Los dilemas de Camille

30 enero, 2021

El fotoperiodismo que mira hacia la guerra está lleno de dilemas. La película Camille los plasma a través de la historia de la fotógrafa francesa que documentó el conflicto armado del 2013 en la República Centroafricana donde perdió la vida mientras reporteaba


Maria Ruíz / Tw: @maria_efemere

La historia de la francesa Camille Lepage no es un relato de blancos o negros. Su trabajo, como el de cualquier fotoperiodista de conflictos, estuvo lleno de cuestionamientos personales y éticos.

La película “Camille”, estrenada en el festival de cine francés este año,  se desenvuelve entre la reconstrucción de sus memorias por África Central y su archivo fotográfico.  La biopic se vuelve también una desmitificación del “fotógrafo de guerra”, como ese ente invencible que va de un conflicto a otro, que no conoce el miedo y que pone su vida en riesgo con tal de contar los horrores de la guerra.

Estos son algunos de los dilemas presentados a lo largo de la historia.

¿Qué quiero decir y cómo?

La película biográfica comienza en el festival de fotoperiodismo francés Visa pour l’image. Durante una revisión de portafolios Camille se acerca a un editor y le habla de la guerra civil en la República Centroafricana, conflicto que empezó a documentar en 2013. 

La primera respuesta que le da es que ya han publicado dos o tres reportajes al respecto. Camille insiste y logra que vea sus fotografías y es cuando el primer dilema aparece:

“Son impresionantes pero no suficientes. Me da la impresión de que vas con tu cámara y fotografías todo de lo que atestiguas. Eso no es ser fotógrafo. ¿Qué es lo que te preocupa?, ¿la guerra?, ¿la gente?, ¿la cultura? Tienes que elegir. No puedes editar si no sabes qué es lo que quieres decir, ¿cuál es tu estilo?, ¿haces retratos o te gusta la acción? No sé quién eres como fotógrafa.

Documentar lo invisible

Camille se enfrenta a la difícil travesía de vender sus fotos siendo una fotógrafa independiente en un país extranjero. Además de intentar que un tema no tan mediático entre dentro de las publicaciones de grandes medios:

“Me di cuenta de cuál era la agenda de los medios, y cómo muchas historias realmente importantes no entraban en los encabezados por no ser parte de esa agenda o de los intereses comerciales de las compañías mediáticas. No quise aceptar que las tragedias de las personas fueran silenciadas únicamente porque no podían ser monetizadas. Por eso decidí hacerlas por mi cuenta y traerlas a la luz sin importar lo que costara” dijo a PetaPixel.

Más adelante Camille vuelve a ser cuestionada sobre seguir cubriendo el conflicto. Porque “ya no es publicable” y le sugieren viajar a Ucrania. Ella decide regresar a Bangui, capital de la República Centroafricana, y sus vínculos se transforman en una visión más profunda sobre la juventud guerrillera.

Los vínculos

Camille conoce a unos universitarios que poco a poco, conforme avanza el conflicto, se radicalizan hasta volverse guerrilleros o morir.  También se vuelven sus amigos. El tema de los vínculos en esta biopic es atravesado por conversaciones que tiene con fotoperiodistas más experimentados y los propios habitantes del conflicto.

En una de las conversaciones, uno de los corresponsales con los que se topa en la cobertura le comparte su experiencia como fotoperiodista de guerra: “Ir de un país a otro. Fue como ser un espía”, le cuenta a Camille. Ella lo cuestiona, le pregunta si no le dan ganas de quedarse en un solo lugar, de conocer a la gente. A lo que le contesta:

“Eso es una ilusión. Estás del otro lado de la cámara. Tú vas a regresar a Francia. No puedes ponerte en su lugar. Es un error, ten cuidado”.

Ese mismo cuestionamiento le es hecho a Camille por uno de sus amigos que viven el conflicto. Al ser cuestionado por Camille sobre la violencia en la que cada vez se ven más inmersos, él le responde:

“¿Te crees mejor que los demás? A ti solo te importan tus fotos. Vienes, las haces y te vas”.

Camille decide reportear a largo plazo el conflicto y estos vínculos que cuida a lo largo de su historia y su perseverancia cubriendo el conflicto le dieron la oportunidad de vivir con el grupo guerrillero Anti Balaka y documentar sus acciones desde una mirada más íntima y profunda. 

En entrevista con PetaPixel explica su trabajo “Vanishing Youth” (Juventud robada) y cómo la guerra se volvió la única opción para los jóvenes en esta región africana:

“Quise mostrar cómo no tenían elección. Como a edades tan jóvenes son devastados por la violencia. No tienen escape, no pueden estudiar porque no hay escuelas por la guerra. Su única opción es luchar. Es importante entender que no tienen más opción que esa. Es triste porque detrás de sus duras imágenes y sus armas, son buenos chicos”, contó en la entrevista.

En la película Camille escribe: “ ¿Son conscientes del horror que hacen? Son jóvenes, tienen mi edad. A veces bromeamos”, a lo largo de la trama también se nota el desacuerdo que tiene ante la violencia que ejercen pero también la comprensión de la realidad que documenta.

La mirada extranjera de una guerra 

La biopic francesa dirigida por Boris Lojkine cuestiona la mirada extranjera. En varias ocasiones Camille visibiliza las dificultades que tiene al provenir del país que por mucho tiempo colonizó la región que está documentando.

La película también visibiliza esta mirada desde lo más crudo, desde la idea reproducida por grandes medios de “los países malditos y salvajes”. Lo hace contando cuando Camille y uno de sus colegas documentan el asesinato de un hombre, a quien lapidan por supuestamente ser musulmán. 

El diálogo se da entorno a la ética de mostrar algo tan atroz, en si es fotoperiodístico o no lo es, en qué sentiría la familia de la víctima si lo viera. Aquí hay discrepancias entre los que conversan sobre mandar o no las fotografías. En si en Francia lo harían igual o no.

Y pone en evidencia la mirada colonizadora pero también los dilemas éticos que han ido evolucionando en la fotografía. 

Choque de realidades

Camille murió en un ataque del grupo contrario, los Seleka, al grupo con el que vivió los últimos meses viajando junto a ellos, los Anti Balaka, por Amada Gaza, en la República Centroafricana. Tenía 26 años.

Cuatro meses antes regresó a Francia, donde vio a su familia. El film aborda el choque de realidades que también vivió. De pasar de una guerra a su cómoda vida en Francia y cómo no vivió las mismas experiencias que sus amigos de su edad. 

Este es otro de los dilemas del fotoperiodismo. La entrega a los temas que te interesan documentar, el cómo afecta la salud mental, la emocional y lo difícil que es dejarlos en campo, te acompañan aunque te vayas.


La película puede verse en la plataforma de Filminlatino hasta el 15 de febrero: https://www.filminlatino.mx/pelicula/camille . También está disponible para compra o renta en Youtube. Puedes ver más de su trabajo en la página de la Fundación Camille Lepage: https://www.camillelepage.org/en/home#

Foránea siempre, lo suyo es lo audiovisual y el periodismo es la vía por donde conoce y cuestiona al mundo.