8 junio, 2024
La inexperiencia de las autoridades electorales puso en riesgo la viabilidad del proceso electoral más complejo de la historia reciente en México. Como pudieron, miles de ciudadanos se hicieron cargo de la jornada. Estas son estampas de la extraordinaria historia de la elección de México en 2024
Texto Daniela Pastrana
Fotos: Archivo Cuartoscuro
CIUDAD DE MÉXICO.- El 2 de junio pasado, las sedes distritales comenzaron a recibir la información de las casillas a cuentagotas. Las expectativas de la elección más grande de la historia, y que, en los hechos, se convirtió en un referéndum del proyecto político del presidente Andrés Manuel López Obrador, agregaban una tensión especial en ese cierre de la jornada.
En la transmisión en vivo de más de 12 horas de Pie de Página habíamos visto casillas llenas y largas filas de gente queriendo votar en todos los estados y en los consulados de Estados Unidos y España. Pero al cierre, comenzamos a recibir relatos de ciudadanos que habían participado en las casillas y que tenían una constante: las autoridades electorales habían sido rebasadas por el proceso y los ciudadanos habían tomado en sus manos la elección.
Estos testimonios son parte de una historia que marca lo que la filósofa Diana Fuentes definió al día siguiente como «la emergencia de una verdadera sociedad civil», politizada, popular, que dejó marcada la elección de la primera mujer presidenta de México.
Una historia en la que la gente, decidida a hacer valer su voto, hizo suya la jornada electoral.
Maximino, escultor.
Casilla 0318. Distrito local 9. Villahermosa, Tabasco
Entré de funcionario al bomberazo. No iba a ser. No me tocaba.
Como 15 días antes de la elección pasaron por mi casa diciendo: ‘El INE, buenas tardes, para ver quien quiere ser funcionario de casilla’.
Eran como las tres de la tarde. Estaba ocupado pero me agarraron en la puerta y siempre he tenido curiosidad de saber cómo es eso. Nunca he sido funcionario. Así que me ofrecí.
Hubo una capacitación una semana antes. Me dieron dos libritos. Un simulacro. Pero era muy parco y nos quedaron muchas dudas. Cuando pregunté me dijeron que eso lo habían explicado en una capacitación en la que no estuve.
Me eligieron de escrutador. Tenía que armar las urnas, pero costaba trabajito. No estaba fácil. El otro escrutador era un señor de la tercera edad y no podía.
Yo no sabía en ese momento que muchos ahí habíamos entrado al relevo, al bomberazo.
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Vivo en un barrio popular que tiene una zona fifí que da al Paseo Tabasco, por la catedral de Villahermosa. Esa zona es de los ricos de abolengo de aquí, que son priístas.
A las 8 de la mañana ya estaban formados. Eran más los ricos que los pobres. Llegaron temprano a votar. Y estaban viendo en qué nos equivocábamos. Muy amables, esos sí.
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Ese día estuvimos a 40 grados y la casilla la pusieron en un garage con techo de lámina de zinc.
De los funcionarios de casilla nos presentamos cinco y preguntaron en la fila si alguien quería ser el sexto, pero ya nadie quiso.
La presidenta era una muchacha que era la primera vez que votaba. Una niña, pues. Como de 18 años. La secretaria, una señora como de 40 años. También estaba un señor de unos 50, el de la tercera edad, y yo, que tengo 50.
Abrimos como 40 minutos tarde porque las muchachas, inexpertas, no encontraban la lista nominal. Si estaba ahí, pero estaban nerviosas. Luego supimos que en otras casillas fue peor.
Otro problema que tuvimos es que nada más nos dieron una mampara. Debían ser dos, pero una no traía la tabla de apoyo y dejamos solo una. Así que tenían que ir a de a poquito. Los ricos se nos quedaban viendo. Se supone que los del INE debían estar ahí. Pero no estuvieron.
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A las 3 de la tarde era un calorón que no se podía. No estábamos poniendo como pollos fritos, pero no había forma de movernos porque había gente. En todo el día nunca dejó de haber votantes.
