Que una Cumbre con la finalidad de cuestionar el sistema financiero actual fuera convocada por el presidente Macron levantó demasiado escepticismo, sobre todo en Francia, donde amplios sectores de la población ven a su presidente como alguien estrechamente relacionado con el mundo financiero. Para varios analistas, la cumbre no significó más que un ardid político-publicitario del presidente francés
Texto: Iván Cadin
Foto: Cyril Bailleul / ONU
PARÍS, FRANCIA.- Tras dos días de reuniones y mesas de trabajo, este viernes 23 de junio terminó en la capital francesa la llamada Cumbre para un Nuevo Pacto Financiero Mundial, evento del que Francia fue organizador y que convocó a más de 300 personas, entre jefes de Estado y de Gobierno, organizaciones internacionales y representantes del sector privado y del activismo climático.
¿El objetivo? Buscar una hoja de ruta para reformar o/y revolucionar el sistema financiero global, el cual fue diseñado a mediados del siglo pasado y que, a opinión de muchos, ya no responde a los desafíos actuales derivados de una desigualdad gigantesca entre el norte y sur globales, de una crisis climática que se acelera cada día, de los estragos de la pandemia de Covid-19 y de los diversos conflictos actuales, incluido el de Ucrania.
El mandatario anfitrión, Emmanuel Macron, dijo en el discurso de clausura que quedó demostrado que existe un total consenso para reformar el sistema financiero mundial. Reconoció que, aunque el espacio no tiene legalmente la obligación de compromisos vinculantes, creó un proceso de conversación que puede motivar resultados concretos en próximas reuniones, como serán la Cumbre Africana de Acción por el Clima (a efectuarse en septiembre próximo) o la COP-28 de Dubái (diciembre). “Debemos empezar a trabajar ahora” para que el sistema sea “más adaptado al mundo actual”, añadió, a la vez que anunció una “reunión de seguimiento” en París dentro de dos años.
El Fondo Monetario Internacional (FMI) señaló que cumplió el objetivo de poner 100 mil millones en derechos especiales de giro disponibles, que son un activo de reserva del FMI que puede intercambiarse por divisas, para países vulnerables al cambio climático, recursos que habían sido prometidos en 2021. A su vez, el Banco Mundial (BM) señaló que los países en desarrollo afectados por desastres climáticos podrían suspender los pagos de la deuda.
En un comunicado hecho público al fin de la clausura, la cumbre pidió también que por cada dólar de préstamos de los bancos de desarrollo, éste sea igualado por al menos un dólar de financiamiento privado y dirigido a las economías en desarrollo.
Sobre las mesas de la cumbre se habló de incluir cláusulas de suspensión de la deuda en caso de desastres, idea que fue apoyada, en lo discursivo, por la secretaria del Tesoro estadounidense, Janet Yellen, y por el BM. Ajay Banga, su reciente nuevo presidente, anunció que la organización bancaria ampliaría sus “herramientas” de ayuda internacional, ofreciendo “una pausa en el pago de la deuda” en momentos de crisis.
Un impulso para gravar las emisiones del transporte marítimo fue “considerado”: Estados Unidos “mirará” la propuesta. Otro acuerdo fue el anuncio de reestructurar 6 mil 300 millones de dólares la deuda de Zambia. Sobre este acuerdo, también en lo discursivo, las relaciones entre Washington y Pekín bajaron de tono:
«Como las dos economías más grandes del mundo, tenemos la responsabilidad de trabajar juntos en asuntos globales», dijo la secretaria Yellen en el marco de la restructuración de la deuda del país africano. «China está lista para participar en los esfuerzos de alivio de la deuda de manera efectiva, realista e integral de acuerdo con el principio de distribución justa de la carga», contestó en la misma reunión el primer ministro chino, Li Qiang.
China es el mayor acreedor bilateral del mundo, quien ha presionado para que prestamistas como el BM o el FMI absorban algunas de las pérdidas, a lo que se oponen estas instituciones y Estados Unidos y la Unión Europea.
Una inmensa mayoría de los participantes venidos de los llamados países en desarrollo criticaron en la cumbre que mientras en la realidad Estados Unidos, Europa y China son las economías que mayor daño climático han causado históricamente al planeta, el actual sistema financiero deja a los países más pobres lidiar por su cuenta con las consecuencias de un cambio que ellos no han provocado.
