30 septiembre, 2023
De los cuatro aspirantes de Morena a gobernar la Ciudad de México hay dos que abiertamente se asumen de izquierda y que se presentan como opciones frente al que, en la narrativa mediática, es el «favorito» exjefe de la policía capitalina. Pie de Página conversó con Clara Brugada y Hugo López-Gatell sobre la forma en la que imaginan la defensa del proyecto político de López Obrador en la capital del país
Texto: Arturo Contreras, Daniela Pastrana y María Ruíz
Fotos: Duilio Rodríguez
CIUDAD DE MÉXICO.- Este sábado 30 de septiembre, cientos de simpatizantes del exjefe de la policía capitalina, Omar García Harfuch, caminaron por Paseo de la Reforma con banderas, máscaras y disfraces de Batman. García Harfuch es uno de los cuatro aspirantes a coordinar los comités de defensa de la cuarta transformación en la capital del país, lo que en los hechos -aunque no formalmente- lo convierte en uno de los precandidatos de Morena a la Jefatura de Gobierno.
El apodo de guardián de la Ciudad se lo puso en octubre de 2022 el diputado del Partido Verde Ecologista de México (PVEM), Jesús Sesma, al compararlo con el oscuro vigilante de Ciudad Gótica. Ahora es utilizado como mercadotecnia política para impulsar su candidatura, la cual ha sido fuertemente cuestionada desde distintos grupos de izquierda, aunque en la narrativa mediática es el candidato a vencer.
Los otros tres aspirantes a coordinar la defensa de la cuarta transformación en la capital del país son la exalcaldesa de Iztapalapa, Clara Brugada Molina, el exsubsecretario de salud, Hugo López-Gatell Ramírez y la extitular de la Procuraduría Ambiental del Ordenamiento Territorial de la Ciudad de México, Mariana Boy Tamporrell, quien milita en el Partido Verde y ya compitió por la candidatura de Morena en 2018.
De los cuatro, solo Brugada y López-Gatell tienen una formación ideológica de izquierda, y ambos sostienen que la respuesta a la inseguridad no es solamente policiaca.
Pie de Página conversó con ellos sobre la ciudad que imaginan y la visión que tienen para la defensa del proyecto político que representa Morena en la capital del país.
— Qué significa soñar con una ciudad feminista, educadora y de los cuidados?
— Significan, principalmente, que cuando hablamos de que ‘Es tiempo de mujeres’, no nos refermimos exclusivamente al equilibro que debe de haber en quien gobierna, sino tambiénn en el tiempo de hacer justicia a las mujeres. Que pueden llegar muchas mujeres a representarnos, a ser gobernantes, pero aquí el tema fundamental es qué hacemos para transformar la vida de las mujeres. Debemos construir una agenda feminista.
El termino feminista históricamente ha sido estigmatizado y tenemos que reivindicarlo y decir que una mujer feminista es aquella que lucha contra la desigualdad de género, que está en contra de un sistema económico social que históricamenete ha dominado a las mujeres y que hoy, que tenemos la oprtunidad de poder jugar un papel de gobierno, debemos hacer ejercicios que respodan a disminuir estas grandes brechas que hay de desigualdad.
En concreto, el tema del sitema público de cuidado. Yo considero que esta gran Ciudad de México se debe convertir en una ciudad cuidadora, que haga efectivo el derecho al sistema público de cuidados que ya lo teine nuestra Constitución. Que signifique que esta gran cuidad tenga el espacio publico intervenido con perspectiva de género para los cuidados Un espacio público donde la población pueda encontrar los servicios, que pueda encontrar la manera de de disminuir las cargas de los cuidados que tienen las mujeres. Y no estoy haciendo propuestas que quién sabe y a lo mejor no funcionan ¡No! Las echamos a andar en iztapalapa.
Es pensar en el espacio públcico comunitario. En centros de cuidado comunitario, que es lo que estamos haciendo con las Utopías, en donde hay casas de día para los adultos mayores, donde tienen alimentación y una gran oferta cultural de actualización, de salud. Un espacio para personas con discapacidad. Hay albercas donde las personas con discapacidad pueden tomar terapia. Lavanderías y comedores populares. La genta va, deja a los niños en la estancia infantil, van a tomar una clase de natación, regresar por la ropa lavada y se lleva la comida a la casa. Así reduces la carga del cuidado.
—En América Latina las mujeres son las que más usan el transporte público, sobre todo lo usan para el cuidado. ¿Cómo imaginar un transporte con perspectiva de genero?
