¿2020, un año para olvidar?

3 enero, 2021

Sería imposible que en el futuro olvidemos lo que tuvimos que vivir en 2020, a menos que definitivamente no entendamos que no es suficiente con documentar gráficamente, sino de tomar acciones y cambiar

Por: Duilio Rodríguez / @duiliorodriguez

¿2020, un año para olvidar? No creo. Hay millones de imágenes que nos recordarán y atestiguarán lo que pasó el año y personalmente  pienso que es un año que ninguna generación actual o futura debemos olvidar. 

Si algo podemos aprender del 2020 es a no repetir los errores que por muchas décadas hemos cometido como sociedad, porque esta pandemia nos demostró lo mal preparados que estamos para enfrentarla.

Por ejemplo en México, los consultorios adyacentes de las farmacias han sido un tema de debate por su doble papel,  por un lado está el negocio de vender medicamentos y por el otro lado atender a una población desprotegida por el sistema de salud estatal insuficiente. O la industria de alimentos que, sin advertirnos, por muchos años nos han vendido productos que a la larga enferman a la población.

Hoy gracias a la enfermedad de la covid sabemos que la población mas vulnerable es la que se alimentaba de comida baja en nutrientes y muy alta en azucares y sodio. 

La lista de errores que hemos cometido es larga y no es de ahora. Al menos desde hace un siglo podemos encontrar a los responsables en nosotros mismos. Para muestra está el documental “A live on our Planet”. 

La cinta es el testimonio vivo del naturalista y narrador David Attenborough, quien desde su juventud se dedicó a documentar la vida salvaje alrededor del mundo. A sus 93 años, Attenborough ha sido testigo de la devastación de selvas, bosques, la contaminación de ríos, lagos, mares y de como en aras del desarrollo y bienestar de la humanidad en menos de un siglo hemos contribuido a la extinción de miles de especies.

Según las propias estimaciones que muestra el documental, en una década el planeta se acercaría peligrosamente a la destrucción irreversible de la vida tal y como la conocemos hasta ahora. Con imágenes de gran belleza, la cinta nos permite recordar como es la vida salvaje y como éstos lugares están seriamente amenazados por nuestra presencia. Los humanos, en nuestro afán por encontrar “bienestar”, hemos acercado cada vez más la vida a la muerte colectiva.

“El verdadero éxito sólo puede producirse si hay un cambio en nuestra sociedad, y en nuestra economía y en nuestra política”, dice Attenborough en una de sus frases más conocidas. 

A principios del 2020 no imaginamos que conviviríamos con un virus desconocido y no lo imaginamos porque, en general, los humanos siempre damos por un  hecho que nuestra presencia en la tierra no esta comprometida a nada y por nada.

¿Quién hubiera pensado cuando iniciaba el año que nuestra narrativa visual serían las fotografías de plazas sin gente, el aislamiento social, el uso de cubrebocas y plásticos para poder interactuar?

Por curiosidad pregunté a varios amigos y colegas, cuál era la foto que más les había impactado y si creían que había una sola imagen que resumiera lo que vivimos en 2020. Todos tenían imágenes distintas en mente, pero en general coincidían en recordar las de enfermos y muertos.

A diferencia del testimonio casi único como el que presentó  David Attenbourough en su documental, hoy miles de testimonios y fotografías forman parte de nuestra memoria colectiva. Siempre he creído que hay imágenes individuales poderosas que se quedan en nuestra memoria, pero la fuerza narrativa de una sola imagen a veces no basta y podrían ser una serie de fotografías de distintos fotógrafos con testimonios colectivos los que en el futuro nos permitan reconstruir con claridad lo que nos ha pasado.

Cuando la pesadilla de covid comenzó, circuló una imagen que rápidamente le dio la vuelta al mundo; una persona con cubrebocas  yacía muerta en una calle de Wuhan, en China, al lado del cadáver había dos sujetos completamente cubiertos con trajes especiales y mascarillas. La foto la tomó el fotógrafo Hector Retamal de la agencia AFP que en su cuenta de twitter escribió  “Wuhan es una ciudad que vive con miedo” 

Imagen tomada en enero de 2020 por el fotógrafo Hector Ratamal en la ciudad de Wuhan, considerada el epicentro de la pandemia de covid.

