11 junio, 2024
En Estados Unidos hay cientos de mexicanos bajo proceso judicial, acusados de delitos que no cometieron. Están ahí porque la embajada y los consulados no acompañan a los connacionales, y los dejan a expensas de las autoridades norteamericanas. Este es el caso de Eduardo Neri, un joven me’phaa-na savi
Por Kau Sirenio / X: @kausirenio
El 24 de septiembre de 2023, Eduardo Jacinto Neri llegó al Aeropuerto Internacional Libertad de Newark. Ese día se preparaba para regresar a Tilapa, Guerrero, para organizar el corte de café, pero ese vuelo esperado no pudo despegar porque fue detenido por la policía estadounidense.
Durante su detención la policía no le notificó los motivos de sus detención, tampoco contó interpretes. En cambio, Eduardo fue sometido a golpes y tratos crueles. Después fue trasladado a la cárcel de Boston, Massachusetts, donde le notificaron que la acusación que pesa en su contra es por el delito de violación sexual.
De acuerdo con su madre, la señora Catalina Neri Cantú, Eduardo le dijo que regresaría a México porque ya no se sentía a gusto en Estados Unidos. No se sentía con libertad por ser migrante indocumentado: “Mi hijo me dijo que iba a regresar para sembrar y cortar café, pero fue detenido”.
Contó que ese día iba a preparar unas enchiladas para que su hijo comiera, porque era el guisado que siempre recordaba cuando llegó a Boston hace tres años, donde trabajó de lavaplatos en los restaurantes de la ciudad.
El muchacho nació el 13 de agosto de 2000, en Tilapa, municipio de Malinaltepec, una comunidad enclavada en la montaña de Guerrero. Ahí estudió el preescolar, primaria y secundaria. El bachillerato lo hizo en Centro de Bachillerato Tecnológico Agropecuaria (CBTA), 178 de San Luis Acatlán.
Al concluir su bachillerato buscó estudiar una escuela técnica en Marquelia, Guerrero, pero se atravesó con la pandemia de Covid-19 y terminó por dejar su sueño de ser mecánico automotriz: “Mi hijo quería estudiar pero la pandemia le coartó su sueño”, dice Catalina.
Después de dejar los estudios, convenció a sus papás para que lo dejaran ir a Estados Unidos: “Mamá, papá ustedes saben que si me voy de migrante allá podré conseguir en tres años lo que en México no podré hacer en diez años, así que les pido que me den permiso para ir a conocer otra partes del mundo” recuerda su mamá.
La señora Catalina cita pedazos de la conversación que tuvo con su hijo antes de viajar a Estados Unidos, cuando le dijo que se iba para juntar dinero para construir su casita y comprar otro terreno para sembrar café: “Él quería dedicarse a la siembra de café y para eso necesitaba más tierra”.
Las palabras del novel migrante penetraron en la esperanza de los papás y le dieron permiso para que se fuera. Salió de San Luis Acatlán a mediado de abril de 2021, no tardó mucho para cruzar la frontera, porque llegó con su familiares el 24 de mayo de ese año.
Cuando se fue, Eduardo Jacinto Neri medía 168 cm estatura, tenía un cuerpo escuálido por el trabajo en la agricultura, pues no había día para el descanso: iba a traer leñas para la cocina o limpiar el terreno para la nueva siembra. Siempre estaba ocupado.
“Mi hijo era muy trabajador”, dice la señora Catalina de otro lado del teléfono.
Desde su encierro en Boston, cuenta su madre, Eduardo pregunta por la tierra, la misma pregunta que hacía cuando estaba en México, cuando le decía a sus papás que cuidaran la tierra y que no lo vendan porque es para la siembra de maíz, café y plátano.
El joven es trilingüe, su lengua materna es el me’phaa (tlapaneco), la lengua de su papá es el tu’un savi (mixteco) y el idioma escolar es el español, pero no habla ni tiene compresión de inglés, así que desde el día de su detención ha estado bajo proceso judicial pero sin interpretes.
Mientras que la Corte de Boston no le ha requerido los testigos, Eduardo Jacinto tampoco no ha podido presentar estudios antropológicos y culturales de su comunidad porque está solo. El consulado mexicano no ha movido un dedo para acompañar al joven me’phaa.
“Con mucho esfuerzo contacte con el consulado mexicano que está en Boston, pero me dijeron que no podían hacer nada por mi hijo, porque según ellos no se dedican a defender a los mexicanos detenidos o bajo proceso judicial, que solo se encargan de entregar documentos” contó la señora Calina Neri Cantú.
Desde su detención el 24 septiembre de 2023, Jacinto Neri ha buscado ayuda con las organizaciones comunitarias que trabajan con los migrantes, pero no ha tenido éxito. En México, sus papás piden a la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE) que intervengan, pero no han logrado contactar a los funcionarios.
Así las cosas, en Estados Unidos hay cientos de mexicanos bajo proceso judicial, acusados por un delito que no cometieron. Están ahí porque la embajada y los consulados no acompañan a los connacionales, es más, ni siquiera saben cuantos mexicanos viven en el condado donde están ubicados, porque no hacen trabajo de a pie. En pocas palabras, no les importa a los mexicanos.
Mientras tanto, esperemos que SRE reciba a los familiares de Eduardo Jacinto Neri y asuma la defensa del muchacho me’phaa-na savi, y que pronto pueda demostrar su inocencia, mientras que las organizaciones sociales que trabajan con los migrantes, tanto en el exterior como en el interior de la República, trabajan una agenda común en la defensa de los mexicano en el exterior.
Periodista ñuu savi originario de la Costa Chica de Guerrero. Fue reportero del periódico El Sur de Acapulco y La Jornada Guerrero, locutor de programa bilingüe Tatyi Savi (voz de la lluvia) en Radio y Televisión de Guerrero y Radio Universidad Autónoma de Guerrero XEUAG en lengua tu’un savi. Actualmente es reportero del semanario Trinchera.
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