital Tercer Milenio, todo fue una cadena de irregularidades que aún se encuentran asimilando, como el tiempo que tuvo que esperar en dos hospitales para ser atendido, y el hecho de que algunas pertenencias de Iván, como sus zapatos o el dinero que llevaba cuando fue detenido, desaparecieron.
Durante esos días, medios de comunicación locales reportaron el caso, aunque sin autorización de la familia y con datos erróneos que los Díaz Marín creen que fueron filtrados por una agente del Ministerio Público.
En el área de Justicia Cívica, adscrita al Ayuntamiento de la Capital, donde se hacen cargo de las personas detenidas por la policía municipal, dijeron a la familia que Iván se había golpeado a sí mismo porque estaba intoxicado –es decir, drogado–, pero un documento expedido por el Hospital de Psiquiatría “Dr. Gustavo León Mojica García”, dependiente de la Secretaría de Salud, a donde fue llevado para practicarle una desintoxicación, establece que el joven no tenía signos de haber consumido ninguna droga, la razón de su estado, señala el parte médico, fue que su cuerpo se encontraba “politraumatizado” y mostraba también un “traumatismo craneoencefálico moderado”.
Lo anterior está consignado en el expediente clínico 02-15-07783, expedido por el Hospital de Psiquiatría, a donde Iván fue llevado en una ambulancia a las 13:11 del lunes, acompañado de su mamá y su hermana. El joven había sido canalizado a ese lugar por el Hospital Tercer Milenio, donde no pudo ser atendido “por aparente estado de agitación atribuido a sustancias, sin embargo (el) estado de agitación actual no corresponde a estado de intoxicación. (…) se envía al Hospital General de Zona No. 2”, respondió el Hospital de Psiquiatría, en un documento en poder de PopLab.
“Lo que queremos es justicia, que se castigue a los responsables porque lo mataron ellos allí, a golpes, en seguridad pública, en el C4, sean los custodios o los que lo trasladaron, o entre todos, pero allí lo mataron. Queremos que se castigue a los homicidas”, dice, frustrado, el padre de Iván.
Javier Soto, secretario del ayuntamiento capital y responsable del personal de Justicia Cívica, no acepta ninguna responsabilidad. En entrevista con PopLab, el funcionario panista sólo aceptó que al momento de su detención y puesta a disposición, el personal médico no registró golpes en el cuerpo de Iván, pero no explica por qué entonces falleció a causa de ellos cuando salió de esas instalaciones.
Soto, la mano derecha del alcalde panista Leonardo Montañez, agrega, sin que la familia tuviera hasta ahora noticia de ello, que el joven fue llevado al hospital no por los golpes visibles que presentaba, sino porque estaba deshidratado.
El parte médico del Hospital Psiquiátrico señala que Iván presentaba múltiples hematomas en el cuerpo, sangrado en la boca, quemaduras y abdomen doloroso a la palpación. Las fotografías que su familia le tomó muestran cómo sus dientes habían sido casi desprendidos, en sus talones y plantas de los pies tenía quemaduras y grandes hematomas entre sus hombros y codos que, dice su papá, son porque en el C4 suelen amarrar con fuerza a algunos presos a los barrotes de las celdas, para evitar que se muevan. La familia afirma que Iván tenía también las muñecas rotas.
Pero para Soto, nada de eso ocurrió. El funcionario dijo desconocer el parte médico, los nombres del personal que estuvo a cargo de Iván durante su tiempo detenido –a quienes defendió bajo el principio de presunción de inocencia–, y negó que el municipio vaya a investigar el caso, o a separar al personal de su cargo mientras se investiga, aunque dijo que colaborarán con las autoridades que se lo requieran.
“No tenemos, tanto por el certificado del médico que se le practicó al ingresar, como inclusive cuando el mismo es llevado ya al hospital, ningún indicio de que algún compañero haya tenido ahí un exceso de la fuerza”, afirma el secretario del ayuntamiento. Soto trastabilla cuando se le pregunta si ha visto las fotos del cuerpo de Iván, y evita responder.
