13 años de buen gobierno, paz y seguridad en Santa María Ostula

30 junio, 2022

Como cada año en que se ha logrado festejar el paso decisivo que dio la comunidad de Ostula en defensa del territorio, la fiesta empezó por la comida. La Guardia Comunal defiende Ostula de organizaciones como el Cartel Jalisco Nueva Generación y de los partidos políticos

Texto y fotos: Heriberto Paredes

MICHOACÁN.- En la víspera de la fiesta los preparativos incluyeron varios partidos de fútbol femenil. Desde hace algunos años, en la comunidad de Santa María Ostula, en la sierra costa michoacana, hay una efervescencia de este deporte, particularmente en las mujeres jóvenes de la comunidad. Equipos como las Chéveres y las Estrellitas encabezaron el torneo femenil durante los preparativos de una fiesta muy importante para la comunidad: la conmemoración de la recuperación de las tierras que, tiempos tras, ocuparon distintas organizaciones criminales como el Cártel del Milenio, la Familia Michoacana y los Caballeros Templarios.

Al interior de Ostula existen distintas poblaciones, se les llama encargaturas y desde el 29 de junio de 2009, el territorio conocido como la Canaguancera, cambió su nombre a Xayakalan, tras la incursión de toda la comunidad para asegurar el lugar en detrimento de rancheros mestizos provenientes de la población vecina, llamada La Placita. No se trata de un conflicto nuevo.

Al menos desde finales del siglo XVIII, este predio de mil 250 hectáreas que abarcan 2 km de playa y otro tanto de tierras cultivables está en disputa por parte de la población mestiza que pretende la propiedad. A comienzos de la década del 2000, la comunidad inició un proceso de discusión para decidir las formas de resguardo de estas tierras, realizó mediciones, recuperó los títulos virreinales que legitimaban la propiedad de esta tierra y fue objeto de una demanda agraria a partir de 2004.

En el municipio de Aquila, al cual pertenece Ostula, existen tres formas de propiedad de la tierra, la comunal, la ejidal y la pequeña propiedad; sin embargo, en el caso de las tierras en disputa, los documentos coloniales certifican que es la comunidad nahua la propietaria. Basada en estos documentos existe una resolución presidencial, que, aunque mal medida, también certifica a Ostula como una comunidad agraria a la que le pertenece esta franja territorial entre las dos poblaciones.

A pesar del juicio agrario iniciado en 2004 por parte de los supuestos pequeños propietarios, la comunidad de Ostula ha insistido en dos cosas fundamentales: la necesidad de medir correctamente los límites de su comunidad a partir de puntos fundamentales históricos y la criminalidad asociada a los rancheros contrarios, que han recurrido a la intimidación violenta, la desaparición y el asesinato de 41 personas vinculadas directamente al proyecto de defensa del territorio. Entre el año 2008 y el 2014, estas personas –ya parte, no sólo del PRI sino de los Caballeros Templarios– asesinaron una generación de líderes comunales.

Tras la acción de recuperación de las tierras, la comunidad aprendió violentamente a resistir, a reorganizarse y a retomar el control del orden y de la seguridad. Gracias al apoyo de grupos de autodefensas de otras regiones michoacanas, es a comienzos de 2014 que la Guardia Comunal toma el control de la comunidad y se restablecen las instituciones de gobierno interno. Regresan las fiestas religiosas y paulatinamente se restablece la tranquilidad y la paz en la comunidad.

Los festejos

Como cada año en que se ha logrado festejar el paso decisivo que dio la comunidad en defensa del territorio, la fiesta empezó por la comida. Un día antes y desde muy temprano el 29 de junio una veintena de mujeres no han dejado de hacer tortillas y cocinar el tradicional caldo de res que se sirve a toda persona que llega a la fiesta.

Ubicada en la parte más alta de Xayakalan, la cocina comunitaria se vuelve el centro de la convivencia y todo mundo se arremolina ante las ollas y los comales de barro, ante las mujeres que de muy buen modo cocinan para que todo mundo festeje con la panza llena su alegría. La felicidad de vivir en un lugar privilegiado, rico en tierras y cosechas de papaya, jamaica, tamarindo, ajonjolí y maíz. 

