El agua de la comunidad El Mentidero, en Jalisco, tiene insecticidas como malatión y glifosato. El cuerpo de cada uno de sus habitantes está ya contaminado por las sustancias usadas en la siembra de pepino y jitomate. Y mientras el gobierno no da respuesta, los habitantes intentan comenzar en la agroecología para limpiar su valle y su cuerpo
Texto Mayra Vargas Espinoza
EL MENTIDERO, JALISCO.- “Le daban unos dolores de cabeza terribles, mi hijo se empezó a paralizar de la mitad del cuerpo, perdió el conocimiento, no sabía ni cómo se llamaba”. Esto es lo que relata Rosa cuando habla de los plaguicidas en el cuerpo de su hijo.
Viven con la grave intoxicación desde 2018 en el valle El Mentidero, comunidad agrícola ubicada entre Autlán y El Grullo, en Jalisco.
Como era natural, los médicos del hospital en Autlán de Navarro, el municipio más grande de la sierra de Amula en Jalisco, no sabían lo que tenía.
Al menor de edad lo canalizaron, le pusieron suero, pero no le encontraban nada. Estuvo internado dos días y al salir le recetaron paracetamol para su dolor de cabeza. Después de esos días, Rosa habló con otras madres de la comunidad.
Ahí en El Mentidero comenzaron a salir los casos similares al del hijo de Rosa, pues no era el único de la Telesecundaria Venustiano Carranza que reiteradamente se la vivía entre vómito, mareos y dolor de cabeza.
Los estudiantes referían un “olor extraño” en el ambiente mientras estaban en clases, cuando salían al receso y mientras desayunaban.
Al lado de la escuela hay una parcela de una hectárea y media con cultivo de hortaliza, esa era la razón de los padecimientos: fumigaban durante las clases.
Durante 50 años se cultivó caña de azúcar en casi todas las 90 parcelas de El Mentidero, pero hace unos años comenzaron a sembrar pepino y jitomate.
Las fumigaciones comenzaron a ser más constantes, a diferencia de la caña que no requiere tantos plaguicidas.
La hija de Gisela también presentaba dolor de cabeza todos los días desde hace dos años, desde que ingresó a esa escuela.
Sin tener claro el origen, le daban un paracetamol a su hija “siempre llegaba a mi casa con dolor de cabeza o a veces me dolía la panza, pero diario llegaba a mi casa con dolor de cabeza y pues tomaba pastillas y luego se me quitaba”, me contó la joven.
Los diagnósticos de las mamás no fueron certeros pues creían que era por no desayunar correctamente. Águeda platica que sus dos hijos volvían de la telesecundaria en pésimo estado:
“Me decía ‘sí, amá, sí desayuné’ y ya le daba una pastilla, llegaba con los ojos bien colorados, se acostaban y se les quitaba hasta que un día dos compañeros vomitaron repentinamente”.
El junio de 2019 investigadores de la Universidad de Guadalajara y del CIESAS Occidente, revelaron los resultados de un estudio realizado a los 53 estudiantes de la telesecundaria.
El resultado en su cuerpo fue glifosato, 2,4-D, molinato y picloram en la orina de los jóvenes, todos, son conocidos herbicidas de la agroindustria.
La idea era conocer si había padecimientos de insuficiencia renal en un contexto diferente al de Agua Caliente en Poncitlán, también Jalisco, pero en la región Ciénega.
Ahí también se aplicó este estudio para comprobar los miles de casos de daño renal en bebés y jóvenes. Si tomaron muestras de orina a los de Secundaria, fue porque dos madres lo pidieron al enterarse de la aplicación del estudio.
El documento con los resultados señala que los pesticidas pudieron haber llegado al cuerpo de estos jóvenes por el aire que respiran, por el agua que beben, por tocarlos, cargarlos o aplicarlos y por el consumo de alimentos contaminados.
De los cuatro herbicidas encontrados, el glifosato estuvo presente en el organismo del 100 por ciento de los estudiantes de la Telesecundaria, en una cantidad promedio de 4.92669 µg/mL (microgramos por mililitros), una mínima de 2.05577 µg/mL y una máxima de 17.53285 µg/mL.
El glifosato aparece en el mercado con nombres comerciales como Faena, Coloso, Sombra y Noble que, de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), el nivel de toxicidad está clasificado como ligeramente tóxico.
Sin embargo los efectos inmediatos y de corto plazo en humanos son la irritación de la piel, ojos y garganta, cólicos abdominales, ansiedad, dificultad respiratoria, náuseas, vómitos, diarrea o debilidad.
Los efectos por contacto continuo con el glifosato son cáncer en linfomas o leucemia. También altera el equilibrio hormonal y puede desencadenar el parkinson positivo. En el caso del estudio en preescolar y primaria los resultados son alarmantes pues en 93 se les identificó siete tipos de plaguicidas.
El 100 por ciento de los bebés presentó tres tipos de sustancias activas altamente tóxicas en la orina, de acuerdo con la clasificación de la OMS y de la Agencia de Protección Ambiental (EPA). Se trata de los insecticidas metomilo, emamectina y paratión.
Por sifuera poco que la población joven de El Mentidero resultara con estos daños graves a la salud, también en Ahuacapán, otra delegación de Autlán de Navarro, la niñez resultó intoxicada.
El glifosato aparece en el 100 por ciento de los menores de edad. Además, se reveló que en esta comunidad hay un niño al que se le detectaron al mismo tiempo doce tipos de plaguicidas en su orina.
El estudio reveló que los agricultores utilizan al menos 33 sustancias activas en sus cultivos, mientras que en el caso de Ahuacapán encontraron un mayor uso de agroquímicos: 43 tipos distintos.
