22 julio, 2023
Los partidos que se identifican de izquierda prometen acabar con la desigualdad y la violencia hacia las mujeres, pero al llegar al poder la ausencia de acciones y la réplica de discursos misóginos pone al descubierto el utilitarismo de las luchas feministas para conseguir votos
Texto: María Ruiz
Foto: Isabel Briseño y Daliri Oropeza
CIUDAD DE MÉXICO. – Quiero empezar este texto haciendo una anotación importante: que las izquierdas tengan deudas con las mujeres no las hace peor que las derechas. Las derechas nunca han hecho más que perpetuar sistemas de opresión hacía las mujeres y es importante leer este texto con la intención que busca: generar reflexión. Una reflexión que quiere alimentar que los espacios de poder cambien, y que así como se están abriendo a las izquierdas, también se abran, realmente, a las mujeres.
Este texto comenzó a escribirse en 2022, cuando la socióloga Delphine Lacombe presentó la mesa Nicaragua, izquierdas, poder autoritario y pactos patriarcales junto a María Teresa Blandón y Lilián Celiberti. Desde entonces empecé a buscar cuál es la situación de las luchas de las mujeres en los países que comienzan a tener gobiernos de izquierdas.
Las mujeres han estado presentes en las luchas de izquierda desde hace cientos de años, cuestionando a sus compañeros y sus formas, porque los pactos patriarcales y violencias hacia las mujeres también han estado presentes en las revoluciones. Entonces, ¿cuál es la situación actual”
La lucha contra la violencia feminicida, por el acceso al aborto, la equidad económica, el antiracismo, romper techos de cristal y el reconocimiento del valor de los cuidados son parte de las luchas que actualmente libramos las mujeres.
Pero también existe una corriente de feminismo que no sólo arropa discursos transodiantes, sino que se apoya en partidos de derecha, posicionándose en contra del aborto y dejando de lado temas como lucha de clases y racismo.
No se puede ignorar que la lucha de las mujeres es cada día más popular, y que en los últimos años cobró mucha fuerza, tanta que se habló de una cuarta ola del feminismo. Y es por eso que partidos políticos, y también marcas y empresas, están haciendo uso de este movimiento para sus discursos e intereses.
Este recorrido busca contextualizar la situación de las mujeres y la política en América Latina. Su objetivo es ir encontrando caminos e imaginando soluciones, porque si algo es cierto, es que en distintas geografías no sólo hay deseo, sino una gran necesidad de que cese la violencia. Es una cuestión de vida o muerte.
Presidente: Alberto Fernández, Frente de Todos.
En Argentina el gobierno de Alberto Fernández, el cual se nombra de centroizquierda, ha usado el lenguaje feminista en sus discursos. Fernández ha mencionado el “Ni una menos”, el trabajo doméstico y la economía de cuidados como parte de la desigualdad.
Prometió la legalización de la interrupción voluntaria del embarazo, y se aprobó el 30 de diciembre del 2020. Además de esto, se creo el primer presupuesto con perspectiva de género y el Ministerio de las mujeres, género y diversidad.
Sin embargo, las deudas hacia lasmujeres siguen. Por ejemplo, en el gobierno de Fernández se redujo la participación política de las mujeres en decisiones de poder desde el 2021. De 20 ministros solo 2 son mujeres. También se redujo el presupuesto del plan de Acción con violencias por motivos de género para 2022; se abandonó el programa de construcción de refugios y la cifra de feminicidios continúa en aumento, al igual que la victimización de las mujeres al denunciar.
La Colectiva Mujeres de la Matria Latinoamericana denuncian que “a pesar de la visibilidad que tomó el tema feminista en su país, faltan recursos para atender las violencias de género”. Tampoco cuentan con datos oficiales sobre violencia, como en el caso de los feminicidios. Los datos que se conocen son recopilados por las colectivas feministas a partir de notas en la prensa.
Colectivas como MuMalá piden que se declare la ley “Ni una menos” y la alerta de emergencia por violencia a las mujeres.
Fuentes consultadas: Colectivo MuMalá
Presidente: Luis Arce, Movimiento al Socialismo.
En Bolivia las deudas con las mujeres comienzan con la entrada del MAS y el gobierno de Evo Morales. El MAS hizo cambios en la introducción de perspectiva de género importantes como la Ley 348 para Garantizar a la Mujeres una Vida Libre de Violencia, pero la deuda con las demandas feministas no desaparecieron. Por ejemplo, en la década de su gobierno no cumplió con garantizar el derecho a la salud de las trabajadoras del hogar a pesar de que nombró como ministra de Justicia a Casimira Rodríguez, líder sindical de trabajadoras del hogar.
