Ciudad Juárez ha recibido poco más de mil 200 migrantes de Venezuela expulsados por Estados Unidos en seis días. Una cantidad similar ha sido expulsada hacia Tijuana, Nogales, Piedras Negras y Matamoros. Los albergues están rebasados por las personas que siguen llegando del sur y por los retornadas desde el norte
Texto: Rocío Gallegos y Blanca Carmona / La Verdad Juárez
Fotos: Rey R. Jauregui
CIUDAD JUÁREZ. – El trabajo diario en los albergues para migrantes que operan en Ciudad Juárez es arduo, pero actualmente no se puede atender a nadie más, dice Rosa Mani Arias, representante de la Red Somos Uno por Juárez. Esta red agrupa a espacios de acogida para personas en movilidad operados por organizaciones civiles y religiosas.
“No nos damos abasto, estábamos en niveles máximos (de capacidad)”, afirma la mujer, quien asegura que antes de las decisiones recién adoptadas entre el gobierno de Estados Unidos y México para atender a la población venezolana, “ya estábamos llenos” y con los cambios “nos vemos rebasados”.
“Los acuerdos que ellos (EEUU y México) han hecho los hacen allá en sus lugares muy cómodos y nosotros acá en la frontera es donde tenemos la emergencia”, comenta con preocupación.
También señala que los espacios de acogida están saturados. Mientras más migrantes llegan con la esperanza de cruzar a Estados Unidos y cientos son retornados a diario por autoridades estadounidenses bajo el Titulo 42.
Ciudad Juárez ha recibido poco más mil 200 venezolanos expulsados desde el 12 de octubre, cuando los gobiernos de Estados Unidos y México pusieron en marcha un acuerdo que busca reducir el flujo migratorio de personas procedentes de Venezuela.
El primer día de las nuevas disposiciones se recibieron por esta comunidad fronteriza a 130 personas procedentes de Venezuela. El segundo a 280; y desde el tercer día son 200 diarios, de acuerdo con con autoridades locales y del Instituto Nacional de Migración (INM).
Esta misma cantidad se está recibiendo por Tijuana, Baja California; Nogales, Sonora; Piedras Negras, Coahuila, y Matamoros, Tamaulipas. En total suman mil venezolanos expulsados a diario por la frontera norte de México, se dio a conocer.
Uno de esos migrantes es Nelson Brito, de Maracay. A él lo expulsaron desde El Paso, Texas, por Ciudad Juárez, el domingo 16 de octubre. El hombre viaja acompañado de su esposa y su hijo de dos años.
Dice que él cruzó la frontera por el río Bravo el 11 de octubre. Un día antes de que el gobierno de Joe Biden anunciara que devolverá a los que se internen a su país de manera ilegal, y que solo aceptará 24 mil venezolanos que se registren previamente en el nuevo programa, que lleguen por vía área y cuenten con un patrocinador en Estados Unidos.
Debido a la vigencia de esa nueva política migratoria de Biden para los venezolanos, Nelson fue expulsado.
“Nunca nos dijeron qué iba ocurrir, solo nos dijeron que nos iban a sacar del centro donde estábamos, que era como una cárcel, pensamos que a la calle, pero nos sacaron para echarnos a México” dijo.
El hombre tiene esperanza de que lo acepten en EEUU junto a su esposa y su hijo. Por eso permanece varado en la ciudad en espera de que se active el programa para registrarse. Busca llegar a Houston, donde viven unos de sus parientes.
Pero las nuevas restricciones migratorias estadounidenses para venezolanos no solo tomaron por sorpresa a Nelson y a cientos de personas más. También sorprendieron a las autoridades de las comunidades fronterizas del país. Éstas, de un día a otro, enfrentaron un aumento de migrantes que son expulsados desde el norte,
“La situación fue muy intempestiva”, dijo Héctor Rafael Ortiz Orpinel, secretario del Ayuntamiento de Juárez.
“No estamos ni siquiera preparados, ninguna de las áreas de los gobiernos, para poderlos atender”.
