Cuando se trata de tener incondicionales, para el presidente López Obrador y Morena nada será suficiente. Hoy, pese a contar con el INE de Taddei, siguen añorando un árbitro que siempre les dé por su lado
Por Ernesto Núñez Albarrán / X: @chamanesco
El Instituto Nacional Electoral está contra las cuerdas: la semana pasada, el presidente de la República, la candidata presidencial y los dirigentes y legisladores de Morena, arremetieron en contra del árbitro electoral, pues no les gustaron varias de sus resoluciones recientes.
Es curioso que, a casi un año de la salida de Lorenzo Córdova -uno de los personajes más odiados por la 4T- y la llegada de Guadalupe Taddei como consejera presidenta del INE, vuelvan la desconfianza, las presiones, las críticas al árbitro y la advertencia de una reforma político electoral como amenaza por el “mal comportamiento” de la autoridad electoral.
Quizás el problema no eran los anteriores consejeros del INE (en abril de 2023 Córdova, Ciro Murayama, Adriana Favela y José Roberto Ruiz Saldaña fueron sustituidos por consejeros complacientes con el régimen); quizás lo que molesta es un árbitro que no complazca en absolutamente todo al presidente, y que busque cumplir la ley.
“Volvieron a cepillarme los del INE”, dijo el presidente el pasado jueves, cuando se enteró de que la Comisión de Quejas le había ordenado bajar fragmentos de una entrevista con la que se hallaba sumamente complacido y en la que, a falta de cuestionamientos serios por parte de la periodista rusa Inna Afinogenova, del Canal Red, el presidente se explayó hablando de las elecciones y su candidata a sucederlo.
No es la primera vez que el presidente es sancionado, tanto por el INE como por el Tribunal Electoral, debido a su injerencia en el proceso electoral en curso, y por su apoyo abierto a la candidata Claudia Sheinbaum. Pero esta vez las críticas del presidente se juntaron con las de la propia Sheinbaum y las de dirigentes como Mario Delgado, Citlalli Hernández y los representantes del partido guinda ante el INE, Sergio Gutiérrez Luna.
¿Qué tiene tan molestos a los morenistas con el INE?
El mismo jueves, 14 de marzo, Morena inscribió varios puntos en la orden del día del Consejo General del INE que, de hecho, tuvo que ser convocado a sesión extraordinaria básicamente para desahogar los proyectos de acuerdo propuestos por el partido en el gobierno.
El punto importante era la propuesta de crear un protocolo para prevenir, detener y exponer las campañas calumniosas automatizadas en redes sociales, a través de una mesa de consejeros que tendrían que estar analizando los casos de conversaciones y tendencias en X, Facebook, Instagram y TikTok, contrarias a un partido político.
La propuesta, obviamente, despertó un caluroso debate en el Consejo General, donde los partidos de la coalición gobernante (Morena, PT y PVEM) acusaron al PAN, PRI y PRD de usar “xochibots” para inflar artificialmente etiquetas como #NarcoPresidenteAMLO o #NarcoCandidataSheinbaum, que ciertamente sí han sido alentadas mediante el pago de pauta en Facebook y cuentas robots en X, antes Twitter.
Esas etiquetas o hashtags se popularizaron desde febrero, a raíz de la publicación del reportaje de Tim Golden en ProPublica, donde se revela que, en 2010, la DEA habría investigado un supuesto financiamiento de la campaña presidencial de López Obrador de 2006. Además de ser un tema viejo y que el propio reportaje aclara que nunca se llegó a comprobar el financiamiento, el tema prendió y se ha convertido en el talón de Aquiles de Morena en el actual proceso electoral.
En El Sabueso, de Animal Político, hemos detectado que sí existen cuentas que han invertido entre un millón y dos millones de pesos para difundir contenidos con esos hashtags, y que esas cuentas podrían estar ligadas a simpatizantes del PAN y de su candidata presidencial Xóchitl Gálvez.
La dirigencia de Morena ha denunciado en diversas ocasiones la existencia de organizaciones y redes coordinadas para alentar esas conversaciones desde México y el extranjero, y con el presunto uso de hasta un millón de dólares a la semana.
Todo eso formaba parte del expediente con el que Morena exigía crear el protocolo de atención y la mesa de análisis en la que se sentarían consejeras electorales, representantes de partidos políticos y representantes de las empresas de redes sociales.
Pero el Consejo General del INE votó en contra por unanimidad; es decir, incluso las consejeras y consejeros del grupo incondicional de Guadalupe Taddei (Norma Irene de la Cruz, Rita Bell López y Jorge Montaño) se negaron a crear el mecanismo propuesto por Morena, ya que la regulación de las redes sociales escapa de sus facultades legales.
