El Rébsamen como emblema

13 mayo, 2019

El destino ha vuelto a poner la tragedia del colegio Rébsamen frente a Claudia Sheinbaum. Por la memoria de los 19 niños y las siete mujeres fallecidas ahí, esta vez se espera que haya justicia y se atajen las dudas del caso, nuevamente sembradas por las dos versiones sobre la aprehensión de Mónica García Villegas

El destino ha vuelto a poner la tragedia del colegio Rébsamen frente a Claudia Sheinbaum. Por la memoria de los 19 niños y las siete mujeres fallecidas ahí, esta vez se espera que haya justicia y se atajen las dudas del caso, nuevamente sembradas por las dos versiones sobre la aprehensión de Mónica García Villegas

@chamanesco

El 19 de septiembre de 2017, Claudia Sheinbaum fue una de las primeras autoridades que llegó a la esquina de la calle Rancho Tamboreo y Calzada de las Brujas, en la colonia Nueva Oriental Coapa. Uno de los dos edificios del colegio Enrique Rébsamen había colapsado, y sepultado a más de 40 personas.

Durante las primeras 12 horas después del sismo que esa tarde sacudió a la Ciudad de México, la entonces jefa delegacional de Tlalpan supervisó el rescate de sobrevivientes y el traslado de una veintena de cuerpos al Servicio Médico Forense.

Después, Sheinbaum en persona atestiguó la búsqueda de una niña llamada Frida Sofía, a quien topos y personal militar juraban escuchar en medio de la montaña de escombros.

Fue la delegada una de las primeras en poner en duda la existencia de esa niña, pues su nombre no aparecía en la lista de los alumnos que el Colegio le había entregado y, en la noche del miércoles 20 de septiembre –mientras todo México seguía por televisión el supuesto rescate de Frida Sofía–, Sheinbaum se dio cuenta de que ya no había padres de familia esperando a sus hijos.

Fue hasta el mediodía del jueves 21 cuando la Marina admitió que todo había sido una confusión, y que el saldo de víctimas mortales en el Colegio Rébsamen era de 19 menores de edad, casi todos de segundo año de primaria, dos maestras y cinco empleadas, una de las cuales –de nombre Reyna Dávila– aún estaba bajo los escombros.

Frida Sofía no existió, pero “alguien” alentó el mito de su supervivencia debajo de una mole de cemento y varillas. Durante horas, personal de la Marina aseguró a los medios que la niña les hablaba, que su cuerpo irradiaba calor que se registraba en un scanner operado por personal militar, e incluso un capitán llegó a afirmar que la niña “movía su manita”. Las autoridades del colegio ayudaban a los topos y los soldados a hacer croquis para ubicar a la sobreviviente, y jamás desmintieron la versión de que una de sus alumnas luchaba por su vida.

Lo cierto es que mientras todos buscaban a Frida Sofía, los familiares de Mónica García Villegas, dueña del colegio Rébsamen, aprovecharon para sacar sus propiedades de la montaña de escombros.

El diario Reforma y otros medios dieron cuenta de cómo, durante el miércoles 20 de septiembre, una de las hijas de miss Mónica entró al edificio colapsado y, apoyada por los propios brigadistas, salió del lugar cargando bolsas de ropa y zapatos, cajas y otras propiedades.

Incluso, una tina blanca fue sacada del predio cargada en hombros por cuatro trabajadores.

El domingo 24 de septiembre, Reforma publicó un reportaje que daba cuenta de que el edificio colapsado albergaba la residencia de Mónica García Villegas, conformada por dos departamentos y dos terrazas con roofgarden, y que éstos se hallaban encima de las instalaciones escolares.

Los departamentos, de pisos de mármol, amueblados y equipados con barras de granito en la cocina, habían sido construidos en dos plantas adicionales del llamado edificio administrativo, y el día del temblor cayeron encima del pasillo que era utilizado como ruta de evacuación por los niños de los salones más cercanos a esa ala del colegio.

El departamento de miss Mónica se convirtió en una trampa mortal para 26 alumnos, maestras y empleadas, pero no fue la autoridad la que denunció estos hechos, sino la prensa.

Presionada por las publicaciones del domingo, el lunes 25 de septiembre Claudia Sheinbaum ofreció una conferencia de prensa en la delegación Tlalpan, en la que exhibió los permisos de construcción del colegio y las licencias para la ampliación de las obras.

Sheinbaum deslindó a su administración del otorgamiento de esos permisos, a todas luces irregulares, y ofreció que se castigaría a los culpables.

Mónica García Villegas fue acusada de homicidio culposo y de posibles actos de corrupción en la tramitación de permisos para construir su residencia en la planta alta de uno de los edificios del colegio. La averiguación previa incluía al director de obra y a quienes resultaran responsables por las irregularidades en el otorgamiento de las licencias y la supervisión de las obras.

