23 mayo, 2022
Las etnias sonorenses enlistaron sus demandas para crear un plan de justicia y las entregaron al presidente. Un plan que los sorprende y agarra divididos como a Yaquis y Seris, o dispersos y «pulverizados», como a los Guarijíos y Mayos
Texto: Reyna Haydee Ramírez
Fotos: Presidencia
ÁLAMOS, SONORA.- Nunca les habían ofrecido recursos, ni atención, por ello las etnias de Sonora hoy están entre la incredulidad y la esperanza ante un presidente que llegó a ofrecerles un plan de justicia con tres compromisos prioritarios: restituirles territorio, llevarles agua y construirles caminos.
Un plan que los sorprende y agarra divididos como a Yaquis y Seris, o dispersos y «pulverizados» como a los Guarijíos y Mayos. Ante años de marginación, uso político y olvido gubernamental.
El Plan de Justicia era originalmente para la Nación Yaqui, una tribu perseguida hasta el exterminio. Con ellos se empezó a trabajar desde el 2019 con un costo estimado de 10 mil millones de pesos. Hoy un plan similar se lleva a los Comca’ac (Seris), Guarijíos y Mayos.
A las etnias sonorenses se les solicitó enlistar sus demandas y crear su Plan de Justicia, que este fin de semana entregaron al presidente Andrés Manuel López Obrador en su gira de tres días por Sonora.
El viernes, el presidente recorrió, en tres horas, 34 kilómetros de agreste terracería en la sierra de Álamos para llegar a Mesa Colorada, una de las comunidades más “accesible” de los Guarijíos. Muchos de ellos bajaron de rancherías, aún más alejadas, como Bavícora, que está a nueve horas a pie de Mesa Colorada para ver con ojos propios que por primera vez un presidente de México llegaba “hasta allá”.
Los Guarijíos no eligieron esta región inhóspita, casi inaccesible, para vivir, sino para esconderse de los invasores, de la persecución, del exterminio. Como ocurrió en otras partes de México en el periodo de la conquista española.
“Nosotros, quienes habitamos esta tierra antes de la llegada de los españoles, buscamos lugares para refugiarnos de las personas externas”, explica Juan Rodríguez, nombrado vocero de las autoridades tradicionales del pueblo Macurawe (Guarijío).
Pero buscar un refugio seguro los condenó al hambre, la pobreza, la marginación y la negligencia gubernamental.
“Mire el camino que trasladamos en terracería. Hemos sufrido por pobreza, no tenemos comida, no tenemos medicamentos, doctores, nuestros hijos no tienen más estudios”, precisó Raúl Enríquez, uno de los gobernadores tradicionales de Mesa Colorada.
Y sí. El presidente al llegar a Mesa Colorada comentó que el camino habría estado peor si no fuera porque con su visita se raspó con maquinaria.
“Las tierras que habitamos, nuestros espacios sagrados y la tierra que nos alimenta no ha sido reconocida, ni titulada como parte del territorio de la nación guarijío-makurawe”, añadió el vocero de las autoridades tradicionales.
Su tierra está dispersa, en manos de particulares, y no tienen seguridad jurídica sobre ella, no tienen agua, hay sequía y su medio de vida a la orilla del río les fue arrebatado con la reciente construcción de la presa Pilares.
“Resulta una paradoja, una contradicción, porque terminamos la presa y no hay agua en los pueblos, imagínense. Entonces, sí nos comprometemos a que tengan agua todas las comunidades”, les dijo el presidente, casi con culpa, porque él participó como gobierno federal.
En Mesa Colorada estuvo cerca de 60 minutos, apenas una parte de las siete horas que usó para subir y bajar de Mesa Colorada.
Luego llegó a Etchojoa, donde lo aguardaba la Nación Mayo.
Un Plan de Justicia para los mayos no será tarea fácil, porque el abandono gubernamental, la marginación, la pobreza y la riqueza de sus tierras los dividió, los hizo presa fácil de gente poderosa, que por décadas les han comprado con engaños, pagado míseras rentas o, peor, despojado de su tierra. En los hechos tienen papeles, posesiones, litigios agrarios, en la realidad sus tierras las ocupan la industria, la mancha urbana o residencias de políticos y funcionarios como sucede con su zona costera.
“El reclamo principal del pueblo Yoreme Mayo es la restitución de tierras y aguas que les fueron negadas, despojadas a nuestros ancestros desde la Conquista, la Colonia y continuó en la Revolución mexicana hasta nuestros días. Hemos visto que los intereses comerciales que existen sobre nuestras tierras y territorios también han desarticulado nuestra organización comunitaria”, dijo la gobernadora tradicional de Santa Cruz, El Jupare, María del Rosario Avilés.
