Si había una fiesta en la normal, lo más probable es que la policía estatal de Guerrero, con su sistema de cámaras, supiera. Que todos supieran del baile, de los ires y venires desde la escuela, de jóvenes que celebraban casi un siglo de normalismo rural, probablemente la organización político-social más longeva del México contemporáneo, ahí nomás…
Por Lydiette Carrión / X: @lydicar
Lo que cuentan es que iban a pasar por una muchacha. Había un baile en la Normal de Ayotzinapa, en celebración del aniversario de la escuela. Los estudiantes estaban contentos, estaban celebrando. Una joven, novia de uno estudiante, apenas llegaba a Chilpancingo; así que dos muchachos se ofrecieron a recogerla y llevarla al baile. De la normal de Ayotzinapa, en Tixtla, a Chilpancingo, son apenas 20, máximo 25 minutos.
Si había una fiesta en la normal, lo más probable es que la policía estatal de Guerrero, con su sistema de cámaras, supiera. Que todos supieran del baile, de los ires y venires desde la escuela, de jóvenes que celebraban casi un siglo de normalismo rural, probablemente la organización político-social más longeva del México contemporáneo, ahí nomás…
Entonces, ¿por qué la policía estatal disparó directamente contra dos jóvenes cuando pasaron por un retén el pasado 8 de marzo? La policía estatal mató a Yanqui Kothan Gómez Peralta, estudiante de quinto semestre y 23 años de edad. La policía estatal no tardó en decir que los jóvenes llevaban armas y les dispararon, y que al detenerlos llevaban drogas y cervezas.
Pero ya hicieron prueba de pólvora al estudiante que sobrevivió. Sus manos y cuerpo están limpios, ha explicado la madre de Kothan. Si alguien hubiera disparado desde el interior de ese auto habría residuos en algún lado. Pero no hay ninguno. Entonces el arma que aparece en la fotografía que se apresuró a mostrar la policía estatal es sembrada.
Los muchachos no llevaban armas, aseguran las versiones más cercanas a los normalistas. Los normalistas nunca llevan armas, dicen algunos exnormalistas. ¿Que si llevaban cervezas? Tal vez. Estaban en una fiesta, celebrando noventa y ocho años del nacimiento de su normal rural, quizá pasaron a comprar más. Pero la familia ya advirtió en conferencia de prensa que la autopsia arrojó resultados negativos en cuanto a alcohol u otras sustancias psicoactivas.
Pero detengámonos aquí. Quizá podían llevar un paquete de cervezas, como aseguró la policía. Quizá. Pero drogas, no. Las personas cercanas a Ayotzinapa refutan esa versión. No se trata de mentir. En efecto, dicen, hay problemas de drogas en las normales, así como infiltración de narcomenudistas. Pero seamos honestos, ninguna institución de educación superior en México e incluso media superior, ha podido salir invicta del problema del narcomenudeo. Escojamos cualquiera, pública o privada, y encontraremos un problema. De nuevo, no se trata de mentir, pero el ataque contra los estudiantes no tuvo que ver con eso. Estos estudiantes en específico no estaban involucrados en ningún problema de drogas, eran chicos sanos.
Pareciera que a los normalistas les quieren hacer un discurso similar al de las mujeres asesinadas. #SiMeMatan dirán que me gustaba tomar cerveza, #SiMeMatan dirán que soy mal estudiante #SiMeMatan dirán que llevaba droga. #SiMeMatan, dirán que tenía yo novia.
Sólo iban a recoger a una muchacha para que fuera al baile del aniversario número 98 de Ayotzinapa.
Yanqui Kothan Gómez Peralta, en específico, el muchacho que fue asesinado, era ciclista y guadalupano, advirtió su madre en conferencia de prensa. El otro estudiante, sobreviviente, ha sido liberado. Tres policías estatales se encuentran detenidos.
Esta ejecución extrajudicial se da en un ambiente dividido al interior de los movimientos sociales. En un par de meses serán elecciones presidenciales. La candidata de Morena va de puntera en las encuestas. La izquierda en el país –y al interior del movimiento normalista– está dividido: Morena no es mucho mejor que el PRI o el PAN, acusan algunos. Pero es un poquito mejor. Otros refutan: Morena ha pepenado a lo peor del PRI y el PAN o MC. No son mejores que los otros.
Otros advierten: este ejecución extrajudicial se da poco después de que un grupo de padres y familiares de los 43 normalistas víctimas de desaparición forzada, dieran “portazo” a Palacio Nacional. Después de que el presidente Andrés Manuel dijera que los familiares estaban siendo “manipulados” por asesores. Después de la última confrontación y cisma entre el gobierno federal y las madres y padres de Ayotzinapa.
¿Cómo leen esto desde el movimiento social? Hay quien dice que el ataque a los dos estudiantes que iban por una muchacha fue una represalia por las protestas de los familiares. En lo personal, creo que no sería efectivo para el gobierno federal esto. Otros dicen que más bien son grupos anteriores “enrareciendo” el ambiente electoral… No lo sé. Pero lo cierto es que todo el país ha visto en los últimos tiempos ataques virulentos, como si muchos avisperos se pusieran de acuerdo en todo el territorio para agitarse. Sin embargo, lo cierto, lo innegable, es la fractura entre la figura de AMLO y los padres y madres de Ayotzinapa.
Al respecto, entre pasillos, entre ex normalistas, activistas, maestros en activo, se preguntan qué hacer.
Unos proponen hacer un voto dividido, cruzado, otros, retomar lo que movimientos más radicales han dicho siempre: votar no es solución alguna.
¿Qué hacer? ¿Qué hacer de puerta a una elección cuando siguen matando normalistas rurales, muchachos que provienen de las familias más marginadas de la sociedad? Muchachos que trabajan y luchan de todas las formas posibles por sacar adelante a sus familias, a sus padres que envejecen, a los hermanos pequeños que le siguen.
Mas qué hacer si la otra opción es fortalecer al PRI o al PAN, partidos que poco o nada tienen que ver con lo que inspira en México a los movimientos sociales. Y si no se vota… entonces, ¿qué hacer? ¿Únicamente no salir a votar?
Imagen: Comité de Exalumnos de Ayotzinapa.
En pleno Día Internacional de las Mujeres vale la pena recordar que en cinco meses, al menos 9 mil mujeres han sido asesinadas en Gaza. Al menos 13 mil de sus hijas e hijos, también, y actualmente se enfrentan todavía a bombardeos y a hambrunas y sed, debido a las incursiones militares de Israel.
Lydiette Carrión Soy periodista. Si no lo fuera,me gustaría recorrer bosques reales e imaginarios. Me interesan las historias que cambian a quien las vive y a quien las lee. Autora de “La fosa de agua” (debate 2018).
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