«Te vamos a matar, pero no como tú quieras»: los diálogos por la verdad continúan en Jalisco

4 julio, 2023

Los diálogos para esclarecer los crímenes cometidos por el Estado mexicano durante la llamada Guerra Sucia continuaron en Jalisco. Ahí, las víctimas narraron sus testimonios con el objetivo de alcanzar la verdad y la justicia

Texto: Kau Sirenio

Fotos: Mecanismo para el Esclarecimiento Histórico

CIUDAD DE MÉXICO. – Ex guerrilleros, ex presos políticos, universitarios y periodistas presentaron sus testimonios ante la Comisión para el Acceso a la Verdad, el Esclarecimiento Histórico y el Impulso a la Justicia de las violaciones graves a los derechos humanos cometidas de 1965 a 1990.

El cuarto encuentro de los Dialogos por la Verdad se realizó en el Hotel Misión de Guadalajara, Jalisco. Ahí, además de las víctimas, estuvieron el representante de la oficina en México del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (ACNUDH), Alan García Campos; y el secretario técnico de la Comisión para la Verdad el Esclarecimiento Histórico y el impulso a la justicia de las violaciones graves a los derechos humanos, Félix Santana Ángeles; el presidente del Sistema Público de Radiodifusión del Estado Mexicano, Jenaro Villamil Rodríguez; y el comisionado del Mecanismo para la Verdad y el Esclarecimiento Histórico de las violaciones graves a los derechos humanos cometidas de 1965 a 1990, Abel Barrera Hernández.

La verdad es una luz para desnudar la impunidad

En su intervención, el representante de la ACNUDH dijo que la verdad es una poderosa fuente de luz que se proyecta sobre las violaciones de los derechos humanos, cuyos autores preferirían mantener en la oscuridad.

“Luz que alumbra un camino hacia la paz, la justicia y la reparación para las víctimas, y a los países a cumplir las obligaciones que les incumben en virtud del derecho internacional. Luz que ilumina las causas profundas de esas violaciones, para que podamos evitarlo, porque la verdad constituye un derecho que al día de hoy se ha desarrollando a partir de un progresivo proceso de cristalización que nace con la declaración universal de los derechos humanos que estaremos celebrando a lo largo de este 2023”, dijo García Campos.

Por su parte, Félix Santana dijo que la temible Secretaría de Gobernación de la época de 1965 a 1990 detenía, desaparecía y torturaba “a los sobrevivientes que en algún momento le declararon la guerra el Estado mexicano mi reconocimiento”.

Explicó que en la secretaría técnica de la Comisión de la Verdad para el Esclarecimiento Histórico para investigar los crímenes cometidos de 1965 1990 se constituye de cinco mecanismos para alcanzar la verdad y la reparación de daños: “El objetivo fundamental es crear un relato entendible, lógico, inteligente y convincente de lo que sucedió durante esta época”.

Y agregó que «el instrumento de la Comisión de la Verdad no es como las tradicionales que hemos tenido cuenta. Esta comisión es una comisión híbrida, los comisionados son ciudadanos independientes que presentarán un relato autónomo, y no forma parte del gobierno. El segundo mecanismo es el comité de impulso a la justicia, ellos tienen como tarea fundamental reactivar las investigaciones y averiguaciones previas que se encuentran en la Fiscalía General de la República (FGR)”.

Un mecanismo histórico

De acuerdo con el funcionario de la Secretaría de Gobernación, el mecanismo de impulso a la justicia está constituido por abogados independientes. Su función es realizar un diagnóstico del estado que guardan las carpetas de investigación y diseñar una Fiscalía especializada para reactivar los trabajos de investigación y sanción hacia los perpetradores.

El tercer mecanismo de la Comisión de la Verdad es el de búsqueda de personas desaparecidas de esa época. Este lo encabeza dos funcionarios de la Secretaría de Gobernación, y lo coordina la Comisión Nacional de Búsqueda: “Esta comisión continuará los trabajos de búsqueda y de recuperación de nuestros compañeros caídos durante estos períodos de manera permanente hasta encontrarlos”.

El cuarto mecanismo es el de la reparación del daño, y lo encabeza la Comisión Ejecutiva de Atención a Víctimas, “que diseñó un programa para reparar los daños que sucedieron durante la época de 1965 a 1990. Este es uno de los más nobles mecanismos. Este mes de julio comenzó su implementación, y en poco tiempo tendremos resultados”.

El último mecanismo es el impulso a la memoria, y tiene un objetivo central: crear un Centro Nacional de la Memoria para la violaciones graves a los derechos humanos. Su sede será en la Casa de la Reina, en la ciudad de Puebla, en donde continuarán los esfuerzos de esta Comisión para que no concluyan con esta administración. Esto, para que todo lo alcanzado sirva para la promoción la difusión en la defensa de los derechos humanos.

