Se han propuesto varias opciones para abordar el conflicto de casi un siglo de duración. Esas opciones incluyen una confederación de Israel, Jordania y Palestina, autonomía adicional para los palestinos, una federación de provincias o cantones palestinos más pequeños, y la expulsión o transferencia de los palestinos de Cisjordania, también conocida como Judea y Samaria por Israel
Por Joseph Chamie*
PORTLAND, Estados Unidos – La demografía está en el corazón del conflicto israelí-palestino, así como el obstáculo fundamental para lograr lo que cada lado ha deseado durante mucho tiempo: “שָׁלוֹם”, “سلام” o “paz”.
Una paz israelí-palestina no puede esperar otro año, otra década u otros 75 años. Demasiados israelíes y palestinos están siendo asesinados, demasiados están siendo reprimidos y demasiados anhelan la paz.
El movimiento por una patria nacional para los judíos en Palestina, que antes de la Primera Guerra Mundial era parte de la Siria otomana, comenzó en serio a fines del siglo XIX en medio del creciente antisemitismo europeo y el movimiento sionista para establecer una nación judía en Sion.
El movimiento aseguró el apoyo de los gobiernos de Europa occidental, especialmente con la Declaración Balfour británica de 1917 que apoyaba “el establecimiento en Palestina de un hogar nacional para el pueblo judío”.
La extensión de tierra en el conflicto israelí-palestino, establecida como el Mandato británico de Palestina en 1922, es relativamente pequeña, aproximadamente la mitad del tamaño de Dinamarca, y tenía una población de alrededor de tres cuartos de millón.
Un siglo después, la población de esa extensión de tierra se ha multiplicado casi por veinte hasta los 14.8 millones, con 9.6 millones en Israel y 5.3 millones en el Estado de Palestina.
La migración judía al Mandato británico de Palestina aumentó durante la primera mitad del siglo XX. Como consecuencia de esa migración, la composición religiosa de la población residente sufrió un cambio notable.
El número estimado de inmigrantes judíos durante las décadas de 1920, 1930 y de 1940 a 1945 es de 100 mil, 223 mil y 45 mil, respectivamente, lo que da como resultado un total de 368 mil (Gráfico 1).
La población palestina residente en el Mandato británico de Palestina era predominantemente musulmana y cristiana. Su proporción estaba cerca de 90 por ciento en 1922.
En 1931, la proporción se redujo a 83 por ciento y a 68 a mediados de la década de 1940. En 1945, las proporciones estimadas de musulmanes, judíos y cristianos de la población en el Mandato británico de Palestina eran 60, 31 y 8 por ciento, respectivamente (Tabla 1).
Con el establecimiento de Israel en 1948 en parte del antiguo Mandato británico de Palestina, la composición demográfica cambió significativamente con el desplazamiento de unos 750 mil palestinos. En la recién fundada nación de Israel, con una población cercana al millón, la proporción estimada de judíos era de 82 por ciento, que se elevó a un récord de 89 una década después.
Los cambios demográficos en el aumento natural, la migración y la composición religiosa de las poblaciones que residen en el antiguo Mandato británico de Palestina continuaron durante la segunda mitad del siglo XX, así como en las dos primeras décadas del siglo XXI.
Pasando al día de hoy, el actual primer ministro israelí, Yair Lapid, hablando en la apertura de la 77 sesión de la Asamblea General de las Naciones Unidas, expresó el respaldo de su gobierno a una solución de dos estados con los palestinos.
El primer ministro israelí dijo: “Un acuerdo con los palestinos, basado en dos estados para dos pueblos, es lo correcto para la seguridad de Israel, para la economía de Israel y para el futuro de nuestros hijos”. Agregó que a pesar de los obstáculos, una gran mayoría de israelíes apoya la solución de dos Estados.
En su declaración ante la Asamblea General, el presidente palestino, Mahmoud Abbas, tomó nota del llamado del primer ministro israelí a una solución de dos Estados. Agregó que Palestina también espera lograr la paz con Israel.
El presidente palestino dijo: “Hagamos esta paz para vivir en seguridad, estabilidad y prosperidad en beneficio de nuestras generaciones y de todos los pueblos de la región”.
Además, en sus declaraciones ante la Asamblea General, el presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, pidió una paz duradera entre israelíes y palestinos.
El presidente estadounidense dijo: “Y una solución negociada de dos Estados sigue siendo, en nuestra opinión, la mejor manera de garantizar la seguridad y la prosperidad de Israel para el futuro y dar a los palestinos el Estado al que tienen derecho, que ambas partes respeten plenamente la igualdad de derechos de sus ciudadanos, y que ambos pueblos disfruten de la misma medida de libertad y dignidad”.
En el momento de la Asamblea General, el Comité de Paz Árabe también promovió su propuesta de hace dos décadas que pedía la paz y la normalización de los países árabes con Israel a cambio de una retirada israelí completa de la tierra palestina capturada durante la guerra de 1967 y de la creación de un estado palestino.