La oposición -feliz por la persistencia de las campañas #NarcoPresidente y #NarcoCandidata- alegó que Morena quería imponer un mecanismo de censura a las redes sociales, y celebró la el voto unánime desechando el proyecto de acuerdo.
Morena, en cambio, reaccionó con dureza en contra del árbitro, pues esa misma mañana se dio a conocer un acuerdo de la Unidad Técnica de lo Contencioso Electoral, que rechazó investigar la existencia de la red de xochibots que estaría detrás de estas campañas.
En conferencia de prensa, Mario Delgado se lanzó contra el INE de Taddei; lo mismo que Claudia Sheinbaum en sus discursos de su gira que llevaba a cabo en estados del Sureste.
“Estamos viviendo 2006 otra vez, con una autoridad que cierra los ojos ante las campañas de bots”, acusó Delgado. “Hago un llamado para que se trate a las candidatas y candidatos de igual manera”, se quejó Sheinbaum.
Mientras que Gutiérrez Luna usó sus intervenciones en el Consejo General para dejar ver “al nuevo INE” que están tomando nota de sus “errores” y que podrían sumarlo a la lista de Luis Carlos Ugalde y Lorenzo Córdova, los consejeros a los que su partido ha descalificado en los últimos años.
“Ahora pesa sobre ustedes, en su caso, agregarse a esa lista”, dijo.
Con esas amenazas, está puesta la vara con la que será medida la presidencia de Guadalupe Taddei al frente del INE, quien fue nombrada -por sorteo- en la Cámara de Diputados, para un periodo que, en principio, debería concluir hasta el año 2032.
A las presiones de Morena, se suman las presiones de la oposición, pues Xóchitl Gálvez ha dejado ver, en más de una ocasión, que no confía en este INE, y los dirigentes de los partidos que la postulan han hablado, incluso, de una posible impugnación para anular los comicios.
A 75 días de las elecciones, al INE se le acumulan presiones, mientras la confianza en la institución no atraviesa por su mejor momento.
Según la encuesta GEA-ISA sobre Gobernabilidad Marzo 2024, sólo el 46 por ciento de la población considera que “el INE garantiza imparcialidad en las elecciones de 2024”, y es la primera vez -en años- que la confianza en el INE se ubica en menos de la mitad de los encuestados.
En 2018, más del 54 por ciento confiaba en el INE que arbitró la contienda en la que ganó López Obrador. Y, en 2021, a pesar de la pandemia y de una campaña de ataques constantes del gobierno, la confianza en el INE llegó a ubicarse en el 74 por ciento.
Hoy, el INE de Taddei enfrenta no sólo el ambiente de confrontación que durante todo el sexenio hubo entre la Presidencia de AMLO y el INE de Córdova; encara, también, las consecuencias de sus propios errores.
Una política de comunicación social fallida, nombramientos que no cuajan, una clara división del Consejo General en dos bloques, el abuso de la figura de encargadas de despacho para encabezar el 90 por ciento de las áreas técnicas operativas; no haber sabido enfrentar el tema de la narcoviolencia, que es hoy por hoy un tema de gran preocupación que podría descarrilar las elecciones en varios estados, y errores en los procesos de licitación que, por ejemplo, dejaron a 20 mil Capacitadores Asistentes Electorales sin su chamarra rompevientos para tocar la puerta de millones de ciudadanos que podrían ser funcionarios de casilla.
A casi un año de haber llegado a la presidencia del INE, parece no haberle funcionado a Taddei la estrategia de camaradería con el gobierno de López Obrador: haber recibido en el INE al secretario de Gobernación y aspirante presidencial, Adán Augusto López, como primer acto oficial de su presidencia; irse a tomar la foto a Palacio Nacional; solapar que el presidente y sus “corcholatas” adelantaran desde junio sus campañas; perdonarle o reducirle multas a Morena por sus múltiples faltas a las reglas de fiscalización; cambiar los criterios para no cancelarle el registro a candidatos morenistas que no presentaron informes de ingresos y gastos de sus precampañas… y un largo etcétera.
Pese a todo, hoy Taddei también está en la mira de la 4T. Y es que, cuando se trata de tener incondicionales, para Morena y López Obrador todo siempre será insuficiente.
Periodista desde 1993. Estudió Comunicación en la UNAM y Periodismo en el Máster de El País. Trabajó en Reforma 25 años como reportero y editor de Enfoque y Revista R. Es maestro en la UNAM y la Ibero. Iba a fundar una banda de rock progresivo, pero el periodismo y la política se interpusieron en el camino. Analista político. Subdirector de información en el medio Animal Político.
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