Las feministas bolivianas son críticas con el machismo de Evo, que se ha manifestado distintas veces con frases misóginas a lo largo de su mandato con las que ha deslegitimado lucha de mujeres defensoras del territori. Uno caso es el de las mujeres yuracarés trinitarias que se oponen a la construcción del tramo II de la carretera San Ignacio de Moxos-Villa Tunari, proyecto carretero controversial de Evo. En 2011 Morales dijo:
“Si yo tuviera tiempo, iría a enamorar a las compañeras yuracarés y convencerlas de que no se opongan; así que, jóvenes, tienen instrucciones del Presidente de conquistar a las compañeras yuracarés trinitarias para que no se opongan a la construcción del camino”. ¿Aprobado?”
Actualmente, el presidente Luis Arce ha utilizado algunos referentes del lenguaje de la lucha de las mujeres en sus discursos. En 2022 el caso de la liberación de feminicidas movilizó a las mujeres bolivianas. A esto Arce respondió con el anuncio de una comisión que revise los casos de feminicidios en los que los feminicidas fueron liberados.
En entrevista con Pie de Página, María Galindo nos cuenta que en Bolivia se han creado una serie de grupos para crear confusión sobre la legitimidad que ha ganado el feminismo y a nivel partidario empezaron a usar el léxico feminista para legitimarse y argumentar que es el Estado quien resuelve, no las feministas. El uso de discursos feministas no sólo se da en la clase política:
“También está pasando a nivel de instituciones culturales. Es decir, las feministas estamos generando una cantidad importante de lenguajes de lucha y están siendo cooptados institucionalmente. Las instituciones están decidiendo qué es feminismo y qué no, (decidiendo) ‘esto es feminismo, pero esto que le están haciendo a la calle es caos, es tontería, es perdida de tiempo’. La institución lo lava, lo mete en un cuadro, lo limpia y lo estetiza. Es legítimo ahí, pero no es legítimo afuera. Es legítima la foto del monumento grafiteado pero no es legítimo grafitearlo” cuenta.
El análisis de Galindo sobre su país es que Bolivia se encuentra en una especie de pausa:
“La pandemia ha sido algo muy duro que ha venido casado con el proceso gobierno de una mujer que era Janine Áñez que es racista, fascista, que sacaba a la policía, a los militares, a reprimir. La resistencia ha sido muy dura y luego la recuperación de la economía post pandemia, entonces Bolivia está en un momento de ralentización”.
Pero Galindo no ve en el Estado opciones de representación de las mujeres:
“Las opciones dentro de la democracia representativa son cero, están agotadas. La gente se ríe, hacen el ridículo, es como el acotamiento total y completo del modelo mismo de democracia, lo que te vienen o no te vienen a proponer es casi un chiste, funciona para hacer bromas, memes, pero no mucho más. Tenemos un parlamento con 330 personajes, la mitad son mujeres, es mucha gente que gana muy bien y no piensan, no hacen nada. Al punto que se han hecho un búnker, una nueva construcción que les permitan mayores medidas de seguridad como para que ya ni escuchen a la gente está afuera” recuerda.
Es importante señalar que durante el golpe al gobierno de Evo, Mujeres Creando (colectiva de María Galindo) convocó a la Asamblea de Justicia Feminista donde más de 200 mujeres imaginaron juntas otras formas de hacer política.
Presidente: Lula Da Silva, Partido de los Trabajadores.
Durante las últimas elecciones las mujeres fueron las que más votaron por Lula. Actualmente su gabinete cuenta con once mujeres. Pero aunque hay mujeres dentro del gobierno de Lula, la mayoría de los cargos siguen ocupados por hombres.
Entre las once se encuentran Anielle Franco, hermana de la activista y política Marielle Franco, asesinada en 2018. Ella estará a cargo del Ministerio de Igualdad Étnica.
Para la historiadora y activista feminista Wania Sant´Anna, la lucha de los derechos de las mujeres en Brasil no puede no tener una mirada antiracista, ya que las mujeres afrodescendientes son de las más afectadas por la desigualdad.