La felicidad de vivir frente al mar sin la necesidad de generar un turismo agresivo o la explotación a raja tabla de la tierra. La felicidad que emana de las mujeres al alimentar generosamente mientras recuerdan que en este mismo lugar hubo muerte y terror.

Tras la comida el siguiente acto de la fiesta es una marcha de la comunidad y las personas invitadas, encabezada por la Guardia Comunal, en la que recorren la distancia entre el verdadero inicio de la comunidad y la entrada a Xayacalan, una distancia de poco más de 2 kilómetros. Luego de la marcha, uno de los comuneros más reconocidos, Ebenezer Verdía deja claro el sentido de esta celebración:

“Queremos mandar un mensaje claro al gobierno federal y estatal, vamos a seguir defendiendo nuestras tierras, porque tenemos modo de comprobar que nos pertenecen y vamos a seguir compartiendo nuestras experiencias y luchas”.

Ancestralidad

Invitada por la comunidad, la doctora Carmen Ventura, miembro del Colegio de Michoacán, compartió parte de sus investigaciones dentro de la ronda de participaciones del presidio de la comunidad y puso el acento en el origen histórico y ancestral de quien resguarda a la comunidad y quien mantiene la seguridad en buena parte de la sierra costa michoacana: la Guardia Comunal.

“Los Flecheros de los guardacostas del mar del sur, antecedente histórico de la Guardia Comunal, así como lo relataron en tiempos de la Colonia, negociando rebajar un tercio de los tributos con la corona. Siglos han pasado de los flecheros siguen pero ahora resguardando su territorio comunal en contra de los extranjeros y del gran capital”, compartió la doctora, quien aseguró que este antecedente colonial ha formado parte de la memoria de la comunidad y ha sido el germen de la recuperación de instituciones comunales.

Así como los intentos de despojo que han tenido mestizos rancheros, al menos desde el siglo XVIII, desde la década de 1990 un grupo de personas originarias de La Placita, afiliadas al PRI, decidió no sólo intentar usar una parte del territorio de Ostula para su beneficio sino que, ya siendo parte de los Caballeros Templarios, necesitaban estas tierras para garantizar el flujo de cocaína proveniente de Colombia. 

Así como siglos atrás, la Compañía de Flecheros defendió la comunidad de piratas e invasores, hoy la Guardia Comunal defiende Ostula de organizaciones como el Cártel Jalisco Nueva Generación y de los partidos políticos.

Mientras esta defensa ocurre cotidianamente, sin embargo, el juicio agrario del que es parte la comunidad continúa y está a punto de otorgar la propiedad de Xayakalan a los pequeños propietarios. Se han realizado diversas mediciones del territorio, en presencia de peritos asignados de la parte acusadora, de la parte acusada e ingenieros neutros del Tribunal Unitario Agrario 38, radicado en la ciudad de Colima.

No han sido suficientes todas las pruebas documentales y las mediciones del territorio, siempre se ha fallado a favor de los mestizos. Es por ello que Ostula busca actualmente que sea la segunda sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación quien atraiga el caso y de una resolución acorde a las pruebas documentales y de medición favorable a la comunidad, revirtiendo así, la actitud cuestionable del tribunal agrario colimeño en donde está radicado el caso.

Epílogo

Luego de las actividades festivas formales, la juventud se divirtió en un baile organizado por la comunidad. Baile que no estuvo exento de reggaetón y música norteña, bailes y risas en pequeños grupos. 

Uno de los miembros de la Comisión de Comunicación, Pedro Mercado, quien también viajara a la Gira Zapatista por Europa, al pasar un día largo de trabajo confía que: “fue mucho trabajo el día de hoy, estuve en muchas comisiones y hasta ahora estoy en el baile, pero me gustó mucho la fiesta”. Donde antes hubo muerte y violencia, hoy hay baile, organización y la posibilidad de crear un nuevo mundo, porque, como dice la manta de bienvenida, en este lugar manda el pueblo y el gobierno obedece.

Fotógrafo y periodista independiente residente en México con conexiones en Guatemala, El Salvador, Honduras, Costa Rica, Cuba, Brasil, Haití y Estados Unidos.