Rosa pastel es el engolosinamiento del sentimentalismo, una oda al desamor, el reflejo de la adolescencia que vive de ilusión. Es el reflejo camp de la indudable feminidad, del pop dulce, colorido, melódico y caprichoso, pero también melancólico y doloroso, dramático, cantado por la voz de Denisse, una voz disciplinada e inconfundible
Tw: @EvoletAceves
Si Miguel Covarrubias inventó el rosa mexicano en la pintura, Belanova inventó el rosa pastel en la música. Y es que es la canción que bien define a la juventud mexicana de hoy que disfruta del buen pop. La canción trasciende al género y la orientación sexual de quien la escuche, causa una tremenda fascinación. La música de esta banda es electropop puro.
Recientemente se viralizó la canción en Tik Tok, por una realidad triste que vive la juventud, los usuarios jóvenes aparecen en videos en donde muestran fotografías y videos de antes y enseguida muestran su presente, enfatizando el hecho de que los sueños laborales de estos profesionistas no se volvieron realidad, y que sus estudios distan mucho de las ocupaciones que les auguraba su carrera, dedicándose a oficios a los que nunca pensaron dedicarse.
Ahondemos en la historia de esta canción y de la banda. Póngase los audífonos y píquele a Rosa pastel.
Corría el año de 2006, volvía a mi casa de la escuela, como todos los días, para ver el programa televisivo Los 10 + pedidos, conducido por Gabo Ramos —quien también hacía la voz de Ash en la caricatura Pokemon— en aquel MTV que tanto valía la pena sintonizar y que tan buena música le dio a la generación latinoamericana desde el año en que se fundó: 1992.
Para ser precisos, fue el 17 de julio de 2006, hace exactamente 17 años, cuando se lanzó el videoclip de la canción que marcaría la historia de más de una generación: “Rosa pastel”, interpretada, escrita y compuesta por quienes conforman al ya mítico grupo Belanova: Denisse Guerrero (voz), Edgar Huerta (teclado) y Ricardo Arreola (bajo), mismos que, por cierto, han compuesto su discografía entera.
Rápidamente se posicionó en los primeros lugares de popularidad en ese remoto 2006. A través de sitios web como MetroFLOG y Blogspot, los fans promocionaban la música de sus intérpretes, pidiendo votos para que su canción favorita del momento lograra alcanzar el primer lugar de Los 10 + pedidos. Recuerdo haber votado una sola vez —en ese sitio web hoy inexistente de Los 10 + pedidos—por Belinda, por la canción con la que la conocí: “Ángel”.
Me encuentro con la siguiente publicación en el hoy olvidado Blogspot de un internauta bajo el nombre de luis_p, que el 19 de agosto del 2006 publica: “Esta semana Rosa Pastel se ubica en la posicion (sic) 10 de los 10 mas (sic) pedidos de MTV apoyemoslo (sic)”, y entre los comentarios leo al mismo internauta diciendo que necesitan votar más, por eso estaba recabando votos, “pues la canción ya está bajando”.
No fue hasta el 30 de octubre del 2006 cuando finalmente llegó “Rosa pastel” al tan competido número 1 del show más visto por adolescentes y preadolescentes —en su mayoría emos— en busca de música que acompañara y respaldara sus más profundas emociones.
Luis_p seguramente no se imaginaba que 17 años después, esta canción rompería récords en la historia de la música nacional, alcanzando a estar dentro de las 50 canciones más escuchadas en el Top 50 México de Spotify —que en aquel entonces no existía, porque recurríamos a Ares para descargar música gratuita, acompañada de uno que otro virus—, siendo la única canción del género pop en dicha lista de Spotify, con más de 206 millones de reproducciones, mientras que en YouTube este video cuenta con más de 213 millones de vistas.
El videoclip comienza en un close-up hacia los pies de la vocalista, calzados con unas zapatillas de tacón de terciopelo rosado, caminando sobre una alfombra azul turquesa. Enseguida escenas rápidas del resto de la banda tocando su instrumento, y con sus labios pintados de un rojo efervescente, con voz melancólica y exquisitamente aguda, comienza la letra, tras una espléndida y ya consagrada entrada gradual de teclado y batería:
Sí, yo quería ser esa mujer,
la madre de tus hijos
y juntos caminar hacia el altar,
directo hacia la muerte.