Sobre la violencia hacia las mujeres, Sant’ Anna escribe que:
“Según datos del Foro Brasileño de Seguridad Pública y del Centro de Investigación de la Violencia de la Universidad de São Paulo, mil 314 mujeres brasileñas fueron asesinadas por el hecho de ser mujeres en 2019. Y fue hasta 2015 que se aprobó la Ley sobre el Feminicidio, en la que se definen las características de este delito: violencia doméstica e intrafamiliar, desprecio o discriminación contra la mujer
Sobre la participación de las mujeres en la política, el medio brasileño UOL informó en estas semanas que Da Silva redujo la participación femenina en el Poder Judicial y en el gobierno. También denunció que en los primeros meses del gobierno de Lula varias mujeres han sido despedidas de sus puestos.
Otra demanda que sigue pendiente es el derecho al aborto. Las mujeres pueden ser encarceladas de uno a tres años por abortar y sólo pueden realizarlo si su vida corre peligro, o en casos de violación.
El pasado 8 de marzo el presidente presentó 20 acciones en favor de los derechos de las mujeres, enfocadas en la igualdad salarial, la salud menstrual y la erradicación de la violencia machista.
Y aunque no se incluye el aborto dentro de estas acciones, en enero echó para atrás una normativa impuesta por el expresidente Jair Bolsonaro que obligaba a los médicos y hospitales a notificar a la policía cada vez que realizaban un aborto por violación.
Fuentes consultadas: Un territorio para las mujeres brasileñas / Goethe Institut
Presidente: Miguel Díaz-Canel, Partido Comunista de Cuba.
Cuba fue el primer país de América Latina en despenalizar el aborto. Actualmente no es un tema tabú. Sin embargo, el bloqueo económico de Estados Unidos impide que la mayoría de las mujeres puedan decidir qué método de interrupción desean realizarse.
La periodista e investigadora feminista Lirians Gordillo y la docente feminista Zaida Capote, ambas integrantes de la Asamblea Feminista, cuentan un poco del estado en el que se encuentran los derechos de las mujeres en Cuba y los pendientes del Estado.
En Cuba no existe un ministerio o institución de la mujer, en su lugar está la Federación de Mujeres Cubanas (FMC). Para Gordillo y Capote es necesario que la FMC no sólo vea por las mujeres, sino que adopte una política feminista.
“La FMC ha acumulado sesenta años de historia. Por lo tanto, en cada momento ha tenido sus aportes y también sus limitantes. En mi opinión, la organización necesita radicalizar su visión de género hacia una postura feminista porque eso es lo que nos permite garantizar cambios más profundos. Generar política para la participación de las mujeres desde una visión patriarcal y tradicional implica que ellas van a llegar a un tope según esos estándares” explica Lirians Gordillo.
En el tema de feminicidios, en 2023 han ocurrido 52 feminicidios, 13 de ellas asesinadas en junio. Según el medio cubano 14ymedio, la FMC sigue sin pronunciarse al respecto.
Una de las exigencias de colectivos feministas cubanos es la creación de la primera Ley de género, donde se reconozca el feminicidio y deje de nombrarse como homicidio agravado.
Fuente consultada: Descentrada
Presidente: Gabriel Bóric, Convergencia Social
En mayo de 2018, el movimiento de universitarias contra la violencia en las aulas y la desigualdad entre hombres y mujeres fue la semilla del “estallido”, el inicio de las protestas que dieron a Gabriel Bóric la presidencia de ese país. De ahí que el actual presidente se comprometió a “liderar un gobierno feminista, el primero de América Latina”
El rechazo a la nueva constitución, propuesta por diversos activistas, incluidas feministas de larga trayectoria, provocó un contexto de fragmentación entre las izquierdas. En esta nueva constitución activistas feministas habían propuesto artículos que reconocían derechos sexuales y reproductivos, reconocimiento a los cuidados y cuotas de género en el sistema político, judicial y electoral.
Ahora, representantes de la dictadura pinochetista están a cargo de reescribir una nueva constitución, representantes de derecha conservadora que siguen perpetuando la idea de la familia tradicional.
Esto es fuerte si se le suma que, aunque el aborto es permitido en Chile en caso de violación o de riesgo de muerte para las mujeres, y aunque el aborto indirecto no es castigado, existe un análisis sobre el rechazo de la nueva constitución que no fue aprobada por la desinformación sobre el aborto.
En lo que se ha avanzado durante el gobierno de Bóric, están la incorporación de la Fiscalía al Circuito Intersectorial de Feminicidios (CIF), el impulso a la universalidad de las salas de cuidado de niños, paridad en su gabinete con 14 mujeres en puestos de decisión, la implementación de un Ministerio de la Mujer y el Registro de Deudores de Pensiones de Alimentos.
