15 enero, 2024
La toma de protesta de Bernardo Arévalo como presidente de Guatemala fue retrasada por una inédita jornada parlamentaria en la que los diputados mostraron cómo operan las fuerzas que el mandatario ha denunciado. En su discurso, minutos después de la medianoche, Arévalo agradeció especialmente a los jóvenes y a los pueblos que se mantuvieron en pie de lucha
Texto: David Santacruz
Fotos: Johan Ordoñez / AFP, David Santacruz y Mynor Alonzo
GUATEMALA.- Hasta el último minuto, la oligarquía en Guatemala retuvo el poder y sumó elementos a la crisis de gobernabilidad que generaron desde que el ahora presidente, Bernardo Arévalo, pasó a la segunda vuelta electoral. Después de eso, el Tribunal Supremo Electoral (TSE) inhabilitó, a solicitud de un juez penal, al Movimiento Semilla, el partido de Arévalo, por la identificación de firmas repetidas. La acusación fue el centro de la estrategia judicial para retardar la toma de protesta de Arévalo y la vicepresidenta Karin Herrera, programada para este domingo 14 de enero a las 4 de la tarde.
Doce horas tuvieron que pasar antes de que el Congreso, que se instalaría a las 10 de la mañana, pudiera tomar protesta. Los jefes de Estado, cuerpos diplomáticos e invitados especiales criticaron en lo público y en lo privado al gobierno saliente y llamaron a respetar el cauce constitucional, la legalidad y defender la democracia, reconociendo algunos de ellos al binomio presidencial como gobernantes de facto.
La espera fue tan larga que algunos de los invitados, como el rey Felipe VI de España o el presidente de Chile, Gabriel Boric, partieron de Guatemala sin ver a Arévalo con la banda presidencial.
Fue un día largo e intenso. Por momentos parecía que en la plaza, la fiesta cívica se iba agotando, incluso las fuerzas policiales de las que se esperaba un acto represivo se notaban cansadas y aburridas. Como si ese fuera el objetivo de quienes se negaban a dejar el poder. Pero a las 9 de la noche, cuando el diputado Samuel Pérez, uno de los rostros mas visibles de Semilla, fue nombrado presidente del Congreso para sorpresa de todo el mundo, las banderas revivieron y poco a poco la plaza volvió a llenarse. Ese movimiento aseguraba la transición, puesta en duda hasta ese momento.
El cambio de poderes en Guatemala tuvo lugar hasta después de la medianoche y sin la participación del presidente saliente Alejandro Giamattei.
Durante su discurso, Bernardo Arévalo prometió que “nunca mas permitiremos que nuestras instituciones se dobleguen otra vez ante la corrupción y la impunidad”, hizo énfasis en la integración con Centroamérica y en atender “con respeto y compasión” a quienes tienen la necesidad de migrar. Habló de la democracia, de la crisis climática y de la justicia social. También llamó a la unidad de todos los sectores y agradeció a los jóvenes, a las familias, a los pueblos originarios y a los líderes ancestrales por su papel para evitar una regresión al autoritarismo.
“El mundo está siendo confrontado por una ola de autoritarismo, la propagación de la intolerancia, la restricción del disenso”, dijo en un discurso de 25 minutos en el que no leyó ni usó tarjetas.
“Nos enfrentamos a nuevos fenómenos autoritarios como la coptación corrupta de las instituciones estatales por parte de grupos criminales que explotan su apariencia democrática para traicionar los principios le libertad, equidad, justicia y fraternidad en los que se fundamentan. Esta es la lucha que estamos enfrentando en Guatemala y en otras partes de Centroamérica”.
El pueblo de Guatemala, dijo Arévalo, ”está ofreciendo a la comunidad mundial un ejemplo inesperado de convicción y resiliencia democrática”. Por eso pidió: ”No nos dejen solos. Nosotros no nos daremos por vencidos”.
Mientras en los edificios debatían los políticos en las calles fueron los pueblos originarios de Guatemala quienes se mantuvieron en pie de lucha para revertir, lo que incluso desde Estados Unidos se calificó como un atentado contra la democracia en el país centroamericano. Desde el 2 de octubre pasado las autoridades ancestrales mayas y xincas llamaron a defender la voluntad del pueblo expresado en las urnas. Aún, durante la jornada del 14 de enero en que el congreso obstaculizó durante más de seis horas la toma de protesta de la nueva legislatura, fueron las personas de los pueblos originarios quienes mediaron entre la población y la policía para evitar la violencia.
“No echemos a perder 105 días de lucha pacífica, ni el sacrificio de tanta gente que ha dejado trabajo, familia, que ha pasado hambre, que ha estado bajo lluvia, bajo sol, durmiendo en las calles”.
