Especialistas explican que la conducta humana tiene tres esferas: la biológica, la psicológica y la social. En un entorno donde hay violencia hacia los animales, como la implícita en algunas tradiciones comunitarias como las de las fiestas de Xico en Veracruz, los niños podrían desarrollar insensibilidad emocional hacia el maltrato y esto puede derivar en una psicopatía
Texto: Arantxa Arcos / Voz Alterna
Fotos: Voz Alterna y Especial
XALAPA, VERACRUZ.- Los niños y adolescentes de Veracruz están normalizando la violencia. Sus cerebros comenzaron a eliminar la empatía y dolor por el prójimo, iniciando por pequeños actos como es el maltrato animal.
El estado de Veracruz cuenta con una ley que presuntamente protege a los menores, más en un ambiente predominante de violencia. La ley de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes, también conocida como Ley 573, señala responsabilidades para que estos no se contaminen y les repercuta en su futuro mental.
Rodrigo Ramírez Rodríguez, licenciado en biología y maestro en Cerebro y Conducta explica la violencia como una defensa, protección o ser reactivos por genética, ya que la conducta en los humanos tiene tres esferas: la biológica que heredamos en nuestros genes, la psicológica con nuestra mente y la social, la cual es el ambiente donde vivimos y nos desarrollamos. Estas tres características juntas conforman la triada biopsicosocial.
Los niños de Veracruz están sometidos a presiones en sus tres esferas. Diariamente observan cómo alguien más es asesinado, torturado o desaparecido. Además de permanecer en un entorno social con tradiciones y costumbres que involucran el maltrato hacia otro ser vivo.
El doctor Ramírez Rodríguez señala que ambas situaciones son absorbidas por el menor.
«Si un niño atestigua violencia animal, empieza a desarrollar depresión y lo patológico es insensibilidad emocional, si escalan los niños podrían recibir psicopatía».
Doctor Ramírez Rodríguez
El artículo 40 bis de la Ley 573 señala:
“Queda prohibida la asistencia y entrada de menores de edad a las corridas de toros, procurando la seguridad de aquéllos y sus valores humanos, garantizando así el acceso a una vida libre de violencia, correspondiendo la observancia y acatamiento de este precepto al Sistema Estatal de Protección Integral al que se refiere la presente Ley”.
Cuando fue propuesta la reforma a la Ley 573, transcurría el cuarto año del sexenio priista de Javier Duarte de Ochoa y tuvo como finalidad procurar la seguridad de los menores y sus valores humanos, para garantizarles un acceso libre de violencia, acatando el precepto del Sistema Estatal de Protección Integral.
La última reforma quedó firmada por la diputada del Partido Acción Nacional (PAN) Ana Cristina Ledezma López, quien en 2018 fungió como secretaria ejecutiva del Consejo Estatal de Seguridad Pública en Veracruz.
Para People for the Ethical Treatment of Animals (PETA), una organización mundial de derechos de los animales, las escuelas, los padres, las comunidades y los tribunales están empezando a darse cuenta de que hacer caso omiso de la crueldad hacia los animales como un delito “menor” es como ignorar una bomba de tiempo.
Algunos tribunales comienzan a penalizar a maltratadores de animales, examinan a las familias por otros signos de violencia y ordenan a los autores someterse a evaluaciones psicológicas y a asesoramiento.
La postura la respaldan los psicólogos veracruzanos Jairo Fernández y Andrea Herbert quienes realizaron un estudio con 80 hombres y mujeres mayores de 18 años donde detectaron patrones relacionados con su infancia y el maltrato animal.
El próximo 22 de julio, niños, niñas y adolescentes veracruzanos acudirán al Pueblo Mágico de Xico donde anualmente festejan a María Magdalena, la patrona del municipio.
Una década atrás, alrededor de las tres de la tarde, Alejandro acordó con un amigo participar en la suelta de toros que se desarrolla en la calle principal de la ciudad aledaña al Cerro Acamalín, la denominada “Xiqueñada”.
Los animales ya estaban siendo lazados por los organizadores, había terminado el lapso de corrida en la vía pública.
Alejandro se envalentó más para caminar por el improvisado ruedo. No iba tomado, tampoco iba bajo los influjos de alguna droga, solo estaba “algo” crudo y los animales ya estaban siendo controlados para enjaularlos.
Mientras un caporal esperaba el momento exacto para jalar con mayor fuerza la cuerda que atinó a un cuerno de un toro, Alejandro pasaba cerca, decidió tocarla y tirar hacia su cuerpo, siendo esta la peor decisión de ese día, pues el animal se fue directo contra él, iniciando una corrediza que terminó en el hospital siendo atendido por un cirujano.
Un amigo de Alejandro captó el momento de ser corneado.