No sólo están dispersos, sin tierra firme, están divididos, hay ocho pueblos mayos y tres gobernadores por cada uno, además de existir las figuras de comuneros y ejidatarios como ocurre en Masiacahui. Y todos, prácticamente todos tienen conflicto por la tierra.
“La etnia Mayo está pulverizada”, expresó Adelfo Regino, para explicar lo complejo que será ayudarlos a unirse, organizarse, para concretar el Plan de Justicia.
Y el presidente enfatizó que buscarán la manera de restituirles el territorio, pero sin expropiar.
“Tomen nota del plan de justicia para el pueblo mayo. Vamos a buscar la forma… quiero aclararlo bien, no se trata de expropiar porque eso nos llevaría a una confrontación. Tenemos que buscar la forma de recuperar lo que era de los campesinos y pagar, si es necesario, una indemnización a los que tienen esas tierras; casi casi les digo comprarlas para entregar la tierra a los campesinos”, externó López Obrador.
“¿Y cómo en tiempos de Lázaro Cárdenas les dieron las tierras y luego se creó el ejido y la propiedad comunal y cómo se modificó el artículo 27 Constitucional para concretar el ‘despojo legal’? ¿Qué hizo Salinas de Gortari? Privatizar el ejido, permitir que las parcelas, los ejidos, se vendieran, y se pusieron las tierras ejidales al mercado como si fuese una mercancía. ¿Y cuál fue el resultado? Que estamos ahora viendo, padeciendo todos, que ya los campesinos no tienen la tierra o no pueden producir su tierra y la rentan, porque esa es la realidad. Pero lo peor de todo es que ya no tienen la tierra, ya la vendieron, porque ya fue legal la venta. Antes no se podía vender la tierra ejidal, pero con la reforma al artículo 27 de Carlos Salinas se permitió ese robo, ese saqueo de las tierras ejidales”.
La manera de resolverlo, dijo, será destinar el recurso público para restituirles la tierra.
El presidente visitó también a la Nación Yaqui, aquí fue supervisar avances del Plan de Justicia, que ya va más avanzado, y se anunció que contra viento y marea, sorteando amparos en proceso, ya se inició la construcción del acueducto que les garantizará el agua.
El presidente cerró su gira por los pueblos indígenas sonorenses en el Desemboque, un pueblo costero en el desierto de Pitiquito, al noroeste de Sonora, donde habitan los Comca’ac, una Nación perseguida que habló fuerte y claro en voz de la regidora étnica, Gabriela Molina Moreno.
“Después de una persecución implacable y una guerra de exterminio, primero, por parte de los conquistadores españoles y, después, por el gobierno mexicano. Nuestra lucha por sobrevivir, mantener nuestra forma de vida, costumbres, idioma, forma de gobierno ha sido larga y muy difícil, pero no nos hemos rendido. El gobierno ya no nos persigue para aniquilarnos, pero nos sigue matando la pobreza; el racismo que persiste se traduce en insuficiencia de servicios médicos, mala calidad del agua que llega a nuestras casas, en la falta de respeto a nuestros derechos más elementales como seres humanos, como mexicanos y como pueblo indígena”, enfatizó Gabriela.
Y enlistó las carencias en su Plan de Justicia, con poca diferencia de lo que piden los Guarijíos, Mayos y Yaquis, en todo caso es el reclamo de derechos elementales, como la tierra, el agua, la salud. Y servicios básicos como la electrificación, caminos y vivienda.
También del Plan de Justicia Comca’ac presentaron avances, el presidente aceptó lo que ellos pidieron: concentrarse en el abasto de agua y la salud, el trabajo de la pesca; porque los seris dijeron no a la pavimentación de caminos, y por el momento no cancelar o reconvertir los permisos para la caza cinegética del borrego cimarrón, por safaris fotográficos.
El presidente concluyó que las carencias son muchas, porque los años, décadas de abandono, y corto el tiempo que le queda a su sexenio que termina en septiembre del 2024, por ello a las etnias les pidió unidad para agilizar acuerdos y al titular del INPI, Adelfo Regino, y al gobernador Alfonso Durazo ayudar a concretar la restitución de tierras, el abasto de agua y la construcción de caminos.
Periodista de Sonora. Colabora para Medios en Internet y noticieros de radio en Sonora y Baja California Sur, y actualmente es beneficiaria del programa de becas para periodistas desplazados de la Red de Periodistas de a Pie. La mayoría de su trabajo está enfocado en temas relacionados con Justicia, corrupción, migración y Derechos Humanos.
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