Miss Mónica contrató al prestigiado abogado Javier Coello Trejo, el mismo que defendía a Emilio Lozoya en el caso Odebrecht, y desapareció.

Antes de huir, sostuvo una reunión con los padres de familia del Rébsamen, en la que les prometió que la escuela se recuperaría, que habría apoyos para las familias que habían perdido a sus hijos y que ayudaría a canalizar a otras escuelas a los alumnos que ya no quisieran continuar en el Rébsamen. Pero también les pidió que nadie dejara de pagar colegiaturas, ahora más necesarias que nunca.

El 25 de septiembre, según una minuta de la reunión de seguimiento entre padres de familia y autoridades del colegio, miss Mónica ya no dio la cara, pero mandó a una maestra a reiterarles los compromisos asumidos.

Pasaron semanas, meses y más de un año, sin que nada de esto se cumpliera.

Cada una de las familias resolvió el cambio de escuela como pudo, y atendió a sus hijos con apoyo psicológico y emocional para superar la experiencia traumática.

Según testimonios de los padres que tenían a sus hijos en el grupo de miss Claudia (al que pertenecían la mayor parte de los chicos fallecidos), ninguna autoridad los apoyó para reubicar a sus hijos.

“Algunos han tenido que cambiarse dos o tres veces de escuela. No se adaptan y, sobre todo, no olvidan”, me contó uno de estos padres hace apenas unas horas.

En Coapa, donde el terremoto del 19 de septiembre de 2017 pegó con saña inusitada, la herida del colegio Rébsamen sigue doliendo.

El edificio ya está en proceso de demolición, pero las tapias de madera que cubren el predio se llenan continuamente de afiches, flores y globos en recuerdo de las víctimas. Por las noches, el edificio escolar luce sombrío, y recuerda esas horas de angustia en las que mamás, papás, maestros, topos, soldados, marinos y decenas de voluntarios luchaban por rescatar a los niños con vida.

Por eso duele que sobre el Rébsamen siga habiendo más dudas que certezas.

Por esos 19 niños que murieron en el inicio de su vida, aterra pensar que Mónica García Villegas llegó a un “acuerdo” con el gobierno de Claudia Sheinbaum para entregarse… ¿a cambio de qué?

Por eso pesa tanto el testimonio del abogado Javier Coello, que el sábado aseguró que miss Mónica era inocente de homicidio culposo y que no tenía por qué haberse entregado.

Al renunciar a la defensa de García Villegas, el prestigiado despacho sembró una duda que vuelve a inyectar veneno en el caso Rébsamen, y vuelve increíble la versión de la procuradora Ernestina Godoy, quien asegura que “un mail” enviado por algún ciudadano permitió la captura de la dueña del Rébsamen “en un restaurante ubicado en Calzada de Tlalpan”.

Resulta que una prófuga de la justicia con ficha de localización girada por la Interpol, por quien el 30 de abril se habían ofrecido 5 millones de pesos como recompensa a quien diera información para localizarla, decidió ir a desayunar un sábado en la misma zona donde los padres agraviados del Rébsamen hacen su vida cotidiana.

¿Es en serio?

En septiembre de 2017, el colegio Rébsamen se convirtió en emblema de la tragedia del 19S, como prueba de que la corrupción estructural que carcome la industria inmobiliaria de esta ciudad puede llegar a ser mortal.

Pese a todo, Claudia Sheinbaum pidió licencia como jefa delegacional de Tlalpan meses después de la tragedia. Ganó una encuesta en Morena y fue candidata a la Jefatura de Gobierno. Encaró en campaña las dudas, críticas y acusaciones directas que le hizo la candidata del PRD, Alejandra Barrales, en relación a su responsabilidad en los trágicos sucesos.

Ganó la elección y hoy es jefa de Gobierno, y ha prometido acabar con la corrupción y la impunidad en la Ciudad de México.

Otra vez, el destino ha puesto frente a ella la tragedia del Rébsamen.

Resolver el caso y atajar las dudas es su oportunidad de oro para demostrar que sí habrá un cambio en la ciudad.

En honor a la memoria de los 19 niños y las siete mujeres que murieron ahí por culpa de la corrupción, su administración debería despejar, ahora sí, todas las dudas.

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Periodista desde 1993. Estudió Comunicación en la UNAM y Periodismo en el Máster de El País. Trabajó en Reforma 25 años como reportero y editor de Enfoque y Revista R. Es maestro en la UNAM y la Ibero. Iba a fundar una banda de rock progresivo, pero el periodismo y la política se interpusieron en el camino. Analista político. Subdirector de información en el medio Animal Político.