El primer contacto piel a piel fue demasiado fuerte en la pantorilla izquierda. La gran cabeza subió hacia el abdomen donde se incrustó un afilado cuerno. La sangre no salió. Alejandro alzaba los brazos en señal de triunfo con un agujero en el cuerpo. Los espectadores se quedaron asombrados de cómo el joven de 24 años salió caminando y consciente.
“Cuando me enterró el cuerno no lo sentí, es como cuando te entierras la aguja en el dedo, como si te metieras la aguja en la yema, así sentí. La cornada no me dolió, me dolió mucho el cabezazo en la pierna. Me puse de pie. Me intentaba mirar y no tenía sangre, nos hicimos a un costado, el toro pasó de regreso y ya no intentó cornarnos. Lo lazaron y toda la gente estaba asombrada”.
A 400 metros estaba una ambulancia lista para revisarlo. Los paramédicos valoraron al varón que fue traslado de urgencias al Centro de Salud de Xico, donde determinaron que debía llegar a Xalapa para mayor atención médica.
Alejandro recuerda a la perfección su visita al Hospital Civil de Xalapa, a casi 20 kilómetros del incidente, donde compartía sala con una persona diabética en fase terminal y otra con severas quemaduras en el cuerpo, le acababa de explotar el radiador de su vehículo.
“Sólo me cosieron tres puntadas internas y seis por afuera, no fueron muchas puntadas y me dieron de alta a las horas. Si la cornada fue a las 3:30, a las nueve de la noche ya estaba saliendo. Muy contento de seguir con vida pero ya con una experiencia que no me arrepiento porque no me pasó nada pero si fue una situación muy irresponsable”.
Para el 25 de julio, al tercer día, Alejandro caminaba con ayuda de muletas pero acatando que debía seguir en cuidados por dos semanas más.
A 11 años del incidente, compara su cicatriz con una operación del apéndice aunque su semblante cambia al recordar que estuvo a milímetros de morir por recibir la cornada justo en el lado izquierdo, cerca del vaso.
“El cirujano abrió la herida, la revisó y me dijo qué suerte tienes estuviste a milímetros de que el toro te hubiera abierto la última capa de músculo y de que se te salieran las tripas, fue algo muy grave en la zona donde me dio”.
Desde ese día, Alejandro no ha regresado a la fiesta patronal, pero visita el municipio de Xico frecuentemente con su esposa e hija de cinco años, menor a quien ya le contó y enseñó algunas imágenes de su mala decisión juvenil.
«Tengo una familia y no me gustaría que mi hija perdiera a su papá, que mi esposa tuviera que sufrir lo que en ese momento fueron mis hermanas y mis papás, creo que lo viví, me gustó y con eso tuve”.
De esta práctica anual en un Pueblo Mágico de México, el pasado viernes 7 de junio, el fiscal especializado para la Atención en Delitos Ambientales y Contra los Animales, Andrés de la Parra, entregó a la oficina del Gobernador un oficio FGE/FEDAYCA/367/2019 girado al mandatario estatal de Veracruz, Cuitláhuac García Jiménez, donde citó de forma textual el artículo 28 de la ley 876, de Protección a los Animales de la entidad.
“Artículo 28. Se consideran actos de crueldad y maltrato, que deben ser sancionados conforme a lo establecido en la presente Ley y demás ordenamientos aplicables, realizados en perjuicio de cualquier animal, provenientes de sus propietarios, poseedores, encargados o de terceros que entren en relación con ellos, con excepción de lo previsto en el párrafo segundo del artículo 2 de esta Ley”.
Dicho artículo, en sus siguientes apartados señala: V Bis, la prohibición de pamplonadas y embalses; X, todo hecho, acto u omisión que pueda ocasionar dolor, sufrimiento, que ponga en peligro la vida del animal o afectar su bienestar. Todos reformados el jueves 10 de noviembre del 2016.
Tomando como base la ley vigente en la entidad, desde el 2010, en el sexenio priísta de Fidel Herrera Beltrán y con modificaciones durante el sexenio priísta de Javier Duarte de Ochoa, así como en el bienio del panista Miguel Ángel Yunes Linares, el fiscal recalcó las funciones de cada dependencia estatal.
Aquí, los menores observan y participan. Son expuestos a comportamientos de crueldad hacia animales y se relacionan con el desarrollo de actitudes que reflejan una insensibilidad general hacia el bienestar de los demás, desde la infancia.
Así lo demostró Frank Ascione con investigaciones efectuadas en Denver, Colorado, en Estados Unidos durante 1992.
Para 2015, consumó otra investigación con 300 mujeres en refugios para personas violentadas revelando que el 60 por ciento de ellas reportaron maltrato animal en sus hogares y ocasionaron que la violencia hacia ellas fuera mayor, además que sus hijos presenciaron los actos y posteriormente lo aplicaron en sus mascotas.
