La fase más aguda de la inseguridad alimentaria, la de hambruna que coloca a las personas al borde de la inanición y la muerte por falta de alimentos, ya llega a miles de familias en Haití, por lo que las agencias de las Naciones Unidas llaman a incrementar la ayuda internacional para encarar esa emergencia
Texto: IPS Noticias
Foto: Thertesa Priorr/PMA
PUERTO PRÍNCIPE – En Haití un récord de 4.7 millones de personas enfrentan inseguridad alimentaria aguda, 1.8 millones están en emergencia y 19 mil en la fase catastrófica, al borde de la inanición y la muerte por la extrema falta de alimentos, indicó este viernes 14 un reporte de dos agencias de las Naciones Unidas.
“Este es un momento de tumulto en Haití. Pero hay un camino a seguir. Todos debemos ser firmes y concentrarnos en brindar asistencia humanitaria urgente y apoyar el desarrollo a largo plazo”, dijo Jean-Martin Bauer, director del Programa Mundial de Alimentos (PMA) en este país insular caribeño.
En Haití “una serie implacable de crisis” ha atrapado a la población más vulnerable en “un ciclo creciente de desesperación”, de violencia y sin acceso a alimentos, combustible, mercados y servicios públicos, dice el reporte del PMA y la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).
La fase 5, la más alta de la CIF (Clasificación Integrada en Fases de Seguridad Alimentaria), que emplean la FAO y el PMA, alcanzó al populoso barrio Cité Soleil, al oeste de Puerto Príncipe, un espacio de 22 kilómetros cuadrados con cerca de 400 mil habitantes, la mayoría de los cuales vive en la pobreza extrema.
Se estima que 65 por ciento de esa población se encuentra en altos niveles de inseguridad alimentaria y cinco por ciento necesita ayuda humanitaria urgente.
El aumento de la violencia en Cité Soleil –más de 300 muertos por combates entre pandillas de mayo a julio de este año- ha hecho que los residentes pierdan el acceso a su trabajo, a mercados y a servicios de salud y nutrición, y muchos se han visto obligados a huir o a esconderse en sus casas.
La seguridad alimentaria también sigue deteriorándose en las zonas rurales de este país de 27 mil 800 kilómetros cuadrados y 11.4 millones de habitantes -el más pobre del hemisferio-, y varias de ellas han pasado de la fase de crisis (CIF 3) a la de emergencia (CIF 4).
Las pérdidas de cosechas debido a las lluvias inferiores a la media, y el terremoto de 2021 que devastó parte de los departamentos sureños de Grand’Anse, Nippes y Sud son algunos de los choques que han empeorado las condiciones
“Necesitamos ayudar a los haitianos a producir alimentos mejores y más nutritivos para salvaguardar sus medios de vida y su futuro, especialmente en el contexto de una crisis alimentaria que empeora”, dijo José Luis Fernández Filgueiras, Representante de la FAO en Haití.
Durante años, los peligros naturales y la crisis política han pasado factura a los haitianos que ya estaban necesitados, tanto en las zonas rurales como en las urbanas.
El inicio de la crisis alimentaria mundial, con el aumento de los precios de los alimentos y los combustibles, acentuada por la guerra en Ucrania, ha provocado disturbios y sumido a gran parte del país en caos, paralizando las actividades económicas y el transporte.
El secretario general de las Naciones Unidas, António Guterres, ha pedido al Consejo de Seguridad de la organización, de 15 Estados miembros, que considere desplegar fuerzas armadas para respaldar operaciones humanitarias en Haití.
El primer ministro haitiano, Ariel Henry, también solicitó a la comunidad internacional una “fuerza armada especializada” intervenga en auxilio del país.
El mes pasado, las pandillas bloquearon la terminal de Verreux, el principal puerto de combustible de Haití, lo que provocó una gran escasez de gasolina y diésel, y provocó el cierre de negocios y hospitales.
Entre tanto, la canasta básica de alimentos se ha colocado fuera del alcance de muchos haitianos. La inflación se encuentra en un asombroso 33 por ciento y el costo de la gasolina se ha duplicado en pocos meses.
El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) advirtió que ya casi 100 mil niños menores de cinco años sufren desnutrición aguda severa y son especialmente vulnerables al brote de cólera que se ha presentado en la isla.
En lo que va de octubre se han reportado 357 casos sospechosos de cólera, más de la mitad de ellos en menores de 14 años. Los niños con desnutrición aguda, con sus sistemas inmunológicos debilitados, tienen al menos tres veces más probabilidades de morir si contraen la enfermedad.
El PMA ha prestado asistencia de emergencia a más de 100 mil personas en el área metropolitana de Puerto Príncipe, y en todo el país trata de llegar a 1.7 millones de personas (alcanzó a 1.3 millones en 2021), pero requiere con urgencia un respaldo que cifró en 105 millones de dólares.