“Por favor no entremos en confrontación, somos hermanos, estamos peleando por la democracia y la democracia no se construye con violencia”, decía uno de los varios dirigentes indígenas, que megáfono en mano, contenía a la turba de inconformes que intentaba romper el cerco policial al Congreso.
Los contingentes de pueblos que pasaban por las calles de la ciudad de Guatemala recibían ovaciones y aplausos de parte de la gente quienes les daban las gracias por su incesante lucha. Incluso en el Teatro Nacional donde tomaron protesta Bernardo Arévalo y la vicepresidenta Karin Herrera, las y los invitados recibieron a la representación de autoridades ancestrales con el grito de “¡viva la resistencia!”.
La crisis guatemalteca, no es resultado de estas elecciones, lleva décadas, Juan José Arévalo, padre de Bernardo fue el primer presidente democrático de Guatemala en 1945 y aunque hubo cerca de 30 intentos de golpe de Estado ninguno se consolidó. Sin embargo, su sucesor Jacobo Árbenz, a pesar de ser militar no tuvo la misma suerte, de ahí el país ha cruzado varios golpes de Estado, dictaduras, un genocidio, una guerra civil, acuerdos de paz, justicia trancisional, la instalación de la Comisión Internacional contra la Impunidad en Guatemala (CICIG) que logró en 2015 la destitución de un presidente por corrupción y su encarcelamiento. Y luego el retorno de los grupos de poder que finalmente perdieron el poder en las urnas en 2023.
A diferencia del movimiento social de 2015, en el que la Plaza de la Constitución se llenó de jóvenes de las clases medias urbanas y educadas, movilizándose en conjunto con la CICIG, hasta lograr la renuncia y la captura del gabinete de presidente Otto Pérez Molina. En 2023 cambió el centro de gravedad de las protestas para mudarse al occidente, con el Parlamento Xinca, los 48 cantones de Totonicapán y la municipalidad indígena de Sololá, donde el liderazgo lo asumieron las autoridades de los pueblos originarios y eso marcó un cambio en el estilo de la protesta explica el antropólogo y politólogo Ricardo Sáez de Tejada.
A los tres días, de iniciadas las protestas eran 120 puntos carreteros y localidades en la en la ciudad de Guatemala, se habían unido el resto de las autoridades ancestrales y la gente espontáneamente empezó a bloquear calles y avenidas aún en la capital de Guatemala.
—¿A ustedes que les hizo salir a protestar?
Le preguntamos a tres autoridades ancestrales, su respuesta fue la misma, “era nuestra obligación como autoridades, eso fue lo que nos pidió nuestra gente y lo que acordamos en las asambleas”. Pero no solo eso, como explica el dirigente Rigoberto Yac, al defender el voto de las personas también están defendiendo sus derechos como pueblos originarios y en esa misma lógica asegura que también le exigirán al nuevo presidente que los tome en cuenta.
Sus reclamos no son muy diferentes a los de otros pueblos originarios del continente, quieren condiciones para vivir dignamente y lograr el progreso bajo sus propios términos. “No tenemos buenas carreteras, en las escuelas, no hay maestros, no hay escritorios, no hay establecimientos de salud. Hay una educación pobre, tanto que nuestros hijos no logran tener una preparación académica por la falta de recursos que manda el gobierno”, reclama César Augusto Yac. Y obviamente, reflexiona, si no hay educación, tampoco hay trabajos bien pagados y eso hace que la gente tenga que migrar y dejar el país.
Para las mujeres indígenas la situación todavía es peor, los hombres que migran muchas veces abandonan a sus familias dejándolas indefensas, como indica Imelda Petronila Estacuy López, una destacado lideresa nacional que coordina siete municipios y cuatro departamentos en Sololá además de ser integrante de la comisión para la mujer, desde la cual ha abogado por acabar con la violencia de género, no solo para que la ley las defienda y castigue a los agresores, sino también para que capaciten a los hombres y les hagan entender la gravedad del problema.
“Nosotras necesitamos que las mujeres aprendan a leer y escribir para poder salir un poquito adelante y también queremos que el presidente nos dé programas para las mujeres para poder vivir porque las mujeres no tenemos trabajo, no tenemos un medio, ni tierras para cultivar. Lo que nosotros como mujeres necesitamos son proyectos, de por ejemplo, huertos familiares, apoyos para víveres, pero lo más esencial son granos básicos y tierra para sembrarlos ”, concluye.
Ya en la plaza, mientras se esperaba la toma de protesta del presidente los dirigentes ancestrales leyeron un comunicado en el que resaltaban la participación de los pueblos, pedían el cese de la persecución política a quienes habían participado en las protestas y se exhortaba al nuevo gobierno a hacer un uso responsable y justo del presupuesto.
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