Sin embargo, hace falta la creación del Sistema Nacional de Cuidados, una promesa de Bóric durante su campaña. También la aprobación de la ley integral por el derecho de las mujeres a una vida libre de violencia, presentada desde 2017.
Sobre los feminicidios, la Red Chilena contra la Violencia hacia las mujeres registró 56 feminicidios en 2022.
La abogada chilena Ingrid Urgelles explica que en estos meses han habido avances muy importantes como la aprobación de la ley que tipifica la inducción o el suicidio feminicida, la Ley de reparación para víctimas de feminicidio y sus familias y la Ley de Responsabilidad parental.
“Obviamente hay críticas porque se podría haber hecho más, pero el contexto no está fácil. Sobre todo considerando el tema de los plebiscitos constitucionales que se están haciendo. Mi opinión es que se ha hecho más que en gobiernos anteriores”.
La Coordinadora 8M expresa su descontento al no ver avances concretos en la disminución de feminicidios o en derechos sexuales y reproductivos.
Por su parte, la ministra Antonia Orellana a cargo del Ministerio de la Mujer y Equidad de Género ha expresado sus avances y se puede leer en el medio El Mostrador:
“Reactivamos el proyecto de ley por el derecho de las mujeres a una vida libre de violencia que llevaba seis años en el Congreso. Para el 2023 incrementamos en un 8.7% del presupuesto en su mayoría destinado a fortalecer los programas de Sernameg (Servicio nacional de la Mujer y la Equidad de Género), para dar una respuesta más efectiva a las mujeres que viven violencia, lanzamos la guía de salud menstrual destinada a profesionales que trabajan con niñas y adolescentes y mujeres; y presentamos el Manual de fiscalización para garantizar la correcta aplicación de la ley de aborto en tres causales”
Fuentes consultadas: LATFEM, El País , Red Chilena contra la Violencia hacia las mujeres, El Mostrador
Presidente: Gustavo Petro, Colombia Humana
El gobierno de Petro es el primer gobierno de izquierda en Colombia. Su éxito fue marcado por la compañía de Francia Márquez. Dentro de sus propuestas de campaña incluyó el tema de derechos y género con un programa que tituló “El cambio es con las mujeres”.
En este se comprometió a que las mujeres ocuparían el 50 por ciento de los cargos de decisión en el gobierno, garantía del acceso a las mujeres a ser propietarias de tierras, educación superior y créditos, creación de un Sistema Nacional de Cuidados, reconocimiento del trabajo en el hogar, garantizar derechos sexuales y reproductivos, erradicar el feminicidio, buscar cambiar estereotipos de género y la creación del ministerio de igualdad.
Según datos del medio La Silla Vacía, citados por la media feminista Manifiesta, no se ha cumplido la Ley de cuotas, que exige que el 30 por ciento de los cargos públicos sean ocupados por mujeres y que Petro prometió elevar a 50 por ciento:
“La Silla Vacía analizó los cien cargos más altos del Estado y concluyó que de 37 viceministerios, 10 están ocupados por mujeres (27%) y de 35 entidades descentralizadas, solo 8 tienen directoras (22%)” escribieron.
Aún así resaltan los nombramientos de mujeres afro e indígenas como la vicepresidenta Francia Márquez, que desde enero de este año es también es Ministra de Igualdad (Ministerio creado en diciembre del 2022); Patricia Tobón Yagarí, mujer embera chamí, ex Comisionada de la CEV y al frente de la Unidad para las Víctimas; y Leonor Zabaleta, de la etnia arhuaca, como embajadora de Colombia ante la ONU.
En cuanto al aborto Petro ha tomado decisiones importantes como retirarse de la declaración del consenso de Ginebra, el cual declara que las naciones firmantes no aceptan el derecho al aborto. Y en enero del 2023 se modificó el numeral 4.2 del
Lineamiento Técnico y Operativo de la Ruta Integral de Atención en Salud Materno
Perinatal. Esta modificación pide a los médicos objetores de consciencia que en caso de decidir no realizar un aborto deben, por ley, pasar el caso a otros profesionales para que se realice si esa es la decisión de la persona que lo pide.
Ahora la principal duda en Colombia es de dónde saldrá el presupuesto para las acciones del Ministerio de Igualdad y el modelo de cuidados.
