La edición 26 del Festival Internacional de Piano Blanco y negro llega a la Cineteca Nacional de las Artes para promover el valor de uno de los instrumentos más emblemáticos del arte a nivel mundial
Texto: Andi Sarmiento Pastrana
Foto: Especial, tomada de video CENART
CIUDAD DE MÉXICO. – A lo largo de los años, el piano se ha posicionado como uno de los instrumentos más emblemáticos del arte el cual ha ido evolucionando a la par que la cultura y las sociedades lo han hecho. Formalmente su origen data entre en Italia a finales de siglo XVIII e inicios del siglo XIX, con el fortepiano de Bartolomeo Cristofori, que fue el antecesor del piano moderno.
No obstante, se tiene registro desde el siglo XV del Dulce Melos, un teclado con la capacidad de generar sonidos suaves y graves, incluso hay quienes discuten si este no debería ser considerado el verdadero primer piano. Luego, durante el siglo XVI aparece otro instrumento el cual fue descrito por Hipólito Cricca también con características parecidas a las del piano moderno.
Si bien previamente ya existían instrumentos de teclas con características similares, a Cristofori se le atribuye la invención del piano plantar las bases del piano moderno; a los anteriores se les conoce como pianos precristoforianos y los siguientes son los pianos postcristoforianos.
Así comienza la historia del instrumento que hasta la fecha se identifica por su complejidad y sobre todo, por los sonidos fuertes y suaves en cada una de sus teclas que, cuando se saben tocar, pueden evocar toda clase de emociones con sus melodías; de esa forma personajes como Beethoven han trascendido a lo largo de las décadas.
Es por ello que este mes en el Centro Nacional de las Artes (CENART) inició el 26° Festival Internacional de Piano En blanco y negro, el cual nos trae una gran variedad de pianistas que cada fin de semana nos interpretarán piezas que nos llevarán en un recorrido por el tiempo, viajando con la música por el mundo y por los siglos.
Tras haber parado durante la pandemia, el año pasado se retomó el festival celebrando 25 años de existencia. Ahora, se rinde homenaje a los cuatro siglos de historia de este instrumento.
Cada intérprete recitará piezas de los siglos XVIII, XIX, XX y XXI, incluyendo en su recital obras de autores como Chopin o Mozart así como otras más recientes tales como Maurice Ravel o Federico Ibarra.
Entre los pianistas mexicanos se presentarán Bárbara Prado, Mauricio Náder, Alejandro Corona y Leticia Gómez-Tagle, quien tocó el pasado fin de semana al igual que Fernando García Torres, el cual cubrió a la estadounidense Claire Huangci que por cuestiones de salud no logró asistir. De igual forma, contará con la presencia de intérpretes originarios de países como Argentina y Croacia, entre otros.
Es importante abrir estos espacios que dan a conocer a toda clase de artistas y permiten el acercamiento de la gente a la música. Nos invita no solo a escuchar las composiciones sino también, a analizar el contraste entre cada una y reconocer la evolución que ha tenido este instrumento en el tiempo.
El piano, como todo instrumento musical, sirve como puente de comunicación entre las emociones de quien lo toca hasta el oído y la interpretación del público. La magia de la música está en que no importa de cuándo una pieza haya sido escrita, la experiencia será distinta dependiendo de quien la toque, pues cada uno pondrá su esencia y energía. Además, no solo los músicos transmiten algo distinto uno de otro, también cada espectador recibirá algo distinto.
Los recitales nos permiten entender el arte a través del oído, nos narran relatos que no necesitamos ver para sentir, pues con las teclas lo dicen todo.
El festival tiene sede en el Auditorio Blas Galindo en el CENART desde el 2 de septiembre al 1 de octubre. La entrada es para todo público y los boletos tienen un costo de 150 pesos, con un 2×1 los jueves en Ticketmaster, y los viernes en la taquilla del auditorio.
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