— Si pensamos en una ciudad con espacios públicos de cuidado: Trabajos, escuelas, entonces estaremos evitando que las mujeres se pasen todo el tiempo en ir y traer y llevar y regresar. Es decir, nos vamos a lo superior. Obviamente el transporte es de las mujeres durante el día y debe tener distintas opciones.
En Iztapalapa hicimos un convenio con todo el transporte público concesionado. Donde el primer tema es evitar la violencia a las mujeres. En Iztapalapa está la fuerza que mueve la ciudad, hay una gran movilización al centro y otras partes y actuamos con un protocolo de quienes están al frente de los transportes, los choferes que ya saben cómo responder ante cualquier tema de violencia.
Además, no solo hicimos los caminos de Mujeres libres y seguras, con muralismo e iluminación, sino que ahorita estamos en otra etapa y se echó a andar la Comunidad iluminada, comunidad segura, que está iluminando todas las calles, callecitas, andadores y escaleras de la alcaldía. Hay que repensar la ciudad con una perspectiva feminista.
— Hablando de violencia de género ¿Cómo cuidar a las mujeres dentro de los hogares, que es en donde más violencia viven?
— Nosotros hablamos y decimos que la Cuarta Transformación está avanzando y estamos dando pasos gigantes, pero que tambíén debemos hacer la transformación de la vida privada en este país, que es lo más difícil, que es lo que ha quedado sin tocar, que no nos hemos metido ¡Pues no, pues no! Porque tan solo el tema de violencia para la mujer, lo amerita.
Tú puedes hacer la cuenta ¿Cuál es el mayor delito de bajo impacto que hay en cualquier ciudad (de México)? La Violencia familiar. Se hacen grandes estrategias sobre todos los delitos, pero de este no.
También necesitamos entrar a las casas con políticas públicas. Tenemos el programa Siempre vivas, en honor al primer taller feminista de finales del siglo XIX, con la poeta Rita Cetina, de Yucatán, que le llamó así a este taller: Las siempre vivas. Retomamos el nombre y llamamos así al programa que consiste en que si la violencia es en la casa o alrededor de la casa de la víctima, hay que ir a la casa.
Un equipo de 100 profesionistas, todas con cierta educación, pero sobre todo con conciencia de género y metodología, se va. Toca la puerta delas casas con su permiso, se da un taller a toda la familia, desde los niños y niñas a las abuelitas, para hablar de qué es la violencia, de relaciones armoniosas, a meternos en el tema de la educación, porque si seguimos produciendo que las niñas les damos los juegos de té y las muñecas y a los niños los carritos y las pistolas, pues ya estamos echando a perder. Tratamos desde esos detalles a lo más grande. Que entren a las viviendas, que muevan un poquito las cosas y que eso nos ayude a transformar.
— ¿Cuándo se le ocurrieron estas cosas? ¿En qué momento Clara Brugada dijo: necesitamos unas Utopías, los Centros colibrí, los senderos, los murales?
—Te voy a contar algo, yo nací en la Benito Juárez, en la colonia Nativitas. Digamos, que soy una mujer del poniente, que por convicción, me desplacé, no porque fuera de una clase muy alta, era de clase media baja, pero me fui a vivir a la colonia con más pobreza de toda la Ciudad de México, por convicción y por una opción por los pobres. Terminé la carrera de Economía y me fui a vivir a San Miguel Teotongo –donde sigue viviendo– y desde allí, con los vecinos, en una colonia donde no había nada. No había caminos, no había agua, drenaje ¡Nada! Desde allí decidí que había que hacer planeación participativa, poner los intereses públicos por encima de los privados y ahí se germinó la idea de las Utopías.
Yo soy de la generación de las Utopías. Yo creo que otro mundo es posible, yo creo que hay que combatir las desigualdades. Si tenemos la oportunidad histórica de gobernar una parte, sea pequeña o muy grande. De ahí surgen las Utopías, empezamos hace 40 años en San Miguel Teotongo. Muchas de las propuestas que hoy están en ellas vienen de ese trabajo colectivo, de esa lucha de las mujeres, de esos andares, de que sabíamos que teníamos que transformar el espacio público con todas las perspectivas.
El primer comedor popular para socializar el trabajo doméstico, lo hicimos en San Miguel Teotongo. Antes de que cualquier gobierno lo retomara como una política pública, de manera autogestiva. Las mujeres tomaban su dinero del gasto y hacían comida para todos, ahí empezó la colectividad.