Lo que se empezó a denunciar en 2018 tardó en llamar la atención.
Fue hasta el mes de junio de 2019 cuando se dieron a conocer las investigaciones clínicas que algunas autoridades locales, convocaron a una primera reunión.
Pero sin la presencia de Felipe Lozano y Aarón Peregrina de la Universidad de Guadalajara y Humberto González del CIESAS Occidente.
Ellos como responsables de la investigación debían participar pero no fueron llamados ni las madres de familia ni los jóvenes o bebés enfermos.
El 11 de julio de 2019 se involucró el presidente municipal de Autlán a una de las reuniones pero fue solo burocracia de Educación Jalisco, la Secretaría de Salud, el Comité de Sanidad Vegetal de Jalisco y Medio Ambiente.
Desde entonces se planteó un proyecto piloto para empezar la agroecológica, la alimentación saludable y el cuidado del medio ambiente.
Por parte de las dependencias gubernamentales no hay acciones concretas y medibles para comprobar el cambio.
Una de las “soluciones inmediatas” del Gobierno de Autlán fue cambiar el horario de fumigación a la noche. Los estudiantes seguían con dolores de cabeza y desvanecimientos.
De las actividades que organizó Autlán poco o nada han tenido que ver con la transición hacia una producción orgánica.
Apostaron por capacitar no prohibir, sobre el buen uso y manejo de plaguicidas con la Comisión de Seguridad para el Manejo y Uso de Plaguicidas, Fertilizantes y Sustancias Tóxicas (COESPLAFEST) a agricultores, jornaleros y vendedores.
Aunque la Comisión Estatal de Derechos Humanos Jalisco publicó la Recomendación 141/2021 confirmando lo denunciado a partir de estudios clínicos y notas periodísticas, se sigue sin prohibir el glifosato.
Desde hace dos años se exhortó desde la Cámara de Diputados a la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales y la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios a erradicar los plaguicidas, pero no respondieron.
Durante la última reunión del 21 de noviembre hace dos años, el investigador Luis Manuel Martínez Rivera del Centro Universitario de la Costa Sur, reveló la presencia de niveles de nitratos y plaguicidas como malatión y glifosato en el agua potable que abastece a la comunidad de El Mentidero:
“Mandamos a hacer un muestreo de diez casas en El Mentidero y diez casas en Las Paredes, un poco para comparar cómo estaba la situación, como las dos están rodeadas de muchas parcelas agrícolas. Entonces tomamos agua directamente de la llave, porque finalmente es como la usan las familias”.
Con este muestreo en las comunidades de Las Paredes y El Mentidero, resultó que los nitratos rebasaban los límites establecidos en la NOM-127-SSA1-1994.
Una vez revelados los resultados de concentración de nitratos también se analizó la concentración de plaguicidas en estas muestras de agua.
El agua de El Mentidero sí tiene insecticidas como malatión y glifosato por lo que el riesgo sanitario no es solo en quienes estudian a un lado de las parcelas de pepino y jitomate, sino en todos los habitantes.
Llegada la pandemia en el año 2020 quedó sepultada cualquier acción tendiente a revertir el ecocidio y el atentado a la salud de las personas.
Le abrieron la puerta a Protección de Cultivos, Ciencia y Tecnología (PROCCYT A.C) para capacitar el uso de los agroquímicos, les pagaron viáticos al capacitador, sin saber que detrás estaba el monstruo de la agroindustria.
Pronto se supo que la asociación civil aliada de Desarrollo Rural del Gobierno del Estado, es parte de la red CropLife Latin America.
Un grupo de 25 asociaciones en 18 países, entre los miembros está Bayer quien adquirió a Monsanto en junio de 2018.
Los agricultores que entraron a la capacitación con el socio de Bayer-Monsanto grabaron el momento en que éste descalificó la investigación de la Universidad de Guadalajara y el CIESAS Occidente.
Sostuvo que a menos de que los niños bebieran un vasito de glifosato una hora antes de la muestra de orina, saldrían tales resultados:
“Es que el glifosato es el ingrediente activo que más se usa en el mundo. Se sintetiza y se desintegra.
No es posible, la única forma, yo no estoy diciendo que igual y no pasó, la única forma de que pasara eso, es que antes de hacer el estudio hubiese dado el investigador un vasito a cada chamaco: ‘tómenselo, pasa una hora, todos a orinar y todos muestran’, esa es la única forma”.
Luego de hacerse público lo afirmado por el tallerista de PROCCYT la agrupación salió del municipio y el Gobierno de Autlán cortó el vínculo.
El Gobierno de Autlán ha evadido resolver el problema y en el caso del gobierno federal sólo se emitió un decreto que modifica la Ley de los Impuestos Generales de Importación y de Exportación.
En teoría se evita el uso de moléculas prohibidas o plaguicidas de alta peligrosidad, pero no así del glifosato.
Luego de muchas reuniones el director de la telesecundaria convocó a un encuentro con productores agroecológicos entre ellos Rodolfo González Figueroa.
También llamó a Evangelina Robles del Colectivo por la Autonomía y Saberes Locales A.C. en El Grullo, académicos y madres de familia.
La idea que rondaba fue crea un huerto orgánico escolar y promover la agroecología en la parcela aledaña, un avance que ninguna autoridad pudo concretar.
Se trata de una esperanza donde todas las personas afectadas abren camino a la producción de alimentos libre de químicos, con independencia de si la Comisión Estatal de Derechos Humanos hace cumplir o no la Recomendación.
Este trabajo fue realizado por PERIMETRAL, que forma parte de la Alianza de Medios de la Red de Periodistas de a Pie. Aquí puedes consultar el original https://perimetral.press/un-valle-envenenado-por-macroalimentar/
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