Si para unas voces, preponderantemente las de los países desarrollados, el problema sólo radica en “eficientar” lo ya existente, para otras visiones los cambios deben ser más de fondo y rápidos, incluida la renovación total de instituciones como el BM y el FMI, entidades criticadas por valorar el lucro del norte y no en luchar contra el cambio climático. Veamos a continuación ciertas posturas que fueron en ese sentido en esta cumbre.
El presidente de Zambia, Hakainde Hichilema, agradeció por hacer posible el acuerdo de reestructuración de la deuda de su país, pero señaló que el acuerdo había tardado demasiado en cerrarse, criticando «la velocidad con que hacemos las cosas… Cada día que no entregamos estas cosas, básicamente aumentamos los costos».
La activista climática ugandesa Vanessa Nakate llamó a los representantes a colocar a las personas por delante de los beneficios monetarios, hacer que las multinacionales contaminantes paguen, cancelar deudas y dirigir el financiamiento climático a los países más vulnerables: “Deberían estar pensando en billones (de dólares), no miles de millones”, señaló.
«Varios compromisos que se han hecho (antes) no se han cumplido realmente en su totalidad», dijo el presidente sudafricano, Cyril Ramaphosa, citando como ejemplo el fracaso de los países ricos en entregar los 100 mil millones de dólares prometidos en financiación climática anual para 2020. «A veces nos sentamos en conferencias como esta y decimos ‘sí, haremos que esto esté disponible y lo otro’ y lo creemos, lo creemos, pero ahora tenemos que ver algo de acción.”
Casi dos tercios de los invitados que respondieron a la invitación de la Cumbre fueron de países africanos. Las economías de estos países históricamente han estado muy afectadas, desde la miseria en que quedaron tras ser expoliadas durante la colonización europea, pasando por las diversas pandemias sanitarias que han sufrido y, en las últimas décadas, el cambio climático. Es un continente con muchos problemas para recuperarse.
Por su parte, el mandatario cubano Miguel Díaz-Canel expresó que es inaceptable que en pleno siglo XXI a la mayoría de las naciones se les continúe imponiendo instituciones obsoletas heredadas de la Guerra Fría: “No revelo ningún secreto si afirmo que las consecuencias más nefastas del actual orden económico y financiero internacional, profundamente injusto, antidemocrático, especulativo y excluyente, gravitan con mayor fuerza sobre las naciones en desarrollo”.
El mandatario brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, señaló que no se podría hablar de crisis climática sin hablar de pobreza y desigualdad. “Si no cambiamos las instituciones, el tema del clima se convierte en una broma. (…) ¿Quién llevará a cabo las decisiones tomadas en los foros que hacemos? (…) Seamos francos: ¿quién cumplió con el Protocolo de Kioto? ¿Quién cumplió con las decisiones de la COP-15 en Copenhague? ¿Quién cumplió con el Acuerdo de París? Y no se cumple porque no hay una gobernanza global con fuerza para decidir las cosas y con las personas para cumplir. (…) Entonces es necesario tener claro que, si no cambiamos las instituciones, el mundo seguirá siendo el mismo. Los ricos seguirán siendo ricos, los pobres seguirán siendo pobres.”
Macron, el presidente francés, quien señaló que finalmente se había cumplido la promesa atrasada de acelerar los 100 mil millones, señaló que sí se ha avanzado: “No podemos decir que no estamos haciendo nada, no es cierto”, aunque reconoció que no se actúa “lo suficientemente rápido”.
Otro de los asistentes a la Cumbre para un Nuevo Pacto Financiero Mundial fue Gustavo Petro, el presidente de Colombia, quien propuso un plan que se ha dado en llamar “Plan Marshall climático”, que consiste en el intercambio de deuda externa por acción climática. “Se puede lograr a través de una reforma de la banca multilateral como el FMI, sería una gran emisión mundial de derechos especiales de giro que se destinaría al fondo del clima para hacerle una aplicación progresiva a los países más pobres. Esos derechos especiales de giro pararían a los detentores de la deuda, que son hoy los fondos de pensiones de los países más ricos, y liberaría espacios presupuestales en cada país de la tierra para dedicarlos exclusivamente a mitigación o reparación de la crisis climática”, detalló el presidente sudamericano en su momento.
“Serán unos ingresos adicionales que tendrían que salir como una tasación a las transacciones financieras mundiales pero aplicado y destinado a financiar las acciones mundiales para superar la crisis climática y una reducción de la deuda pública en todos los países de la tierra que no es una condonación”, aseveró el mandatario.