El capacitador 1, le llamaremos así, llegó como a las 5 de la tarde a llevarnos los 550 pesos para comer. Pero no comimos. Bueno, yo no comí. Los señores sí se fueron a comer y no avisaron, pero como a mi me dijeron que nadie podía salir de la casilla, que tenía que estar ahí como soldado pues no me moví. Y se supone que nos iban a llevar la comida y nos la iban a descontar de los 550, pero a la hora de la hora no se pidió nada porque no tuvieron tiempos los capacitadores.
En mi casilla solo hubo representantes de Morena, del PT y del MC. Pero el PRI-PAN-PRD no tuvo. No estuvieron ni presentes no estuvieron de visita.
Un periodista me dijo que no tuvieron dinero y por eso no llegaron. Esa acta no la firmó ni el PRI ni el PAN ni el PRD.
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Cuando cerraron las casillas, a las 6 de la tarde, el calorón estaba en su punto. Se hicieron los conteos. Los hice yo porque soy el que tengo la voz más fuerte y lo hice como en una baraja. Estaban ahí los observadores internacionales, que no se de donde salieron, y todos los de la colonia, que son chimosísimos.
Votó mucha gente. Las urnas estaban casi a reventar. Morena ganó como con 200 votos; luego el PRI, como 30. Eran los segundos, pero estaban parejitos el PRI, Movimiento Ciudadano, PT y Verde. El PAN tuvo como 8 votos. Aquí no existe. Nunca ha existido.
Todo parecía que iba a bien, pero el viejito de la tercera edad ya no podía y se fue. Se fue como a las 9.30 (de la noche) y no firmó todas las papeletas.
El del INE no estaba. Las chicas hicieron lo que podían y se quejaban del INE.
Lo peor fue lo del reconteo. El del INE nos había dicho que tenía que checar el número de votos con las boletas. Si no cuadraban teníamos que recontar. Y no cuadraban. Eran como cuatro o cinco votos de diferencia.
No faltaban votos, sobraban. Y decíamos: ‘pónganle así: si no cuadran pues no cuadran; si no, nos vamos a ir nunca’. Los representantes de partidos también decían ‘déjenlo’. Ya se querían ir. La muchacha más chica decía que tenía que ir a la escuela, la otra que a las 5 de la mañana empezaba a trabajar. O sea que se empezaron a rajar. De los cinco funcionarios al final quedamos tres.
Estábamos presionados psicológicamente. No sabíamos cómo llenar las actas. Había unos papeles chiquitos y unas hojas que nadie sabía cómo llenar. Yo ya veía doble. La secretaria tenía unos errores… decía: ‘falta la de senadores locales’. Tuvimos que decirle que eso no existe. Y para calmarla le dije: ‘Tranquila. Lo que no puedas llenar no lo hagas’.
Nos empezaron a llega rumores de que en otras casillas estaba peor.
Metieron todo en las bolsas y le hablaron al del INE para decirles que fueran por los paquetes. Hubo un momento que nos colgaron los del INE, cuando les dimos el ultimátum de que ya nos íbamos, ya no nos querían contestar. A las 12 cerramos, dejamos las cajas, pusimos las lonas, lo que se contabilizó. Sabemos que fueron a la 1 de la mañana a recogerlo porque nos dijo la señora de la casa.
Tuvimos muchos errores, la verdad. Pero bien o mal se hicieron las cosas y llegó mucha gente participó. Y eso que somos una colonia céntrica de Villahermosa, no una ranchería.
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A mí me dijo el de capacitador que sí se van a contar.
Los votos valen. Ahí no hubo relleno ni nada. Los representantes lo vieron. El de Movimiento Ciudadano salió feliz porque su candidato tuvo muchos votos, casi como los del PRI.
Jamás me imaginé que el PRI no tendría representantes. El PAN nunca ha existido aquí, pero ¿el PRI? ¡Nunca lo iba a imaginar!