Félix Santana Ángeles señaló: “Los dirigentes que asumen que son supervivientes, y tenían mucha claridad, habrían declarado la guerra al Estado mexicano y sabrían las consecuencias que ello implicaba. Cada uno de los diálogos tiene una naturaleza distinta, por eso nosotros estamos convencidos de que los esfuerzos que hemos logrado hasta este momento son importantes la historia».

“La Comisión para la Verdad va enfocada para que jamás, nunca más, las fuerzas armadas dependiendo del Estado mexicano se vuelvan en contra de su pueblo. Para eso es que tenemos que atender estos diálogos por la verdad con inteligencia colectiva: para crear diseños institucionales, marcos legales, protocolos, políticas de memoria que fortalezcan el uso y la vigilancia de las fuerzas armadas para su regulación, su transparencia y su rendición de cuentas”.

Félix Santana Ángeles

Que se conozca la verdad

En su turno, Jenaro Villamil expresó: «Esta es una de las grandes causas, no solamente de la Secretaría de Gobernación transformada en una instancia y comprometida con la verdad y la defensa de los derechos humanos. Desde Sistema Público de Radiodifusión del Estado Mexicano vamos a transmitir estos encuentros para que todos conozcamos los sucedido en los años de la Guerra Sucia. Los mexicanos tenemos derecho de conocer la verdad para que nunca más se cometan violaciones graves a los derechos humanos”.

Por su parte, el comisionado Abel Barrera Hernández habló a los sobrevivientes, diciéndoles que la nueva aurora en términos de la lucha por la justicia y la verdad es empujada por toda la fuerza y el valor de su testimonio:

“La lucha y el dolor de todos ustedes en verdad esta comisión no se entiende sin su voz su testimonio y su presencia”.

“Venir a Guadalajara es saber lo que está en su corazón, de cómo hombres y mujeres tuvieron que dejar la universidad e irse a la liga 23 de septiembre. De cómo jóvenes tuvieron que formar la Federación de Estudiantes Revolucionarios para empuñar las armas en lugar de la pluma, tener que salir a las calles y pelear, como también ésta unión popular que tuvo que desafiar al Estado”, dijo Barrera Hernández.

Los testimonios de una guerra…

«Tenía seis meses de gestación, y no se tentaron el corazón para llevarme a ver las torturas de mis compañeros»: Maricela Balderas, integrantes del Colectivo Reyes Crespo. Sobreviviente de tortura en Guasave, Sinaloa

Es un honor estar aquí junto a mujeres y hombres que un día soñaron con un mundo mejor. Que fueron congruentes con sus pensamientos y no dudaron en arriesgar la vida por defender sus ideales. Se enfrentaron a un estado que por cierto decidió exterminarlos.

A los familiares que aún buscan a los desaparecidos, a las familias que sufrieron el terrorismo de Estado en Sinaloa a finales de los 60. Muchos jóvenes universitarios nos involucramos con causas populares mayormente campesinas. Hoy me reencontré con los compañeros, muchos de nosotros nos fuimos a vivir a los ejidos, yo me fui a Corerepe a acompañar a los campesinos en sus luchas.

Esto, el gobierno no lo pudo tolerar. Por eso sufrimos persecución, y eso nos llevó a radicalizarnos. Incontables amigos y compañeros fueron torturados, encarcelados y desaparecidos. Es difícil y doloroso para mí contar lo que nos pasó. Durante décadas fuimos silenciados, pero es necesario romper ese silencio porque no debe repetirse esa barbarie. Nadie debe ser torturado nunca, ni desaparecido. Menos torturar a una mujer embarazada.

Tres compañeros y yo fuimos víctimas de graves violaciones a los derechos humanos, detenidos en julio de 1974 en Guasave, Sinaloa. Con violencia, sin orden de aprehensión, fuimos trasladados a Culiacán, Sinaloa. Ahí estuvimos detenidos y desaparecidos por varios días en condiciones extremas, sufriendo violencia por un delito que no existía en aquel tiempo. Todo esto a pesar del estado avanzado de mi embarazo.

«Tenía seis meses de gestación, y no se tentaron el corazón para llevarme a ver las torturas de mis compañeros. Les puedo decir: es peor ver torturar a alguien, a que lo torturen a uno. Es algo horrible. Aún recuerdo el último día que fui brutalmente torturada: me quitaron la capucha y las esposas, me regresaron a la celda, ahí me senté en el duro asiento de cemento y toqué la panza, la sentí dura. Creí que mi bebé estaba muerto. Seguí tocándome la panza y de pronto sentí que se movía. En medio de todo ese horror me invadió una gran felicidad: pues mi bebé vivía».

