Los niveles de inseguridad alimentaria afectan a casi la mitad de la población haitiana, golpeada por la violencia, una inflación galopante y malas cosechas en este país caribeño de 27 mil 800 kilómetros cuadrados y 11.5 millones de habitantes
Texto: IPS
Foto: Jean Vadler / PMA
HAITÍ. – En medio de una agravada crisis de seguridad, el hambre ha alcanzado niveles terribles en Haití, con casi cinco millones de personas que enfrentan una inseguridad alimentaria aguda y luchan por alimentarse, indicó un nuevo reporte del Programa Mundial de Alimentos (PMA).
Los haitianos “están al límite: ahora cualquier persona tiene hambre. El aumento del hambre incrementa la crisis de seguridad que está destrozando este país. Necesitamos medidas urgentes ahora, esperar a responder a gran escala no es una opción”, afirmó Jean-Martin Bauer, director para el país en el PMA.
Los niveles de inseguridad alimentaria afectan a casi la mitad de la población haitiana, golpeada por la violencia, una inflación galopante y malas cosechas en este país caribeño de 27 mil 800 kilómetros cuadrados y 11.5 millones de habitantes.
La violencia es protagonizada por decenas de bandas armadas que se adueñaron de la mayor parte de esta capital, siembran el terror, saldan diferencias a balazos, impiden operar el puerto y el aeropuerto, y desbordan la débil capacidad de la policía.
Más de 360 mil personas huyeron de sus hogares a causa de la violencia en lo que va de año, y están entre los más necesitados de ayuda alimentaria, indicó el PMA.
Las pérdidas de empleos e ingresos afectaron a dos tercios de las familias en todo el país durante la última ola de violencia en marzo –cadáveres aparecieron regados en calles de Puerto Príncipe el pasado fin de semana- y la inseguridad dispara los ya altos precios de los combustibles y alimentos.
Entre agosto de 2023 y febrero de 2024, el costo de una canasta de alimentos aumentó 22 %, según datos del PMA, y millones de haitianos se ven forzados a recurrir a estrategias de supervivencia, como comprar a crédito y endeudarse, o vender animales, semillas y enseres solo para sobrevivir.
Según el análisis CIF (Clasificación Integrada en Fases de la Seguridad Alimentaria), que cuenta cinco fases entre la alimentación adecuada y la hambruna, 4.97 millones de personas en Haití enfrentan crisis o niveles peores de inseguridad alimentaria aguda (Fase 3 o más).
Entre ellas, 1,64 millones enfrentan niveles de emergencia (Fase 4), lo que quiere decir que están a las puertas de la hambruna y necesitan asistencia urgente.
Entre las zonas más gravemente afectadas por la combinación de problemas está el valle de Artibonite, el granero del país al norte de Puerto Príncipe, donde grupos armados se han apoderado de las tierras cultivables y han robado las cosechas.
También son motivo de preocupación el departamento Oeste, las zonas rurales de Grand’Anse en el sur y varios barrios pobres de la capital, incluidos Croix des Bouquets y Cité Soleil, que sufrieron focos de hambre catastrófica (Fase 5 de la CIF) a finales de 2022.
El PMA indicó que continúa operaciones en Haití y durante las dos primeras semanas de marzo proporcionó más de 100 mil comidas calientes, a más de 23 mil personas en 16 sitios diferentes, en particular a desplazadas por la violencia.
El reporte subraya que la violencia y los disturbios han limitado la entrega de alimentos y otro tipo de asistencia humanitaria.
El PMA también reivindica que ha entregado comidas a 250 mil niños en escuelas de cuatro localidades, Cap Haïtien, Gonaïves, Jeremie y Miragoane, con base en compras a agricultores familiares haitianos.
Resiente, sin embargo, la escasez de fondos para continuar sus programas, y Bauer dijo que para los próximos seis meses se requieren al menos 97 millones de dólares.
Entretanto, en el terreno político continúa “a paso de tortuga”, según medios locales, la conformación de una presidencia de transición colegiada, de siete miembros representantes de fuerzas políticas y el sector empresarial, según el consenso logrado durante una reunión de la Comunidad del Caribe hace dos semanas en Jamaica.
Esa presidencia debe formar un nuevo gobierno que reemplace al del renunciante primer ministro Ariel Henry, quien dirigió el poder ejecutivo desde el asesinato en julio de 2021 del presidente Jovenel Moïse, y aguarda por su reemplazo.
Los nuevos dirigentes tendrán el encargo de instrumentar el desplazamiento en el país de una fuerza internacional que apoye a la policía local en tareas de seguridad y desmantelamiento del poder de las bandas, y la cual estará integrada por efectivos de Kenia y otros países africanos, en primer lugar.
Este trabajo fue publicado inicialmente en IPS. Aquí puedes consultar la publicación original.
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