Hace casi 80 años, el 22 de julio de 1944, en Bretton Woods, New Hampshire, Estados Unidos, representantes de 44 países crearon un marco común para la economía global que siguen funcionando hasta nuestros días. ¿El objetivo? Crear un orden económico global para la posguerra. Las instituciones financieras multilaterales creadas entonces, como el FMI o el BM, no fueron diseñadas para responder a la emergencia climática de hoy sino para la urgencia de aquellos años: reordenar el mundo y reconstruir Europa. Pero parece que, tras las décadas, Europa les agarró el gustito.
Sobre esta realidad, el presidente brasileño fue contundente en la cumbre parisina: “Aquí tenemos que tener claro lo siguiente. Lo que se creó después de la Segunda Guerra Mundial, las instituciones de Bretton Woods, ya no funcionan, ya no sirven a las aspiraciones o intereses de la sociedad. Aclaremos que el BM deja mucho que desear en cuanto a lo que el mundo aspira del BM. Seamos claros que el FMI deja mucho que desear en lo que la gente espera del FMI. (…) Muchas veces los bancos (multilaterales) prestan y este préstamo causa la quiebra del Estado”, agregó.
“A Argentina, de la forma más irresponsable, el FMI le prestó 44 mil millones de dólares, a un señor que era el presidente, que no se sabe lo que hizo con el dinero. Y entonces Argentina ha pasado a tener una situación económica difícil porque no tiene dólares para pagarle al FMI”, aseguró Lula en París, soltando una fuerte crítica, sin mencionarlo, al ex presidente argentino Mauricio Macri.
Sobre la dolarización de la economía mundial y como miembro del BRICS, el grupo que conforman Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica que aboga por un nuevo multilateralismo en el planeta, el presidente Lula también dio su opinión: “Hay gente que se asusta cuando digo que necesitamos crear nuevas monedas para poder comerciar. No sé por qué Brasil y Argentina tienen que comerciar en dólares. ¿Por qué no podemos hacerlo en nuestras monedas? ¿Por qué tengo que comprar dólares?”
Que una Cumbre con la finalidad de cuestionar el sistema financiero actual fuera convocada por el presidente Macron levantó demasiado escepticismo, sobre todo aquí en Francia, donde amplios sectores de la población ven a su presidente como alguien estrechamente relacionado con el mundo financiero.
Para varios analistas, la cumbre, sobre todo porque carece de legitimidad vinculatoria en todo aquello que llegase a acordar, no significó más que un ardid político-publicitario del presidente Macron de cara a diversos contextos, como el creciente sentimiento antioccidental y antifrancés en las antiguas colonias africanas, así como por el deterioro de su imagen de presidente ecologista con la que llegó en su primer mandato y la actual apreciación que carga a cuestas de “presidente autoritario”, en función de la manera en que su gobierno ha llevado adelante la reforma de las pensiones, evitando al máximo el debate legislativo en la materia.
Paralelamente, el gobierno francés del presidente Macron tiene diversos yerros en temas ecológicos. A pocas horas de que iniciara la cumbre, activistas franceses de las organizaciones ciudadanas Attac, Extinction Rebellion y Alternatiba Paris, pintaron la Plaza de la Bolsa, sede del evento, con pintura verde, mientras desplegaban una pancarta que decía “Macron, campeón del #greenwashing”.
Pasa todo esto justo en momentos en que el gobierno francés viene de ilegalizar a la organización ecologista Soulèvements de la Terre (Levantamientos de la tierra sería su traducción), acusándolos de violentos y de “prácticas extremistas”. La decisión ha levantado una fuerte ola de protestas.
Este rechazo amplio a las políticas del presidente se dejó sentir la tarde/noche del pasado jueves durante un concierto en el Campo Marte, frente a Torre Eiffel, un evento musical ideado por la organización Global Citizen llamado “Power our planet: live in Paris”, que contó con la participación de varios artistas como Lenny Kravitz, Billie Eilish, H.E.R., entre otros, y que tuvo como fin dar luz a la cumbre realizada en la capital francesa.
En cierto momento, una de sus oradoras, la Primera Ministra de Barbados, Mia Mottley, agradeció a Macron por la realización de la cumbre. No pudo terminar la frase cuando, al unísono, prácticamente toda la asistencia, miles de jóvenes, comenzaron a gritar “¡Macron dimisión!”
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