La noche del lunes pasado, los gobiernos municipales y estatal habilitaron un espacio provisional para brindar ayuda humanitaria a los venezolanos. Ahí podrán pernoctar mientras resuelven sus estatus migratorios o regresan a su país.
Ortiz Orpinel dijo que los albergues Leona Vicario, administrado por el gobierno federal, y el Kiki Romero, operado por el municipio, están saturados debido a que en los últimos días se canalizaron a familias migrantes. Esta misma situación enfrentan los manejados por agrupaciones civiles y religiosas.
El representante de la gobernadora de Chihuahua, Oscar Ibáñez, indicó que Estados Unidos estará retornando diariamente 200 migrantes venezolanos por Ciudad Juárez.
“A partir del 12 de octubre el Gobierno de Estados Unidos comenzó a regresar migrantes venezolanos y el primer día fueron 130, el segundo 200. Ellos tienen un tope de 200 para regresar por Ciudad Juárez, fue una medida acordada con el Gobierno de México. Decidieron regresar mil migrantes diarios en 5 puntos de la República, Juárez es uno de esos puntos”, afirmó.
Muchos de esos migrantes están en condición de calle, lo que eleva su vulnerabilidad por la inseguridad y el clima frio que se comienza a sentir al avanzar el otoño en la región. Sin embrago, pese al espacio habilitado muchos siguen pernoctando en la vía pública. Son de varias nacionalidades, no solo procedentes de Venezuela.
Hasta ahora el Gobierno de México solo se ha pronunciado por aceptar a los migrantes retornados de Estados Unidos. Sin embargo, no ha mencionado si pondrá en marcha algún programa de ayuda especial para atender la nueva contingencia en la frontera norte del país.
Rosa Mani dice que al menos, por parte de agrupaciones, no se tiene pensado abrir más espacios para migrantes en Ciudad Juárez. El motivo, afirma, es “porque no tenemos la capacidad económica. Ni material humano, ni infraestructura… Es muy complicado poder responder otra vez, como en el 2018, a esta situación”.
La representante de la Red Somos Uno por Juárez, que agrupa a albergues para personas en movilidad, asegura que actualmente se registra una crisis humanitaria de una dimensión mayor a la desatada a finales del 2018.
La mujer compara el momento de ese entonces, en el que solo se contaba con la Casa del Migrante y tres albergues más, con la situación actual, en la que operan cerca de 24 espacios de acogida para migrantes. Estos, dice, resultan insuficientes para recibir a todos los que arriban desde el sur y desde el norte. Por eso se tiene a mucha gente pernoctando en la calle.
«¿Cómo definiríamos ahorita nuestra ciudad?», cuestiona. Más adelante se responde: «tenemos una emergencia».
Debido a esa situación desatada por la nueva política migratoria de Estados Unidos para personas procedentes de Venezuela, organizaciones de la sociedad civil que trabajan en la defensa de las personas migrantes, solicitantes de asilo y refugiadas en México externaron su preocupación por las consecuencia de esas decisiones recién adoptadas de manera bilateral por los gobiernos de ambos países.
En una carta pública dirigida al presidente Andrés Manuel López Obrador, ochenta organizaciones y redes de defensores de migrantes cuestionan que México acepte a personas venezolanas bajo Título 42. Esta disposición, afirman, viola el marco normativo estadounidense, el cual garantiza el acceso al asilo independientemente de la forma de llegar.
“Ofrecer apoyo a 24 mil personas cuando el mes pasado más de 25 mil personas venezolanas fueron aprehendidas por la patrulla fronteriza no se puede llamar una solución para garantizar la protección, ni una migración segura, ordenada y regular –mucho menos humanitaria”, mencionan las agrupaciones.
Aunque reconocen que el programa puede tener un impacto positivo para quienes reciban ese apoyo.
Aseguran que están viendo cómo apoyar a las personas expulsadas. Así como apoyar con la inscripción de personas elegibles para el nuevo programa, pero piden respuestas a las siguientes preguntas lanzadas al gobierno de México:
Por ahora no ha habido respuesta del gobierno de México.
