18 febrero, 2023
En entrevista, el militar retirado del Ejército mexicano, Marcos Mendoza Pérez, habla sobre los vicios que aún prevalecen en la institución que cumple 110 años de existencia, y que, aunque con un oscuro pasado, parece tener un destino no tan sombrío en el futuro
Texto: Kau Sirenio
Foto: Alexis Rojas
CIUDAD DE MÉXICO. – “No ha cambiado nada hasta ahora, la justicia sigue siendo de mando y por ordenes” afirma el capitán retirado del Ejército mexicano, Marcos Mendoza Pérez.
El militar desmenuza el intestino de la fuerza castrense y pone el dedo en la llaga: “En 110 años, el Ejército mexicano solo ha acumulado mayor prerrogativa para los altos mando, mientras que la tropa, el pueblo pobre uniformado sigue igual o peor”.
A 110 años años de su formación, el Ejército mexicano ha estado en el ojo de huracán por las constantes violaciones a los derechos humanos. Los claroscuros de la institución castrense los explica el capitán Marcos Mendoza Pérez.
En entrevista con Pie de Página, el capitán zapador habla de la historia del Ejército mexicano que nació en el Congreso de Coahuila, el 19 de febrero de 1913. El recorrido histórico que hace Mendoza Pérez llega hasta la creación de la Guardia Nacional.
Pérez inicia la historia con el Heroico Colegio Militar, hasta los juicios que han enfrentado los militares que han denunciado las violaciones a los derechos humanos al interior de la institución.
Luego habla de cada episodio en el que ha estado inmerso y de los abusos de los soldados en la historia moderna de México:
“La revolución Cristera; el asesinato de Rubén Jaramillo; el 2 de octubre de 1968; la Guerra Sucia en Guerrero; el Halconazo; el Charco y Ayutla en Guerrero; la toma de Luz y Fuerza del Centro; y lo más reciente: Ayotzinapa, Guerrero” recapitula.
Marcos Mendoza, escudriña los pasos de los generales secretarios de la Defensa Nacional (Sedena). Además, habla de la inclusión de las mujeres en escuelas de armas y el ascenso a generala de división que hasta ahora solo es para los hombres.
El capitán retirado cuestiona que el Ejército mexicano infiltre a sus elementos en las distintas organizaciones sociales y guerrillas para obtener información. Esto, añade, lo hacían para reprimir a los activistas sociales.
Sin vacilar, el militar define el ejercito como el pueblo uniformado, como lo señala el presidente Andrés Manuel López Obrados, pero los separa.
“En el Ejército hay dos pueblos uniformados: el pueblo pobre uniformado es el que anda a pie y auxilia a la población en caso de desastre, mientras que el pueblo rico uniformado es el alto mando, ellos son los que cometen atropello en contra del pueblo pobre”.
Antes de empezar la entrevista, Marcos Mendoza Pérez llenó una tetera. Luego encendió la estufa para hervir el agua. En cuestión de minutos la olla empezó a chillar, y Marcos abrió el baúl del recuerdo que llenó durante su paso en el Ejército mexicano.
“Uno de los privilegios que conserva el Ejército mexicano es la secrecía, eso los hace intocable”, suelta a bocajarro.
Así empieza una conversación que dura horas, con un militar converso en activista de derechos humanos. Él y otros de sus compañeros de armas llevan años en pie de lucha para que los militares puedan ser juzgados en tribunales civiles.
Sin hacer gesto alguno, el oficial del Ejército mexicano escucha atento las preguntas, las analiza, y contesta sin dejar cabo suelto.
–¿Cuales son los privilegios que aun conserva el Ejército mexicano?
–Mira, el Ejército mantiene intacto la secrecía desde que se conformó como ejército regular, nada ha cambiado en los últimos años. Al contrario, el nuevo presidente le entregó mayor prerrogativas.
El capitán dice que el espinazo dorsal de la secrecía es la disciplina que se le impone a los subalternos para que no cuestionen lo que sucede en las filas de los militares. Luego cita el código de justicia militar, en el tomo de deberes militares.
