En Reino Unido impulsan ley para sancionar a empresas que violan Derechos Humanos

15 junio, 2024

Bajo el lema de proteger los derechos y acabar con el abuso corporativo, organizaciones civiles e inversionistas del Reino Unido impulsan una nueva ley para sancionar a las empresas de ese país que cometan violaciones a los derechos humanos y catástrofes ambientales en cualquier parte del mundo

Texto: Alejandro Ruiz
Foto: Corporate Justice Coalition

CIUDAD DE MÉXICO. – Desde épocas coloniales, el Reino Unido se ha beneficiado de los recursos humanos y naturales de otras naciones y pueblos a través de la violencia, el saqueo, la explotación y la devastación del medio ambiente. Y ahora, también lo hacen sus empresas.

Desde 2022, Corporate Justicie Coalition, una alianza de organizaciones civiles del Reino Unido y el mundo, impulsa una nueva ley dentro del parlamento británico para proteger los derechos de las comunidades que sufren los abusos de las empresas que llegan a sus territorios.

La iniciativa de ley, respaldada por más de 122 mil personas, sindicatos, negocios, inversionistas y organizaciones, podría impactar en todo el mundo, pues además de imponer sanciones financieras, que pueden llegar a la expulsión de la bolsa de valores de Londres, también obligaría a las empresas a respetar leyes y convenios internacionales de los países de origen, que muchas de las veces ignoran.

Cadenas de suministro llenas de violencia

Aunque el Reino Unido ha ratificado convenios y estándares internacionales que obligan a sus empresas a respetar los derechos humanos, laborales y leyes medioambientales de los lugares donde operan, la realidad es que muchas veces no lo hacen.

Algunas de estas directrices ratificadas por el Reino Unido son, por ejemplo, las que estableció la OCDE para empresas multinacionales, así como la declaración de la Organización Internacional del Trabajo relativa a los principios y derechos fundamentales en el trabajo, y los Principios Rectores de las Naciones Unidas sobre Empresas y Derechos Humanos.

Pese a esto, en los últimos años, algunas empresas británicas han estado implicadas en casos de graves violaciones a derechos humanos. Su presencia puede ser directa (cuando la empresa comete los abusos) o indirecta, a través de las cadenas de suministro que se extienden por todo el mundo y en diversidad de negocios como la maquila, la agroindustria, minería, y los servicios de salud, inteligencia o seguridad.

Por ejemplo, de acuerdo con Corporate Justicie Coalition, empresas británicas como Tesco, Marks & Spencer, River Island y Primark, se han beneficiado de las condiciones de esclavitud moderna que el gobierno de China ha impuesto al pueblo uigur, de la provincia autónoma de Sinkiang, a quienes obligan a hacer trabajo forzoso para la cosecha de algodón.

Otro caso, es el del mayor productor de carne en el mundo, la empresa brasileña JBS, vinculada a la destrucción de la Amazonía.

De acuerdo con los reportes de Corporate Justice Coalition, esta empresa recibe financiamiento de bancos británicos, como Barclays y HSBC, que en conjunto poseen acciones por más de 230 millones de libras esterlinas, unos 291 millones de dólares.

Además de esto, JBS es parte de la cadena de valor de las Fuerzas Armadas Británicas a través de la compañía Vestey Foods. La compañía brasileña también es proveedora de algunos supermercados del Reino Unido, como Morrisons y Sainsbury’s.

En la lista de empresas vinculadas a graves violaciones a los derechos humanos o con devastación ambiental aparecen empresas como Shell, Glencore, Anglo American, Gamma Group, Barrick Gold y British American Tobacco. Todas tienen presencia en México.

México, y las empresas en la mira

De acuerdo con la Secretaría de Economía, Reino Unido es el 16avo socio comercial de nuestro país.

La mayoría de las empresas que invierten o tienen convenios de exportación en nuestro país se dedican a la ingeniería y manufactura avanzada, así como a los sectores automotriz, alimentos y bebidas, agricultura, educación, cuidado y ciencias de la salud, seguridad y defensa, infraestructura, servicios financieros, y la producción musical, de diseño, publicidad, moda y videojuegos.

De hecho, en 2020 el gobierno mexicano firmó un Acuerdo de Continuidad Comercial con el Reino Unido e Irlanda del Norte. Esto, para asegurar los negocios a raíz del Brexit, cuando Gran Bretaña se separó de la Unión Europea.

Entre las empresas que destacan por su actividad en México están Cadbury, Adams México, HSBC, Barclays y Britihsh Amrerican Tabacco.

Además de éstas empresas, vinculadas con graves violaciones a los derechos humanos en otros países, están las petroleras Shell y British Petroleum, quienes en 2015 aparecieron mencionadas en los correos desclasificados por el Departamento de Estado de los Estados Unidos, sobre las negociaciones secretas que la entonces secretaria de estado, Hilary Clinton, entabló con diplomáticos mexicanos para privatizar el petróleo y el gas en México.

Aunado a esto, Fresnillo PLC, de Alejandro Baillères, es otra de las empresas que cotizan en la Bolsa de Valores de Londres, y que además es parte de la cadena de suministro de Glencore, según los propios reportes de exportaciones de la empresa.

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La minera ha estado involucrada en acusaciones de graves violaciones a los derechos humanos, concretamente en el ejido El Bajío, donde los ejidatarios ganaron 67 sentencias que obliga a la empresa a devolverles el oro que se extrajo de manera ilegal de su territorio.

Esta lucha, ha implicado el asesinato de tres ejidatarios: Raúl Ibarra de la Paz, José de Jesús Robledo Cruz y María de Jesús Gómez Vega; así como la desaparición de Noemí Elizabeth López Gutiérrez y la detención arbitraria de 12 campesinos por órdenes de la familia de la exgobernadora de Sonora, Claudia Pavlovich Arellano.

En caso de que la ley impulsada por Corporate Justicie Coalition se apruebe en el Reino Unido, éstas empresas podrían enfrentar sanciones en ese país.

Periodista independiente radicado en la ciudad de Querétaro. Creo en las historias que permiten abrir espacios de reflexión, discusión y construcción colectiva, con la convicción de que otros mundos son posibles si los construimos desde abajo.