José, un venezolano de 28 años, luego de varios días, pudo dormir bajo un techo la noche del lunes. Desde el 13 de octubre que Estados Unidos lo expulsó por esta comunidad fronteriza pernoctaba en la calle envuelto en cobijas donadas por ciudadanos.
Cuando se alistaba para dormir debajo de la escalera del Centro de Apoyo Integral al Migrante, operado por el Consejo Estatal de Población (COESPO), le informaron que serían trasladado a un espacio improvisado para que pasara la noche.
Se trata de un edificio ubicado en la avenida Valle de Juárez, en la curva San Lorenzo. Este espacio lo prestó al Municipio el empresario Manuel Tejada. El fin es brindar ayuda humanitaria a venezolanos que el gobierno de Estados Unidos comenzó a regresar por esta frontera.
Esto es algo temporal, no es propiamente un albergue, dijo el secretario del Ayuntamiento, Héctor Rafael Ortiz Orpinel. También comentó que en esta acción se trabajó en conjunto con los gobiernos federal y estatal para “ver cómo podemos ir resolviendo esta situación, en lo que dura la situación de las personas de nacionalidad venezolana”.
“Es bien importante señalar que hoy este tema es de atención de humanidad para atender una situación que se generó de pronto y agradecemos a quienes nos brindó estas instalaciones”, añadió el funcionario.
Los migrantes fueron trasladado en unidades de transporte de personal. Muchos de ellos se negaban a dejar la vía pública.
Tenemos miedo, repetían los migrantes ante la insistencia de los funcionarios para que subieran a los camiones para llevarlos al lugar donde podrían pasar la noche bajo un techo.
Luego de casi una hora de conversaciones con funcionarios estatales, aceptaron su traslado. El lugar improvisado no cuenta con prácticamente nada, solo había una tarima de madera, un escenario, así como una o dos mesas. Hasta el lugar se acercaron voluntarios con comida caliente y ropa. Los gobiernos llevaron bolsas con despensa, pero el lugar no cuenta con cocina donde puedan preparar alimentos.
Su traslado se dio por el descenso de temperatura que comienza a registrarse en la localidad, dijo Oscar Ibáñez, representante de la gobernadora de Chihuahua en Ciudad Juárez.
«Este lugar no es un albergue, es solo un espacio para que no duerma a la intemperie», explicó.
Durante la primera noche se esperaba alojar a cerca de 200 personas. Otras siguieron en la calle y otros acudieron algunos albergues como el Leona Vicario y el Kiki Romero. Ahí se canalizaron a familias o adultos con infantes, se informó.
Ortiz Orpinel indicó que los albergues que están funcionando en Ciudad Juárez contaban con poco espacio, pero se logró que en el Kiki Romero, el domingo, ingresaran 30 personas, entre familias, niñas y niños. Este lunes ingresó otra cantidad similar.
Al ingresar los primeros migrantes al albergue provisional, personal de Derechos Humanos del Municipio, que depende de la Secretaría del Ayuntamiento, les brindó información de sus derechos. Entre estos se encuentran salir del albergue sin obstáculos. Además se les explicaron las reglas de convivencia.
Ibáñez indicó que Estados Unidos estará retornando diariamente a 200 migrantes venezolanos por Ciudad Juárez, y el albergue provisional funcionará por el tiempo que tengan que esperar a que les resuelvan su situación o tramites migratorios.
Los migrantes, en su mayoría hombres, arribaron envueltos en cobijas al nuevo centro, algunos llegaron directo a dormir sobre las tarimas de madera. Otros pasaron por comida caliente que se les ofreció.
José fue uno de los trasladados. Dijo sentir incertidumbre y temor, pero decidió aprovechar la oportunidad de dejar la calle.
El hombre es de Maracaibo, al noroeste de Venezuela. Hace un mes salió de su tierra con la intención de viajar a Dallas, Texas. Pese a su expulsión dice que no pierde la esperanza de ser uno de los 24 mil venezolanos que Estados Unidos anunció que aceptará bajo el nuevo programa migratorio vigente desde el 12 de octubre.
*Esta nota fue realizada por LA VERDAD JUÁREZ, parte de la alianza de medios de la Red de Periodistas de A Pie. Aquí puedes leer la original.
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