“En octubre pasado, cuando Petro oficializó la creación del Ministerio de la Igualdad, radicando el Proyecto de Ley 222, se incluyó un artículo que promete la creación del Sistema Nacional de Cuidado para reconocer, redistribuir, reducir y recompensar el trabajo doméstico y de cuidado. Petro debe dejar claro cómo se van a financiar las promesas ambiciosas esbozadas en campaña para mujeres, personas LGBTIQ+, comunidades afro, negras, palenqueras, raizales, indígenas, campesinas, infancias, personas con diversidad funcional y demás poblaciones históricamente excluidas” escriben en la media Manifiesta.
Sin embargo en mayo de 2023 fue rechazada en el Congreso la Política Nacional de Derechos Sexuales y Reproductivos.
En cuanto a Francia Márquez ha recibido ataques misóginos y machistas por parte de la prensa de derecha desde la campaña presidencial hasta ahora. Tanto que se creó una carta de denuncia firmada por diversas organizaciones para apoyar a la vicepresidenta. Esto es un ejemplo más del tipo de violencias que viven las mujeres al llegar a puestos de poder y más si rompen con ciertos estereotipos, como el de la mujer blanca salvadora al que la política está acostumbrada.
En cuanto al tema de feminicidios la petición de organizaciones y colectivos feministas de declarar un estado de emergencia por violencia machista continúa.
Fuentes consultada: Página oficial Gustavo Petro, Manifiesta , El País y DW
Presidenta: Xiomara Castro, Libertad y Refundación
Xiomara Castro no sólo es de izquierda, es la primera mujer presidenta de Honduras. Castro prometió un gobierno para las mujeres pero en lo que va de su gobierno sólo tres de las nueve propuestas con perspectiva de género han despegado.
El medio Criterio.hn cuenta que “de las 24 secretarías de Estado, solamente ocho están integradas por mujeres, es decir, el 33.3% y las restantes 16 están bajo el liderazgo de los hombres que ocupan el 66.67%.” a pesar de que la representación política es una de las propuestas de Castro.
En cuanto a derechos sexuales y reproductivos la presidenta prometió abastecimiento de métodos de planificación familiar, la distribución, venta y uso de la Pastilla Anticonceptiva de Emergencia (PAE); despenalizar el aborto e implementar en todos los niveles educativos, la educación sexual integral.
Pero la pastilla anticonceptiva del día siguiente sigue prohibida en Honduras.
En cuanto a la violencia feminicida ni siquiera se ha aprobado el proyecto de Casas Refugio para víctimas de violencia intrafamiliar. Pero la secretaria de Estado en el despacho de asuntos de la Mujer Doris García dijo que están trabajando en el proyecto de la Ley Integral contra las violencias hacia las mujeres.
Fuentes: Criterio.hn
Presidente: Andrés Manuel López Obrador, Morena
En México el presidente Andrés Manuel López Obrador nunca se ha nombrado feminista, aunque sí ha dicho que la 4T es feminista. Tampoco habló de políticas de género durante su campaña presidencial, únicamente existe un documento llamado Femsplaining, con propuestas. Pero es la perspectiva de género ciertamente una deficiencia de su gobierno, la cual ha sido evidente durante las conferencias mañaneras cuando ha puesto en duda a los movimientos feministas.
En cuanto a mujeres en puestos de poder, su gabinete sí cuenta con más políticas en puestos de decisión. Durante su gobierno llegaron por primera vez mujeres al frente de la Secretaría de Gobernación, primero Olga Sánchez Cordero y actualmente Luisa María Alcalde. Y es el gabinete con mayor paridad a lo largo de la historia de México.
Durante este sexenio se ha aprobado el derecho al aborto en más estados del país. Y se ha dedicado más atención al tema de la desigualdad económica. Aún así, según datos del Centro de Investigación Económica y Presupuestaria dentro de los proyectos estrella como Sembrando Vida o el Programa de Apoyo para el Bienestar de las Niñas y Niños, Hijos de Madres Trabajadoras, aunque dentro de sus beneficiarias hay mujeres no cuentan con perspectiva de género, ya que se limitan a entregar recursos económicos y no a erradicar la falta de acceso a derechos.
«Si bien los primeros dos programas son transferencias cuyas beneficiarias son mujeres, no se identifican acciones que impulsen la equidad de género. (En) el Ramo 11, Educación Pública […] se encuentran recursos para la Educación Superior y las Becas Benito Juárez que son entregadas a mujeres. Sin embargo, estos programas no atienden las violencias estructurales que limitan el acceso de las mujeres a la Educación Superior» informan en la nota Perspectiva de género en el PPEF 2023: Análisis del presupuesto etiquetado.