Y al final, ni hablar,
los dos nos destruimos,
y al final, ¿qué tal?,
tú y yo ya no existimos…
En el video, Denisse porta un vestido corto amarillo y con olanes, recordemos que la cantante es también diseñadora de modas, guarda aprecio por la ropa vintage y le gusta transformar las prendas, darles un efecto sorpresa que resalte su personalidad, afirma a la revista Quién. Asimismo, trabajaba de la mano de Jonathan Morales, de la entonces casa Cherry Project, a quien la sonorense conoció cuando estudiaban Diseño de Modas en Guadalajara, cabe mencionar que Morales ha colaborado con cantantes como Lady Gaga, Belinda, Rosalía y J Balvin.
Por eso es que en el videoclip también se le ve con tres llamativos atuendos más, todos plagados de originalidad. Los demás vestidos son de distintos tonos pastel, como la escenografía en el video. En uno de estos trajes rosas porta un grueso cinturón rojo de tela que culmina en moño; predominan rosas, rojos, amarillos, blancos, dorados; olanes por aquí y tules por allá. Es la performatividad de una bella muñeca.
Hablemos de la poética de la letra. “Rosa pastel”, es el engolosinamiento del sentimentalismo, una oda al desamor, el reflejo de la adolescencia que vive de ilusión. Es la canción que cantan hombres y mujeres por igual, y hasta el más macho es invadido por la indudable cursilería y feminidad de esta hermosa canción interpretada por Denisse Guerrero, nuestra Barbie mexicana, que se escucha en los roofs de Ciudad de México, en los antros, bares, restaurantes y fiestas caseras de todo el país, cada fin de semana y en voz alta,
¡No, no quiero ser esa mujer!,
ella se fue a un abismo
¡y tú, no eres aquel que prometió!,
sería mi superhéroe y qué
todo acabó,
no queda más,
seremos dos extraños,
yo te olvidaré, me olvidarás.
Hasta nun-ca…
Denisse sostiene un micrófono dorado que va de un lado a otro, acompañado de sus caprichosos y femeninos movimientos, adornando su cabeza con un peinado diferente por atuendo, uno de ellos que recuerda a los 60, semejante al icónico peinado abultado de la talentosa Amy Winehouse.
“Rosa pastel”, canción producida por Cachorro López, se disputaba los primeros lugares de los top ten nacionales, el mismo año en que estaban en su apogeo canciones como “Me voy” de Julieta Venegas, “Crimen” de Gustavo Cerati, “Yegua”de Babasónicos, “Call me when you’re sober” de Evanescence, “Dani California” de Red Hot Chilli Peppers, “Hips don’t lie” y “Día de enero”de Shakira, “Jesus of Suburbia” de Green Day, “Disculpa los malos pensamientos”de PXNDX, “S.O.S”de Rihanna, “Rehab” de Amy Winehouse, “Stars are blind”de Paris Hilton, pero también Kudai, Gnarls Barkley, Simple Plan, Ashlee Simpson, Allison, The Rasmus, Motel, Black Eyed Peas, My Chemical Romance, Zoé, Lilly Allen, Nikki Clan, Keane, System of a Down, Eminem, Hilary Duff, t.A.T.u, The Killers, Kelly Clarkson, Gwen Stefani, Belinda, Sean Paul, Fall Out Boy, The Strokes.
Hoy en día la canción ha renacido como el ave fénix, es mucho más popular de lo que lo fue en el año de su lanzamiento, y eso que no le fue mal, pues en el Top 100 de MTV Latinoamérica en 2006 logró colocarse en el número 11, tan sólo precedida por artistas extranjeros como Madonna, Hilary Duff, Evanescence, Nelly Furtado, Shakira, y entre los mexicanos se encontraban sólo dos canciones: “No me digas que no” de Nikki Clan (lugar 10) y “Disculpa los malos pensamientos” de PXNDX (lugar 1). Ambas bandas igualmente exitosas, mas las dos se inclinaban hacia el género de rock o pop-rock.
“Rosa pastel”, al igual que el largo repertorio de Belanova con su excelente electropop, ha sido en gran medida promovida y escuchada por la comunidad LGBTQ+, al igual que “Todos me miran” de Gloria Trevi, “Rosa pastel” es un himno a la liberación de las disidencias, es la mano caída, el joteo que se castiga en la calle, en la iglesia y en la casa, pero que se festeja bajo las luces de la noche, en el antro, en la fiesta de azotea, porque es el reflejo camp de la indudable feminidad, del pop dulce, colorido, melódico y caprichoso, pero también melancólico y doloroso, dramático, cantado por la voz de Denisse, una voz disciplinada e inconfundible, con agudos que todo el que la canta ha tratado inútilmente de alcanzar.
“Rosa pastel” es la canción más conocida de la banda, pero hay una larga trayectoria detrás y posterior a esta canción. En su primer álbum, Cocktail (2003), producido por Universal Music México, resonaron sobre todo las canciones “Tus ojos” y “Aún así te vas”, las cuales tuvieron muy buena respuesta por la audiencia; fue nombrado dentro de los cinco mejores álbumes por Rolling Stone México ese mismo año.