La madre del joven, por su parte, narra que su hijo no soportaba que lo tocara, y que tampoco podía hablar, sólo balbuceaba. En el Hospital General de Zona No. 2 del IMSS, donde falleció, le dijeron que, por los golpes, su cuerpo ya presentaba daño renal, que los órganos a la altura de su abdomen estaban muy dañados y que, si lograba sobrevivir, quedaría con graves secuelas.
“Yo le decía: sálvelo doctora. Y ella me decía que haría lo posible, pero que tomara en cuenta que si sobrevivía iba a terminar como un vegetal, tenía golpes irremediables en todo el cuerpo, no se iba a poder mover”, detalla su madre. Incluso, por las lesiones que le provocaron la muerte, la doctora que lo atendió en el Hospital del IMSS llamó al Ministerio Público, algo que fue confirmado por Antonio Martínez Romo, titular de la Secretaría de Seguridad Pública Municipal (SSPM).
“Ella me dijo que los policías custodios debían estar ahí, que no debieron irse cuando nos fuimos del Hospital Tercer Milenio. Ella me dijo que, como murió por los golpes, tenía que llamar a la fiscalía”, dice la madre de Iván.
Martínez Romo conoce el caso de Iván, dice que lo leyó en las noticias policiacas, pero enfatiza que Justicia Cívica, donde estuvo detenido, no está bajo su cargo. En entrevista con PopLab el funcionario dijo que esperarán a las investigaciones y que tiene localizado al elemento de su corporación que detuvo al joven.
Cuestionado al respecto, el funcionario informó que durante 2023, siete elementos de su corporación fueron sancionados por malas prácticas, y uno fue despedido por faltas graves.
De acuerdo con organizaciones internacionales como Amnistía Internacional y Human Rights Watch, en México la tortura a manos de agentes del estado –municipales, estatales y federales– sigue siendo un problema que afecta a más de la mitad de personas detenidas y encarceladas. Mientras que la Comisión de Derechos Humanos en Aguascalientes, ha revelado que el 70% de las quejas que recibe son contra policías municipales en todo el estado.
Iván Atzael salió de su casa, al nororiente de la ciudad, a las 7 de la noche del domingo 2 de junio. Llevaba meses siendo rehabilitado de un consumo problemático de sustancias y ya antes había sido detenido. A finales de este año, planeaba entrar a la universidad para estudiar psicología. Ese día el joven llevaba también entre 5 y 10 mil pesos producto de una herencia que había recibido, cuenta su familia. El dinero, como casi todas sus pertenencias, desaparecieron.
La familia de Iván dice que cuando él salía, no tardaba más de un par de horas en regresar. Por eso el domingo, cuando tardó en volver, comenzaron a buscarlo. Su madre llamó al C4 Municipal, el lugar a donde son llevadas las personas detenidas en la capital del estado. Ahí le confirmaron que había sido detenido, aunque no le explicaron con detalle las razones.
La mañana del lunes 3, la madre de Iván recibió una llamada del área de Justicia Cívica del C4 Municipal, a cargo de Moisés de Luna Martínez, un abogado panista que desde 2014 trabaja en el servicio público.
“Me habló la de trabajo social y me dijo que a mi hijo lo estaban trasladando al Hospital Tercer Milenio, que porque él se estaba golpeando en la celda y se había hecho heridas muy fuertes. Colgué y rápido me fui para allá, llegué al hospital como a las 11:30. Me pasan al consultorio y veo a mi hijo tirado en el piso, ya ni siquiera en una camilla ni en una silla. Estaba todo golpeado, pero todo, gritaba de dolor. Desesperado intentaba moverse. Me di cuenta de que estaba amarrado y tenía las esposas encajadas, ni siquiera podía hablar. Yo lo tocaba y sólo me pedía, como podía, que ya, que ya me lo llevara. Del dolor no aguantaba que lo tocaran”, narra con desesperación su madre.
Esa información no coincide con la detallada por Javier Soto, secretario del ayuntamiento, quien afirma que llevaron al joven al hospital, por deshidratación, a las 8:40 de la mañana, pero la llamada que recibió la mamá del joven, en la que le avisaron sobre el traslado, está registrada en su celular a las 11:06 del lunes 3 de junio.
