28 enero, 2019
Textos: Lydiette Carrión
Imágenes: Ximena Natera
Hace 16 años, seis activistas en la defensa del agua de la comunidad San Pedro Tlanixco, Estado de México, fueron acusados de homicidio, encarcelados y condenados a 50 años de prisión. La defensa ha documentado fabricación de pruebas y hasta la ONU ha exigido su libertad. En estos días se define si por fin dejan la cárcel, o, por el contrario, continúan bajo proceso. Por ello, sus vecinos y familiares han bloqueado la carreta Toluca-Ixtapan de manera indefinida
Este lunes 28 de enero, los pobladores de San Pedro Tlanixco, Estado de México, decidieron bloquear la carretera hacia Toluca, bajo la demanda de libertad incondicional a sus seis vecinos, compañeros y familiares, detenidos desde hace 15 años: Rómulo Arias Mireles, Teófilo Pérez González, Pedro Sánchez Berriozábal, Lorenzo Sánchez Berriozábal, Marco Antonio Pérez González y Dominga Pérez González.
Durante esos 15 años, los seis presos han ganado premios por su defensa de los derechos humanos, e incluso la ONU ha instado al Estado mexicano a liberarlos. Sin embargo, el pasado 17 de enero, el Tribunal de Justicia del Estado de México determinó dejar sin efectos la sentencia en contra de los seis defensores del agua y reponer el proceso.
El Tribunal determina esto “debido a una razón sorprendente”, declara el abogado Antonio Lara, miembro del Centro de Derechos Humanos Zeferino Ladrillero, el cual lleva el caso.
“Después de 15 años, en el tribunal se dieron cuenta de que son indígenas”, explica.
El Tribunal ordenó la reposición del procedimiento.
Esto a simple vista parece una buena noticia, pero no lo es. Ya que el Tribunal sólo se pronunció por la condición de indígenas, y no sobre la fabricación de pruebas, pero la orden implica empezar el proceso legal otra vez, que de acuerdo con el abogado, podría durar hasta 10 años más.
“Es un insulto a la inteligencia. Es una forma poco decorosa de tenerlos en prisión”, resume Lara.
Roberto Pérez González, hermano de Dominga, es todavía más contundente: “nosotros hubiéramos preferido incluso que se confirmara la sentencia (confirmando la prisión por 50 años), porque entonces el caso se iría a nivel federal, y lejos del poder del Estado de México”. Y sería cuestión de meses que salieran libres. “Por eso estamos desesperados y decidimos tomar esta medida”: cerrar la carretera.
Y añade: “el gobierno creía que Tlanixco ya estaba desunido. Ahora vieron que sigue “unido y de pie”.
El viernes 25 de enero, el Congreso del Estado de México se pronunció por unanimidad para enviar un exhorto a la Fiscalía del Estado de México para que se desista de la acción penal.
“El momento oportuno para que la Fiscalía se desista es cuando inicie el procedimiento de nueva cuenta, para lo cual estamos a pocos días”, explica el abogado.
Esta semana, entre miércoles y jueves, dará inicio. Así que la moneda está en el aire. Un dato alentador, concluye Antonio Lara, es que la propia Fiscalía del Estado de México asistió al plantón que San Pedro Tlanixco sostiene en la carretera.
Cabe recordar brevemente el caso: el 1 de abril de 2003, un grupo de empresarios floristas del municipio de Villa Guerrero, liderados por Alejandro Issak Basso, se internaron en el municipio de Tlanixco, a lo largo del Río Texcaltenco. En aquel entonces, los pobladores de Tlanixco y los empresarios estaban en confrontamiento, ya que Conagua cedió ilegalmente los derechos del agua a Villa Guerrero –que correspondían a Tlanixco originalmente. Aquel 1 de abril, en medio de una discusión, el señor Basso cayó desde un acantilado y murió. La entonces Procuraduría llevó un proceso lleno de irregularidades, fabricación de pruebas y testigos, con el cual –durante los siguientes 3 años– detuvo a seis activos miembros de la comunidad en la defensa del agua: Rómulo Arias Mireles, Teófilo Pérez González, Pedro Sánchez Berriozábal, Lorenzo Sánchez Berriozábal, Marco Antonio Pérez González y Dominga Pérez González. Después los condenó a 50 años de prisión.
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Lydiette Carrión Soy periodista. Si no lo fuera,me gustaría recorrer bosques reales e imaginarios. Me interesan las historias que cambian a quien las vive y a quien las lee. Autora de “La fosa de agua” (debate 2018).
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