El material gráfico de las siete historias de infancia y adolescencia recabadas necesitaba un espacio físico donde vivir. Fue así como el fotógrafo Mauricio Palos propuso hacer un fanzine que pudiera servir de testimonio vivo de una crisis tanto en la educación como en el desarrollo de la infancia y adolescencia en México. De esa “Disrupción”, como decidimos llamarlo, que quebrantó sueños y posibilidades de cerca de 30 millones de estudiantes y sus familias, nació este fotolibro.

Stephania Corpi 

Hace poco más de un año nos convocó Félix Márquez para colaborar en un proyecto que estaba gestionando gracias a una beca de Quinto Elemento Lab. Faltaban dos semanas para que terminara el ciclo escolar 2019-2020 y la idea era contar historias sobre educación a distancia de niñas, niños y adolescentes en distintas circunstancias en México. La experiencia fue un tanto agridulce; un éxito en muchos medios, pero pasaban los meses y los niños seguían en casa. 

Y así fue durante todo el siguiente ciclo. El material gráfico de las siete historias que habíamos recabado necesitaba un espacio físico donde vivir. Fue así como Mauricio Palos propuso hacer un fanzine que pudiera servir de testimonio vivo de una crisis tanto en la educación como en el desarrollo de la infancia y adolescencia en México; de esa “Disrupción”, como decidimos llamarlo, que quebrantó sueños y posibilidades de cerca de 30 millones de estudiantes y sus familias, nació este fotolibro.

[En medio de las desigualdades, hay quienes tienen que aferrarse a las oportunidades de estudio. Así es la vida de Brian ahora. En su pueblo cerca de la Laguna de Alvarado en Veracruz, el simple acto de enviar tareas es una odisea. Como integrante del 1% que habita en una comunidad sin luz eléctrica en México, cargar el celular para entregar sus trabajos involucra el uso, si acaso, de placas solares, ir en bote a donde haya señal y, ahí, esperar a que “suban” los archivos. Antes, podía irse al pueblo más cercano para ver amigos, usar el cibercafé y hacer otras actividades. Hoy pasa sus días dedicado a la pesca y en una carrera técnica en espera de un mejor futuro. La cereza del pastel es que, en los últimos meses, en su tranquila tierra jarocha han encontrado decenas de fosas clandestinas. 

El no tener fiesta de graduación –considerado un rito de paso que permite una catarsis y simboliza la transición a la vida adulta– y las dificultades de “entrar” a una carrera que será cursada de forma virtual, se suman a la presión de una convivencia más estrecha con los padres, lo que implica un mayor control y una pérdida de la libertad.

El desarrollo de la personalidad y el autoconcepto también se ven truncados. Para los más pequeños, las nuevas modalidades académicas provocan dificultades para iniciar relaciones con otros compañeros, lo que limita el autodescubrimiento y el crecimiento personal. Tener relaciones con sus iguales se volvió un privilegio. ]

Uno de los retos fue encontrar un balance para representar las visiones de todos, pero es justo eso lo que lo hace especial y enriquecedor. Esta publicación ha sido un proyecto colaborativo de Luis Antonio Rojas, Félix Márquez, Koral Carballo, Mauricio Palos, Omar Martínez, Andrea Selene Ugalde, Stephania Corpi y Yael Martínez. Fue impresa y diseñada junto con Ediciones Sin Resentimiento. Ana Luisa Anza y Maya Averbuch creyeron en el proyecto y nos apoyaron con la edición de estilo en español e inglés. El Bronx Documentary Center nos dio su plataforma para lanzar la preventa a finales de julio. Poco a poco, las cosas han ido fluyendo para que este fotolibro cumpla su meta.

Al día de hoy el debate sobre educación está más caliente que nunca. Y esperamos que este proyecto sirva de memoria y referencia en un futuro. 

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