“Es tan noble mandar como obedecer, así que mandará mejor el que mejor sepa obedecer”, repone.
–Nos enseñan a obedecer sea cual sea la orden sin cuestionar. A la tropa les enseñan a no murmurar sino a acatar las ordenes.
–¿Esto qué implica? –refuto la respuesta.
–Significa, que si no cumples las ordenes te pueden procesar por insubordinación o desacato y si lo cumples y te sale de control, de todos te van a procesar. No hay salida, véalo por donde lo quieras ver.
Cuando el capitán Mendoza habla de obediencia es porque a él le toco la toma de las instalaciones de Luz y Fuerza del Centro (LFC), extinguida el 19 de octubre de 2009 por decreto de Felipe Calderón. Esa noche, miles de militares fueron disfrazados de policías federales para tomar el control de la empresa.
A partir de esa fecha todo cambió para el oficial, pues a raíz de la entrevista que sostuvo con medios de comunicación, la institución castrense inició una persecución judicial en su contra.
–No puedes ponerte al tu por tú en el Tribunal Superior de Justicia Militar, porque es una justicia de mando, el de mayor grado es el juez, mientras que el defensor de oficio es de menor jerarquía y el fiscal es el superior inmediato del defensor. Esto hace que te encarcelen injustamente.
–¿Hay otros casos similares? –lanzo la pregunta.
–No. Ahí está el caso del general de brigadier, José Francisco Gallardo Ramírez, procesado bajo cargo fabricados porque se atrevió a desafiar al Ejército al impulsar una comisión de derechos humanos al interior de las fuerzas armada.
“Vemos un estado de indefensión o una justicia a modo que sí hay vario juicios del nuevo sistema, más bien del sistema penal donde se ve claramente lo que platicamos, hay videos de audiencias orales donde se ve como se desarrolla estos juicios a modo”, agrega Marcos Mendoza.
Sin embargo, no todo está perdido para el oficial retirado, aún queda más de lo que puede cambiar la historia en la vida castrense.
–Los cadetes del sistema educativo militar pueden cambiar muchas cosas, si es que no se forman y no caen en las garras de los mandos corruptos. Son los que podrían salvar a la institución –confía.
Para el militar, el Ejército mexicano como institución es noble, sobre todo el Plan DN-III que implementa en apoyo a la población civil en caso de desastre. También, en su valoración, otro aspecto positivo es el uso que el gobierno federal le ha dado al construir el Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA) y el tren Maya.
Los militares están ahí con el Plan DN-III, repito, es el pueblo pobre uniformado los que ayudan a la población civil porque son parte de esa comunidad que no tuvo la oportunidad de tener una formación académica.
–La Guardia Nacional, ¿Conseguirá ser una institución noble como el Ejército? –aprieto al militar.
–Sí. Pero antes tiene que limpiarse de los militares corruptos que pasaron a formar la base veterana. Como nadie los quiere en el Ejército por eso los mandaron ahí, por eso reproducen los mismos vicios.
Casi al cierre de la conversación con el militar, le planteo otra pregunta.
–¿El Ejército siempre ha sido sumiso ante el poder civil?
–No. De hecho en 2006, el general Gerardo Clemente Vega García no acató la orden del presidente Fox para reprimir a la población civil que mantenían la protesta en contra del fraude electoral. Además, ese año estaba el conflicto en Oaxaca con la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca (APPO).
Y concluye: “Si mál no recuerdo, en ese año el general secretario de Sedena pidió la orden por escrito para sacar a los militares a la calle, como esto no sucedió, todo terminó sin mayores problemas”.
Periodista ñuu savi originario de la Costa Chica de Guerrero. Fue reportero del periódico El Sur de Acapulco y La Jornada Guerrero, locutor de programa bilingüe Tatyi Savi (voz de la lluvia) en Radio y Televisión de Guerrero y Radio Universidad Autónoma de Guerrero XEUAG en lengua tu’un savi. Actualmente es reportero del semanario Trinchera.
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