En el consultorio médico donde estaba Iván, dice su madre, lo acompañaban dos custodios municipales que nunca se identificaron con nombre y cargo con la familia, como lo establece la ley. Ellos le dijeron a su madre que habían amarrado al joven porque “estaba agresivo”.
Soto, por su parte, niega que en Justicia Municipal amarren a las personas detenidas.
“Les dije: ay, por favor, no puede ni con su alma, miren cómo me lo dejaron. Les pedí que no fueran ingratos, que lo desamarran y le quitaran las esposas. Yo me hinqué ante él y le pregunté: hijo, ¿quién te golpeó?. Pero no me podía hablar. Nada más gritaba de dolor. Yo le decía: hijo, dime quién te golpeó para poder hacer algo. Y él volteaba y los veía a ellos (a los custodios) y balbuceaba, sólo me decía que ya”.
De acuerdo con su familia, en el Tercer Milenio Iván no recibió siquiera un analgésico para el dolor. La doctora que lo atendió le suministro diazepam –un medicamento que provoca somnolencia y es utilizado para calmar la ansiedad y agitación– y lo canalizó al Hospital Psiquiátrico para que fuera desintoxicado. “Quiero que inmediatamente se vaya porque él no viene intoxicado, él viene completamente golpeado. Incluso necesita que le hagan una tomografía en su cabeza porque trae golpes”, le habría dicho una doctora del Hospital Psiquiátrico a la madre de Iván.
Con múltiples golpes de gravedad que terminarían quitándole la vida, Iván espero horas no determinadas sin atención médica en el C4, luego esperó más de una hora para que llegara una ambulancia al Tercer Milenio, que lo trasladó al Hospital Psiquiátrico, donde esperó casi otra hora en ser atendido. En el Hospital General de Zona No. 2 del IMSS, donde falleció, el joven esperó casi dos horas en pasar a un consultorio, cosa que ocurrió hasta que sufrió un paro.
“Yo les pedía que por favor me hicieran el favor de atenderlo, porque mi hijo gritaba, bramaba. No querían porque yo no traía el tarjetón con sus datos del seguro pero, ¿cómo lo iba a agarrar si me salí corriendo de la casa y no me imaginé que esto pasaría?. Él ya no estaba respondiendo. Pero antes de eso me acerco y le digo: hijo. Y voltea y se me queda viendo y me dice ya, mamá. Ya”, narra su madre.
Mientras los padres del joven hablaban con el personal médico, su hija atendió a una agente del Ministerio Público que le hizo diversas preguntas sobre Iván. Luego esa información, tergiversada, fue publicada en medios de comunicación locales sin la autorización de la familia.
“¿Quién le autorizó para darle esa información a los medios? Ni mi familia ni yo hablamos con ningún medio. Esa información únicamente fue para ella, no fue para alguien más. Se publicó exactamente la información que le di y le agregaron cosas que no eran”, narra su hermana molesta, porque además usaron su nombre de pila, que ella prefiere omitir.
Aunque este lunes se cumple una semana de la muerte de Iván, la fiscalía estatal no le ha entregado a la familia los resultados de la autopsia, y en el certificado de defunción la causa de muerte dice que no está determinada.
El 4 de junio, sus padres presentaron una denuncia penal por homicidio contra quien resulte responsable, que derivó en la apertura de la carpeta CI/AGS/15979/06-24. Mientras que el 7 del mismo mes presentaron la queja 304/24 ante la Comisión Estatal de los Derechos Humanos (CEDHA), y en la Dirección de Asuntos Internos de la Secretaría de Seguridad Pública Municipal se abrió el expediente 127/24.
“Los responsables tienen que ser los que lo detuvieron, no sabemos cómo lo hicieron. También el doctor que lo recibió, si es que lo recibió golpeado; o fueron los custodios en la noche. Dicen que los amarran cuando los ven violentos, que los amarran de las celdas y los dejan toda la noche ahí. Pero a mi hijo lo torturaron, lo mataron. Queremos, exigimos justicia por él y para que estas cosas no vuelvan a pasar. No es justo”, dice, con tristeza, su padre.
Este trabajo fue publicado en POPLAB que forma parte de la Alianza de Medios de la Red de Periodistas de a Pie. Puedes consultar aquí la publicación original
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