A pesar de su fragmentación en diferentes bloques, los discursos de los líderes de América Latina resaltan ciertos temas de prioridad para la región. Entre ellos, se destaca la búsqueda de una mayor financiamiento para abordar los efectos de la crisis climática y reducir las emisiones y la protección de los bosques, especialmente la Amazonía
Texto: Fermín Koop / IPS
Foto de portada: Fermín Koop
SHARM EL SHEIJ – Los presidentes y ministros de ambiente de América Latina han aprovechado la conferencia de las Naciones Unidas sobre el cambio climático COP27 para pedir un mayor alineamiento regional en materia de política climática, con una declaración conjunta en donde se establecen posiciones unificadas para la región.
En la mayoría de las negociaciones internacionales, sea sobre comercio, derechos humanos, o muchos otros temas, América Latina negocia de manera unificada bajo el Grupo América Latina y el Caribe (Grulac). Pero en cambio climático la región está fragmentada, lo que le ha quitado el poder de hablar desde una mayoría.
En los primeros días de la COP27 en Egipto, que se celebra entre los días 6 y 18, ha habido señales de cambio.
Bajo la presidencia pro-tempore de Argentina, la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac), un bloque que agrupa a todos los países de la región, excepto Brasil, elaboró un documento con lineamientos compartidos para la cumbre. El mismo resalta la necesidad de financiamiento y de potenciar al GRULAC en las negociaciones climáticas.
Los países “reafirman la importancia de reforzar la coordinación en los diversos foros multilaterales, con miras a fortalecer las sinergias y articulación en las negociaciones climáticas”, se lee en el documento, no disponible en versión digital. Además, se pide “fortalecer el rol del Grulac, fomentando la articulación de prioridades”.
El documento también resalta “la necesidad de una mayor provisión de recursos públicos por parte de los países desarrollados hacia los países en desarrollo” y fomentar el desarrollo de instrumentos de financiamiento climático innovadores, como los bonos soberanos, los fondos de garantía y los canjes de deuda por acción climática.
A través de los años, la región ha negociado en diferentes grupos en las conferencias climáticas. Entre ellos se destacan la Asociación Independiente de América Latina y el Caribe (Ailac), la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (Alba) y el grupo de Argentina, Brasil y Uruguay, también llamado ABU.
Susana Muhamad, ministra de Ambiente de Colombia, dijo que América Latina se quiere convertir en un bloque de negociación, en principio en ciertos temas en común, como el financiamiento y el canje de deuda. “Tenemos que estar unidos aunque tengamos desacuerdos. El documento es un primer paso poderoso”, sostuvo Muhamad.
Del mismo modo, Cecilia Nicolini, secretaria de cambio climático de Argentina, dijo que faltaba tener un “mayor hermanamiento” entre América Latina en las negociaciones climáticas, algo que se empieza a abordar con el documento. “Es una vergüenza que no negociemos juntos, es algo que no puede pasar”, agregó Nicolini.
Este año, la conferencia de cambio climático se desarrolla en la ciudad de Sharm el Sheij, en Egipto, con más de 30 000 inscriptos, entre delegaciones de países, sociedad civil y periodistas. Llamada la “COP africana”, es una conferencia con mucha visibilidad para los países africanos pero hasta ahora poca para América Latina, con limitada presencia de líderes de la región.
Colombia tiene su propio pabellón en la cumbre, al igual que Venezuela, Panamá, El Salvador, República Dominicana y Chile, en donde desarrollan diferentes actividades. Brasil tiene un pabellón oficial del gobierno nacional, pero también dos pabellones paralelos, uno de la sociedad civil y otro de los gobernadores de los estados amazónicos
Gustavo Petro (Colombia), Nicolas Maduro (Venezuela), Mia Mottley (Barbados), Gaston Browne (Antigua y Barbuda) y Suriname (Chan Santokhi) son los presidentes y primer ministros que han asistido a los primeros días de la conferencia. Si bien no asumirá la presidencia hasta el próximo enero, se espera también la llegada del presidente electo de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, ganador de las elecciones del 30 d octubre.
