Cuando es necesario salir a protestar para que se deje de asesinar a la gente, y también, cuando quienes pueden hacer algo al respecto deciden ignorarlo, sabemos que como sociedad tenemos un problema
Texto: Andi Sarmiento
Foto: Tomada del trailer
CIUDAD DE MÉXICO.- La masacre del pueblo palestino por parte de Israel es algo que lleva décadas ocurriendo, pero apenas ahora, por la potencia de Internet, miles de personas en el mundo podemos tener acceso a la información para entender lo que significa.
Hace casi una década, en 2014, las Fuerzas de Defensa de Israel lanzaron una ofensiva – la enésima desde que se creó ese estado, en 1948- y durante 50 días bombardearon la Franja de Gaza, matando a más de 2 mil palestinos, casi todos civiles. Entonces también dijeron que su objetivo era acabar con el grupo radical Hamás.
El reportero de guerra argentino, Hernán Zin, filmó el ataque y publicó el documental Nacido en Gaza, en el cual nos muestra una parte de lo que se vive en esa región de Palestina que muchos llaman «la cárcel más grande del mundo», por el cerco amurallado que le ha impuesto Israel.
Hernán Zon se enfoca principalmente en quienes han tenido que nacer y crecer entre las bombas y misiles. Nos cuenta la historia de niñas y niños de distintas edades que han sido obligados a crecer renunciando a lo bonito de la infancia.
El filme refleja lo que es crecer en zona de ataque. Muestra las secuelas físicas y psicológicas que deja algo tan atroz como la guerra. Vemos a niños que a su corta edad ya descubrieron la crueldad humana, que son forzados a trabajar para conseguir insumos y sobrevivir.
Son los testimonios de niños que fueron bombardeados jugando futbol en la playa, del niño que perdió a su padre que trabajaba en las ambulancias y la chica que sobrevivió al ataque a un refugio de la ONU.
Lo duro es pensar que un documental de hace nueve años refleja lo que hoy sigue sucediendo y lo peor; que no es un caso aislado. Las historias de estos niños bien podrían ser narraciones contadas en otros países, en otros años. El mismo Hernán Zin dirigió en 2016 Nacido en Siria, donde cuenta las historias de distintas infancias tratando de escapar de su país en busca de una mejor vida.
Me parece impresionante que pueden pasar los siglos y seguimos con los mismos conflictos; las armas siguen siendo una opción (y un mercado muy lucrativo para algunos países); aún hay naciones que viven del saqueo y la opresión a los otros y gente inocente sigue muriendo por culpa de decisiones geopolíticas y por órdenes dadas desde el despacho de quienes no están ni cerca de la zona de conflicto. Con la diferencia, principalmente, del avance de la tecnología, con la cual se han desarrollado la carrera armamentista, así como las redes sociales que hoy en día facilitan la difusión y permiten que la información llegue con mayor rapidez a todo el mundo. Sin embargo, esto último puede ser de mucha utilidad y también peligroso, pues la desinformación y las historias contadas a medias también dañan.
Lo que no comprendo es que tengamos las herramientas para esparcir mensajes importantes en cuestión de segundos y ni así se logre la visibilidad que necesitan las personas que están sufriendo estas guerras.
Por lo general, estos temas son tratados en círculos donde se habla fundamentalmente de política. Pero un genocidio debería ir más allá de esos espacios.
Aunque los únicos que pueden frenarlo son los gobiernos, pues solo quien lanza las bombas puede decidir dejar de hacerlo, eso no significa que el resto de las personas no podamos hacer nada al respecto. Divulgar la información ayuda a crear conciencia y formar un criterio, necesario para que un pueblo oprimido pueda acceder a sus derechos.
Aquí entra el papel de los medios de comunicación, que tienen como obligación notificar los hechos de manera completa, cosa que, en el caso de Israel muchos no están haciendo, a pesar de que más de 30 periodistas han sido asesinados en tres semanas.
Luego está el papel de las figuras públicas, como actores o cantantes, quienes son conscientes de la gran influencia que tienen (y muchos tienen mayor alcance que periódicos de renombre).
Algunos se han pronunciado en contra del bombardeo; otros muchos, los más, contra el ataque de Hamás del 7 de octubre, sin considerar la otra parte de la historia. Incluso la ceremonia de los premios MTV EMA´s (Europe Music Awards) fue cancelada diciendo que este no parece un momento para una celebración global, No obstante, quienes llenan estadios y lideran las listas de popularidad no dicen nada. No es su obligación, pero son conscientes del poder que tienen, desde la influencia de sus palabras hasta su poder económico y aún sabiendo esto deciden no aprovecharlo.
Un buen ejemplo es Taylor Swift, uno de los nombres más escuchados durante este año. La artista femenina con el tour que más dinero ha recaudado en la historia, donde pone un pie se llena de gente y lo que haga o diga ocupa un lugar en los medios y la opinión pública. Si donara una parte de sus ganancias a las víctimas o se tomara unos segundos de su concierto para dar un mensaje no acabaría con el problema, pero ayudaría. Ella conoce que tiene este impacto, pero decide no hacer nada. De hecho, la única noticia relacionada es que uno de sus guardaespaldas regresó a Israel para combatir contra Hamás, porque hasta de los guardaespaldas están más pendientes los periodistas.
Menciono a Taylor por poner un ejemplo, pero esto aplica para todas las celebridades que no salen de su burbuja, que muestran constantemente su vida de lujos y ni se les ocurre hacer algo de provecho con todo ese dinero.
Un genocidio como el de Gaza representa lo más inhumana de la humanidad. Los principales responsables de las guerras siempre serán los gobiernos y autoridades que siguen resolviendo conflictos con armas y que por sus intereses propios no titubean al torturar y asesinar poblaciones. Pero también podemos cuestionarnos por qué estas situaciones no detienen al mundo entero. Palestina no la única invasión armada que ha habido en este siglo. ¿Por qué ignoramos estas historias?
Y la empatía ¿dónde está? Son momentos en los que cada quien debería buscar ayudar desde su posición, ya sean los medios informando, los millonarios donando o el pueblo protestando, no por obligación pero por sensibilización, solidaridad y humanidad. ¿Hasta cuándo seguirá el mundo inmutado ante las tragedias?
Cuando es necesario salir a protestar para que se deje de asesinar a la gente, y también, cuando quienes pueden hacer algo al respecto deciden ignorarlo, sabemos que como sociedad tenemos un problema.
Nacido en Gaza así como Nacido en Siria están disponibles en Netflix.
Me gusta escribir lo que pienso y siempre busco formas de cambiar el mundo; siempre analizo y observo mi entorno y no puedo estar en un lugar por mucho tiempo
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