En temas de cuidados, uno de los primeros conflictos que hubo fue el retraso de presupuesto destinado a refugios contra las mujeres. De hecho los programas destinados a una vida libre de violencia para las mujeres, la salud materna y los programas de INMUJERES representan menos del 10% del presupuesto total del Anexo de Igual de género en el Proyecto del Presupuesto del Egresos de la Federación 2023.
En cuanto a la violencia feminicida, ésta sigue imparable y las organizaciones y colectivas feministas siguen exigiendo se declare una emergencia nacional, ya que los feminicidios han aumentado a 20 cada 24 horas.
Las acciones e inacciones del gobierno en torno a los derechos de las mujeres ha provocado divisiones dentro del movimiento feminista, entre las feministas que apoyan al gobierno actual y las que se mantienen críticas.
Fuentes: CIEP, Pie de Página
Presidente: Daniel Ortega, partido Frente Sandinista de Liberación Nacional
El gobierno de Daniel Ortega se convirtió en la gran desilusión de las izquierdas latinoamericanas con la cantidad de violaciones a los derechos humanos que ha acumulado desde que empezó. Este gobierno no sólo le ha fallado a las mujeres, le ha fallado a la humanidad, al perseguir y encarcelar a defensores y defensoras de derechos humanos, periodistas, activistas y cualquier persona que llegue a ser crítica contra su régimen.
En junio de 2022 el gobierno de Ortega clasificó a organizaciones feministas como «grupos extranjeros» y luego los volvió ilegales impidiéndoles operar, anuló la personalidad jurídica de 50 organizaciones. Esto generó la desaparición de servicios de salud reproductiva, refugios para supervivientes de violencia de género y préstamos y formación para mujeres campesinas, entre muchas otras acciones contra la violencia de género.
«El frente sandinista le mintió a su partido» dijeron durante el foro ‘Nicaragua, izquierdas, poder autoritario y pactos patriarcales’ Delphine Lacombe, Teresa Blandón y Lilián Celiberti refiriéndose al tema del aborto, una promesa durante campaña que ahora está muy lejos de lograrse.
« En esta discusión con MT Blandón y Lilan Celiberti, tomando como punto de partida el caso de Nicaragua, hemos examinado la forma en que voces revolucionarias, o que se presentan como de «izquierdas», pueden haber optado por hacer concesiones ideológicas y negociar con sectores conservadores, en detrimento de las luchas sociales feministas. A menudo, paradójicamente, para ganarse o consolidar un electorado o un apoyo popular considerado conservador. O para evitar tener que responder a reivindicaciones de mujeres que señalan la retórica progresista sin efectos concretos contra la impunidad, contra la violencia institucional. Los «pactos patriarcales» sean electoralistas o de protecciones mutuas, tienen por finalidad la protección el poder masculino independientemente de su color político. Hemos analizado cómo los procesos anti-feministas han ido de la mano con los giros autoritarios en Centroamérica. Y hemos señalado cómo el desprecio a la causa feminista por parte de ciertos partidos de izquierda no había constituido una condición suficiente para desmarcarse de ellos, a los ojos de toda una serie de actores que a pesar de esto se consideran progresistas. Otra variante de los pactos patriarcales. » explica Delphine Lacombe.
«Pero hay más, El Frente Sandinista retomó el discurso de la familia tradicional, el de la familia nuclear, heteronormada y por supuesto que incorporaron la figura de la vida desde la concepción y excluyen cualquier tipo de reconocimiento al derecho de la familia monoparentales y ni hablar del matrimonio igualitario. Mintieron. Hubo una traición abierta, no solo a los colectivos LGBTI+ sino a mujeres que tenían alguna expectativa de que el código fuese más equitativo» mencionaron durante el foro.