—¿Cómo hacer para reducir las desigualdades que hay en la ciudad, por ejemplo en temas como el del agua?
—Tenemos primero que cambiar el modelo de gestión del agua, eso significa que si queremos seguir saqueando el agua de los pueblos o de los lugares donde todavía hay agua, al interior o fuera de la ciudad, estamos equivocados. Tenemos que pensar en un nuevo modelo de gestión, se los dice una mujer que ha vivido 30 años sin agua en la colonia donde estamos.
Y se acaba de resolver el tema del agua (en Iztapalapa) ¡Estoy tan tan feliz! Además sin invertir un peso más ni meter agua de ningún otro lado. Lo hicimos en conjunto con Sacmex –el Sistema de Aguas de la Ciudad de México– y la Alcaldía. Hicimos un trabajo técnico y de ingeniería, de valvuleo, que el agua que llegaba a toda la zona, la gente la recibía una vez cada 10 días, mientras que en el poniente reciben 600 litros diarios. Se logró que con esa agua que teníamos alcanzara para que la gente tuviera 4 días, en vez de una vez, por semana. Solo con trabajo de ingeniería.
Pero lo más importante es pensar que si tenemos lluvia y que si ya rompimos el ciclo del agua en esta ciudad, empecemos a recuperarlo. Claudia Sheinbaum entró a este tema y no se pudo concluir este nuevo modelo porque se tenía que hacer un proyecto metropolitano de agua, pero ahora, con el Gobierno de la maestra Delfina (en el Estado de México) estoy segura de que se va a poder hacer.
— Si resulta electa como la coordinadora de la transformación para la Ciudad de México, invitaría a sus oponentes a formar parte de su proyecto de gobierno?
Para mí es muy importante la construcción de la unidad en Morena, que es muy amplio y representa a muchos sectores. Por supuesto que yo abro las puertas para construir de manera conjunta la ciudad. Tenemos un proyecto para la ciudad y por supuesto que estaremos invitando a los compañeros.
—¿Qué significa recuperar el agua, el transporte, la alimentación y los parques como bienes públicos?
— Tenemos varios meses trabajando en un diagnóstico social e integral de la Ciudad de México. Incluye un reconocimiento de la diversidad poblacional. Ese es el tipo de detalle que tenemos en el análisis, fieles a la tradición científica, técnica, y lo hemos mapeado y nos hemos dado a la tarea de identificar las necesidades mayoritarias.
Cuando se hace mediante encuesta, identifican un tema que es sensible porque se posiciona en los medios de información. La seguridad pública suele ser un tema que domina. Hay gente que no ha sido víctima de un crimen, pero leen la nota roja y va permeando la sensación de inseguridad.
No quiero decir que la seguridad pública no sea un tema importante pero hay que atenderlo desde sus causas raíz. Ahí entra un repertorio muy amplio. Uno es el empleo y la generación de patrimonio y de riqueza. Ahí empezamos con otros temas, como lo público, el defender el interés público, que no es solo las cosas del gobierno !No, no no! Lo público es el interés de la gente real, es un espacio que compartimos, no solo físico, sino de oportunidad económica.
Nosotros hemos señalado estos asuntos como la alimentación, el agua de consumo, o el agua de servicio que llega a un establecimiento de tipo manufacturero o comercial. También los parques, no solo el de la esquina, sino un espacio en donde puede haber actividad física para mantener la salud, que haya seguridad para poder convivir, un espacio en donde se puede hacer convivencia que nos permita dialogar entre ciudadanos y ciudadanos.
Otros elementos de lo público, que son parte del diagnóstico, son los servicios públicos de los que dispone el gobierno para garantizar derechos, como la salud, la educación, las condiciones de trabajo
— ¿Cómo reducir las desigualdades que hay en la ciudad?
— Nosotras y nosotros, el colectivo, que es creciente que hemos tenido aportaciones y que cuando la gente supone que estábamos en este planteamiento, han sido impresionantes. Eso nos ha permitido expandir el entendimiento a ese asunto de cómo le entramos, cómo resolvemos el problema de desigualdad social y económica y del acceso a servicios públicos.
El occidente de la ciudad tiene de cinco a siete veces más parques que el oriente, el abastecimiento de agua es mucho mayor en el lado occidente que en el lado oriente. En el tema de bibliotecas, espacios o experiencias culturales, ni se diga.
