Este 1 de febrero Andrés Manuel López Obrador inaugurará en Cárdenas, Tabasco, uno de sus programas prioritarios en el sureste mexicano, con el que pretende impulsar la reforestación y la economía local. Especialistas advierten los riesgos de su fracaso
Villahermosa, Tabasco.- “Paisanas, paisanos, me da mucho gusto, como siempre, estar con ustedes, mis hermanas, mis hermanos”, dice Andrés Manuel López Obrador a sus seguidores reunidos en una plaza de la capital tabasqueña, abrazados por una temperatura de 30 grados centígrados. Es 14 de octubre de 2018. El entonces presidente electo vuelve a su tierra a reafirmar compromisos de campaña. Los enumera y destaca que echará a andar el programa Sembrando Vida, con el que pretende reactivar el desarrollo del sureste del país con base en la siembra de árboles frutales y maderables.
«Va a haber trabajo para todos en sus comunidades de origen. Nadie va a estar obligado a irse». López Obrador se emociona y eleva el volumen de su voz: “¡Va a haber trabajo en cada pueblo, comunidad y ejido en Tabasco!…”.
Alguien grita “¡Bravoooo!” y otras voces replican. Luego corean su apellido: ¡Obra-dor! ¡Obra-dor!
En el templete, con las efigies de Juárez, Madero y Cárdenas detrás, una treintena de personas arropan a AMLO, quien explica cómo funcionará uno de sus programas favoritos, como lo ha llamado. Después, lanza otro dato: 54 mil empleos para el campo con el nuevo programa.
Sembrando Vida fue difundido desde la campaña obradorista como una de sus grandes apuestas para combatir la degradación natural y la pobreza rural. Para rescatar del abandono al campo mexicano.
Tiene la meta de subsidiar a 400 mil beneficiarios con 5 mil pesos al mes por cultivar y cuidar la tierra. “No va a ser crédito, va a ser apoyo para que les quede eso como un patrimonio, se van a cultivar las tierras del estado”.
Este 1 de febrero, el mandatario vuelve a su tierra, ahora en el municipio de Cárdenas, para por fin iniciar el programa de manera oficial.
Sembrando Vida, sin embargo, podría no alcanzar las grandes expectativas que enumera el tabasqueño. Expertos en la materia advierten sobre el peligro que tiene de fracasar. Primero, por la incapacidad de producir y sembrar con calidad los millones de árboles requeridos, y después, por no poder evitar que los ya plantados se mueran.
Cuando López Obrador presentó Sembrando Vida, el 8 de octubre pasado en la Ciudad de México, destacó su afán de reducir la diferencia de desarrollo que tiene el sureste con respecto al norte del país. El tabasqueño machacó que “sí va a funcionar”.
Desde entonces, la secretaria del Bienestar, María Luisa Albores González, anunció que la meta es sembrar árboles maderables y milpa intercalada con frutales en 500 mil hectáreas en el 2019, y otras 500 mil para el próximo año, hasta sumar un millón de hectáreas en 19 entidades del país.
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