Entre los ríos de asfalto de Iztapalapa se erigió una más de sus UTOPIAS: el Barco, un centro cultural y de enseñanza enfocado en el cuidado del planeta, de los mares y de las infancias, gratuito, donde se podrá aprender mecatrónica, diseño o animación digital
Texto: Arturo Contreras Camero
Fotos: Duilio Rodríguez
CIUDAD DE MÉXICO.- Como si caminara sobre el agua, inmerso en la luz marina de los proyectores, un niño pasea entre tiburones, mantarrayas y tortugas. Está en el acuario digital más grande de América Latina, que se acaba de inaugurar. Como él, miles de niños esperan formados para satisfacer su curiosidad.
La expectativa respecto al lugar era alta. Por años, los vecinos de la Unidad Habitacional Vicente Guerrero y el tropel de autos y camiones que pasan por el cruce de Periférico Oriente y Eje 6 Sur vieron con curiosidad una estructura metálica que se empezaba a levantar en el camellón del Eje. Les dijeron que iba a ser un barco, escépticos, esperaron.
Este jueves 13 de abril, el barco zarpó. Su puerto está en la mente y el corazón de a quienes va dirigido: niñes y adolescentes que viven en una de las alcaldías más pobladas de la ciudad y con altos índices de marginación y falta de acceso a espacios culturales.
La situación de este camellón, antes de ser intervenido, era tremenda, dijo Clara Brugada, alcaldesa de Iztapalapa, durante la inauguración del barco. La intervención del Gobierno de la Ciudad de México ayudó a crear un parque lineal en lo que antes era un espacio abandonado.
Vecinos de la alcaldía esperaban ansiosos, Desde las 11 de la mañana, vecinos de la alcaldía esperaban ansiosos alrededor del barco para entrar. La mayoría no tenía más de 16 años; el resto eran sus mamás y abuelas, padres y hermanos. Mientras la alcaldesa Brugada, junto con la jefa de Gobierno de la Ciudad, Claudia Sheinbaum y un grupo de distinguidos invitados (el gobernador de Veracruz, Cuitláhuac García; la fiscal de la Ciudad, Ernestina Godoy, y la presidenta del Instituto Nacional de las Mujeres, Nadine Gasman) recorrieron el barco, afuera, la Reina Chula Nora Huerta animaba a las familias.
Pasadas las dos de la tarde, empezaron a entrar. Pocas cruzaron por la sala de museo dedicada al Cambio Climático, que pasaba desapercibida en la planta baja. La mayoría, se apresó a subir al segundo nivel, al acuario digital. Como la fila era larga, muchos pasaron al piso inferior, donde les esperaba un recorrido lúdico con información para prevenir la violencia infantil.
Hasta arriba, en la cubierta del barco, en donde debiera estar el puente de mando, los esperaba un grupo de simuladores de navegación (videojuegos en los que se zarpa por un mar lleno de monstruos marinos). El resto de la cubierta es una terraza de usos múltiples con vista panorámica.
El Barco Utopía estará abierto de ocho de la mañana a ocho de la noche, todas sus actividades son libres. El registro a sus talleres ya está abierto en esta página.
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