Cuando en la elección intermedia del 2021 vimos esa aparente polarización, parecía casi como que el Muro de Berlín se había puesto en la ciudad y eso fue explotado por la oligarquía, un grupo minoritario, que tiene el 1 por ciento de la riqueza, que querían dar a entender que había una división con el propósito de distraer a la clase media que a lo mejor estaba con cierto sentimiento de ofensa, porque una parte narrativa del gobierno había llevado a que se sintieran descalificados. Tú hazte para allá porque eres de los fifís.
Hay personas que se adscriben a una identidad de clase media, bueno, vamos a analizar su rol en la sociedad. Había al principio del sexenio un fifímetro. Quién es propietario, porque eso ya establece una definición de clase, definida en la sociología, pero no lo es todo, hay quienes no son propietarios, pero su manera de conducirse, los lleva a relacionarse con otras. No es lo mismo clase social que estrato social. Dentro de una misma condición hay quienes, siendo personas asalariadas tienen más riqueza material: la casa, el auto, los electrodomésticos, que personas propietarias con menos recursos.
Si entrevistamos a la clase media, es muy probable que todo mundo sienta ese sentimiento de pertenencia, casi orgulloso: Yo soy clase media, a mí no me vengan a dar caridad o dádivas, o papá gobierno no me quiera manipular con un programa.
Nuestra perspectiva de la transformación no es un programa para pobres. Recuperamos con toda convicción el planteamiento de que por el bien todos primero los pobres, esto tiene un sentido profundo, una sociedad no puede avanzar ni desarrollarse si hay personas que viven en rezago. Por una razón obvia, mientras haya personas que viven en pobreza, esas personas no pueden ser consumidoras de un restaurantero que tiene una cadena de tres establecimientos. Compañero restaurantero, vea usted que en la medida que progresen las personas que ahora están en condición de pobreza, usted va a tener más clientes. Así de simple.
Lo que planteamos es humanizar la ciudad. ¿Qué es humanizar? Que tengamos una relación cordial, respetuosa donde sepamos que nuestro pensamiento no se lo podemos imponer a los demás.
Humanizar en la vida cotidian es tener una experiencia satisfactoria de vida diaria, que haya un parque que esté en buen mantenimiento, que haya una unidad con equipo deportivo, una pista o una ciclovía, que haya fuentes de agua, porque en toda la ciudad lo único que encuentra uno son tiendas de inconveniencia para comprar botellitas de agua que cuestan 20 pesos y cuyo costo de producción es de 25 centavos. Ahí debe intervenir el gobierno, para regular con base en una lógica de consensos.
— ¿Cuál es el diagnóstico que tiene de las juventudes, cuáles tendrían que ser las cuestiones prioritarias a atender?
— La juventud es uno de los conjuntos de alta prioridad, como las mujeres. 27 por ciento de la población es joven. La juventud es una etapa de la vida que quienes tenemos un poco más de 30 años ya la vivimos en el contexto de nuestra época, que hay personas que las están viviendo y otras que la vivirán, porque cuando uno piensa en la juventud no hay que pensar estáticamente.
La juventud vive y ha vivido en sociedades adultocéntricas, centradas en el pensamiento adulto, en una realidad donde se les considera proyectos, esperanzas, posibilidades. Ahí la llevas y tal vez te vas a parecer a mí, un señor canoso que hizo ya una vida productiva. ¡Ojo con ese pensamiento, que es un modelo mental y cultural que se traduce a la educación! Porque entonces, a la persona joven se le está discriminando día a día de participar en la vida familiar, de hacer propuestas, que no empiezan desde la niñez a aprender a proponer en un diálogo a proyectar la esperanza de dónde se va a acomodar en la sociedad. En el empleo, en la vivienda en las relaciones familiares que decida establecer. Si no pensamos joven para jóvenes la adultez nos ciega.
Menciono cuatro aspectos: Vivienda, este es impresionante, hay una especulación muy importante, en donde hay un grupo pequeño de un empresariado emergente, que mucho nació en la corrupción de ciertas demarcaciones y ciertos partidos, que están abusando de todos porque violan la normatividad y lo que están logrando es desfavorable. El costo de la vivienda sube, están desplazando dónde se puede habitar, expulsan a la gente. La juventud es la que está en mayor desventaja ante este tema. No tiene dinero, no le dan un crédito, empieza una presión familiar importante, y eso conecta con el empleo.
El empleo de la juventud es precario, debajo de los 40 años, empieza una precarización porque los empleos son contrataciones informales, sin garantías de las llamada prestaciones formales; de reto, para los de la juventud más temprana es: a ver ¿para qué sirves? Te contrato seis meses ¡uy! No me gustó, vete. Ahí hay mucho acoso laboral e incluso sexual.
