En Señora Influencer, el cineasta Carlos Santos retrata el drama de nuestra época: la necesidad de ser aceptado por internet, aunque esto signifique fingir ser algo, o alguien, que realmente no somos
Texto: Andi Sarmiento Pastrana
Foto: tomata del trailer oficial
CIUDAD DE MÉXICO. – Con el furor de aplicaciones como Tik Tok o Instagram ha aparecido una cada vez mayor cantidad de gente que se dedica a crear contenido para estas plataformas y que por eso, se les ha ido reconociendo como figuras públicas gracias a la cantidad de seguidores acumulados en su camino. A estas personas les hemos llamado influencers, un término que abarca un amplio espectro; se entiende que es una persona creadora de contenido para redes sociales y que tiene cierto impacto sobre un sector. Esto puede ser contenido de cualquier tipo, no es necesario tener algún grado de estudios o ser profesional en algún ámbito, simplemente la facilidad de hablar y comunicarse con la gente.
La nueva película del director Carlos Santos ha sorprendido al público durante este mes ya que su publicidad nos hizo pensar que sería una típica comedia mexicana más, como a las que nos hemos acostumbrado los últimos años. Sin embargo, va un poco más allá; combinando el humor con algo de terror psicológico Señora influencer refleja distintos fenómenos que se producen a raíz de las redes sociales, muestra el impacto que puede tener un mensaje en el internet sobre cada persona y también, un poco de lo que hay detrás de las cámaras de los influencers.
Es la historia de Fátima, una mujer mayor de 40 que ha crecido toda su vida bajo el mandato de su padre, quien es director de cine y nunca le ha permitido tener su propia independencia. A su edad, Fátima no ha tenido la oportunidad de descubrirse, pues se ha acostumbrado a las restricciones, castigos y medicaciones a las que ha sido sometida.
Tras haber sido corrida del orfanato donde era voluntaria, ella decide comprarse un celular a escondidas de su papá, siendo esto como una revolución para ella. Entonces se le desbloquea un mundo que le había estado oculto: el de las redes sociales.
Descubre a varias personas que viven de las redes sociales, entre ellas Jackie, una mujer que se dedica a dar terapias de superación personal y Sofi, una joven veinteañera que gana dinero completamente por ser influencer. Fátima se refugia en ellas porque sus videos le sirven como distracción, un escape de la realidad.
Poco a poco va copiando su actuar y su pensar, a pesar de que sigue manteniendo su esencia comienza a basar su personalidad en lo que suben las otras chicas.
Es así como se forma un fandom, es decir la comunidad que sigue y admira a un personaje. Luego esta gente comienza a interactuar también entre sí, pues comparten un gusto en común y por lo general tienen algunos rasgos de personalidad similares. El fandom surge de la necesidad colectiva de pertenecer a algo y de identificarse con algo o alguien que no conocemos pero que en algo coincidimos.
Igualmente, a medida que se recibe cada vez más información sobre esta persona se generan las relaciones parasociales, cuando la audiencia crea un vínculo a grado de que siente una conexión con quien está detrás de la pantalla, como si la conociera. Esto sucede en distintos niveles, desde quien consume porque ese entretenimiento le ayuda a sobrellevar algún problema personal, hasta quien ya siente un fuerte sentimiento más íntimo que puede evolucionar en lo obsesivo. Lo mismo ocurre en sentido contrario, cuando se produce odio en lugar de admiración y este desagrado igual va desde comentarios ofensivos en publicaciones o acoso hasta amenazas de muerte o intento de asesinato.
Fátima se encuentra con esto cuando después de un tiempo decide que quiere también ser influencer y rápidamente se vuelve muy viral acumulando miles de seguidores, acumulando tanto gente que la idolatra como que la desprecia.
Por primera vez, Fátima se siente visible y querida al ver que a la gente le gusta lo que hace; como consecuencia desarrolla una adicción a las redes que la tienen al pendiente de cada comentario que recibe. Pero así como recibe mensajes bonitos también le llegan otros atacándola y a pesar de ser una minoría a Fátima le afecta mucho y se lo toma de forma personal, pues su vida empieza a girar en torno a la opinión pública, dependiendo de caerle bien a la gente.
Por otra parte, la cinta retrata el poder del anonimato en las redes sociales. Es muy fácil ahí opinar sobre cualquier tema y atacar a otro sin consecuencia alguna, normalmente no pasa de una pelea en los comentarios con otro desconocido. Esto da la libertad de ofender a estos personajes criticando lo que hacen o su apariencia, pero para el que recibe la ofensa puede no ser tan irrelevante.
Nunca sabemos realmente quién está detrás de la pantalla, los problemas que tenga o la vida que lleve, estos comentarios pueden pasar desapercibidos como pueden provocar mucho daño, ya que no se sabe si el mensaje pueda tocar algún tema sensible a quien lo lea.
Señora influencer toca muchos temas para analizar sobre la sociedad actual y la forma en que nos relacionamos, así como el valor que le damos a una persona en base a lo que nos muestra en internet.
También nos permite cuestionarnos por qué hacemos famosas a ciertas personas. Hay quienes viven exclusivamente de ser una cara bonita o hicieron algún comentario que se viralizó y por ello tienen mayores facilidades, las marcas les buscan para patrocinios y muchas veces estos influencer se convierten en cantantes o escriben algún libro sin tener conocimiento alguno en estos ámbitos y les va bien por el hecho de ser ellos.
Asimismo, vemos que los discursos que transmiten en redes sociales no van de acuerdo con sus acciones en la vida cotidiana.
Las chicas de la película pueden tener actitudes muy intolerantes pero en cuanto hay una cámara enfrente su comportamiento cambia completamente porque viven de ser vistas, de la imagen que tiene el público sobre ellas y de mantenerse relevantes; si bien la película lo lleva al extremo, esa es la representación del funcionamiento de las redes y forman parte de ello todos los géneros y todas las edades.
Es un filme que nos muestra a una sociedad que vive de las apariencias, donde unos fingen tener una vida ideal y otros aman o repudian lo que se enseña. Una realidad en la que si algo no ocurre frente a cámaras es como si no hubiera sucedido y también, un mundo que se ha vuelto muy indiferente y poco empático y cada vez menos crítico.
Señora influencer está disponible en cines.
Me gusta escribir lo que pienso y siempre busco formas de cambiar el mundo; siempre analizo y observo mi entorno y no puedo estar en un lugar por mucho tiempo
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