A pesar de ser una fotografía impactante a muchos en México les parecía aún un problema de un país distante. 

En abril, cuatro meses después de lo sucedido en China, se vieron por primera vez escenas similares en Ecuador, cadáveres humanos aparecían abandonados en las calles mientras las autoridades de ese país no sabían cómo manejar los muertos.

En México una imagen impactante fue registrada por el fotoperiodista Félix Márquez, donde se ve a una mujer muerta en la sala de espera de un consultorio del Dr. Simi. El registro fue hecho a principios de mayo cuando todavía no sabíamos bien a qué nos enfrentábamos con el virus SARS Cov2; en una misma escena se podía ver una farmacia del Dr Simi, un consultorio adyacente desolado y en una silla una persona muerta cubierta con una bolsa de plástico transparente. 

Fotografia de Felix Marquez donde se ve a una persona muerta en el consultorio adyacente de una farmacia del Dr. Simi.

Fue entonces cuando todos los miedos comenzaron a juntarse, nada sabíamos de un virus nuevo que provocaba la muerte ni que hacer frente a él.  Mientras unos dudaban de la enfermedad, otros pensaban que podían morir por tan solo respirar. Lo que si podíamos tomar como cierto es lo que veíamos: enfermos en hospitales, médicos haciendo lo imposible por salvarlos, personas aisladas en sus casas y lo más terrorífico muertos abandonados en las calles. 

En mi caso como fotógrafo, lo más duro fue estar en el panteón de San Lorenzo Tezonco, donde habilitaron la zona de fosas comunes para muertos con sospechas de covid, al lugar llegaron en unas pocas horas, siete carrozas fúnebres con uno o dos familiares que las acompañaban, mas que para despedir a sus seres queridos para atestiguar que los habían sepultado y los sepultureros cavaban hoyos uno tras otro sin parar para enterrar los féretros embalados en plástico. 

Fotografia tomada por Duilio Rodriguez en la fosa común del panteón de San Lorenzo Tezonco en Iztapalapa. 

Desde entonces a la fecha han muerto más de 1millon 800mil  personas  en todo el mundo, Las cifras son frías y contundentes pero no nos permiten comprender lo que significa la muerte de cada una de esas personas y tampoco nada en imágenes puede representar contundentemente ese numero de víctimas. Lo más cercano para poner en perspectiva el tamaño de la tragedia sería el vídeo de la agencia de noticias Reuter´s que publicó El País, que muestra la apertura de una gran fosa común en la Isla Hart en Nueva York donde recibían y enterraban 25 cuerpos al día. 

https://elpais.com/sociedad/2020-04-10/nueva-york-abre-una-gran-fosa-comun-en-la-isla-de-hart-que-recibe-25-cadaveres-al-dia.html

Por la cantidad de fotografías que se han tomado de esta enfermedad sería imposible que en el futuro olvidemos lo que tuvimos que vivir en 2020, a menos que definitivamente no entendamos que no es suficiente con documentar gráficamente, sino de tomar acciones y cambiar.

La relación entre lo que vemos y lo que creemos es fuerte, por eso es común que digamos ¨hasta no ver no creer¨.

Así que este 2021 quiero pensar que tanto con la pandemia como con la vida en general tendremos  mas conciencia de nuestros hábitos para no ser solo testigos, como David Attenborourgh, de lo que hemos hecho con nuestro planeta. Y aunque sea cierto que esta pandemia está muy lejos de extinguirnos como especie, no me quiero imaginar lo que será nuestra vida en unas décadas si no hacemos caso a los especialistas que nos alertan de las consecuencias que implica maltratar irremediablemente la naturaleza. 

¿Para ustedes cual seria la imagen o imágenes que recordaremos siempre del 2020?

Editor y fotógrafo documental, retrato, multimedia y vídeo. Dos veces ganador del Premio Nacional de Fotografía Rostros de la Discriminación.