Sexto informe de gobierno: el gabinete paritario… y la brillantina

4 septiembre, 2024

Las protestas feministas que empezaron en México durante 2019 visibilizaron la emergencia a la que se enfrentan las mujeres en México. Problemas a los que no se les encontró solución durante este sexenio. Y aunque durante el gobierno de AMLO se dieron algunos pasos por delante , en temas de paridad o derechos reproductivos, el machismo sigue anidado en la sociedad mexicana. La falta de atención a esta emergencia, sumada a los comentarios del presidente, que minimizaron la lucha de las mujeres, alimentaron un abismo enorme entre el Estado y este movimiento social. Foto: Maria Ruíz

Durante seis años, el gobierno de López Obrador mantuvo una distancia con el movimiento feminista que exigió el cese a la violencia machista con protestas creativas y directas. Estos son algunos momentos del primer gobierno que instauró un gabinete paritario

Texto: Isabel Briseño

Foto: María Ruiz

CIUDAD DE MÉXICO. – En su sexto y último informe de gobierno, el presidente López Obrador aseguró que en México, por fin, se integró el primer gabinete paritario en la historia del país.

No mintió, pues su gobierno mantuvo en secretarías de Estado a 10 hombres y 10 mujeres. Pero ¿fue esto suficiente para aminorar las brechas de desigualdad en un país machista y feminicida?

Para responder, algunos datos presentados por el propio gobierno: la reducción de feminicidios en 37.6 por ciento, o el apoyo anual a 262 mil madres solteras. También, los 28 proyectos para creación de obra nueva, fortalecimiento y ampliación de las instalaciones ya existentes y equipamiento de los Centros de Justicia para las Mujeres, o el incremento de 19 a 25 mecanismos de Alerta por Violencia de Género activos en el país.

Estas cifras, sin embargo, parecen insuficientes para muchas. Y también están marcadas por un distanciamiento evidente entre el gobierno y el movimiento feminista, quien en más de una ocasión acorraló al gobierno y demostró la estructura machista que lo sustenta.

Las demandas históricas siguieron sin resolverse: erradicar la violencia hacia las mujeres, expresada en actos como en los padres que las venden por una dote en algunos estados como Oaxaca y Guerrero, el acoso sexual, o los feminicidios.  

Inclusive, en varias ocasiones, el presidente Andrés Manuel López Obrador renegó en reconocerse públicamente como feminista, y prefirió nombrarse humanista.  

Esta y otras declaraciones y acciones protagonizadas por el Presidente fueron mal vistas por el movimiento feminista en México. 

“No me cuidan, me violan”, la Revolución brillantina en México. 

En 2019, ocho meses después de que López Obrador tomara asumiera el cargo de presidente, en México estallaron movilizaciones inéditas organizadas por colectivas feministas. Su epicentro fue la ciudad de México, después de que policías de Azcaptozalco violaran una joven de 17 años.

Las protestas, protagonizadas por miles de mujeres se expresaron con el uso de otros recursos, además de las manifestaciones, como la diamantina con la que rociaron al jefe de la policía capitalina, Jesús Orta,. Aunque también, la protesta escaló a la acción directa. Ambas estrategias válidas para visibilizar el hartazgo de habitar un país feminicida.

A las protestas, la entonces jefa de gobierno (y ahora presidenta electa), Claudia Sheinbaum, respondió que eran «provocaciones». La policía capitalina reprimió las protestas, y la jefa de gobierno amenazó con abrir carpetas de investigación en contra de las manifestantes.

Dos pandemias para las mujeres, covid y violencia

A mediados de mayo del 2020, el presidente López Obrador desató la indignación de las feministas al asegurar en su conferencia matutina del 15 de mayo que el 90% de las llamadas que se recibieron en la línea del 911, donde las mujeres reportaron violencia de género, fueron “falsas”.

“No quiero decir que no existe la violencia contra las mujeres, pero el 90% de las llamadas que registran por violencia contra mujeres son falsas”.

Su declaración llegó después de que diversas organizaciones reportaron una alza en los niveles de violencia contra las mujeres durante la pandemia de coronavirus. Y los datos no eran falsos.

