El controvertido papel que las fuerzas armadas están jugando en este sexenio nos invita a reflexionar sobre qué lugar nos imaginamos para los soldados si no es el campo de batalla. Para responder, en nuestra tertuliana mensual periodistas y especialistas en el ejército dialogaron con dos ex militares en retiro que profundizaron en sus reflexiones
Texto: Kau Sirenio
Fotos: María Ruiz
CIUDAD DE MÉXICO. – La mirada estaba puesta sobre la mesa donde departían vino tinto, cervezas y unas deliciosas pizzas. En la mesa, dos oficiales retirados del Ejército mexicano junto a dos agudos periodistas y un abogado platicaban. El motivo de su reunión: la tertuliana mensual de Pie de Página ¿Qué hacemos con los militares?
El teniente artillero, Gerardo Sandoval; y el capitán zapador, Marcos Mendoza platicaron con las periodistas Daniela Rea y Pablo Ferri; y también con el constitucionalista, Federico Anaya, bajo la conducción de Daniela Pastrana.
La conversación la inició la directora de Pie de Página, Daniela Pastrana, quien apretó el gatillo. El disparo fue directo a los militares.
-¿Qué lugar nos imaginamos para los soldados? –soltó Pastrana.
Gerardo Sandoval no dudó en contestar, pero para hacerlo primero habló de su pasado en el Heroico Colegio Militar y su andanza como oficial artillero. Siempre buscó esquivar las preguntas, pero era imposible, porque los comensales traían sus dudas.
“Soy egresado del Heroico Colegio Militar en 1994, pero antes ingresé al Ejército cuando tenía 15 años, en 1987. En ese entonces estuve en la Escuela Militar de Sanidad. Admiro el trabajo del personal de sanidad y médico, pero no era lo que a mí me atrajera como tal. Quería estudiar en el Colegio por todo lo que representa en el Ejército mexicano” arrancó el militar.
Gerardo Sandoval explica su pasado:
“Me gradué en 1994, un año muy peculiar, estaba el levantamiento armado de Chiapas, el asesinato de Luis Donaldo Colosio, el de José Francisco Ruiz Massieu. La crisis económica de 1995. Me gradúo en artillería, pero me voy a fuerzas especiales en el 2000. En 2004 tengo un accidente y pierdo la mano, y me retiro del ejército por inutilidad”.
El relato de Sandoval es interrumpido por el periodista Pablo Ferri, coautor del libro La tropa: Por qué mata un soldado
–¿Cómo es que un egresado del Colegio Militar pasa de artillería a fuerzas especiales?
–Ingresé a fuerzas especiales en el 2000. En ese entonces no había batallones de fuerzas especiales, eran Grupos de Aeromóvil de Fuerzas Especiales (GAFE). Efectivamente, había esa transición de una unidad convencional GAFE, empiezan a un curso básico.
A un lado de Gerardo, el capitán segundo zapador, Marcos Mendoza, se sinceró con los tertulianos al confesar que él se imaginaba de seminarista, pero por azar de la suerte terminó en el Colegio Militar. Se soñaba a sí mismo defendiendo la patria y en la guerra de Irak.
“Eso de por qué mata un soldado, yo lo veo como una orden. Cuando dije que iba a defender a México estaba imaginando las películas que veía en la televisión. Me fui al Ejército, igual pude haber sido médico, pero opté por el Colegio porque llama atención la institución por machista” sostuvo, el capitán Mendoza.
Y añadió:
“El Colegio se divide en armas y servicios. Los servicios son médicos, ingenieros, transmisiones, policía militar. Ingresé al Colegio como cadete zapador, que ahora se llama Arma de Ingenieros, y que tiene doble función, es arma y servicio, o sea: andan en operaciones o destacamentos y andan como ingenieros en la construcción de tren Maya, el Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles. Tienen doble trabajo”.
