15 septiembre, 2023
Aunque la derrama económica del turismo en Chichén Itzá puede beneficiar a las poblaciones mayas que ahí habitan, las autoridades han decidido favorecer a vendedores de otras zonas y han expulsado a los lugareños
Texto: Lydiette Carrión
Foto: Francisco Baleras / Archivo Cuartoscuro
La semana pasada Prodesc interpuso dos amparos en contra de las autoridades del espacio arqueológico de Chichén Itzá. La zona hierve de vendedores ambulantes, pero éstos no son habitantes de la región. Nadie sabe de dónde vienen. En cambio, las autoridades no permiten a los lugareños vender sus productos ni siquiera en las afueras del sitio arqueológico.
Rosario Taracena es vocera de Prodesc, una organización que acompaña a las dos comunidades que se encuentran más cerca de Chichen Itzá (Pisté y Xcalakoop). Estas comunidades, explica, se llevan lo peor del turismo: que la carretera esté saturada de autobuses estacionados, la presión que ejerce sobre el agua y los recursos la visita de más de dos millones de personas cada año. Es, según datos oficiales, el sitio arqueológico más visitado del país. Se calcula que con el tren Maya (proyecto estrella de la administración de López Obrador) esto aumente exponencialmente.
Sin embargo, las y los descendientes mayas de quienes edificaron esta maravilla no pueden ofrecer sus servicios.
Rosario Taracena explica: “Estas comunidades nos buscaron porque no han visto ninguna intención del INAH de dejarlos hacer la venta de sus productos artesanales o que ellos solían hacer dentro de Chichen Itzá. Ellos relatan que han llevado gente de afuera para hacer el comercio pero a ellos no los dejan participar nada de la derrama económica que deja, y en particular denunciaron al director del centro arqueológico”.
Los amparos fueron interpuestos en los juzgados tercero y cuarto de Distrito en Yucatán.
Taracena advierte que Chichen Itzá es uno de los pocos sitios arqueológicos que se explotan económicamente de esta forma. “Antes no se permitía la venta. Yo recuerdo que hace 15 años no había un solo vendedor al interior del centro arqueológico. Pero ahora ya está lleno. Yo fui en fin de año, está a reventar de vendedores ambulantes, con artesanías incluso falsas. Cosas que no son ni de ahí. Y es bastante lamentable. No sé cuando comenzaron a vender, y por qué lo están haciendo. Es uno de los pocos centros arqueológicos donde este se permite. Este es tan grande que si lo permiten y al interior es abrumante”.
Pero las comunidades solo ven pasar el turismo. Son miles de personas. Y, de nuevo, con el Tren Maya se proyecta que el lugar recibirá casi el doble de turistas. En otras palabras, la derrama va a incrementarse y a los pobladores no los dejan ofertar lo que sabemos hacer.
“Las comunidades se han visto obligadas a adaptarse a los cambios. Se ven obligados a dedicarse a las artesanías. No hay planes para abrir escuelas ni nada. No hay opciones de un futuro diferente a eso. Están orillados por las circunstancias. Este es el único ingreso que se pueden asegurar: estacionamiento, alimentación, artesanías, y demás”, explica Taracena.
Es así que el turismo, el ofrecer comida, bebida y servicios de este tipo son prácticamente la única entrada económica para unas 6 mil 500 personas en Pisté, y mil 500 en Xcalakoop.
Pero no se lo permiten.
Este problema no es nuevo. En enero pasado, como documentó para Pie de Página Claudia Arriaga, el sitio sufrió bloqueos por parte de las comunidades por más de una semana. Las demandas eran similares: a las y los pobladores les impedían vender, algunos fueron despedidos. Y por otro lado, pobladores llegaron a registrar varios problemas respecto al cuidado que se debe procurar al sitio arqueológico: turistas a quienes se les permitía subir a las pirámides, el robo o “extravío” de piezas arqueológicas.
Las denuncias interpuestas ante tribunales yucatecos la semana pasada responden a esta problemática. Las y los pobladores exigen que se les permita vender y ofertar servicios, que participen de esta derrama económica que, hasta ahora, no les ha llegado.
Lydiette Carrión Soy periodista. Si no lo fuera,me gustaría recorrer bosques reales e imaginarios. Me interesan las historias que cambian a quien las vive y a quien las lee. Autora de “La fosa de agua” (debate 2018).
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