5 enero, 2023
La bandera ondeo a media asta en señal de duelo, el ambiente en el acto luctuoso era de dolor, indignación y reclamos a las autoridades, encabezadas por la gobernadora de Chihuahua, María Eugenia Campos Galván
Texto y fotos: Blanca Carmona / La Verdad
CIUDAD JUÁREZ.- El viento soplaba frío cuando las carrozas con 11 féretros comenzaron a llegar a la explanada de la megabandera del Parque El Chamizal. Transportaban los cuerpos de 9 de los 10 de los custodios del Cereso No. 3 asesinados el domingo durante la fuga masiva de reos y 2 ministeriales de la Fiscalía General del Estado que murieron acribillados el lunes durante la búsqueda de los 30 evadidos.
La bandera ondeo a media asta en señal de duelo, el ambiente era de dolor, indignación y reclamos a las autoridades, encabezadas por la gobernadora de Chihuahua, María Eugenia Campos Galván.
Uno a uno los ataúdes fueron reposados debajo del mástil de 100 metros de largo de donde colgaba la megabandera. Seis policías montaron guardia de honor al lado de cada ataúd.
Al ver la formación de los féretros, una de las viudas avanzó hacía ellos, pero sus hijos la inmovilizaron y no llegó hasta los restos de su esposo. Los dolientes se abrazaron entre sí y el gemido del llanto invadió el espacio. El dolor era compartido.
Una voz en el altoparlante recordó leyó: “tu uniforme deteriorará, tu piel envejecerá y tus botas se romperán. Pero tu honor y gloria serán eternas”. Enseguida dio la bienvenida a la ceremonia luctuosa.
Cada uno de los ataúdes fueron cubiertos con la bandera de México, como reconocimiento al homicidio que sufrieron al estar en funciones el domingo primero de enero cuando un grupo armado irrumpió en el reclusorio para extraer al presunto pandillero Ernesto Alfredo Piñón de la Cruz, alías “El Neto” y a decenas de reos más.
Los custodios caídos, Domingo Trejo Serrano, Edgar Omar Hernández García, Guadalupe Gámez Galán, Jaime Arciniega Alvarado, José Ausencio Pérez Puentes, Carlos Ernesto Salinas Bañuelos, Víctor Hugo Rivera Meras, Abel Juárez Hernández, Carlos Santiago Padilla Silva y Manuel Rodríguez Soria, quienes tenían de siete a 18 años de servicios.
Los cuerpos de nueve de ellos estuvieron en la ceremonia luctuosa, la familia de otro de las víctimas rechazó trasladar el cuerpo al homenaje.
Los restos de los policías de la AEI, Omar Eduardo Posada Cárdenas, quien llevaba siete años de servicio y del suboficial de investigación Edgar Ramírez Ramírez, con una antigüedad de un año y 11 meses, si fueron llevados a la ceremonia. Ambos fueron baleados durante un operativo de búsqueda de los evadidos en el fraccionamiento Canto de Murano.
Su esposas, hijos y otros parientes de la víctimas permanecieron en un área montada especial para ellos, bajo una carpa donde se montaron sillas, desde ahí observaron el cortejo llegar y rompieron en llanto. Algunas cargaron fotos de las víctimas.
“Aun sabiendo que el reconocimiento a su labor no era el que todos quisiéramos, pero en si ahí estaban firmes y dignos realizando aquello que los apasionaba. Ser policía fue el estilo de vida que ellos eligieron para servir a la sociedad. Gracias le damos a sus familiares por haberles permitido ser parte de esta otra familia, familia de sangre azul en la cual les aseguramos sufrimos su partida al igual que ustedes”, dijo un policía estatal al emitir un mensaje a nombre de todos los uniformados.
Una comitiva encabezada por la gobernadora del Estado, María Eugenia Campos Galván, y conformada por el fiscal General, Roberto Fierro; general y comandante de la Guarnición Militar de Juárez, Gaudencio Ramos Jiménez, así como el cónsul General de Estados Unidos en México, Eric Cohan, formaron una guardia de honor frente a los familiares.
Cuando la gobernadora emitía el mensaje de condolencias, afloraron los reclamos de algunos de los familiares de las víctimas.
“Quiero que sepan que pueden encontrar en mi a una aleada, a una amiga y a una hermana que también ha llorado y ha lamentado profundamente la pérdida de nuestros elementos”, decía la gobernadora cuando desde el público un hombre gritó “te faltan huevos, pendeja”. Apenas lanzó la frase y fue retirado del lugar por sus parientes.
Campos Galván fingió no escuchar, aunque la voz retumbo en el espacio abierto y retumbó encima de la voz de la gobernadora. Ella continúo con su mensaje, aumentó el volumen de voz para acentuar su compromiso de que los homicidios de los policías no quedaran impugnes.
Minutos más tarde, cuestionada en entrevista sobre la manifestación de indignación por estos hecho, Campos Galván, consideró que era desgarante estar aquí.
Dijo a las familias que no van a dejar trabajar para lograr justicia y que lo harán en memoria y por el legado de las víctimas.
Responsabilizó de los hechos a la corrupción en el Cereso que quedó al descubierto tras el motín y que se arrastra de hace 7 o 8 años, a la evasión de presos y al director del penal Alejandro Alvarado Téllez. Este funcionario fue destituido del cargo este martes 3 de enero.
Téllez había asumido esa responsabilidad apenas en agosto pasado, lo que se contrapone con los señalado por Campos Galván, quien también aseguró que la corrupción fue heredada de las administraciones anteriores.
Acompañada del fiscal, la gobernadora pasó con cada uno de los familiares para entregarles una placa como reconocimiento. Algunos de los dolientes rompieron en llanto al recibir la placa, otros expresaron su coraje e indignación por lo sucedido y algunos simplemente no hablaron, decidieron guardar silencio.
“Seamos sinceros, oiga, a usted no le importa cómo nos sentimos y a mí no me importa lo que usted le importe. Hagámosla corta, deme el reconocimiento y se lo agradezco”, dijo uno de los hijos de un custodio. Ante lo cual la gobernadora no expreso palabra alguna, solo entregó la placa.
“Ustedes nunca lo van a entender el soldado que fue mi padre, nunca, hasta que les pasen las cosas a ustedes. Nunca. Él fue un soldado, mi soldado”, expresó el hijo de otro celador asesinado.
El fiscal general de Chihuahua, Roberto Fierro Duarte, dijo: “Nuestros elementos no merecían perder la vida de esa manera, su muerte no quedara impune y encontraremos a los delincuentes que cometieron estos cobardes actos”.
Entre los agentes de custodia penitenciaria prevaleció la indignación y el llanto durante el acto luctuoso por sus compañeros. Varios de ellos dijeron que actualmente no pueden hablar ante los medios de comunicación de los hechos ocurridos en el Cereso porque atraviesan por una situación muy complicada.
Una de las custodias únicamente expresó que “tenemos rabia y coraje”.
Cada una de las víctimas fue trasladada a diferentes funerarias para que sus familias continuaran el velorio de forma privada.
*Esta nota fue realizada por LA VERDAD, integrante de la alianza de medios de la Red de Periodistas de a Pie. Aquí puedes leerla.
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