El capitán en retiro del Ejército mexicano dijo que había estudiado en la preparatoria oficial de Guanajuato. Entre sus anécdotas resaltó su rebeldía juvenil. Sin soltar su paso, conectó su andanza en el Colegio, donde puso el dedo en la llaga:
“Veo esos abusos y digo: vine por la disciplina, y no porque abusen y todas esas mañas tan feas. Me quede callado”.
El militar cuestionó los abusos que se reproducen al interior del Ejército mexicano, sobre todo los golpes, robos y la novatada que sufren los cadetes de nuevo ingreso en el Colegio Militar. Para muchos de los egresados ese acto es el templo del honor.
Pero Gerardo no se quedó solo con el Colegio Militar, sino que le da un razón a la justicia militar.
“¿Por qué mata un soldado? Es porque no hay buena justicia militar, no hay quien defienda sus derechos humanos y no hay una justicia imparcial. O sea, la educación del ejército es mala, ojalá se pueda hacer algo, mínimo cambiar o hacer un nuevo plan de estudios militares para que el soldado tenga algo, o alguien que lo defienda cuando se dan órdenes contrarias a lo que tienen que hacer”.
El constitucionalista Federico Anaya dijo que el Ejército no está preparado para una situación de combate. Puso el caso del subteniente de infantería que recibe orden de un teniente coronel de avanzar a Ocosingo, Chiapas, con sección bajo su manos.
“Aprovecho para poner el caso sobre la mesa, de un hecho que ocurrió en 1994, el 3 de enero para ser preciso. Está el combate en Ocosingo, Chiapas. Los zapatistas tratan de retirarse. Las órdenes es hacia las cañadas, me parece que el 37 Batallón de Infantería que venía de Tenosique, Tabasco, logra llegar desde Palenque a Ocosingo. Hay combates en toda la ciudad de Ocosingo” suelta el especialista en derecho constitucional.
El relato continúa:
“En San Cristóbal de las Casas un subteniente recibe orden de un teniente coronel de avanzar con 30 personal bajo su mando: soldados, cabos y sargentos. Resulta que entra en combate. El subteniente cumplió el objetivo que se le dio. Todo esto viene en el expediente de justicia militar del Centro de Derechos Humanos Fray Bartolomé de las Casas, donde yo trabajaba”.
Este caso fue conocido porque el subteniente ocupó el hospital y luego pasó ordenó ejecutar a 11 personas, 10 de ellos civiles:
“En el expediente tenemos su confesión bueno es evidente que el oficial al momento de la crisis no tuvo control de mando y terminó mal todo”.
La editora de Pie de Página, y coautora del libro La Tropa, Daniela Rea, puso la sal sobre la mesa:
“Le es muy benéfico a la institución cuando quiere chivos expiatorios, lanza 30 acusados que defiendan como puedan, los pudimos ver en la cárcel, pero, cuando quieren héroes lanzan otros héroes asesinados con banderas encima de sus féretros. Me parece que al menos en la forma en la que estamos contando el contexto de la militarización del país, me parece que sería importante hacer una distinción entre la institución y las personas”.
Ferri añadió que los militares se agarran de la mentira para protegerse hasta que aparece algún video, como el caso de Nuevo Laredo en mayo. Apuntó que en esos hechos no hubo un enfrentamiento, ni persecución y dispararon a la gente desarmada, como el caso de Ocosingo.
La tertuliana terminó con más preguntas que las iniciales. Los comensales lanzaron sus cuestionamientos, pero no hubo espacios para que les contestaran:
“¿Qué es el honor, quien lo tiene y como se obtiene?, o ¿Que es la patria, quien la defiende y como se define?”, otros preguntaron su los militares reciben historia sobre la lucha de clases.
Para ver la tertuliana completa puedes hacerlo en nuestro canal de Youtube.
Ayúdanos a sostener un periodismo ético y responsable, que sirva para construir mejores sociedades. Patrocina una historia y forma parte de nuestra comunidad.
Dona