A su vez la FAO ha requerido 33 millones de dólares para asistir con urgencia a unos 470 mil habitantes, y aspira llegar a más de 800 mil personas el año próximo.
El jueves pasado, el Programa Mundial de Alimentos (PMA) advirtió que los conflictos, como causa principal, junto con las presiones económicas, el impacto de la covid-19 y los choques climáticos, han elevado a 828 millones el número de personas que padecen hambre en el mundo.
“Seamos claros: las cosas pueden empeorar y empeorarán a menos que se haga un esfuerzo coordinado a gran escala para abordar las causas profundas de esta crisis. No podemos tener otro año de hambre récord”.
David Beasley, director ejecutivo del PMA.
Si 828 millones de personas se acuestan con hambre todas las noches, la cantidad de personas que enfrentan inseguridad alimentaria aguda aumentó, de 135 millones en 2019 a 345 millones en la actualidad, y 50 millones de personas en 45 países están al borde de la hambruna.
El conflicto sigue siendo el principal impulsor del hambre, ya que 60 % de las personas que sufren hambre en el mundo viven en zonas azotadas por la guerra y la violencia, según el reporte adelantado por el PMA con motivo de conmemorarse el 16 de octubre el Día Mundial de la Alimentación, que este año tiene como lema: «No dejar a nadie atrás».
Los acontecimientos que se desarrollan en Ucrania “son una prueba más de cómo el conflicto alimenta el hambre, obligando a las personas a abandonar sus hogares y acabando con sus fuentes de ingresos”, expuso el reporte.
“Con demasiada frecuencia, son los conflictos los que sumergen a los más vulnerables en una hambruna catastrófica, con comunicaciones interrumpidas, acceso humanitario restringido y comunidades desplazadas”, expuso el PMA.
“Las cosas pueden empeorar y empeorarán a menos que se haga un esfuerzo coordinado a gran escala para abordar las causas profundas de esta crisis. No podemos tener otro año de hambre récord”.
David Beasley.
También los choques climáticos –materializados por ejemplo en prolongadas sequías y recias inundaciones en distintas partes del globo- destruyen vidas, cultivos y medios de subsistencia, y debilitan la capacidad de las personas para alimentarse.
Las consecuencias económicas de la pandemia, como la inflación, el endurecimiento del crédito y la interrupción de las cadenas de suministro, también contribuyen a llevar al hambre a niveles sin precedentes, se indicó.
El PMA dice que hay en el globo un “anillo de fuego” que lleva a millones de personas al borde de la inanición, el cual va desde el Corredor Seco centroamericano y Haití hasta Afganistán, pasando por el Sahel (estepas en el centro africano), África oriental, Siria y Yemen.
En países como Nigeria, Sudán del Sur y Yemen, el PMA ya se enfrenta a decisiones difíciles, como reducir las raciones para poder llegar a más personas. Esto equivale a quitarle comida al hambriento para dar de comer al más hambriento.
Las consecuencias de no invertir en actividades de resiliencia repercutirán más allá de las fronteras, sostiene el PMA, pues si las comunidades no están empoderadas para resistir los impactos y las tensiones a las que están expuestas, esto podría resultar en aumento de la migración, desestabilización y conflicto.
“La historia reciente nos lo ha demostrado: cuando el PMA se quedó sin fondos para alimentar a los refugiados sirios en 2015, no tuvieron más remedio que abandonar los campamentos y buscar ayuda en otro lugar, lo que provocó una de las mayores crisis de refugiados de la historia europea reciente”, recordó el reporte.
El PMA destacó que si bien las necesidades han aumentado en gran medida, los recursos no, y esa agencia de las Naciones Unidas requiere 22 200 millones de dólares para llegar con auxilios alimentarios a 152 millones de personas en 2022.
La mira de la agencia está en los gobiernos donantes, pero también en empresas e incluso en personas individuales con recursos o audiencias para sus mensajes.
Los costos también están en su punto más alto: los costos operativos mensuales del PMA están 73,6 millones de dólares por encima del promedio de 2019. Con ese dinero se pudo alimentar a cuatro millones de personas durante un mes.
La agencia, sin embargo, subraya que para lograr el hambre cero, el dinero no es suficiente. “Solo la voluntad política puede poner fin a los conflictos en lugares como Yemen, Etiopía y Sudán del Sur”, insistió el informe.
“Y sin un compromiso político firme para contener el calentamiento global como se estipula en el Acuerdo de París (de 2015), las principales causas del hambre seguirán sin disminuir”, concluyó el reporte.
*Estas notas fueron realizadas por IPS NOTICIAS. Aquí y aquí puedes leerlas.
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