En estudios más actuales, los psicólogos Jairo Fernández y Andrea Herbert, egresados de la Universidad Veracruzana (UV), demostraron que las personas analizadas viven violencia cuando sus padres o pareja dañaron la vida de otro ser vivo.
“El maltratador utiliza al animal como parte de la violencia instrumental, lo ocupa para chantajear y evitar que las madres e hijos salgan del hogar”, indicó Andrea Herbert.
Además, detectaron que los resultados coinciden con los encontrados por el estadounidense Ascione, ya que familias veracruzanas sometidas frecuentemente a violencia son asesoradas para efectuar un plan de escape de dónde pueden ir o redes de apoyo, pero en ellos no se incluye a sus mascotas, solo a las mujeres y sin las condiciones adecuadas.
De las 80 personas analizadas, todas mayores de 18 años, todas eran integrantes de un grupo de apoyo a la violencia femenil y varonil. Menos de 20 lograron salir del círculo de violencia que vivían.
Una de las víctimas, mujer, radicaba en un pueblo donde observaba cómo su padre violentaba a los animales. Otro, un varón que contó que a la edad de 10 años lastimó a un gato durante varios años.
“Los padres creen, por ejemplo, si lo llevan a Xico que la víctima es solo el animal pero también la víctima es el niño porque está observando cómo se desarrolla todo eso (…) puede parecer divertido para los niños, inocente, pero el fondo es que es normal, que ellos utilicen la vida de un animal o el sufrimiento de un animal como entretenimiento”, citó la psicóloga Andrea.
Ambos especialistas en los procesos mentales, percepciones y comportamientos del ser humano, refirieron que el actuar de los padres con sus hijos al llevarlos a participar y ver este tipo de tradiciones como la efectuada en Xico se ejemplifica con la Teoría del Aprendizaje Social de Albert Bandura, donde los menores absorben todo lo que ven su entorno y más si lo ven en las figuras significativas de su comunidad como los progenitores o profesores.
“Muchos de los niños que participan ven a sus padres como maltratan a los toros y lo fueron aprendiendo con el tiempo, quizá fue tradición pero también es aprendizaje por ver a los padres, abuelos o tíos. Ahora ellos participan y lo ven como algo natural, ya se desensibilizaron y naturalizaron la violencia hacia los animales (…) los padres le dicen a los niños no seas violento, no pegues en la casa, no pegues en la escuela pero te llevo a que veas como maltratan a los toros, a los perros. Lo que hacen es naturalizar la violencia ahora el niño la ve como algo normal y cuando es adulto la sigue viendo normal”, recalcó Jairo Fernández.
Para la activista y defensora de los derechos de los animales Lourdes Jiménez, autoridades estatales, locales y la sociedad en general están ignorando las etapas de la violencia, centrándose solo cuando la persona fue asesinada o desaparecida.
“Estamos llegando a todo esto porque estamos ignorando las etapas de violencia que estamos haciendo o estamos dejando en manos de los niños que absorben una cantidad de actos terribles y después queremos que de adultos cambien. Necesitamos entrar a donde están ellos, buscar de alejarnos y no tratar de que lo vean como algo normal, ese es el problema de todas estas tradiciones”.
Tanto la ley que protege a los menores de un ambiente libre de violencia como la ley de protección animal, se asignan responsabilidades al Consejo Estatal de Asistencia para la Niñez y la Adolescencia, al Sistema Nacional para el Desarrollo Integral de la Familia (DIF), la Secretaría de Educación, la Secretaría de Seguridad Pública (SSP), por mencionar algunas dependencias.
De ellas, las obligaciones y responsabilidades se quedaron en papel, infiriendo que tienen más importancia las cuestiones económicas protegidas por “la derrama económica que se genera con las fiestas patronales” que las cuestiones de la salud mental y el derecho a la no violencia.
“No es posible que una dirección o Secretaría de Cultura esté aceptando cosas tan terribles como tiene que ver con el embalse de toros o xiqueñada, defendiendo una cultura si sabemos que son acciones analizadas por el área científica. Sabemos que si un niño es expuesto a la violencia, por lógica va a encontrarla normal, si tenemos tantos problemas de violencia porque queremos seguir protegiendo todas estas llamadas culturas o arte que según ellos están arraigadas a las personas o patrimonio pero no podemos defenderlas cuando dañan o van a dañar a nuestros niños”.
A diferencia de Veracruz, estados como Coahuila promovieron a principios del 2019 iniciativas para fortalecer en los centros educativos la sensibilidad, el manejo adecuado y preservación de las mascotas.
La iniciativa se originó a pocos días de ser difundido en redes sociales cómo un hombre apuñaló a un perro callejero.
Ya en marcha, escuelas de primaria, secundaria y de bachillerato de Aragón en España, tendrá una nueva materia llamada “Respeto hacia los animales” enfocada en las emociones de la fauna urbana y en cómo tratarlos con respeto y amor.
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