Quienes hemos trabajado incansablemente por nuestros derechos, reconocimiento, visibilidad y respeto a nuestras vidas, tenemos memoria y evidenciamos las narrativas de violencia que quieren invisibilizarnos y utilizarnos como mero vehículo electoral. Es evidente que el PAN intenta modificar sus posturas en temporada electoral
Por Ana Francis Mor*
En la Ciudad de México se avanza en términos sociales. La ciudadanía no piensa igual que hace veinte años. Se ha abierto y convive mejor, en buena medida gracias a las reformas e iniciativas de ley implementadas desde el Congreso y la participación activa de la ciudadanía. La apertura, reconocimiento e inclusión de la población LGBTTTIQ+ son una muestra de ello, a pesar de la permanente resistencia panista.
La historia es larga. Desde la iniciativa para legalizar los matrimonios entre parejas homosexuales, con derecho a adoptar, aceptada en 2009 por la Asamblea Legislativa y atacada todavía, hasta la mascarada actual de favorecer los derechos de la diversidad con tal de obtener votos.
La alcaldía Benito Juárez aparece ahora cubierta de pronunciamientos a favor de las familias lesboparentales, así como los derechos de la población LGBTTI y la protección a las mujeres. Nada más falso en los hechos. Hace unos meses mostramos en videos cómo los Puntos Violeta nunca existieron. Estas herramientas construidas según el PAN “como una herramienta que contribuye a la erradicación de la violencia contra las mujeres, adolescentes y niñas”, no existen o son simplemente cascarones sin personal especializado.
Otro ejemplo de las posturas conservadoras, es Mariana Gómez del Campo, vocera del candidato a alcalde en Benito Juárez, que acerca de la adopción de las parejas del mismo sexo, señala que “el matrimonio es entre hombre y mujer con la finalidad de la ayuda mutua y la procreación”.
Asimismo, su rechazo a la interrupción legal del embarazo bajo la consigna de la defensa de “Los derechos de las personas no nacidas en la Ciudad de México” o sus planteamientos a nivel lesgislativo en la Ciudad, sobre la necesidad de definir lo que se entiende por “persona humana de sexo femenino” o “pesona humana de sexo masculino” no es otra cosa que la postura clara de un partido conservador que rechaza los avances en materia de derechos humanos de las mujeres y personas que se identifican como lesbianas, gays, bisexuales, transgéneras, travestis, transexuales, no binarias, queer, pansexuales y +.
Es evidente que el PAN intenta modificar sus posturas en temporada electoral.
Quienes lo duden, basta ver sus declaraciones en medios de comunicación y redes sociales en donde sus posiciones políticas han sido más que claras, así como el trato que reciben las mujeres al interior de su partido.
Quienes hemos trabajado incansablemente por nuestros derechos, reconocimiento, visibilidad y respeto a nuestras vidas, tenemos memoria y evidenciamos las narrativas de violencia que quieren invisibilizarnos y utilizarnos como mero vehículo electoral.
*Ana Francis Mor es diputada por Morena en el Congreso de la Ciudad de México, y es parte del consejo asesor de la candidata de Juntos Haremos Historia a la jefatura e gobierno, Clara Brugada.
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