Ahora en Nicaragua no sólo hay un cierre de acceso a derechos reproductivos, también hay una persecución abierta hacia feministas, muchas de ellas actualmente desterradas, como María Teresa Blandón, quien habla de esta «traición» en Open Democracy:
«El matrimonio entre el feminismo y la izquierda fue malo porque nosotras [las mujeres] éramos muy fieles, y los dirigentes de la revolución no querían escuchar nuestras propuestas», afirma. «La ruptura era inevitable, y sólo fue el comienzo de un conflicto que se ha ido agravando»
Fuente: OpenDemocracy
Presidente: Nicolás Maduro, Partido Socialista Unido de Venezuela
En Venezuela el contexto de la guerra económica en la que viven diferencia la situación del resto de los países de América Latina. La periodista venezolana Ariadna Mogollón nos cuenta:
«En Venezuela desde hace varios años se hizo la ley de igualdad de género. Hay cosas que hay que transformar, en Venezuela todavía el aborto no es completamente legal. En un primer momento, cuando Chávez estaba vivo, había un movimiento muy cercano y uno muy blanco, muy lejano al gobierno y de las realidades. Nosotras no tenemos un movimiento feminista de base que organice como en México una marcha el 8M, pero hay una reivindicación de la organización popular y del trabajo que hacen las mujeres. La organización popular casi siempre está impulsada por mujeres, esto no implica que sean parte de un movimiento feminista, son mujeres que están organizadas en sus consejos comunales y hay un reconocimiento. Eso es algo de lo que no se habla , hablando de este feminismo global pareciera que Venezuela tiene un retraso y ahí se interpreta el fallo de la izquierda y esa es una lectura muy externa al país» explica.
Sobre los derechos sexuales y reproductivos, Mogollón resalta que más allá del gobierno hay un bloqueo económico que impide el acceso a preservativos y métodos anticonceptivos, que si atenderse una apendicitis es complejo, un aborto lo es más en medio de una crisis de salud por dicho bloqueo.
Otro apunte importante que hace la periodista es sobre los temas que preocupan a las mujeres en Venezuela:
«El movimiento feminista dice ‘me preocupa el matrimonio igualitario’ (las mujeres en Venezuela dicen) ‘a mi me preocupa lo que va a comer la familia hoy’. Ahí hay un dialogo qué hay, qué sincerar y revisar. Está bien exigir el matrimonio igualitario, pero hay unas cosas prioritarias que hay qué resolver, y esas cosas las están resolviendo las mujeres».
En el tema de feminicidios, Chávez aprobó la tipificación de violencia hacia las mujeres, se impulsó desde el gobierno y con colectivos feministas que realizaron mesas de trabajo y se creo el Ministerio de la Mujer. Pero el contexto actual no es alentador.
La organización Utopix contabilizó 99 feminicidios en el primer semestre del 2023. Esta ONG denuncia que no hay propuestas concretas para erradicar esta violencia en Venezuela. Y que desde el 2020 los feminicidios han ido en aumento en este país.
Para Mogollón, es importante dejar en claro que no cree que la izquierda haya fallado a las feministas:
«Es muy complejo, no se puede decir que ha sido una relación utilitaria . Yo no sé si es una cosa de fallo, porque creo que asumir que la izquierda falló, es asumir que la derecha sí funcionó y no estoy de acuerdo con eso, es más complejo. Si pensamos solamente en el gobierno dejamos de lado la complejidad social. La lucha feminista va por la transformación de las relaciones humanas, la transformación de la sociedad y no podemos dejarle al gobierno la parte de la transformación social, sería lavarnos las manos».
Sin embargo, está de acuerdo con que existen machismos en las izquierdas:
«Los hombres de izquierda pueden ser igual o peor que los de derecha. El machismo existe en todas partes, y no creo que los hombres de izquierda venezolanos se libraron del machismo. Sobre el cuerpo de la mujer venezolana hay todo un estereotipo que responde a la masculinidad. Las mujeres además de tener el trabajo del hogar, de la organización, también tienen el trabajo de la estética del cuerpo» comparte.
María Galindo analiza los modus operandi de los gobiernos para utilizar las luchas de las mujeres y explica:
“Una de las estrategias más fuertes está en la paridad y la alternancia. La paridad y la alternancia las han querido convertir en procesos aspiracionales para las mujeres: que las mujeres deseen resolver sus problemas a partir de formar parte de un partido y demás. Lo que ofrecen los partidos son cuotas biológicas para las mujeres dentro de sus estructuras, pero de una forma totalmente utilitaria”.
Dentro de la conversación María Galindo no está de acuerdo con una de las preguntas: ¿los hombres siguen decidiendo por las mujeres dentro de la política?
“Discrepo en la forma en la que tú me has preguntado. Yo creo que hay responsabilidad de participación también de esas compañeras en los partidos. Cuando vienen a victimizarse al movimiento, de que ‘nos hacen esto, nos hacen aquello’, me molesta bastante porque creo que saben muy bien dónde se estaban metiendo. Les gusta recoger el beneficio pero que sea el movimiento el que se movilice para alivianar la carga patriarcal como dinámicas de acoso sexual, de amenaza, de reducirlas a cuota biológica y que, definitivamente forman parte de una estructura donde se hacen cómplices de decisiones totalmente patriarcales” señala.