De acuerdo con la cifras del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP), la tendencia de feminicidios en el sexenio de AMLO fue la siguiente: 

En el 2019 se registraron 944 feminicidios

En el 2020 la cifra se ubicó en 947

En el 2021 los datos aumentaron debido a que se contabilizaron 981

En el 2022 las estadísticas se redujeron al registrarse 959

En 2023 se contabilizaron 830 feminicidios

Hasta julio del 2024 suman 463 con una tendencia a la baja con respecto al año previo. 

Además, de acuerdo con el Observatorio Ciudadano Nacional del Feminicidio en 2023, solo el 25% de las muertes violentas de mujeres en México se investigan bajo los protocolos de feminicidio.

Activistas y organizaciones han señalado que habría un subregistro en los feminicidios que se han cometido en el país a lo largo del sexenio del presidente AMLO.

Diversos informes dan cuenta de que las políticas públicas, así como las respuestas institucionales a la violencia contra las mujeres en México no fueron suficientes ni antes, ni durante la pandemia por COVID-19. 

“Cuenta hasta 10”, la desafortunada campaña 

La Secretaría de Gobernación presentó casi a finales de mayo de 2020 una campaña pensada en la prevención de las violencias hacia las mujeres. 

La campaña fue presentada por la entonces secretaria de Gobernación, Olga Danchez Cordero. 

A través de spots y carteles, el gobierno pidió a las familias que antes de que la violencia se apoderara de ellos, contaran hasta 10 y que sacaran la bandera de la paz.

La propuesta desató críticas, acusando a la campaña de «desafortunada». Incluso la Comisión Nacional de Derechos Humanos emitió un extrañamiento respecto a la campaña. Señaló que invisibilizó la gravedad del problema de la violencia contra las mujeres en el período de aislamento.

El gobierno terminó retirando la campaña. 

Blindaje a Palacio Nacional 

Desde el año 2021, el presidente López Obrador ordenó colocar vallas metálicas para cercar y proteger Palacio Nacional.

En aquella ocasión el mandatario declaró: 

“No es por miedo, sino que fueron puestas para evitar provocaciones y proteger edificios históricos”.

A partir de ese momento, las murallas estuvieron presentes en cada marcha feminista, pero también duran otras protestas como las que encabezaron los padres y madres de los 43 estudiantes de Ayotzinapa.

“Va a haber una manifestación de mujeres, están en todo su derecho de protestar, de manifestarse, pero hay mucha provocación, mucha gente que se infiltra y que busca causar daño. Utilizan como forma de protesta la violencia y tiran bombas molotov, y no queremos que haya heridos de ningún bando”, señaló el presidente.  

La muralla metálica se convirtió en un gran lienzo donde feministas escribieron los nombres de las víctimas de feminicidio. 

Con flores, cruces de color rosa y veladoras, las vallas de más de dos metros de altura, fueron convertidas por las activistas feministas y las familiares en un memorial. 

La derecha se vuelve feminista 

Las acciones e inacciones del gobierno en torno a los derechos de las mujeres ha provocado divisiones dentro del movimiento feminista, entre quienes apoyan al gobierno actual y las que se mantienen críticas. 

Más allá de las confrontaciones entre AMLO y las feministas, existe otra realidad: el movimiento también ha sido utilizado para operar y atacar al mandatario mexicano y a la autodenominada Cuarta Transformación.

Figuras públicas e intelectuales se han reivindicado como feministas, pero no siempre el feminismo ha sido su verdadero interés. 

Por ejemplo, algunas panistas que, al parecer, han olvidado que durante años su partido ha obstaculizado en diversos estados la legalización del aborto libre y gratuito, entre otros sistemas de opresión en contra de las mujeres. 

Las críticas estriban en si López Obrador es machista, o no, y se olvidan de centrar la discusión en buscar soluciones y reflexiones que abonen a la causa feminista en el país. 

Nunca me ha gustado que las historias felices se acaben por eso las preservo con mi cámara, y las historias dolorosas las registro para buscarles una respuesta.