Yo creo que sabían que iban a perder y ya ni se esforzaron.
Cuando ví los resultados sí me animé. No es por presumir, pero fui el que más ganas le echó.
Es mi primera votación, y sí estuvo duro. Pero le volvería a entrar, ahora ya sabiendo como están las cosas.
Magdalena
Casilla 4260. Distrito 21. Xochimilco, Cdmx
Esta es la tercera vez que participo como funcionaria de casilla. También me tocó en 2012 y 2018, pero ahora fue diferente. Había más conciencia social y creo que fuimos con la idea de cuidar la casilla.
Mi hermana fue a votar y se quedó como funcionaria. Iba con esa idea. Desde que vimos que iban a faltar funcionarios le dije: ‘¿por qué no vas y te formas?’. Y sí, llegó conmigo a las 7 de la mañana y cuando faltaron funcionarios de casilla y salieron a preguntar, mi hermana se quedó.
La mayor parte de los funcionarios que estaban en la casilla sí llegaron, pero no los capacitaron. Creo que se convocó a 400 personas. El día que nos tocó el curso éramos 50 los que debíamos tomarlo y llegamos solo nueve.
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Nosotros, como familia, acompañamos a López Obrador desde que era candidato a la jefatura de gobierno y en el desafuero. Que llegara a la presidencia nos sabía a triunfo personal. Y ahora, saber que tenemos un relevo generacional nos llena de alegría.
Mi papá fue campesino, obrero. Y, desde su conocimiento, nos enseñaba que teníamos que tener una participación social.
Luego ya las que lo han seguido haciendo son las hijas. Ahora ya las seguimos a ellas.
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Fue una jornada numerosa. Hubo algunas molestias en el inicio porque no se abrió hasta las 9 de la mañana. Pero luego ya todo fue normal. El ambiente era festivo y acudimos con la intención de participar. Solo tuvimos un caso de una persona que no quiso que se le pintara el dedo, decía que porque no es animal. La secretaria me preguntó qué hacíamos y dije: ‘déjalo’. No íbamos a hacer un escándalo con eso.
La casilla estaba en una escuela en San Andrés Ahuayucan. Tiene un techo en el patio así que no fue tanto problema el calor. El problema fue en la noche, porque estamos en la montaña y ¡hacía un frío! ¡Volaba todo!
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Cerramos a las 12 de la noche. La secretaria de la casilla no había ido a la capacitación y hubo confusión el conteo. Tuvimos que hacerlo entre todas.
De 750 boletas, como 350 fueron para Morena. Es que esta zona si es muy obradorista. Una persona que llegó decía que Andrés Manuel le puso la mesa a Claudia, pero yo digo que, de todos modos, qué bueno que vino a votar.
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La verdad es que todas terminamos satisfechas de haber contribuido.
Yo ese día me levanté a las 5 de la mañana y ya en la tarde me empezó a doler la espalda. Como soy diabética y llevaba muchas horas parada, ya me sentía mal. Por eso, cuando los del INE me decían que nos iban a recibir los paquetes a las 3 de la mañana, pues no podía más. Firmé un papel y nos dieron un recibo de la entrega del paquete. Aquí dice que el paquete se entregó a las 12:32.
Yo creo que valió la pena.
Tuvimos gente todo el día. Algunos llegaban a votar y decían que esta vez no iba a haber fraude.
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Hubo representantes de Morena y del PT. Pero del PAN solo hubo un representante general que anduvo en todas las mesas que había.
Yo creo que ya no les quedaban ni recursos ni ganas.
Guillermo, arquitecto
Casilla 4410. Distrito. Benito Juárez, Cdmx
Fui representante de Morena. Cada elección trato de involucrarme. Me afilié desde 2014 y empecé a participar en mi comité.
Para ser representante de casilla no tienes que estar afiliado al partido, puedes ser simpatizante. Pero es importante que te afilies para poder participar en las asambleas distritales. Para la insaculación es necesario que tu comité te haya postulado en una asamblea distrital y que hayan votado por ti en esa asamblea.
