Ahora le corresponde a las organizaciones sociales, comunitarias, hermandades religiosas, campesinas y campesinos, jornaleras y jornaleros, intelectuales, académicos, investigadores, artistas y periodistas indígenas retomen el debate nacional por la reforma constitucional
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El 15 de julio, líderes de distintos pueblos indígenas se reunieron para revisar el avance de la iniciativa de reforma constitucional indígena y afromexicana que fue entregada al presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador el 28 de septiembre de 2021. Una demanda añeja en la agenda política nacional.
El reclamo de los pueblos y comunidades indígenas es que son invisibilizados en la carta magna desde el México independiente. Aunque la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicano ha tenido tres reforma: 1827, 1857 y 1917, en ni una se reconoce al país como una nación pluricultural y plurilingüe.
Sería hasta 1994 que los indígenas fueron visibilizados como personas y que hablan una lengua propia, antes de que esto ocurriera se adoraba a los indígenas muertos y se excluía a los vivos, aunque esa narrativa sigue tan presente, pero ahora hay una diferencia, cualquier blanco privilegiado puede asumirse como indígena si así conviene su aspiración personal.
En el camino muchos se quedaron, pero sus legados es la luz que guía la nueva generación para replantear la reforma de la reforma al articulo 2 Constitucional que el Partido Revolucionario Institucional (PRI), Partido Acción Nacional (PAN) y la ala conservadora del Partido de la Revolución Democrática (PRD) cercenaron en 2001.
Después de la marcha del color de la Tierra que encabezó el Ejército Zapatista de Liberal Nacional (EZLN), la voz de las mujeres y hombres de los pueblos del México profundo retumbó en el Congreso de la Unión, pero ni eso pudo sensibilizar a los políticos para que votaran a favor de una ley que surgió desde las entrañas de las comunidades indígenas.
Sin embargo, en esta coyuntura política los indígenas blancos se presentan como izquierdistas y liberales con el fin de obtener votos a su favor, no hay que olvidar que en 2001, Santiago Creel Miranda era secretario de la Secretaría de Gobernación y Xóchitl Gálvez era titular de la Oficina para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas de la Presidencia de la República, en sexenio de Vicente Fox.
En esa movilización muchos fueron los desencuentros con los zapatistas y representantes de los pueblos y comunidades indígenas, finalmente la reforma se publicó en agosto de 2001, pero con racistas y excluyentes “objetos de derechos público” se estableció en la constitución.
Además, los legisladores no sentaron las bases o sea, leyes secundarias para llevar en la practica la reforma que se había publicado, dejaron puerta abierta para que el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (Trife) y el Instituto Nacional Electoral (INE) decidieran quienes pueden usurpar la diputación indígena.
De esto, los indígenas blancos conservadores no dijeron una sola palabra, todos guardaron silencio porque así les conviene, de ese tamaño es su voracidad, ya que permitieron que llegaran a la representación personajes que no tienen trabajo comunitario en las comunidades indígenas.
Así las cosas, para ellos ser indígena no significa que piensen y actúen como indígenas, sino que utilizan su identidad cultural para lucrar con la lucha de los pueblos. Esa es una de las razones por el cual, la reforma constitucional indígena y afromexicana no avanza.
El documento ya está, en su redacción participó más de 27 mil personas, entre ellas, 14 mil 349 autoridades indígenas.
Alrededor de 9 mil 618 mujeres se involucraron en este proceso. Esto nos dice que hubo cabildeo y acuerdo entre los pueblos y comunidades indígenas.
Ahora le corresponde a los pueblos, organizaciones sociales, comunitarias, hermandades religiosas, campesinas y campesinos, jornaleras y jornaleros, intelectuales, académicos, investigadores, artistas y periodistas indígenas retomen la discusión e impulsen una campaña nacional para que esta reforma se haga realidad.
Un día de 1994, Gaudencio Mejía dijo: “Nunca más un México sin nosotros”.
Periodista ñuu savi originario de la Costa Chica de Guerrero. Fue reportero del periódico El Sur de Acapulco y La Jornada Guerrero, locutor de programa bilingüe Tatyi Savi (voz de la lluvia) en Radio y Televisión de Guerrero y Radio Universidad Autónoma de Guerrero XEUAG en lengua tu’un savi. Actualmente es reportero del semanario Trinchera.
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