«Encarcelados en Guasave, violando todas las leyes habidas y por haber – porque hoy hay delitos que en aquel tiempo no había – veníamos amoratados y caminando con dificultad por las lesiones causadas por golpes y caídas a consecuencia de la tortura. Tuve amenaza de parto prematuro, el cual fue atendido y evitado gracias a la intervención oportuna de un médico que mis familiares tuvieron que llevar a la prisión.

Mi familia fue perseguida. Después de mi detención mi padre perdió su trabajo de maestro de secundaria, como una forma de represalia de las autoridades que en esa épocas actuaban en contubernio para someter bajo presión a los familiares. Gracias a la intervención del sindicato pudo reincorporarse a sus funciones. En el caso de mi madre y mis hermanos menores de edad – en ese entonces de 17, 15, 12 y 11 años – fueron víctimas constantes de hostigamiento por parte de las autoridades, lo cual los obligó a pasar una larga temporada escondiéndose como si fueran criminales prófugos de la justicia».

«Nazar Haro fue quien me dio electrochoques con una chicharra eléctrica»: Rafael Ortiz Martínez, ex militante del Frente Estudiantil Revolucionario. Preso político en el penal de Oblatos, Jalisco de 1972 a 1979.

“Venimos a compartir desgarradoras historias, colmadas de sufrimiento, incertidumbre, dolor, angustia, desesperación, terror y horror que se entrelazan entre sí, al igual que ejemplares historias de valentía y heroísmo inspiradas por amor a nuestro pueblo, quien fue parte y motivo principal de estos hechos que estamos conociendo.

“Falta mucho por conocer y esclarecer en aras de la verdad y justicia. En cuanto a mi persona, quiero manifestar que en septiembre de 1972 fui secuestrado durante 15 días. Sí, detenido arbitrariamente sin una orden judicial, práctica habitual en esos tiempos adversos. La nefasta y sanguinaria policía judicial federal fue la encargada de detenerme junto con tres compañeros cerca de Ciudad Guzmán, Jalisco.

«Después de torturarnos durante dos días en esa población, fuimos trasladados a la Ciudad de México, en donde nos torturaron a tal grado que en varias ocasiones pedía que me mataran, ‘te vamos a matar, pero no como tú quieras, sino poco a poco, porque tienes que decirnos toda la verdad’ me contestaron. Fatal y terrible respuesta, porque nada ni nadie podía salvarnos de esa ineludible y angustiosa situación práctica de desquiciados mentales llena de insultantes expresiones cargadas de maldad y humillación.

«Me causaron heridas en la frente y en la cabeza al estrellarme contra la pared. Un dolor profundo, insoportable y permanente. Sentía que mi cabeza me estallaría.

“Me fracturaron el tabique nasal, la clavícula del hombro izquierdo, y el dedo índice de mi mano derecha. Me dieron toques eléctricos en el pene y en los testículos. Me golpeaban en el estómago, a la orilla de lo que era una pila llena de agua, vendado de los ojos y amarrado de los pies y de las manos hacia atrás, con una soga amarrada a mi cuerpo.

«Me aventaban a la pila hasta que me estuviera ahogando. Estirando la soga, me volvían a golpear en el estómago. Me hacían vomitar el agua que había tragado. Esto me lo hicieron en varias ocasiones. Nunca les vi la cara a quienes me torturaban, porque siempre estuve vendado de los ojos. Quienes supuestamente me custodiaban solo me quitaban la venda en algunas ocasiones que pedía ir al baño, porque en otras se negaban y tenía que hacerme con todo y ropa.

“En otra ocasión me trasladaron por un supuesto túnel, en donde después de quitarme la venda de los ojos me pusieron frente a mi nuevo torturador que, con el tiempo, identifiqué era Nazar Haro. Déspota y cruel, él fue quien me dio electrochoques con una chicharra eléctrica en el miembro y los testículos. Estaba acompañado de seis u ocho personas a sus costados, algunos de ellos vestidos de traje, otros vestidos de civil con corte de pelo tipo militar”.

«Mi papá tenía 43 años de edad cuando fue asesinado por elementos de la policía judicial de Sinaloa»: Arturo Michel, hijo del periodista Jesús Michel Jacobo

”Soy hijo de Jesús Michel Jacobo, periodista y defensor de los derechos humanos. Su especialidad era la búsqueda de verdad y la denuncia de tortura.

Mi papá fue el líder del movimiento estudiantil, y también fue perseguido político. Lo desaparecieron en 1975, narrando y buscando una cronología de hechos, precisamente sobre la Operación Cóndor.