Pero en eso falla el partido. En vez de tomar en cuenta la vida orgánica de estos comités, sobre todo en periodos interelecciones, simplemente no te toman en cuenta. No hay ningún estímulo ni un reconocimiento. Nada. Siempre nos hablan para ser representantes y para la campaña. Entiendo que hay que ganar la elección y es importante, pero no está bien que solo te llamen para eso.
Cuando fui a tomar el curso para ser representante de casilla -ya había sido antes, pero algunas cosas cambian y hay que actualizarse- me dí cuenta de que muchos pasaban listas, que los mandaban de sus chambas, colectivos o sindicatos. No me parece mal, necesitas estructuras, pero te olvidas de la gente que sí va por convicción.
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Me tocó en una casilla cerca del World Trade Center. Una de las tareas fundamentales que tenemos que hacer es verificar la lista nominal, ver quién se presenta a votar y pasar un reporte del porcentaje de participación. Nosotros teníamos un porcentaje muy alto. Es una zona altamente opositora, y de hecho, al final de la jornada, 75 por ciento de la gente que podría votar en esa casilla lo había hecho. O sea, una participación realmente alta.
Y bueno, por normativa te dan una estampita, muy chiquita, que no puede ser de más de dos centímetros, identificando de que partido eres. Nosotros estábamos atentos a escuchar el apellido de la persona para identificarlo en la lista. Y de pronto alguna gente que veía que éramos de Morena decía: ‘No, yo solo le quiero dar mi nombre a los funcionarios de casilla’. O hacía comentarios como: ‘Los vamos a sacar del gobierno’.
Nosotros obviamente no caímos en ninguna provocación, pero estaba ese recelo.
De Morena si estábamos todos los representantes. También del PRI y del PAN.
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Era muy incómodo el espacio. No había donde sentarse. Le ofrecí una silla a una señora que era representante del PRI. Me dijo que ella la había traído y empezamos a platicar. Muy amable, pero venia con otro señor, ese si muy siniestro, como agresivo. Mala vibra.
Un dato curioso es que la escuela donde estaba la votación era la secundaria Canadá y durante el día llegaron observadores internacionales de Canadá. Un hombre alto me preguntó en español que qué tal la jornada. Le dije que bien, muy intensa y le pregunté de qué organización eran. Él me contestó: ‘No, yo tengo varios años viviendo aquí porque soy el Embajador de Canadá en México’.
Luego me dijo: ‘oye, es como muy laborioso -o no sé qué termino dijo-, como artesanal el sistema, ¿verdad?’.
Y le dije: ‘Si, hay un sistema más moderno, más automatizado, ya listo, pero no lo han querido implementar. Estuvo a prueba en elecciones locales, pero ahora seguimos con este sistema. Tiene sus ventajas porque la gente se vincula mucho con el proceso, no todo se lo delegan a la automatización. Aquí hay 30 o 40 personas involucradas en esta maquinaria artesanal. Pero bueno, pues unas por otras’.
Se fueron. Pero me quedé pensando mucho en ese tema de cómo se involucra la gente en ese proceso.
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A la hora del conteo había un sentimiento de júbilo entre los funcionarios de casilla porque en esa zona votan como 70 por ciento por el PAN. Era gente muy joven. Todos muy amables. Pero sí se notaba su simpatía.
El coordinador pidió un aplauso por la jornada. Había una confianza por el sistema, por la jornada en sí. La gente estaba muy contenta.
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Al final me hacían bromas ya directamente. No nos habían llevado las cajitas de comida y la señora del PRI me dijo: ‘si quieres cómete mi torta porque esta fuerte para ustedes la derrota’. Tuve el cuidado de que viera que si confiaba en ella y me comía su torta. Pero le dije: ‘oiga, nomás que la noche va a ser dura para ustedes, ¿eh?’.
Y como que no lo creían.
