La frase “Ya me cansé” sobre el caso Ayotzinapa es apenas un botón de muestra de la forma como Jesús Murillo Karam siempre pareció tomar con ligereza los asuntos graves. Pero la vida se complicó para el exprocurador, ahora en prisión acusado de tortura y desaparición forzada.
Texto: Alberto Nájar
Foto: Rodolfo Angulo/Cuartoscuro
CIUDAD DE MÉXICO.-Enero de 2015. Sentado cómodamente en su oficina el entonces procurador General de la República, Jesús Murillo Karam, atendía una entrevista con la agencia The Associated Press (AP).
Una de las preguntas fue sobre la eventual extradición a Estados Unidos de Joaquín Guzmán Loera, El Chapo, detenido el año anterior.
“Yo puedo aceptar la extradición, pero en el momento que diga”, respondió el funcionario. “El Chapo se tiene que quedar aquí para cumplir su condena y después lo extradito. Unos 300, 400 años después, falta mucho”.
Cinco meses después Guzmán Loera escapó de la prisión de alta seguridad de El Altiplano.
Tras una intensa cacería, lo volvieron a detener. Luego, lo entregaron al gobierno estadounidense. Finalmente, El Chapo fue extraditado, 298 años antes del plazo fijado por Murillo Karam.
La historia es un ejemplo de la vida política del exprocurador; encarcelado el viernes, por su probable participación en la desaparición de 43 estudiantes de la Escuela Normal Rural Isidro Burgos de Ayotzinapa.
En los períodos que fue diputado y senador, entre los periodistas que cubrían actividades legislativas era conocida su tendencia a formular comentarios graciosos para restar importancia a temas graves.
El ejemplo más reciente -y por el que es bien conocido en redes sociales de internet- fue su confesión de hartazgo en una conferencia de prensa sobre el caso Ayotzinapa.
“Gracias, ya me cansé”, dijo para rechazar una pregunta. La frase, pronunciada con el desparpajo típico de Murillo Karam, se convirtió en emblema de la forma como el gobierno de Enrique Peña Nieto entendía las violaciones a los derechos humanos. Particularmente esta: la más grave de la historia reciente.
El mismo presidente Peña lo confirmó meses después, cuando exigió a los padres de los estudiantes desaparecidos que olvidaran a sus hijos. “Ya supérenlo”, les dijo.
Hoy el exprocurador está acusado de desaparición forzada, tortura y delitos contra la administración de la justicia.
Los ilícitos que probablemente cometió se consideran graves, por lo que enfrentará el juicio en prisión.
Murillo Karam siempre ha sido militante del Partido Revolucionario Institucional (PRI), del que fue secretario general en 2007 cuando la presidenta era Beatriz Paredes Rangel.
Fue el mismo período en que el partido encabezó una cruzada nacional para impedir que se aprobara la interrupción legal del embarazo, como había ocurrido ese año en el entonces Distrito Federal.
El ahora encarcelado defendió intensamente, con su peculiar estilo, la campaña para que los congresos donde el PRI tenía mayoría modificaran las leyes locales para establecer el derecho a la vida desde la concepción.
No fue el primer escándalo en que estuvo involucrado. En 1993 fue elegido gobernador de Hidalgo mediante un controvertido proceso donde el político obtuvo el 80 por ciento de los votos.
Los partidos de oposición acusaron al PRI de cometer fraude electoral. Murillo Karam minimizó las acusaciones y asumió el gobierno, que tuvo un perfil bajo en la política nacional.
Uno de los temas más destacados fue su confrontación con La Sosa Nostra, creada por el exrector de la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo (UAEH), Gerardo Sosa Castelán.
Se trata de un grupo político que mantuvo el control de la educación universitaria de la entidad. Por varias décadas lo acusaron de desviar recursos públicos.
En 1998, Murillo Karam renunció al cargo tras nombrarle subsecretario de Seguridad Pública. En el cargo lo designó el entonces presidente Ernesto Zedillo.
Luego se incorporó al equipo de campaña de Francisco Labastida Ochoa, candidato del PRI a la presidencia de la República. Labastida perdió la elección ante el panista Vicente Fox Quesada.
Tras la derrota, Murillo Karam se retiró de la vida pública hasta 2006, en que se incorporó al Senado de la República.
Seis años después fue elegido diputado federal pero no ejerció el cargo. El motivo fue que el entonces presidente, Enrique Peña Nieto, lo designó procurador General de la República.
A partir de 2012 empezó el período que ha marcado su vida.
El paso por la Procuraduría General de la República (PGR) fue pleno en controversias.
En febrero de 2013 Murillo Karam anunció la captura de la profesora Elba Esther Gordillo, lideresa del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE).
La maestra, acusada de lavado de dinero y delincuencia organizada permaneció en prisión durante cinco años, cuando un tribunal canceló el proceso porque las pruebas presentadas por la PGR de Murillo Karam no acreditaron su responsabilidad en los delitos.
Ese mismo 2013 el procurador quedó en medio de un escándalo internacional cuando el presunto narcotraficante Rafael Caro Quintero abandonó la prisión.
Al capo lo liberaron después que un juez encontró irregularidades en el juicio que enfrentaba por el asesinato del agente de la DEA Enrique Camarena Salazar.
El caso fue severamente cuestionado por el gobierno de Estados Unidos, que acusó una actuación irregular de la PGR, pues no promovió ningún recurso legal para impedir la libertad de Caro Quintero.
Un año después, desaparecieron a 43 estudiantes de la normal de Ayotzinapa tras un ataque armado en Iguala, Guerrero.
Según la investigación de la PGR, a los jóvenes los entregaron policías locales a la banda de narcotraficantes conocida como Guerreros Unidos.
El grupo criminal los habría asesinado e incinerado a todos juntos en el basurero municipal de Cocula, vecino al municipio donde ocurrió el ataque la noche del 26 de septiembre de 2014.
“Esta es la verdad histórica, basada en las pruebas aportadas por la ciencia como se muestra en el expediente”, dijo Murillo Karam durante una conferencia de prensa, en enero de 2015.
La frase desató una intensa controversia. Los familiares de los estudiantes nunca creyeron la versión de la PGR, que de hecho desestimó el Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (GIEI).
La polémica arreció cuando el procurador confesó su cansancio sobre el tema.
Un mes después renunció al cargo, pero volvió al gabinete presidencial como secretario de Desarrollo Urbano, en sustitución de Rosario Robles; a quien luego acusaron por el fraude conocido como la Estafa Maestra. Robles estuvo encarcelada durante tres años, investigada por el delito de corrupción.
Durante el gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador mantuvo un bajo perfil político.
Su nombre se recordará como el del autor de la llamada Verdad Histórica, legalmente desechada como hipótesis válida sobre el destino de los 43 estudiantes desaparecidos.
Hasta el 19 de agosto, cuando lo detuvieron afuera de su residencia en Las Lomas de Chapultepec, uno de los barrios más lujosos del país.
Fiel a su costumbre, al ser aprehendido soltó un comentario inesperado, como si lo que sucedía en el momento fuera un asunto cotidiano:
“Estamos parando el tráfico. No estorben” dijo.
Productor para México y Centroamérica de la cadena británica BBC World Service.
Periodista especializado en cobertura de temas sociales como narcotráfico, migración y trata de personas. Editor de En el Camino y presidente de la Red de Periodistas de a Pie.
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