Esa propuesta es consistente con la Resolución 242 del Consejo de Seguridad de la ONU, que pedía a Israel que se retirara de las tierras ocupadas para asegurar y reconocer las fronteras a cambio de la paz.
Se han propuesto varias opciones para abordar el conflicto de casi un siglo de duración. Esas opciones incluyen una confederación de Israel, Jordania y Palestina, autonomía adicional para los palestinos, una federación de provincias o cantones palestinos más pequeños, y la expulsión o transferencia de los palestinos de Cisjordania, también conocida como Judea y Samaria por Israel. (Tabla 2)
Además de la larga y ampliamente defendida solución de dos estados, dos opciones principales que ahora enfrentan los israelíes y los palestinos son la continuación del statu quo y la solución de un solo estado. Sin embargo, muchos consideran que la continuación del statu quo es insostenible, claramente no es una resolución del conflicto y también pone en peligro la democracia de Israel.
Además, organizaciones de derechos humanos israelíes, palestinas e internacionales, así como observadores independientes, han descubierto que Israel practica el apartheid en el territorio palestino ocupado.
Amnistía Internacional, por ejemplo, informó que Israel aplica un sistema de opresión y dominación contra los palestinos dondequiera que tenga control sobre sus derechos. Human Rights Watch, el relator especial de la ONU, el grupo israelí de derechos humanos B’Tselem y el grupo palestino de derechos humanos Al Haq informaron hallazgos similares. Además, una cuarta parte de los judíos estadounidenses ahora dicen que Israel es un estado de apartheid.
Israel, sin embargo, rechaza la acusación de que está practicando el apartheid, diciendo que “es una democracia comprometida con el derecho internacional y abierta al escrutinio”. Su gobierno cita cuestiones de seguridad al imponer restricciones de viaje a los palestinos, cuyo levantamiento en las últimas décadas incluyó atentados suicidas en ciudades israelíes.
Algunos datos demográficos israelíes y palestinos fundamentales brindan una perspectiva relevante sobre la probable composición religiosa en la solución de un solo estado.
En la víspera del Año Nuevo judío 5 mil 782 observado el 25 de septiembre, la población de Israel era de 9.6 millones de residentes, de los cuales 7.1 millones, o el 73.7 por ciento, eran judíos. La población del Estado de Palestina se estima en poco más de la mitad del tamaño de la de Israel, aproximadamente 5.3 millones.
La combinación de las poblaciones israelí y palestina arroja una población total general en 2022 de 14.8 millones. La proporción judía de esa población combinada resulta ser una minoría de 48 por ciento. Además, se prevé que la proporción judía de la población en la solución de un solo estado disminuya a 46 por ciento para 2030 y a 45 por ciento para 2048 (Gráfico 2).
Con respecto a las perspectivas de la solución de dos estados, mientras algunos enfatizan que es deseable y factible, otros creen que ya no es una opción principalmente debido a las realidades actuales. Casi 700 mil israelíes viven actualmente en asentamientos en Jerusalén Este y Cisjordania.
Además, muchos de los líderes políticos de Israel, incluso los de centro-izquierda, no apoyan un Estado palestino soberano y viable. Además, el ex primer ministro, Benjamin Netanyahu, se comprometió a imponer la soberanía israelí en partes de Cisjordania. En términos prácticos, algunos han llegado a la conclusión de que Israel se anexó Cisjordania hace mucho tiempo.
Lograr una solución justa e integral de dos estados para el conflicto israelí-palestino es una tarea formidable, con muchos desafíos serios. Entre esos desafíos se destacan el estatus de Jerusalén, los más de un millón de refugiados palestinos en los países vecinos, los extremistas religiosos, las fronteras internacionales y la seguridad.
Dados los hechos sobre el terreno y las realidades políticas, algunos han llegado a la conclusión de que es hora de abandonar la solución tradicional de dos estados y adoptar la igualdad de derechos para israelíes y palestinos en un solo estado. La solución de un solo estado, sin embargo, estaría claramente en desacuerdo con que Israel siga siendo un “estado judío y democrático”.
A pesar de los pesados obstáculos, una paz negociada traería innumerables beneficios. Los israelíes y los palestinos podrían cosechar los frutos de la paz, la reconciliación y las perspectivas de un futuro mejor. Además, la paz fortalecería y ampliaría las relaciones con los países de esta región de importancia estratégica.
En resumen, ahora es el momento de que israelíes y palestinos negocien פתרון שלום, حل سلمي, o una solución de paz.
*Joseph Chamie es demógrafo y consultor independiente, exdirector de la División de Población de las Naciones Unidas y autor de numerosas publicaciones sobre temas de población. Su último libro es: “Nacimientos, fallecimientos, migraciones y otros asuntos importantes sobre población”.
Este artículo fue publicado originalmente en la agencia IPS, Puedes consultar aquí la versión original
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