Luego me hizo la confesión de que su coordinador del PRI había votado dos veces. Fue a donde esta empadronado y mostró el dedo de una mano. Y luego vino acá y dijo que era el representante de casilla y votó otra vez. Y el tipo estaba muy orgullosos de que había hecho trampa.
No levanté una incidencia porque no valía la pena. Pero qué tipo tan nefasto.
Lo demás fluyó bien. Le dije al presidente de mi casilla: ‘en realidad nosotros venimos aquí por el 30 por ciento’. Y efectivamente, tuvimos nuestro 30 por ciento.
Esperé mis actas. No nos tardamos mucho. Lo hicieron de una manera muy práctica, era un equipo muy ágil y sí sabían muy bien como llenar las actas, las hojas, la sábana que luego va presentada en el exterior. Terminamos un poco antes que la contigua, como a las 12 de la noche
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Estábamos muy pendientes de las noticias en Twitter. Lo que me preocupaba era el resultado de la Ciudad de México porque iba lento y había rumores de que había un ciberataque al Instituto Electoral de la Ciudad de México. Eso me dio mucha desconfianza. Pero ya estaba muy tronado y me fui a mi casa.
Al día siguiente, cuando vi que si se había apoyado al proyecto fue una gran sorpresa. La noticia más agradable es que la gente si votó sin miedo y no se dejó manipular por toda la desinformación.
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Yo la verdad tenía muchas reservas de votar a nivel federal. En la senaduría… pues por lo menos Ernestina me parecía una buena opción, pero por el candidato federal, que me parece asqueroso, había valorado anularlo.
A la hora de la hora dije: ‘voy a votar parejo’. Porque vi que atrás de las boletas estaba la lista de los plurinominales.
En realidad estaba votando pensando en el Plan C. y por darle gobernabilidad a Claudia Sheinbaum, para que no tenga que pasar todo lo que ha pasado Andrés Manuel.
Es mentira esto que dicen de los contrapesos. Hubiera sido un lastre, un candado para no poder hacer nada.
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Nosotros antes hacíamos cineforos, una amiga mía tenía una fondita por el metro Etiopía y cuando terminaban las comidas nos prestaba el lugar para hacer proyecciones de películas, y algunas pláticas. Teníamos redes sociales. Hacíamos radio parlante. En una bicicleta montábamos una bocina y hacíamos transmisión de radio.
En la elección de los consejeros distritales, que por primera vez era abierto a la ciudadanía, hubo una oleada de afiliación muy grande y nos pasaron una aplanadora por encima. Es triste que la afiliación no te sirve para nada. Y lo que más da coraje es que ya que hiciste un esfuerzo no hay una convivencia, ni evaluación, reorganización… un balance. Eso vacía de contenido el hecho de ser movimiento y queda claro que la directiva no tiene el mínimo interés de que eso se desarrolle, al contrario, en algunas dirigencias, la participación y la constructiva desde abajo se ve como amenaza.
Ahora, la expectativa es de reorganizarnos y ver qué vamos a hacer con el movimiento porque, si no hacemos algo, esto si va a decaer. Si lo dejamos en las dirigencias y en las prácticas clientelares y de aplanadora, como en la elección de consejeros ciudadanos, esto se nos cae.
Me animó ver que ya hay un par de iniciativas. Con compañeros de otras casillas quedamos de vernos para pensar en el referéndum ratificatorio o revocatorio. Dijimos: ‘Vamos a mantenernos organizados para la que viene. Guarden su credencial mucho porque tenemos que votar en dos o tres años’. Se ha hablado incluso de tener comités de defensa de la 4T. Si Morena no lo quiere hacer, pues lo haremos nosotros.
Quería ser exploradora y conocer el mundo, pero conoció el periodismo y prefirió tratar de entender a las sociedades humanas. Dirigió seis años la Red de Periodistas de a Pie, y fundó Pie de Página, un medio digital que busca cambiar la narrativa del terror instalada en la prensa mexicana. Siempre tiene más dudas que respuestas.
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