La batalla silenciada que libra México

24 junio, 2023

México está dando una batalla histórica contra la agroindustria mundial. Pocos han calibrado para la opinión pública lo que aquí se juega

Tw: @lydicar

Los datos los tomo de este artículo. Es claro que existe una relación entre la firma del Tratado de Libre Comercio y la pérdida de la autonomía alimentaria en México. Antes de la firma, México satisfacía casi por completo sus necesidades de maíz. Importaba sólo el 7 % del maíz para consumo humano. Actualmente importa el 38 por ciento.

El problema con la importación de productos de consumo básico es el siguiente: un país que no puede alimentar a su población por sí misma es un país esclavo. ¿De quién dependemos cuando no podemos alimentarnos?

¿Cómo se logró que México dejara de ser autosuficiente? De acuerdo con Wilson y con otros autores, por medio de una práctica que llaman dumping: el gobierno estadounidense subsidió a productores agrícolas (ojo, que ni hablo de campesinos, sino agroindustrias); inyectó de recursos de tal forma que estas empresas exportaron productos básicos  a precios entre 5 y 40% inferiores a lo que costaba producirlos.

Los campesinos mexicanos (y ojo, aquí no hablo de industria agrícola) no tenía forma de competir con esos precios. 

Algunos recuerdos que tengo de estos procesos, como reportera. Sierra Zongolica, ¿2004, 2005? Voy a hacer una historia sobre guerrillas y represión. Encuentro sólo migración forzada de pueblos nahuas que dejan la sierra porque ya no les deja nada la siembra de la milpa. Sólo les permite el autoconsumo. Me dicen que algunos cobran el dinero que bajan los gobiernos para sembrar, pero saben que no ganarán nada. Por el contrario, perderán. Así que no siembran, y usan ese dinero para malvivir el año. La mayoría de los hombres adultos se van de jornaleros a las Bajas Californias a cosechar jitomate bajo soles terribles, lejos de su hogar, sujetos a discriminación y malos tratos, por tres pesos. Un dato del TLC es que sí favoreció algunos cultivos en México: hortalizas y productos de exportación como el aguacate, en procesos de monocultivo, y con capitales mixtos internacionales y nacionales, muy concentrados en los favorecidos de siempre. 

Mientras, los que se quedan en los pueblos devastados –quizá no pueden viajar por ser de más edad, por ser mujeres, por ser niños, por miedo, por resistir– deben vivir de algo y se dedican a la tala clandestina hormiga, para vender algo de leña y así pasar el invierno.

La pérdida de soberanía alimentaria se encuentra también vinculada a ese éxodo desde el campo a la ciudad, del campo a EEUU, a pueblos en los que sólo quedaron ancianos, mujeres y niños. Adolescentes creciendo solos, jóvenes sin otro proyecto de vida que la violencia. 

¿2010, 2011? Veracruz. Hablo con un ganadero de alcurnia. No sufre en lo absoluto el mismo grado de vulnerabilidad que los pueblos de la sierra. Ha sido ganadero durante 40 años. Me dice que sus ranchos ya no son negocio. No hay forma, explica, de competir con la carne congelada por años, de mala calidad, que importan desde EEUU. Me pide que no consuma lo que venden en los supers, que es basura, pero que no tienen forma de competir con los precios. Su prosperidad, esa prosperidad añeja y también desigual, ya no existe.

Dumping. Una estrategia para desbaratar mercados y posicionar mercancías propias. Con ello se perdió soberanía alimentaria, se generó dependencia, se destruyó el campo mexicano, se promovió la migración por pobreza, se destruyó el tejido social en comunidades enteras, generaciones crecieron sin padres, de forma secundaria se promovió la cultura de la violencia y el crimen organizado.

En resumen: un efecto mariposa. 

Agroindustria

El grueso de la población cree que es tontería. En estos tiempos no hemos sabido transmitir la relación entre agroindustria y cambio climático. Relación entre agroindustria y daño renal en poblaciones enteras; relación entre agroindustria y desmantelamiento del campo mexicano…

Está tan de moda hablar de cambio climático, pero no hemos (las y los periodistas tampoco lo  hemos logrado transmitir) entender sus mecanismos clave. Sí está bien dejar de usar popotes. Pero hectáreas y hectáreas de monocultivo sembradas con uso de glifosato y destruyendo la diversidad… 

Los monocultivos parecen inocuos porque pensamos que «al menos hay plantas». Y sí, hay plantas, pero no hay un ecosistema ni saludable ni sostenible. Esas hectáreas inacabables de limón, o mango, o café creadas por medio de transgénicos, alimentadas con toneladas de agroquímicos, y cuyas plagas se mantienen parcialmente a raya por medio de glifosato, no implica un sistema saludable. No implica un planeta  futuro para nuestras hijas e hijos.

Hay estudios que sugieren que los excedentes de agroquímicos envenenan los mares, causando a su vez, por ejemplo, las avalanchas de sargazo rojo que luego llegan a playas mexicanas. Esto crea a su vez pedazos de mares muertos, sin oxígeno. 

Y justo esta es la parte clave que actualmente pelea México: 

El uso de transgénicos que necesariamente implican aplicar a los cultivos el  glifosato. México, como se ha explicado en este espacio, pretende detener las importaciones de maíz transgénico para consumo humano alegando que hace daño a la salud.

Desde la defensa de los transgénicos se ha dicho que no hay estudios concluyentes sobre daño a la salud (sobre esto específicamente no hay estudios concluyentes, hasta donde sabe esta reportera). Sin embargo, se omite que el uso de glifosato sí que se ha vinculado a daño renal y cáncer. El problema es que no hay forma de cultivar con semilla transgénica, estos enormes monocultivos, sin usar el glifosato. Y esta sustancia queda en la planta, en las semillas, y pasa a los productos. 

Efectivamente la agroindustria es más barata, más competitiva. Alguien me cuestiona: pero el hambre en el mundo… Quisiera revirar:  ¿acaso la agroindustria ha acabado con el hambre en el mundo? ¿Por qué entonces sigo viendo aquel éxodo del campo a la ciudad, niños hambrientos en los cruceros de esta gran ciudad? ¿Hasta qué punto el hambre en nuestro país sigue siendo producto de la falta de producción, y hasta donde de la distribución de recursos, de modelos de consumo? 

Sin embargo, otra consideración más, un biólogo de la Facultad de Ciencias me hace una observación: el problema de la pugna entre México y EEUU (y ya se ha sumado Canadá contra México también) es que el enfoque quizá no sea lo suficientemente robusto: el de la salud. ¿Se puede pelear esto en tribunales internacionales alegando el daño terrible y destructor que esto generó en el campo mexicano y la población de nuestro país? 

Un apunte final: la política del gobierno de López Obrador tiene cuestiones contradictorias, por un lado promueve monocultivos en algunos lugares, se alía con empresarios y trasnacionales (como el caso cafetalero en Veracruz), pero en el tema de glifosato, se trata de una batalla fundamental.

Lydiette Carrión Soy periodista. Si no lo fuera,me gustaría recorrer bosques reales e imaginarios. Me interesan las historias que cambian a quien las vive y a quien las lee. Autora de “La fosa de agua” (debate 2018).