El segundo álbum, Dulce beat (2005), fue el que los llevó a la fama internacional. La misma empresa disquera, tras el éxito de su primer disco, les sugirió una inclinación hacia el pop, y fue así como nació un electropop más nítido y excelentemente logrado. De aquí surgieron, con total triunfo, los sencillos “Me pregunto”, “Por ti”, “Rosa pastel”, “Niño”.
Luego vino Fantasía pop (2007), álbum que tuvo grandes éxitos como “Baila mi corazón”, “One, two, three, GO!”, “Cada que…”, “Toma mi mano”, esta última fue el soundtrack de la película Hasta el viento tiene miedo (2007) con Martha Higareda y Verónica Langer. En 2010 y 2011 salieron, consecutivamente, Sueño Electro I y II, con títulos como “No me voy a morir”, “Mariposas”, y una de sus canciones más innovadoras en donde fusionan el electropop con el mariachi: “Hasta el final”, cuyo videoclip fue dirigido por Daniel Robles M., y sin duda hablamos de una de las mejores canciones de la banda y del electropop mexicano.
Hablemos de la composición de las letras. La vocalista es quien está detrás de las letras, esas letras naïf que se asemejan a las pinturas de Nahui Olin, y “Hasta el final” nada le pide ni a las composiciones del Príncipe de la Canción ni a las del Divo de Juárez, que, aunque son distintos géneros, hay una semejanza de por medio: la composición lírica.
Continúo con “Hasta el final”, una balada de mexicanidad indiscutible, con talante propio, que recuerda, incluso, a las dolorosas baladas de Lola Beltrán, se nota el sentimiento de Denisse Guerrero, en la voz y en su actuación del videoclip, que se encuentra en YouTube.
En el videoclip de “Hasta el final” se aprecia a Denisse con tres atuendos distintos, dos de ellos en tonos blancos y beige, el primero se asemeja a un cortinaje holgado con un tocado de flores blancas e incrustaciones de cristal; el segundo es un vestido de novia con un toque distintivo de la cantante: un bodysuit deencajes, con cuello circular y brazos descubiertos, que termina en lo alto de sus piernas desnudas, con una larga cola de tul blanco y un tocado de flores plegadas de un color rosado tenue, aquí aparece con sus mejillas excesiva y bellamente ruborizadas. El último vestuario es el mejor: la cantante aparece, teniendo por fondo un lago humeante en la oscuridad del bosque, con un vestido de tul negro y largo, con mangas descubiertas y una corona de flores negras sobre la cabeza, decorando sus párpados con sombras de un morado oscuro, de ojo de gato, y sus labios rojos.
Pero esto no sería el final, porque después vino, en 2013, Canciones para la luna, un álbum recopilatorio de sus éxitos interpretados con orquesta sinfónica. Gran álbum. Cinco años después, llegaría Viaje al centro del corazón (2018), en donde resonaron canciones como “Cásate conmigo”, “Polaroid”, “Nada es igual”. Es éste su más reciente álbum, regresan las letras de amores adolescentes, pero se nota un cambio, ya no es la voz juvenil de sus primeros discos, es una voz más madura, aunque igualmente dominada.
Belanova queda para la historia del pop y electropop de la música mexicana. Ha llevado el teclado, al igual que Moenia, Fey, Aleks Syntek y Sentidos Opuestos, a públicos masivos, siendo la canción pop más escuchada del momento. Ha marcado un hito femenino que continuará escuchándose como los clásicos del pop.
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Évolet Aceves escribe poesía, cuento, novela, ensayo, crónica y entrevistas a personajes del mundo cultural. Además de escritora, es psicóloga, periodista cultural y fotógrafa. Estudió en México y Polonia. Autora de Tapizado corazón de orquídeas negras (Tusquets, 2023), forma parte de la antología Monstrua (UNAM, 2022). Desde 2022 escribe su columna Jardín de Espejos en Pie de Página. Ha colaborado en revistas, semanarios y suplementos culturales, como: Pie de Página, Nexos, Replicante, La Lengua de Sor Juana, Praxis, El Cultural (La Razón), Este País, entre otros. Fue galardonada en el Certamen de ensayo Jesús Reyes Heroles (Universidad Veracruzana y Revista Praxis, 2021). Ha realizado dos exposiciones fotográficas individuales. Trabajó en Capgemini, Amazon y Microsoft. Actualmente estudia un posgrado en la Universidad de Nuevo México (Albuquerque, Estados Unidos), donde radica. Esteta y transfeminista.
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