En esa época llegaron helicópteros a la Tuna, Badiraguato. Balearon a dos adolescentes de entre 10 y 12 años de edad. Las madres de los muchachos fueron torturadas, pues las mujeres serranas salieron a defender a sus hijos.

Los soldados las sometieron, las desnudaron, abusaron de ellas y las dejaron ahí desamparadas. Ellas, después, parece que se van a la sindicatura de Badiraguato, Sinaloa. Ahí presentan el testimonio y el síndico (o el responsable de esa parte de la sindicatura o de la cabecera municipal) les dice que una personas podía apoyarlas, que se llama Jesús Michel Jacobo. Se van a Culiacán y documentan los hechos que vivieron esos adolescentes y las madres.

En 1987 recibí otra llamada telefónica, uno va aprendiendo a contestar el teléfono y quiere saber quién es y poder pasar la llamada, son cosas rutinaria, pero no no esperas que te digan ‘vamos a matar a tu papá’. Cuelgan. A partir de ahí no podemos contestar el teléfono, no sabíamos que pasaba, pero ellos sí sabían.

Tenían intervenidas todas las comunicaciones para estar escuchando a mi papá, a mi mamá, y lo que decíamos toda la familia. Mi papá no dejó de publicar notas sobre las torturas que cometían en la sierra de Sinaloa. Y no solo en Sinaloa, sino también en Durango y Chihuahu documentó parte de lo que hacían los militares en la Operación Cóndor.

Mi papá además de columnista en el Sol de Sinaloa, el Debate, El Diario de Sinaloa, El Noroeste, colaboraba en El Zeta y el Uno+Uno. Mi mamá tuvo una ayudanta, que fue enviada por gobernación para estar escuchando las conversaciones más íntima de la familia. La muchacha, que desconozco su nombre, le confesó a mi mamá y a mi papá quién la había mandado y para qué. Ella lo que hizo fue retirarse.

Les hablé sobre la tortura que sufrió mi papá en 1978. Parte de que lo que hicieron fue involucrarlo en un homicidio de un periodista que hacía lo mismo que mi papá. Así que documentó y resguardó toda la información, para presentarla y denunciar a las mismas autoridades, para deslindarse y limpiar su nombre.

Mi padre empezó a documentar los secuestros que cometía la policía, así como lo hizo con la Operación Cóndor. Señaló a la policía judicial de Sinaloa, que cometían asesinatos extrajudiciales, secuestros y violaciones sexuales en contra de las mujeres, así como otros crímenes.

Mi papá tenía 43 años de edad cuando fue asesinado por elementos de la policía judicial de Sinaloa, el 16 de diciembre 1987.

«Me rehusé a creer que había sido un crimen pasional»: Noemí Ruiz, viuda del periodista Aarón Flores, reportero del periódico El Debate de los Mochis, Sinaloa

“Aarón fue asesinado la madrugada del 7 de junio de 1980. Ese día se celebraría el día de la libertad de expresión. Era gobernador de Sinaloa Alfonso Calderón, y el presidente municipal Óscar Aguilar Pereira. La jefatura de la policía estaba a cargo de Jesús Jacobo Aguirre, con quien mi esposo tuvo algunos desencuentros que le valieron amenazas.

A él le ofrecieron una cierta cantidad de dinero, pero él nunca quiso aceptarla. Fue más que evidente que el asesinato de Aarón ocurrió con fines políticos, derivados de su ejercicio profesional. El presunto sospechoso como autor intelectual es quien en ese un momento fungía como jefe de la policía.

Aarón fue asesinado a las orillas del cerro de la Memoria, acompañado de una dama que había sido compañera de su trabajo. Me rehusé a creer que había sido un crimen pasional, y estoy segura de que el escenario fue montado solo con el fin de desviar la atención pública respecto a su trabajo como periodista.

El asesinato del jefe de información del periódico más importante de la plaza originó un gran descontento y molestia social. El propio periódico presionó fuertemente a las autoridades municipales del gobierno de Sinaloa para esclarecer los hechos. En una entrevista concedida a uno de los reporteros de El Debate, el gobernador Calderón aseguró que en 72 horas quedaría encarecido el crimen y estarían echando a la cárcel a los autores como responsables del asesinato de mi esposo. Hasta ahora no hay avances”.

Si quieres ver los Diálogos por la Verdad en la región Noroeste-Occidente puedes hacerlo en los siguientes links:


Periodista ñuu savi originario de la Costa Chica de Guerrero. Fue reportero del periódico El Sur de Acapulco y La Jornada Guerrero, locutor de programa bilingüe Tatyi Savi (voz de la lluvia) en Radio y Televisión de Guerrero y Radio Universidad Autónoma de Guerrero XEUAG en lengua tu’un savi. Actualmente es reportero del semanario Trinchera.