En su discurso, Petro presentó un decálogo de acción ante la crisis climática, el cual pide por una “movilización de la humanidad, desvalorizar la economía de los hidrocarburos, evitar la guerra y pasar a una economía descarbonizada”. Además, el decálogo se refiere a modificar el funcionamiento de organismos como el Fondo Monetario Internacional.
Por su parte, Maduro describió a la crisis climática como una “profecía autocumplida” que debe enfrentarse con hechos “concretos, urgentes e inmediatos”. Además, criticó al “modelo capitalista destructivo” el cual genera desequilibrios entre las economías globales y pidió asistencia financiera para los países más afectados por el cambio climático.
El discurso de Mia Mottley fue uno de los más aplaudidos en la cumbre. “Tenemos la capacidad colectiva de lograr una transformación. Sabemos lo que es remover la esclavitud, encontrar una vacuna en dos años y poner a un hombre en la luna. Necesitamos la voluntad política no para hacer promesas sino para cumplirlas y hacer la diferencia”, sostuvo.
Para Adrián Martínez, director de la Ruta al Clima, una organización que impulsa la participación ciudadana en la gobernanza climática, América Latina viene a tratar de no ser invisible en esta COP. “Es una discusión muy dominada por África que opaca a la región. En esa oscuridad aparecen pocos países, especialmente Brasil y Colombia”, sostuvo.
A pesar de su fragmentación en diferentes bloques, los discursos de los líderes de América Latina resaltan ciertos temas de prioridad para la región. Entre ellos, se destaca la búsqueda de una mayor financiamiento para abordar los efectos de la crisis climática y reducir las emisiones y la protección de los bosques, especialmente la Amazonía.
Un informe de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), presentado en forma de anticipo en la COP27, reveló que la región actualmente accede a 22 mil millones de dólares en financiamiento climático para mitigación y adaptación.
Para el 2030, harán falta entre 154 000 y 198 000 millones de dólares, de acuerdo a Cepal.
“América Latina no ha sido el centro de la conversación y eso es preocupante ante ciertos temas como el financiamiento. Por eso se tiene que posicionar”, sostuvo Sandra Guzman, coordinadora del Grupo de Financiamiento Climático para América Latina y el Caribe. “Es una región que tiene mucho que dar pero que no lo hizo de manera integral”.
En la COP, Petro y Maduro realizaron un evento paralelo a las negociaciones en el que pidieron por una mayor protección de la Amazonía. Para ello, propusieron relanzar el Tratado de Cooperación Amazónica, un acuerdo firmado en 1978 junto con Bolivia, Guyana, Perú, Surinam y Venezuela que reconoce la naturaleza transfronteriza del bioma.
«Estamos decididos a revitalizar la selva amazónica para darle una victoria importante a la humanidad en la lucha contra el cambio climático», afirmó Petro, quien recordó su compromiso previo de destinar 200 millones de dólares para proteger el Amazonas. Mientras que Maduro pidió “detener la destrucción e iniciar un proceso de recuperación».
Por otro lado, Costa Rica, Ecuador, Guyana y Colombia conformaron junto a otros 22 países una alianza para frenar la pérdida de bosques y la degradación del suelo para el 2030, impulsando el desarrollo sustentable. La alianza viene acompañada con financiamiento de Alemania y del Reino Unido para su implementación en los próximos años.
La conferencia de cambio climático de la ONU continuará hasta el 18 de noviembre, donde se buscará acordar detalles pendientes de la implementación del Acuerdo de París, como los mercados de carbono, además de un nuevo mecanismo de financiamiento conocido como pérdidas y daños para los efectos ya visibles del cambio climático.
Este artículo se publicó originalmente en IPS. Aquí puedes consultar el original
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