20 abril, 2023
Tras el golpe de estado del 11 de septiembre de 1973, el gobierno mexicano recibió a la familia del entonces presidente chileno, Salvador Allende. En un encuentro para conmemorar el golpe, el gobierno de México ratificó esta alianza y tradición de asilo.
Texto: Rodrigo Soberanes
Foto: Félix Marquez/ Cuartoscuro y Redes Sociales de Alicia Bárcena / Embajadora de México en Chile
CHILE. – Justo después de que las fuerzas armadas de Chile bombardearon el palacio de La Moneda el 11 de septiembre de 1973 para dar un Golpe de Estado al gobierno de Salvador Allende, la familia del presidente se refugió en la embajada de México junto con más de 200 personas.
Ese fue el inicio de la consolidación del derecho al asilo entre México y Chile, y también, de una relación que, 50 años más tarde, sigue vigente con el intercambio económico y cultural permanente entre los dos países, dijo la embajadora Alicia Bárcena a un grupo de estudiantes chilenos.
El gobierno de México se unió a la conmemoración de los 50 años del Golpe de Estado en Chile con un encuentro entre la funcionaria mexicana y estudiantes de la Universidad Alberto Hurtado, en la capital chilena.
Bárcena -como reconocieron autoridades de la universidad- dio una charla inusual en la que ofreció detalles históricos significativos del antes y después del Golpe y también dio una postura personal clara sobre el tema: “a mí me convoca el pensamiento de Allende”.
No se esperaba, por ejemplo, que contara que ella vio a Salvador Allende en México, un 2 de diciembre de 1972, en una reunión universitaria como la que se celebró este jueves. En esa ocasión, el entonces mandatario chileno, impregnó a los estudiantes de “una esperanza limpia”.
Eran estudiantes simpatizantes del movimiento “libertador y democratizador” que sufrió las matanzas de Tlatelolco, el 2 de octubre de 1968 y del Halconazo, el 10 de junio de 1971. Un movimiento que tenía la convicción de usar las armas para lograr más libertades.
En esa ocasión el presidente chileno representó para esos jóvenes mexicanos la opción “de las urnas” para buscar esos cambios por los que estaban luchando.
Bárcena recordó que cuando escuchó el discurso de Allende, el mandatario dijo una frase que parecía “un presagio doloroso” de lo que estaba por suceder: “México ha sido y será amigo de mi patria”. Y menos de un año después su familia estaba refugiada en la embajada de México y él, muerto en La Moneda.
Durante los siguientes nueve meses unas 250 personas vivieron en la embajada, y con el pasar de los años México se recibiría a unas 900 personas asiladas y a miles más que iban escapando de la dictadura hacia el norte del continente.
Un caso fue el de la poeta y profesora Gabriela Mistral quien pasaría una larga estancia dando clases en comunidades de México, donde es frecuente encontrar escuelas que llevan su nombre. Tampoco es raro encontrar calles o plazas con los nombres de Salvador Allende o Pablo Neruda, por ejemplo.
Fue el inicio -dijo- de la consolidación de una cultura del asilo político entre México y Chile, pero también con el resto de países latinoamericanos donde se vivieron más procesos autoritarios encabezados por militares después de la experiencia chilena.
Y también se instaló otra “frase dolorosa” en el país: “México ganó lo que Chile perdió”, dijo la diplomática.
Bárcena, quien también es exsecretaria ejecutiva de la Comisión Económica para América Latina (CEPAL), expresó el convencimiento de México de conmemorar el Golpe como un rema que no solo le compete a las personas con pensamiento político “de izquierda”, sino a cualquier persona que se oponga “a la demolición del otro”, como sucedió durante la dictadura de Augusto Pinochet, que se extendió 17 años en que México suspendió relaciones con el gobierno militar que encabezaba.
“Independientemente de las ideologías, nada justifica la violación de los derechos humanos”, dijo Bárcena, quien soltó algunas referencias al momento actual que vive en Chile por el aumento de la violencia causada por grupos de delincuencia organizada marcados por el hecho de ser “extranjeros”.
El gobierno del presidente Gabriel Boric, de tendencia progresista, está siendo criticado por sectores opositores que incluso piden el estado de excepción para sacar a los militares a las calles para hacer frente al aumento de delitos de alto impacto, como el asesinato de tres elementos de Carabineros de Chile en menos de 30 días.
“Los Derechos Humanos no se sacrifican ni siquiera frente a la criminalidad”, dijo Bárcena.
Cerró su discurso recordando a los estudiantes que Chile es un país “que mueve la aguja” porque muchos movimientos y tendencias comienzan aquí. Tanto los pasajes represivos como los hitos de luchas sociales.
Bárcena dijo a los jóvenes que, más allá de la Cordillera de Los Andes, el mundo está pendiente de Chile y que les toca a ellos “ampliar los derechos” que ya han sido conquistados.
Esto -dijo- lo pueden lograr participando activamente del proceso constituyente que aún está en marcha tras el triunfo del rechazo el año pasado.
Paulette Landon, decana de la facultad de Ciencias Sociales y Armando Di Filippo, académico del Departamento de Política y Gobierno de la universidad Alberto Hurtado estuvieron compartiendo mesa con la embajadora.
Landon contó a los estudiantes que el Golpe de hace 50 años detonó el mayor proceso migratorio que se ha vivido en Chile y Di Filippo destacó el hecho de que el derrocamiento de Allende supuso el inicio de “una seguidilla” de procesos autoritarios militares en América Latina y el mundo. La jornada cerró con una sesión de preguntas y que en momentos fue intercambio de emociones que se quedaron en el campo de lo privado.
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