La movilidad, es otra esfera y una última es el de las realidades de la identidad de género y la orientación sexual, donde hay una pluralidad de expresiones de la sexualidad. Culturalmente la ciudad ha avanzado muchísimo, jurídicamente ha avanzado, Claudia Sheinbaum hizo un avance con reglas de no discmriminación en trabajo, vivienda y otros espacios, pero hay un fenómeno donde la juventud no tiene todas las posibilidad de participar en la expresión de su identidad. Aunque la ciudad es progresista hay oportunidades para que estos sentimientos se conviertan en un empuje cultural para que la ciudad sea de más avanzada.
Ahí vemos posible una plataforma de oferta cultural impulsada desde el Gobierno de la Ciudad, pero obviamente amplificada por el estímulo a la autogestión cultural y también de la gestión profesional.
— Además del presidente López Obrador ¿Qué referentes de izquierda están en el panorama de López Gatell?
— Les voy a contar una anécdota de mi vida. Cuando era joven, tenía unos 15 años y regresaba de una campaña de alfabetización de dos meses en Huiramba Michoacán. En la casa vivía mi padre y yo tenía una serie de lecturas pendientes que me había dejado mi padre, que como se sabe, viene de una familia que salió con riesgo de perder la vida en garras del franquismo. Mi padre era muy aficionado a ciertos filósofos, uno era José Ortega y Gasset, filósofo español de la Generación del 98. Además en la alfabetización yo había tenido acceso a algunos libros, justamente los clásicos del Marxismo y Leninismo. Doctrina política escrita en un contexto histórico fundamental. En la librera tenía varios de esos y mi padre me invitó a hacer algo que he seguido en el resto de mi vida. Me dijo lee todo y fórmate un juicio propio integrando y contrastando lo que ves en cada libro sin olvidar el contexto histórico en el que se escriben las cosas.
Uno construye un pensamiento a partir de leer, cuando se tiene la oportunidad, de participar en la vida de la sociedad, de escuchar a la sociedad y obviamente de reflexionar y de ser crítico hacia lo que ocurre y autocrítico de la conducta que uno tiene.
— ¿Y en el tema de mujeres?
— Desde luego que Clara ha puesto en los escenarios de las Utopías esto, pero hay consensos, y el tema de una economía de los cuidados es algo que se viene discutiendo en el mundo y México ya va reterasado. Tiene orígenes múltiples y tiene que ver con los Estados del Bienestar de los movimientos sociales feministas de América Latina e incluso hasta tiene elementos tecnocráticos que se han orientado a la idea de cuánta riqueza se podría generar si se incorporara a las mujeres al mundo productivo.
¿Qué quiere decir esto de la economía de los cuidados o la sociedad de los cuidados? Parte del principio de reconocer que las mujeres son la mayoría, que las mujeres históricamente contribuyen con el bienestar sosteniendo desde la casa, la educación, el cuidado, la movilidad para tener alimento y vestido y que no se les reconoce más allá del discurso, implica que en todas las relaciones, económicas y sociales, que tienen que ver con el empleo con el territorio, con la vivienda, con el acceso a servicios, con la garantía de derechos, se cubra a las mujeres al igual que a los hombres e incluso, en algunos casos, se les dé una mayor cobertura
— Si resulta electo como la coordinador de la transformación para la Ciudad de México, invitaría a sus oponentes a formar parte de su proyecto de gobierno?
— Nadie sabe cómo va a estar en tres semanas los sentimientos del pueblo de la ciudad para ver qué viabilidad tienen ciertos análisis y perspectivas de la transformación. Es crucial que la decisión sea del pueblo. Todavía tenemos la necesidad de trabajar, como pueblo, como sociedad, para erradicar viejas prácticas corporativas, de cargada de gasto superfluo en demasiada parafernalia en las campañas y aterrizar a la idea de la conciencia del pueblo.
Cuando el pueblo decida van a haber participantes que tengan mayor referencia y habrá pensamientos y experiencias de trabajo que no se pueden quedar sueltos, si el pueblo determina que Hugo López-Gatell es el más conveniente para seguir impulsando la transformación, derivado del pensamiento del presidente López Obrador, alineado al liderazgo de la coordinadora nacional, Claudia Sheinbaum, yo con mucho gusto incorporaré aquellos elementos que han contribuido a esto. Yo le tengo un gran respeto a Clara Brugada, la podríamos incorporar sin problema alguno.
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