Aprender de los otros para construir nueva lucha

12 octubre, 2022

Tatyi savi

Antes de tomar un empaque de frutas o verduras hay que detenerse para cuestionar las etiquetas con una pregunta: ¿Esta empresa cumple con los estándares mínimos en la protección de los trabajadores? Urge dejar de comprar frutas o verduras que se producen con la explotación de los jornaleros

Twitter: @kausirenio

El sindicato de trabajadores agrícolas indígenas del estado de Washington, Familias Unidas por la Justicia (FUJ), iniciaron una caravana por ese territorio con el fin de dar a conocer los problemas que tienen con la Ley de Modernización de la Fuerza Laboral Agrícola, un proyecto de ley que extiende el programa H2A y establece revisión electrónica para obtener datos electrónicos, lo que contribuye a la vigilancia de los migrantes.

Los campesinos analizarán con otras organizaciones sociales de Washington cómo tejer alianzas con otras comunidades que trabajan en sectores laboral, inmigración, clima, raza, antiimperialismo.

“No queremos ser puestos en una caja donde solo tomemos ciertos temas. Queremos ampliar el alcance del trabajo y buscar las intersecciones donde podemos aprender y apoyar”, propone FUJ.

La caravana partió de Mont Vernon el 9 de octubre, y recorrerá las principales ciudades de Washington, como Seattle, Olympia, Wenatchee, y de ahí se va a Spokane, Tricities, para cerrar en Yakima el 14 de octubre. 

Familias Unidas por la Justicia es un sindicato organizado por jornaleros agrícolas en 2013. La mayoría son migrantes mexicanos de Jalisco, Michoacán, Guerrero y Puebla. Desde su fundación FUJ consiguió contratos colectivos con la empresa de frutos rojos, Driscoll. 

Hace nueve años, 440 jornaleros agrícolas iniciaron una huelga en contra de maltrato y despidos injustificados que sufrían los jornaleros. En las casas rodantes se organizaron para demandar aumento salarial y mejores condiciones laborales.

La gota que derramó el vaso fue el 11 de julio de 2013, cuando despidieron a Federico López sin liquidación. Ese día los trabajadores se enteraron que habían prescindido de los servicios de su compañero en el corte de mora en Sakuma Farm.

En una entrevista con el presidente del sindicato FUJ, Ramón Torre en 2018, contó cómo se organizaron. “Cuando paramos la producción en Sakuma Farm llegó el sheriff del condado Skagit a intimidarnos. Ese mismo día la empresa me despidió porque fui uno de los organizaron de la protesta de los trabajadores. Nuestra lucha sembró conciencia y pérdida para los productores. Se les pudrió la mora y blueberries”. 

El paro laboral duró 23 días, durante ese lapso los jornaleros organizaron marchas en el condado y en Seattle, Washington. Con estas actividades políticas, los trabajadores de Sakuma Farm consiguieron adeptos entre religiosos y universitarios que se fueron sumando a la causa.

La protesta avanzaba y la pérdida para Sakuma Farm empezaba a ser notoria. Para rescatar la producción pidieron al departamento de migración que expulsara a los migrantes inconformes, casi todos eran trabajadores indocumentados. Los empleadores pidieron al departamento de trabajo de Estados Unidos que extendiera visas H2A a jornaleros mexicanos para que sustituyeran a los campesinos en huelga. Pero no consiguieron ni uno ni el otro.

Como no consiguieron un acuerdo con Sakuma Farm, Torres planteó una campaña en contra de los productores. Pero no a Sakuma Farm sino a Driscoll por ser la trasnacional que compraba mora, blueberry y fresa en el condado de Skagit. El recorrido inició a mediados de abril de 2016 en los estados de Washington, Oregon y California. 

La caravana se reunió con otros sindicatos y conformaron 18 comités de apoyo, mientras que los universitarios y religiosos crearon conciencias en los consumidores que pronto empezaron a enviar cartas a Driscoll. Eso ayudó para que el 12 de junio de 2017 se firmara el contrato colectivo con Sakuma Farm. 

A cinco años de esta lucha histórica de los jornaleros en el estado de Washington, de nueva cuenta salen en una caravana para aprender y desaprender los errores en la lucha sindical. Hasta ahora, el cobijo que han tenido los jornaleros migrantes es ejemplo de lucha en Estados Unidos. 

La respuesta que recibieron los campesinos durante la protesta llegó pronto por parte de universitarios de la Universidad de Washington, así como religiosos progresistas, esto ayudó para que los consumidores pronto se unieran las causas y se consiguiera un contrato colectivo para los mexicanos. 

En Mexico, no hubo respuesta para los jornaleros de San Quintín, Baja California, que se movilizaron el 17 de marzo de 2015. Si universitarios, iglesias progresistas, sindicatos y organizaciones sociales se hubieran sumado para hacer un llamado a los consumidores para que dejaran de comprar frutos rojos de la empresa trasnacional Driscoll, otra historia se hubiera escrito. 

Los jornaleros de San Quintín no recibieron muestras de apoyo, lo que sí les llegó fueron críticas por haberse atrevido a cerrar la carretera transpenínsular. El Estado mexicano, en lugar de crear mesa de trabajo para revisar las demandas de los obreros agrícolas, les mandó policía para reprimir a los trabajadores de los campos agrícolas. 

El gobierno de Enrique Peña Nieto y el de Francisco “Kiko” Vega de Lamadrid se pusieron de lado de las empresas trasnacionales. Mientras que universitarios y organizaciones progresistas se mantuvieron en silencio. Nadie levantó la voz para exigir cese a la violencia de género y sexual en los surcos. 

Para alcanzar el objetivo como el de FUJ, hace falta mayor conciencia en los consumidores. Antes de tomar un empaque de frutas o verduras hay que detenerse para cuestionar las etiquetas, y hacer una pequeña pero sustanciosa pregunta: ¿Esta empresa cumple con los estándares mínimos en la protección de los trabajadores? ¿En los surcos donde fueron cosechadas estas frutas se paga lo justo, se respeta a las jornaleras?, ¿Estas empresa no está señalada en otro países por explotación laboral?. 

Si su pregunta no tienen respuesta, entonces usted o ustedes están en el camino de crear conciencia para exigir al Estado mexicano que revise en cada empresa agrícola la situación laboral de los jornaleros agrícolas.Urge dejar de comprar frutas o verduras que se producen con la explotación de los jornaleros.

Periodista ñuu savi originario de la Costa Chica de Guerrero. Fue reportero del periódico El Sur de Acapulco y La Jornada Guerrero, locutor de programa bilingüe Tatyi Savi (voz de la lluvia) en Radio y Televisión de Guerrero y Radio Universidad Autónoma de Guerrero XEUAG en lengua tu’un savi. Actualmente es reportero del semanario Trinchera.