-¿Y cómo funciona este utilitarismo político de las mujeres?
-En esa relación utilitaria tienes a la mujer decorativa: la indígena, la afro, marica, lesbiana, mujer trans, discapacitada, que forman parte de la exotización; tienes a la mujer que hace el trabajo logístico: si hay una movilización, ellas cocinan; si se necesita defensa, ellas hacen bloque como escudo humano, anónimas y sin palabra, para defender al jefe, al caudillo, al importante… Luego tienes el utilitarismo clásico que es: estás aquí para mi cama, estás aquí como parte de la prolongación de mi poder viril.
Galindo se preocupa por las categorías en las que están encasillando a los feminismos, como por ejemplo el “empoderamiento”:
“Nos meten categorías forzosamente, dentro de las cuales tenemos que pensar. Una de las que más me preocupa es la categoría del empoderamiento. El empoderamiento se ha convertido en esa bolsa de aspiraciones de las mujeres para confundir reflexiones en torno a las estructuras de poder”.
¿Cómo salir de esto? Para Galindo hay que cuestionar qué estamos generando dentro de los feminismos, cuáles son los horizontes de lucha y revisar los discursos, estar atentas a cuando participación política se vuelve mujeres dentro de los partidos en lugar de hacer política feminista, o cuando la aspiración es el empoderamiento en lugar de la rebeldía, la fiesta, la exploración sexual o la libertad…
“Nos asfixian la autonomía política de pensar por nuestra cuenta, absorben y cooptan parte de nuestros lenguajes, nuestros dolores y nuestros idearios de lucha. Estamos en un momento que es muy importante porque: o nos dejamos deglutir de nuevo, nos dejamos embaucar, o realmente hacemos un parteagüas” comparte.
“En este momento muchas de las luchas, de los movimientos, por ejemplo los movimientos obreros, los movimientos con bases socialistas, están en declive. No molestan, no ilusionan, no ocupan el espacio público. Uno de los movimientos que está ocupando el espacio público, que moviliza e ilusiona, es el de las luchas de las mujeres jóvenes, las luchas de los feminismos, entonces sí que de parte de la izquierda hay una relación utilitaria, ni más, ni menos” cuenta María Galindo.
Galindo explica que esto sucede porque en lugar de crear un ideario político autónomo volvemos a ser un tema dentro de: el tema de las mujeres, la cuota de las mujeres, la cuestión particular de las mujeres…
“Hacer una lectura más circular pensando en Colombia con Francia Márquez, en Chile con Boric, pensando en Perú con Castillo… Creo que estamos en un umbral donde necesitamos inventar de nuevo lo que es política, lo que es participación política, lo que son los sueños, los horizontes, lo que es representación política… tenemos que reinventarnos. Tienes la política parlamentaria que está muerta y la política de la calle que está viva, disociadas completamente una de la otra”
Y por último, ¿cómo no perder la esperanza y evitar alimentar el miedo al denunciar la violencia hacia las mujeres?
“Me pregunto exactamente lo mismo y me he propuesto buscar una salida porque sino la realidad comienza a envolverte en un manto de dramaturgia y dolor. Por un lado la construcción de justicia feminista. Hay una gran masa de mujeres que quieren y demandan justicia ante las puertas del Estado con mucho dolor. Nosotras no las abandonamos, las acompañamos, de muchas maneras las entendemos pero también es como si fueran río en un dique que no puede circular. Nosotras estamos abriendo una zanja para que esa agua pueda circular y generar justicia feminista y estamos pidiendole al conjunto de las mujeres victimas que salgan de la palabra victima a habitar otra palabra, que es una palabra por inventar, que tiene que salir de ellas, pero que es urgente que salgamos de la palabra victima y planteemos la justicia feminista: qué hay que hacer con un feminicida, qué hay que hacer con un violador, qué hay que hacer con un violador en manada, qué hay que hacer con un padre irresponsable. Decir, hacerlo y hacernos cargo de las respuestas” reflexiona Galindo.
Desde su activismo María Galindo busca entender la violencia hacia las mujeres para evitarla, por eso está volteando hacia los feminicidas y hacía la sociedad:
“El feminicida no solamente acaba con la vida de la mujer que asesinó sino con la propia vida. La policía no nos sirve para nada pero ¿la vecina, el amigo o el entorno social? Nosotras necesitamos que la sociedad se haga cargo del feminicidio y que la sociedad entienda que esa mujer asesinada podría estar viva. Porque el feminicidio se puede prevenir”.
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